Relato 1301 . 185 palabras
ALEJANDRA OSEGUERA SOSA
BARCELONA – ESPAÑA
ALEJANDRA OSEGUERA SOSA
BARCELONA – ESPAÑA
SENSACIÓN AUSENTE #7
En el baño de hombres de la biblioteca, alguien transcribió el capítulo 7 de "Rayuela". Está ahí, con una caligrafía adolescente, en la puerta del cubículo del medio.
Me tomo el tiempo para leer eso que te recitaba de memoria en la cama. No recuerdo cómo se sentía entonces, pero me acuerdo que era intenso. Yo, como el protagonista, dibujaba con mi dedo tu rostro. Pero en lugar de una boca, como en el libro, yo pintaba una nariz, grande, curva, "fea", decías tú. Cierro los ojos. No, no recuerdo cómo se sentía.
Mi vulnerabilidad y desnudez intentan traducir aquello como una señal del destino. Pero así, cagando en la biblioteca, no puedo aspirar ni a poesía hiperrealista. Estoy solo, conmigo mismo, Cortázar en la puerta y mis recuerdos.
Mientras lavo mis manos, rememoro cuando me acercaba tanto a tu mirada que jugábamos al cíclope; cuando la vida sabía a fruta y yo temblaba dentro de ti como la luna en los charcos.
A Cortázar volveré esta tarde.
A ti no; porque ya no recuerdo ni el nombre de lo que sentía cuando estaba contigo.
En el baño de hombres de la biblioteca, alguien transcribió el capítulo 7 de "Rayuela". Está ahí, con una caligrafía adolescente, en la puerta del cubículo del medio.
Me tomo el tiempo para leer eso que te recitaba de memoria en la cama. No recuerdo cómo se sentía entonces, pero me acuerdo que era intenso. Yo, como el protagonista, dibujaba con mi dedo tu rostro. Pero en lugar de una boca, como en el libro, yo pintaba una nariz, grande, curva, "fea", decías tú. Cierro los ojos. No, no recuerdo cómo se sentía.
Mi vulnerabilidad y desnudez intentan traducir aquello como una señal del destino. Pero así, cagando en la biblioteca, no puedo aspirar ni a poesía hiperrealista. Estoy solo, conmigo mismo, Cortázar en la puerta y mis recuerdos.
Mientras lavo mis manos, rememoro cuando me acercaba tanto a tu mirada que jugábamos al cíclope; cuando la vida sabía a fruta y yo temblaba dentro de ti como la luna en los charcos.
A Cortázar volveré esta tarde.
A ti no; porque ya no recuerdo ni el nombre de lo que sentía cuando estaba contigo.
Relato 1302 . 177 palabras
PATRICIA MARTÍN LÓPEZ
EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ) - ESPAÑA
PATRICIA MARTÍN LÓPEZ
EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ) - ESPAÑA
MEDALLA DE ORO
Habíamos estado cebando al guarro durante semanas y en esa noche sin luna lo iba a matar. Era la primera espera que hacía desde el entierro del niño y en esas tres horas de soledad voluntaria casi podía verle otra vez vertiendo el gasoil en la baña, mientras decía “Va a ser un medalla de oro, papá”. De repente, en medio de mis pensamientos, oí un crujido. Cogí lentamente la escopeta y encañoné en dirección al ruido. Ahí venía el bicho, cargándose de un viento que venía a mi favor. La noche estaba cerrada pero le pude ver bien: era el escudero. Como buen cazador esperé, siempre viene el guarro viejo detrás. El viejo es el que debe morir, no el joven. Y entonces lo oí, supe por donde iba a salir y apunté. Cuando apareció ante mí, con su porte de bestia, contuve la respiración. Se acercó a comer junto al otro y en ese momento pude ver su boca: medalla de oro. Fue entonces cuando, muy lentamente, abrí la escopeta y llorando, quité los cartuchos.
Habíamos estado cebando al guarro durante semanas y en esa noche sin luna lo iba a matar. Era la primera espera que hacía desde el entierro del niño y en esas tres horas de soledad voluntaria casi podía verle otra vez vertiendo el gasoil en la baña, mientras decía “Va a ser un medalla de oro, papá”. De repente, en medio de mis pensamientos, oí un crujido. Cogí lentamente la escopeta y encañoné en dirección al ruido. Ahí venía el bicho, cargándose de un viento que venía a mi favor. La noche estaba cerrada pero le pude ver bien: era el escudero. Como buen cazador esperé, siempre viene el guarro viejo detrás. El viejo es el que debe morir, no el joven. Y entonces lo oí, supe por donde iba a salir y apunté. Cuando apareció ante mí, con su porte de bestia, contuve la respiración. Se acercó a comer junto al otro y en ese momento pude ver su boca: medalla de oro. Fue entonces cuando, muy lentamente, abrí la escopeta y llorando, quité los cartuchos.
Relato 1303 . 176 palabras
FRANCISCO SÁNCHEZ EGEA
LORCA (MURCIA) – ESPAÑA
PRISIONERO DEL FRÍO Y DEL HAMBRE
No avisó con ligeras lágrimas como suele hacer la lluvia y lo pilló desprevenido, empapando cada esbozo de soledad, muerte y tristeza, cada canto al amor y a la esperanza. Era todo lo que tenía. Entre lamentos y maldiciones, intentó resguardar los folios y servilletas. Se caían por los agujeros de sus viejas ropas. Nadie le ayudó, pero claro, pensó, si nunca se paraban a leer aquellas obras de arte que intentaba cambiar por limosna, como iba alguien a mojarse para ayudar a un pobre hombre. Envuelta por prisas, sonidos de claxon, gritos de ‘taxi’ y blasfemias en general, la gente de la gran ciudad fue desapareciendo, resguardándose del temporal en el calor de su hogar, donde la mayoría veían basura en la televisión o leían libros de menor calidad que los poemas pisoteados instantes atrás.
Aquella noche, en alguna estación de metro, rodeado de papeles empapados, envuelto por sábanas de cartón y mantas de escarcha, un gran poeta murió prisionero del frío y del hambre. Nadie echará de menos sus versos. Nadie sabrá que existió.
No avisó con ligeras lágrimas como suele hacer la lluvia y lo pilló desprevenido, empapando cada esbozo de soledad, muerte y tristeza, cada canto al amor y a la esperanza. Era todo lo que tenía. Entre lamentos y maldiciones, intentó resguardar los folios y servilletas. Se caían por los agujeros de sus viejas ropas. Nadie le ayudó, pero claro, pensó, si nunca se paraban a leer aquellas obras de arte que intentaba cambiar por limosna, como iba alguien a mojarse para ayudar a un pobre hombre. Envuelta por prisas, sonidos de claxon, gritos de ‘taxi’ y blasfemias en general, la gente de la gran ciudad fue desapareciendo, resguardándose del temporal en el calor de su hogar, donde la mayoría veían basura en la televisión o leían libros de menor calidad que los poemas pisoteados instantes atrás.
Aquella noche, en alguna estación de metro, rodeado de papeles empapados, envuelto por sábanas de cartón y mantas de escarcha, un gran poeta murió prisionero del frío y del hambre. Nadie echará de menos sus versos. Nadie sabrá que existió.
Relato 1304 . 195 palabras
LUISA TEJADA SEGURA.
GUADALAJARA - ESPAÑA
SUEÑOS DE UN POETA LOCO
Los poetas saben que cantar a la vida es como cantar a los sueños. Al fin y al cabo, soñar no cuesta nada, aún es gratis y aún no nos lo han podido prohibir. Los poetas después de todo, son ese tipo de gentes que despiertos, como diría Freud, hacen lo que en sueños, y por ello tal vez tienen de locos lo que de cuerdos las marionetas de la sociedad.
Pero yo no soy poeta, soy loco... pues la vida me ha enseñado que el Sol siempre cubre a la Luna cuando le apetece no echarse al horizonte y a los brazos de la mar. También me ha enseñado que es sueño y que los sueños, sueños son. Calderón de la Barca soñaba mucho, de seguro, y a quién no le gusta entregarse a los brazos de Morfeo, sea en una siesta o en el autobús.
Si pudiera pasar días y noches enteras a la sombra de un árbol y al ala de una lluvia sin gotas me dejaría ahí reposando, como una bolsita de infusión, fusionándome entre hierbas y aguas secas, más bien como un edulcorante que burbujea a las orillas del mundo.
Los poetas saben que cantar a la vida es como cantar a los sueños. Al fin y al cabo, soñar no cuesta nada, aún es gratis y aún no nos lo han podido prohibir. Los poetas después de todo, son ese tipo de gentes que despiertos, como diría Freud, hacen lo que en sueños, y por ello tal vez tienen de locos lo que de cuerdos las marionetas de la sociedad.
Pero yo no soy poeta, soy loco... pues la vida me ha enseñado que el Sol siempre cubre a la Luna cuando le apetece no echarse al horizonte y a los brazos de la mar. También me ha enseñado que es sueño y que los sueños, sueños son. Calderón de la Barca soñaba mucho, de seguro, y a quién no le gusta entregarse a los brazos de Morfeo, sea en una siesta o en el autobús.
Si pudiera pasar días y noches enteras a la sombra de un árbol y al ala de una lluvia sin gotas me dejaría ahí reposando, como una bolsita de infusión, fusionándome entre hierbas y aguas secas, más bien como un edulcorante que burbujea a las orillas del mundo.
Relato 1305 . 153 palabras
LUISA TEJADA SEGURA.
GUADALAJARA - ESPAÑA
ENCUENTRO
Dejó caer las cenizas sobre la mesa de cartón. Y luego, como queriendo recuperarlas en el aire, se puso los guantes negros y comenzó a aplaudir deliberadamente.
En la habitación a oscuras, semienternecida por la noche de lluvia y el viento de fuego, yacía Mariana. Una joven austriaca que había venido una vez a su casa en busca de un poco de azúcar. Su vecina desconocida que escuchaba cantar por las mañanas o gemir por las noches mientras se desvestía inconmensurablemente ante un consolador rosa.
Ahora estaban ambos de costado, abrazados ante la brisa de una fogata casera y debajo de una tienda de acampar dejada por los abuelos de Mauricio.
Y las cenizas caían, como gotas de hierro en un charco de seda y mármol. Y ella, la venida de Austria, veía en sus ojos la misma sonrisa de un extraño conocido.
Sepultados de amor y de placer, observándose, intimándose… cayeron, eclipzándose.
Dejó caer las cenizas sobre la mesa de cartón. Y luego, como queriendo recuperarlas en el aire, se puso los guantes negros y comenzó a aplaudir deliberadamente.
En la habitación a oscuras, semienternecida por la noche de lluvia y el viento de fuego, yacía Mariana. Una joven austriaca que había venido una vez a su casa en busca de un poco de azúcar. Su vecina desconocida que escuchaba cantar por las mañanas o gemir por las noches mientras se desvestía inconmensurablemente ante un consolador rosa.
Ahora estaban ambos de costado, abrazados ante la brisa de una fogata casera y debajo de una tienda de acampar dejada por los abuelos de Mauricio.
Y las cenizas caían, como gotas de hierro en un charco de seda y mármol. Y ella, la venida de Austria, veía en sus ojos la misma sonrisa de un extraño conocido.
Sepultados de amor y de placer, observándose, intimándose… cayeron, eclipzándose.
Relato 1306 . 179 palabras
ALEJANDRA OSEGUERA SOSA
BARCELONA – ESPAÑA
OTRO FINAL
El día que salvé al mundo no fue un día feliz. La gente estaba bailando y gritando y abrazándose y haciendo el amor, pero yo tenía sólo ausencias. Tuve que matar a Dios, aún cuando él me pidió que no lo hiciera. Tenía una misión que cumplir y una verdad muy simple dentro de mí.
Me mostró sus carencias, me mostró las nuestras, y me pidió que entendiera. La historia de la humanidad apareció frente a mí como una película o una serie de televisión. Me dijo:
-Mayor Waldemar, si usted me mata no habrá ejes ni control. Todavía puedo ayudarles a ustedes, las personas, a encontrar su paz.
-La paz mental no es algo que nos puedas dar; se ha demostrado -contesté.
-Es humano errar, y perdonar, divino.
El día que maté a Dios no fue, ni por poco, un día feliz. Me dieron una medalla y me enviaron a casa. Apagué el teléfono y encendí la TV. No me sorprendió ver lo que vi. La humanidad comenzaba a despertar. Y el final estaba a punto de comenzar.
El día que salvé al mundo no fue un día feliz. La gente estaba bailando y gritando y abrazándose y haciendo el amor, pero yo tenía sólo ausencias. Tuve que matar a Dios, aún cuando él me pidió que no lo hiciera. Tenía una misión que cumplir y una verdad muy simple dentro de mí.
Me mostró sus carencias, me mostró las nuestras, y me pidió que entendiera. La historia de la humanidad apareció frente a mí como una película o una serie de televisión. Me dijo:
-Mayor Waldemar, si usted me mata no habrá ejes ni control. Todavía puedo ayudarles a ustedes, las personas, a encontrar su paz.
-La paz mental no es algo que nos puedas dar; se ha demostrado -contesté.
-Es humano errar, y perdonar, divino.
El día que maté a Dios no fue, ni por poco, un día feliz. Me dieron una medalla y me enviaron a casa. Apagué el teléfono y encendí la TV. No me sorprendió ver lo que vi. La humanidad comenzaba a despertar. Y el final estaba a punto de comenzar.
Relato 1307 . 148 palabras
ALVARO LÓPEZ MIR
SEVILLA - ESPAÑA
VERANO
El doctor se disuelve bajo el sol. Da un sorbo a la limonada. La mañana de naranja. Un sonido lejano de motores viene deslizándose sobre la brisa. El doctor cierra los ojos y se concentra en el leve ronrroneo, que se queda revoloteando entre sus tobillos. A su espalda escucha ahora un zumbido transformándose en música de trompetas. Siente aguijones entre los dedos de los pies. ¡Ale hop! El doctor se levanta de un salto y mira a su alrededor. Nadie. Sus pies se enredan en una maraña de hilos tendida entre pequeños palitos y cae sobre la hierba. Tres brillantes setas a rayas rojas y blancas se levantan ante sus ojos, rodeadas de cientos de diminutas criaturas apresurándose nerviosas entre jaulas y rugidos de juguete. Puntos negros se zambullen y dibujan cabriolas sobre la limonada. El Increíble Circo Mínimo de Pulgas acaba de acampar en su jardín.
El doctor se disuelve bajo el sol. Da un sorbo a la limonada. La mañana de naranja. Un sonido lejano de motores viene deslizándose sobre la brisa. El doctor cierra los ojos y se concentra en el leve ronrroneo, que se queda revoloteando entre sus tobillos. A su espalda escucha ahora un zumbido transformándose en música de trompetas. Siente aguijones entre los dedos de los pies. ¡Ale hop! El doctor se levanta de un salto y mira a su alrededor. Nadie. Sus pies se enredan en una maraña de hilos tendida entre pequeños palitos y cae sobre la hierba. Tres brillantes setas a rayas rojas y blancas se levantan ante sus ojos, rodeadas de cientos de diminutas criaturas apresurándose nerviosas entre jaulas y rugidos de juguete. Puntos negros se zambullen y dibujan cabriolas sobre la limonada. El Increíble Circo Mínimo de Pulgas acaba de acampar en su jardín.
Relato 1308 . 199 palabras
ALVARO LÓPEZ MIR
SEVILLA - ESPAÑA
K2.
Invité a esa chica a pasear una tarde. Me dijo que la recogiera junto al río. Cuando la encontré estaba recostada con los zapatos a su lado y hacía círculos con el pie en el agua. Intenté besarla en la mejilla y ella se apartó de un salto, sin dejar de mirar a las barcazas que pasaban. Recuerdo que me insultó. Me senté junto a ella contando las ondas que se alejaban de sus dedos y desaparecían a los pocos metros.
-Necesitamos un barco- dijo, mirando mi reflejo en el agua.
Busqué en mi chaqueta, pero no pude encontrar nada lo suficientemente grande. El sol me mordía las manos. Tal vez fueran mosquitos. Le dije que no podía hacerle un barco, pero que me encantaría comprar un pasaje para cualquiera de aquellos que pasaban silenciosos. Entonces llevó su dedo índice a mis labios y deshizo mi cara. Una leve brisa erizó por un instante el vello de su brazo, casi transparente bajo el cielo sin nubes. Fue lo último que ví de ella.
No sé si esa chica hubiera sido un ángel para mí. Pero desde ese día llevo siempre una hoja de papel blanco doblada en el bolsillo.
Invité a esa chica a pasear una tarde. Me dijo que la recogiera junto al río. Cuando la encontré estaba recostada con los zapatos a su lado y hacía círculos con el pie en el agua. Intenté besarla en la mejilla y ella se apartó de un salto, sin dejar de mirar a las barcazas que pasaban. Recuerdo que me insultó. Me senté junto a ella contando las ondas que se alejaban de sus dedos y desaparecían a los pocos metros.
-Necesitamos un barco- dijo, mirando mi reflejo en el agua.
Busqué en mi chaqueta, pero no pude encontrar nada lo suficientemente grande. El sol me mordía las manos. Tal vez fueran mosquitos. Le dije que no podía hacerle un barco, pero que me encantaría comprar un pasaje para cualquiera de aquellos que pasaban silenciosos. Entonces llevó su dedo índice a mis labios y deshizo mi cara. Una leve brisa erizó por un instante el vello de su brazo, casi transparente bajo el cielo sin nubes. Fue lo último que ví de ella.
No sé si esa chica hubiera sido un ángel para mí. Pero desde ese día llevo siempre una hoja de papel blanco doblada en el bolsillo.
Relato 1309 . 107 palabras
ALVARO LÓPEZ MIR
SEVILLA - ESPAÑA
CONEJO
Se hacía tarde, y Conejo se apresuró a entrar al quirófano para su cita con el doctor Carroll. La secretaria en la habitación contigua miraba despreocupada el reloj manoseando una baraja. Una enfermera roncaba beatíficamente en una silla. En una bandeja un trozo de pastel de zanahoria se endurecía bajo los rayos que filtraba el cristal. El doctor, tendido en calzoncillos, sostenía nervioso el bisturí. La incisión había sido perfecta, pero tenía problemas con los músculos abdominales. Conejo empezó a marearse. Gritó. De un salto, el doctor escapó por la ventana. Conejo salió del quirófano.
-Alicia, llame al cristalero, se les ha vuelto a estropear el espejo.
Se hacía tarde, y Conejo se apresuró a entrar al quirófano para su cita con el doctor Carroll. La secretaria en la habitación contigua miraba despreocupada el reloj manoseando una baraja. Una enfermera roncaba beatíficamente en una silla. En una bandeja un trozo de pastel de zanahoria se endurecía bajo los rayos que filtraba el cristal. El doctor, tendido en calzoncillos, sostenía nervioso el bisturí. La incisión había sido perfecta, pero tenía problemas con los músculos abdominales. Conejo empezó a marearse. Gritó. De un salto, el doctor escapó por la ventana. Conejo salió del quirófano.
-Alicia, llame al cristalero, se les ha vuelto a estropear el espejo.
Relato 1310 . 100 palabras
FEDERICO STÖLTZING PIÑEIRO
BARCELONA - ESPAÑA.
GOTAS CARMESÍ…
“Alicia”, repetía una y otra vez en estado de trance. “Alicia”, suspiraba mientras la camilla rodaba briosa entre las caras perplejas.
Ella estaba ahí, como en un sueño sin noche, apoderándose de su mente.
Las crudas instantáneas de los últimos minutos no le daban paz a su inminente descanso. Sólo una brillante gota roja en el filo metálico, se liberaba de ese oscuro recuerdo en blanco y negro. Soñar en colores no es para todos. Será por eso que esta última quimera, mostraba furiosa un gris apagado. Sólo unas melancólicas gotas carmesí en las inocentes manos de su amada Alicia.
“Alicia”, repetía una y otra vez en estado de trance. “Alicia”, suspiraba mientras la camilla rodaba briosa entre las caras perplejas.
Ella estaba ahí, como en un sueño sin noche, apoderándose de su mente.
Las crudas instantáneas de los últimos minutos no le daban paz a su inminente descanso. Sólo una brillante gota roja en el filo metálico, se liberaba de ese oscuro recuerdo en blanco y negro. Soñar en colores no es para todos. Será por eso que esta última quimera, mostraba furiosa un gris apagado. Sólo unas melancólicas gotas carmesí en las inocentes manos de su amada Alicia.
Relato 1311 . 100 palabras
FEDERICO STÖLTZING PIÑEIRO
BARCELONA - ESPAÑA.
GRITOS EN LA NOCHE…
Los desesperados gritos lo sobresaltaron. Cómo todas las noches, se encontró presa del pánico, conteniendo feroces latidos que buscaban escapar de su pecho.
Esos gritos, tan terroríficos, tan poderosos, tan cotidianos.
Por suerte duraron poco. Sólo unos escasos segundos hasta la paz del silencio total.
Perdidos en la oscuridad de la noche, los malditos gritos desaparecieron, mientras las piernas temblorosas se relajaban en las tinieblas.
No había vuelta atrás. Otra noche de prohibidos recuerdos.
Sin dudarlo, tapó el extinto cuerpo con la sábana de seda y salió por la misma ventana por la que había entrado a esa desconocida habitación.
Los desesperados gritos lo sobresaltaron. Cómo todas las noches, se encontró presa del pánico, conteniendo feroces latidos que buscaban escapar de su pecho.
Esos gritos, tan terroríficos, tan poderosos, tan cotidianos.
Por suerte duraron poco. Sólo unos escasos segundos hasta la paz del silencio total.
Perdidos en la oscuridad de la noche, los malditos gritos desaparecieron, mientras las piernas temblorosas se relajaban en las tinieblas.
No había vuelta atrás. Otra noche de prohibidos recuerdos.
Sin dudarlo, tapó el extinto cuerpo con la sábana de seda y salió por la misma ventana por la que había entrado a esa desconocida habitación.
Relato 1312 . 127 palabras
FEDERICO STÖLTZING PIÑEIRO
BARCELONA - ESPAÑA.
NACIMIENTO…
Tan pronto como abrió sus ojos, la luz fluorescente del ejército de tubos perforó sus pupilas, inundando, con la fuerza inerte de un deshielo, su cerebro de extrañas sombras y agonía.
La adrenalina se apoderó de su cuerpo, que dolía, ardía y con incontrolables espasmos le pedía a gritos la coherencia que lo mantuviera con vida.
Todo era nuevo, incierto, infierno. No había palabras que pudieran escapar de su boca. No había suspiros, ni siquiera sueños traducidos en sonidos.
Sólo un pánico de agudos chirridos. Sólo un llanto inexplicable que nunca había sentido. Todo era sorpresa, desconcierto.
Y sólo se escuchaba, correr por los pasillos, frenéticos médicos unidos en un grito. El niño que hacía 37 años, en estado de coma había nacido, hoy se sentía vivo.
Tan pronto como abrió sus ojos, la luz fluorescente del ejército de tubos perforó sus pupilas, inundando, con la fuerza inerte de un deshielo, su cerebro de extrañas sombras y agonía.
La adrenalina se apoderó de su cuerpo, que dolía, ardía y con incontrolables espasmos le pedía a gritos la coherencia que lo mantuviera con vida.
Todo era nuevo, incierto, infierno. No había palabras que pudieran escapar de su boca. No había suspiros, ni siquiera sueños traducidos en sonidos.
Sólo un pánico de agudos chirridos. Sólo un llanto inexplicable que nunca había sentido. Todo era sorpresa, desconcierto.
Y sólo se escuchaba, correr por los pasillos, frenéticos médicos unidos en un grito. El niño que hacía 37 años, en estado de coma había nacido, hoy se sentía vivo.
Relato 1313 . 98 palabras
EUGENIO REY HUERTA
SANTIAGO DE COMPOSTELA -ESPAÑA
EL REFLEJO
El paisaje avanza veloz. Observo el reloj. Apenas una hora para llegar a mi destino. Y me quedo dormido.
Me despierto sudando. ¡Menuda pesadilla! Miro por la ventana. El tren se ha detenido. Ni una luz afuera. ¿Estaremos dentro de un túnel?
Me doy cuenta de que ya no estoy sólo…
—Señor, ¿sabe por qué nos hemos detenido?
El anciano me mira. Y sonríe.
—Vuelva a mirar por la ventanilla, por favor.
Le hago caso. No veo nada… ¡Un momento!... ¿Y el reflejo del anciano?
Entonces comprendo que el descarrilamiento no había sido un terrible y angustioso sueño.
El paisaje avanza veloz. Observo el reloj. Apenas una hora para llegar a mi destino. Y me quedo dormido.
Me despierto sudando. ¡Menuda pesadilla! Miro por la ventana. El tren se ha detenido. Ni una luz afuera. ¿Estaremos dentro de un túnel?
Me doy cuenta de que ya no estoy sólo…
—Señor, ¿sabe por qué nos hemos detenido?
El anciano me mira. Y sonríe.
—Vuelva a mirar por la ventanilla, por favor.
Le hago caso. No veo nada… ¡Un momento!... ¿Y el reflejo del anciano?
Entonces comprendo que el descarrilamiento no había sido un terrible y angustioso sueño.
Relato 1314 . 145 palabras
EUGENIO REY HUERTA
SANTIAGO DE COMPOSTELA -ESPAÑA
LA ELECCIÓN
Hijo:
Tengo que pulsar el botón. Es el nuevo terrorismo. Te secuestran. Instalan una bomba en un centro comercial. Y tú decides. O miles de personas. O tu mujer y tu hijo.
Les pedí que te entregaran esta nota. Espero que algún día lo comprendas.
Te quiero.
La había leído miles de veces. Me la sabía de memoria. Mi vida a cambio de toda esa gente. No sé cómo pude soportarlo... Ahora, yo estoy en la misma situación... Irónico.
Un minuto…Desde mi escondite, mientras oigo a la gente, contemplo la fotografía.
Medio minuto…Mi mujer tiene a la niña en brazos. Las dos me miran.
Veinte segundos…La mirada de mi hija me grita: “¡¡Papá, sálvame!!”.
Diez segundos…Mi pulgar duda…Pero son los ojos de mi mujer los que me dan la respuesta.
Un segundo…Y yo quiero seguir contemplando esos ojos.
Pero mis lágrimas ya no me dejan.
Hijo:
Tengo que pulsar el botón. Es el nuevo terrorismo. Te secuestran. Instalan una bomba en un centro comercial. Y tú decides. O miles de personas. O tu mujer y tu hijo.
Les pedí que te entregaran esta nota. Espero que algún día lo comprendas.
Te quiero.
La había leído miles de veces. Me la sabía de memoria. Mi vida a cambio de toda esa gente. No sé cómo pude soportarlo... Ahora, yo estoy en la misma situación... Irónico.
Un minuto…Desde mi escondite, mientras oigo a la gente, contemplo la fotografía.
Medio minuto…Mi mujer tiene a la niña en brazos. Las dos me miran.
Veinte segundos…La mirada de mi hija me grita: “¡¡Papá, sálvame!!”.
Diez segundos…Mi pulgar duda…Pero son los ojos de mi mujer los que me dan la respuesta.
Un segundo…Y yo quiero seguir contemplando esos ojos.
Pero mis lágrimas ya no me dejan.
MUERTE EN VIDA
Ella jamás pensó que el hombre que hace tan sólo un mes iba a darle un hijo que la naturaleza decidió arrebatarle, podría destrozarla con tanta atrocidad.
Ella sólo había acudido a la casa que compartían para decirle que esa realidad juntos se había terminado; que iba a abandonarle para siempre incapaz de perdonar sus continuas infidelidades. Él reaccionó violentamente acosándola para saber adónde se iba. Ella estaba tan asustada por las amenazas que le había oído tantas veces que se negaba a hablar. De repente, él se abalanzó sobre ella para sujetarle del antebrazo. Ella podía sentir sus dedos clavándosele en la carne.
—¿Es que ahora eres un maltratador?— preguntó ella.
—Sólo te estoy agarrando del brazo—, le oyó decir con su acento extranjero.
—Pero me estás haciendo daño—, contestó ella viendo toda aquella violencia reflejada en sus ojos negros.
Un segundo después, él la estaba agarrando por el cuello con su otra mano para mantenerla inmovilizada. Aquel hombre de tan poderosa musculatura a causa del gimnasio descargó toda su rabia sobre ella asestándole varios bofetones. Ella no podía creer que aquel hombre de rasgos tan atrayentemente exóticos y eróticos continuara humillándola, y menos de aquella manera…
Ella sólo había acudido a la casa que compartían para decirle que esa realidad juntos se había terminado; que iba a abandonarle para siempre incapaz de perdonar sus continuas infidelidades. Él reaccionó violentamente acosándola para saber adónde se iba. Ella estaba tan asustada por las amenazas que le había oído tantas veces que se negaba a hablar. De repente, él se abalanzó sobre ella para sujetarle del antebrazo. Ella podía sentir sus dedos clavándosele en la carne.
—¿Es que ahora eres un maltratador?— preguntó ella.
—Sólo te estoy agarrando del brazo—, le oyó decir con su acento extranjero.
—Pero me estás haciendo daño—, contestó ella viendo toda aquella violencia reflejada en sus ojos negros.
Un segundo después, él la estaba agarrando por el cuello con su otra mano para mantenerla inmovilizada. Aquel hombre de tan poderosa musculatura a causa del gimnasio descargó toda su rabia sobre ella asestándole varios bofetones. Ella no podía creer que aquel hombre de rasgos tan atrayentemente exóticos y eróticos continuara humillándola, y menos de aquella manera…
Relato 1316 . 197 palabras
DAVID ARELLANO AYLLÓN
TOLEDO – ESPAÑA
Doscientas eran las palabras que Marco utilizó para declarar su amor a Hasna, aquella noche de Brujas en el mes de Junio.
Ciento setenta y ocho fueron los besos que se dieron aquella noche en la playa de San Pedro, mientras oían la música de aquella guitarra que sonaba de fondo y de la que salían los acordes de una de las mejores canciones de aquel mítico grupo.
Ciento treinta y dos, los suspiros que se escucharon en el coche cada vez que uno acariciaba la piel del otro a la vez que su piel se iba erizando centímetro a centímetro, segundo a segundo.
Noventa y seis fueron los versos que se dedicaron, casi todos robados de las letras de las canciones que hasta entonces habían compartido.
Setenta y cuatro el número de veces que aquella noche, la más corta del año, se juraron amor eterno. Hasta entonces nunca jamás pensado, nunca jamás pronunciado, en boca de ser humano alguno.
Treinta y siete, los años que sumaban de experiencia en la vida, inmaduros en edad, muy maduros en sentimientos.
Dieciocho el número de intentos de huir de casa para encontrarse.
Las veces que lo habían logrado….
Una.
Ciento setenta y ocho fueron los besos que se dieron aquella noche en la playa de San Pedro, mientras oían la música de aquella guitarra que sonaba de fondo y de la que salían los acordes de una de las mejores canciones de aquel mítico grupo.
Ciento treinta y dos, los suspiros que se escucharon en el coche cada vez que uno acariciaba la piel del otro a la vez que su piel se iba erizando centímetro a centímetro, segundo a segundo.
Noventa y seis fueron los versos que se dedicaron, casi todos robados de las letras de las canciones que hasta entonces habían compartido.
Setenta y cuatro el número de veces que aquella noche, la más corta del año, se juraron amor eterno. Hasta entonces nunca jamás pensado, nunca jamás pronunciado, en boca de ser humano alguno.
Treinta y siete, los años que sumaban de experiencia en la vida, inmaduros en edad, muy maduros en sentimientos.
Dieciocho el número de intentos de huir de casa para encontrarse.
Las veces que lo habían logrado….
Una.
Relato 1317 . 194 palabras
DAVID ARELLANO AYLLÓN
TOLEDO – ESPAÑA
CLANDESTINO
Clandestino es… mirarte de reojo, cuando sales de la ducha, ver los arañazos de la noche anterior y sonreir.
Clandestino es… escuchar aquel tema que conocí a tu lado mientras hacemos el amor en el coche después de habernos bañado en el mar a las seis de la mañana.
Clandestino es… fingir que duermo para sentir el calor de tu aliento en mi nuca, una noche de domingo en que nos hayamos regalado placer a altas horas de la madrugada.
Clandestino es… no querer que vayas a trabajar por la mañana, no aceptar que no quiero que te vayas, a la vez que te ofrezco mis costados para que no te sorprenda la puerta abierta del futuro a tu regreso.
Clandestino es… que no te enteres qué me desvelan los lunares de tu pecho y que no te molesten mis manos acariciando el alma de tu escote cuando estas comprando en el mercado.
Clandestino soy, cuando te beso, te muerdo y te susurro al oido mientras te rozo la espalda con las yemas de los dedos mojadas en un vaso de ron con hielo..
Clandestinos somos tu y yo matándonos de amor sin declararlo.
Clandestino es… escuchar aquel tema que conocí a tu lado mientras hacemos el amor en el coche después de habernos bañado en el mar a las seis de la mañana.
Clandestino es… fingir que duermo para sentir el calor de tu aliento en mi nuca, una noche de domingo en que nos hayamos regalado placer a altas horas de la madrugada.
Clandestino es… no querer que vayas a trabajar por la mañana, no aceptar que no quiero que te vayas, a la vez que te ofrezco mis costados para que no te sorprenda la puerta abierta del futuro a tu regreso.
Clandestino es… que no te enteres qué me desvelan los lunares de tu pecho y que no te molesten mis manos acariciando el alma de tu escote cuando estas comprando en el mercado.
Clandestino soy, cuando te beso, te muerdo y te susurro al oido mientras te rozo la espalda con las yemas de los dedos mojadas en un vaso de ron con hielo..
Clandestinos somos tu y yo matándonos de amor sin declararlo.
Relato 1318 . 192 palabras
DAVID ARELLANO AYLLÓN
TOLEDO – ESPAÑA
¿SABES UNA COSA?
Hoy miraba por la ventana, mientras me tomaba un té con leche, miraba la lluvia, me encanta ver correr las gotas de agua por el cristal. Me fijé en el brillo que iban cogiendo las hojas del árbol que hay frente a casa y en el brillo de esas hojas veo reflejado el brillo de tus ojos esmeralda.
Salí y me tumbé en el césped mirando al cielo, cerré los ojos, para oir la lluvia caer, al perro de los vecinos ladrar y percatarme de que los pájaros no cantaban, ahora que con la lluvia es normal.
Dejó de caer la lluvia sobre mi cara, pensé que había dejado de llover, aunque seguía oyendo las gotas caer en el tejado de chapa del cobertizo.
Al abrir los ojos poco a poco, te vi y sonreí, porque no te habia oído llegar.
Tenias que llevar un rato mirándome porque tu también estabas mojada.
Las gafas verdes que llevabas puestas me encantan, resaltan el color de tus ojos.
Nos besamos, desde que estamos juntos cada beso tuyo me sorprende más.
Nos abrazamos.
Marta ¿Sabes una cosa?
Nuestro amor no se describre con doscientas palabras.
Hoy miraba por la ventana, mientras me tomaba un té con leche, miraba la lluvia, me encanta ver correr las gotas de agua por el cristal. Me fijé en el brillo que iban cogiendo las hojas del árbol que hay frente a casa y en el brillo de esas hojas veo reflejado el brillo de tus ojos esmeralda.
Salí y me tumbé en el césped mirando al cielo, cerré los ojos, para oir la lluvia caer, al perro de los vecinos ladrar y percatarme de que los pájaros no cantaban, ahora que con la lluvia es normal.
Dejó de caer la lluvia sobre mi cara, pensé que había dejado de llover, aunque seguía oyendo las gotas caer en el tejado de chapa del cobertizo.
Al abrir los ojos poco a poco, te vi y sonreí, porque no te habia oído llegar.
Tenias que llevar un rato mirándome porque tu también estabas mojada.
Las gafas verdes que llevabas puestas me encantan, resaltan el color de tus ojos.
Nos besamos, desde que estamos juntos cada beso tuyo me sorprende más.
Nos abrazamos.
Marta ¿Sabes una cosa?
Nuestro amor no se describre con doscientas palabras.
Relato 1319 . 123 palabras
ANTONIO FRANCISCO MALDONADO HÓDAR
MÁLAGA - ESPAÑA
EL HOMBRE DE LA INCANSABLE MEMORIA
Las coordenadas exactas de la montaña más elevada del mundo, el nombre de las tribus indígenas más antiguas de África, la cantidad de kilómetros que separan los continentes, el número concreto de idiomas y dialectos existentes en el planeta. Aquel individuo era una auténtica enciclopedia humana. Era capaz de recordar cualquier dato por enrevesado que fuera. Alardeaba de aquella capacidad para almacenar conocimientos extravagantes allá donde se encontrara. En la biblioteca, en reuniones familiares, en el campo de fútbol, con los amigos en el bar. Le encantaba sentirse admirado por todos. Un día, al salir del restaurante donde almorzaba, olvidó que en la entrada había un escalón, tropezó y se dejó la vida sobre el suelo. Su memoria le jugó una mala pasada.
Las coordenadas exactas de la montaña más elevada del mundo, el nombre de las tribus indígenas más antiguas de África, la cantidad de kilómetros que separan los continentes, el número concreto de idiomas y dialectos existentes en el planeta. Aquel individuo era una auténtica enciclopedia humana. Era capaz de recordar cualquier dato por enrevesado que fuera. Alardeaba de aquella capacidad para almacenar conocimientos extravagantes allá donde se encontrara. En la biblioteca, en reuniones familiares, en el campo de fútbol, con los amigos en el bar. Le encantaba sentirse admirado por todos. Un día, al salir del restaurante donde almorzaba, olvidó que en la entrada había un escalón, tropezó y se dejó la vida sobre el suelo. Su memoria le jugó una mala pasada.
Relato 1320 . 190 palabras
ANTONIO FRANCISCO MALDONADO HÓDAR
MÁLAGA – ESPAÑA
INFORMATIVO DE LAS TRES
– Buenas tardes, bienvenidos al informativo diario de las tres. Hoy la noticia vuelve a estar en Israel dónde un suicida palestino ha causado la muerte a veinte personas en un céntrico barrio de Tel Aviv. Allí se encuentra nuestro corresponsal Benito Suárez con el que conectamos en este mismo instante. Benito, buenas tardes.
– Buenas tardes, aquí en Israel la situación sigue siendo crítica. Hace media hora que se produjo la masacre… Perdona, porque en estos momentos se acercan varios soldados hacia el lugar donde nos encontramos… nos están haciendo señales… quieren que les acompañemos, mientras seguimos en directo…
– Benito, ¿puedes contarnos que está ocurriendo?
– Pues no se… están empujando a mis compañeros… nos están obligando a entrar en una camioneta… seguimos en directo pero en condiciones un poco…
l ¿Benito?, ¡Benito! Bueno… sí, sí,…creo que hemos perdido la comunicación con nuestro corresponsal en directo. Intentaremos volver a conectar con él un poco más tarde, mientras seguimos con otra gran noticia. El Real Madrid se impuso ayer en un partido épico al Manchester United, la gente enloquecida y llena de alegría celebraba el triunfo ocupando todo el Paseo de la Castellana…
– Buenas tardes, bienvenidos al informativo diario de las tres. Hoy la noticia vuelve a estar en Israel dónde un suicida palestino ha causado la muerte a veinte personas en un céntrico barrio de Tel Aviv. Allí se encuentra nuestro corresponsal Benito Suárez con el que conectamos en este mismo instante. Benito, buenas tardes.
– Buenas tardes, aquí en Israel la situación sigue siendo crítica. Hace media hora que se produjo la masacre… Perdona, porque en estos momentos se acercan varios soldados hacia el lugar donde nos encontramos… nos están haciendo señales… quieren que les acompañemos, mientras seguimos en directo…
– Benito, ¿puedes contarnos que está ocurriendo?
– Pues no se… están empujando a mis compañeros… nos están obligando a entrar en una camioneta… seguimos en directo pero en condiciones un poco…
l ¿Benito?, ¡Benito! Bueno… sí, sí,…creo que hemos perdido la comunicación con nuestro corresponsal en directo. Intentaremos volver a conectar con él un poco más tarde, mientras seguimos con otra gran noticia. El Real Madrid se impuso ayer en un partido épico al Manchester United, la gente enloquecida y llena de alegría celebraba el triunfo ocupando todo el Paseo de la Castellana…
Relato 1321 . 83 palabras
MARÍA JESÚS LÓPEZ MARTÍN
TERRASSA (BARCELONA) – ESPAÑA
MARÍA JESÚS LÓPEZ MARTÍN
TERRASSA (BARCELONA) – ESPAÑA
HISTORIA DE AMOR
Ella miró hacia atrás, como preguntando.
Él se dejó ver. Abrió la boca y la cerró de golpe, movimiento rápido que insinuaba un guiño.
Ella, hay que decirlo así, estiró una pata.
Él reaccionó con un suspiro de natillas.
Después ella se aprovechó de mí. Utilizó mi tropezón para caerse.
Y él, jugando con mi traspiés y desconcierto, se abalanzó sobre ella.
Una historia de amor entre la silla verde y el cubo de basura gris que me dejó la cocina patas arriba.
Él se dejó ver. Abrió la boca y la cerró de golpe, movimiento rápido que insinuaba un guiño.
Ella, hay que decirlo así, estiró una pata.
Él reaccionó con un suspiro de natillas.
Después ella se aprovechó de mí. Utilizó mi tropezón para caerse.
Y él, jugando con mi traspiés y desconcierto, se abalanzó sobre ella.
Una historia de amor entre la silla verde y el cubo de basura gris que me dejó la cocina patas arriba.
Relato 1322 . 144 palabras
ÓLIVER ÁLVAREZ RIERA
SANTIAGO DE COMPOSTELA – ESPAÑA
CAJA DE CUERDAS
Groucho, Harpo y Pipo…in memóriam.
El Dr. Eskariz era un pianista, como todos, al borde del suicidio un par de veces al día, y una mañana, enfurecido pacíficamente por la marihuana y el Jack Daniel´s, en el clímax de una pieza para piano, Rachmaninov opus 18, allí donde la tensión se prolonga como un orgasmo o una puñalada, destrozó a golpes el instrumento hasta arrancarle de las entrañas al animal devorado la caja de cuerdas. Tras limpiarle los restos de piano que se habían quedado adheridos como escamas, estabilizó la estructura verticalmente, es decir, giró la música noventa grados, arrastró con el pie descalzo el taburete hasta su sitio, recogió del cenicero la hierba, la ciñó entre los labios con aplomo, marinero que asegura con los dientes la embocadura de la pipa, tensa la mandíbula, la expresión aviesa, y empezó a afinar el arpa.
Groucho, Harpo y Pipo…in memóriam.
El Dr. Eskariz era un pianista, como todos, al borde del suicidio un par de veces al día, y una mañana, enfurecido pacíficamente por la marihuana y el Jack Daniel´s, en el clímax de una pieza para piano, Rachmaninov opus 18, allí donde la tensión se prolonga como un orgasmo o una puñalada, destrozó a golpes el instrumento hasta arrancarle de las entrañas al animal devorado la caja de cuerdas. Tras limpiarle los restos de piano que se habían quedado adheridos como escamas, estabilizó la estructura verticalmente, es decir, giró la música noventa grados, arrastró con el pie descalzo el taburete hasta su sitio, recogió del cenicero la hierba, la ciñó entre los labios con aplomo, marinero que asegura con los dientes la embocadura de la pipa, tensa la mandíbula, la expresión aviesa, y empezó a afinar el arpa.
Relato 1323 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 1324 . 107 palabras
ÓLIVER ÁLVAREZ RIERA
SANTIAGO DE COMPOSTELA – ESPAÑA
ÓLIVER ÁLVAREZ RIERA
SANTIAGO DE COMPOSTELA – ESPAÑA
EN TORNO AL FUEGO
Miró fijamente, ojo del bosque mismo,
a los ojos del fuego…
Calmo Lezaire
Ha llegado el momento de hablar en torno al fuego…
Uno a uno, los asistentes circundaron las brasas improvisando un ojo en el claro del bosque. Legendario, con un brillo mate de crepúsculo en la piel hirsuta, el orador en ciernes avivaba la leña y las pupilas.
Luego, sentándose ceremoniosamente sobre el tocón de un roble, con las ropas tiznadas y una brasa de sarmientos ardiendo en la palma de la mano, hierático, impasible, concluyó:
En sí mismo, el fuego son ustedes…
Una deflagración acometió a los circunstantes. La ceniza les hace pensar ahora.
Miró fijamente, ojo del bosque mismo,
a los ojos del fuego…
Calmo Lezaire
Ha llegado el momento de hablar en torno al fuego…
Uno a uno, los asistentes circundaron las brasas improvisando un ojo en el claro del bosque. Legendario, con un brillo mate de crepúsculo en la piel hirsuta, el orador en ciernes avivaba la leña y las pupilas.
Luego, sentándose ceremoniosamente sobre el tocón de un roble, con las ropas tiznadas y una brasa de sarmientos ardiendo en la palma de la mano, hierático, impasible, concluyó:
En sí mismo, el fuego son ustedes…
Una deflagración acometió a los circunstantes. La ceniza les hace pensar ahora.
Relato 1325 . 135 palabras
PEDRO PABLO GHERGO BERTI
BUENOS AIRES - ARGENTINA
ECLIPSE
Mientras la Luna iba siendo cubierta por la sombra de la Tierra, Tomás, que la miraba, tomó conciencia de que su propia sombra estaba siendo proyectada a su vez.
Loco de contento comenzó a correr por la calle transitada, y cuando volvió a mirar hacia arriba, se vio a sí mismo recortado nítidamente sobre la sombra que ya cubría por completo la superficie lunar. Advirtió a los transeúntes acerca del fenómeno, y era tal su entusiasmo que los demás lo vieron también. Tomás comenzó a improvisar entonces un show de sombras chinescas. Sus manos diminutas dibujaron en las paredes de la Luna animales que quedaron grabados para siempre en la memoria de los espectadores, y al terminar el número, todos se vieron reunidos también en la gran sombra del eclipse, entre la lluvia de aplausos.
Loco de contento comenzó a correr por la calle transitada, y cuando volvió a mirar hacia arriba, se vio a sí mismo recortado nítidamente sobre la sombra que ya cubría por completo la superficie lunar. Advirtió a los transeúntes acerca del fenómeno, y era tal su entusiasmo que los demás lo vieron también. Tomás comenzó a improvisar entonces un show de sombras chinescas. Sus manos diminutas dibujaron en las paredes de la Luna animales que quedaron grabados para siempre en la memoria de los espectadores, y al terminar el número, todos se vieron reunidos también en la gran sombra del eclipse, entre la lluvia de aplausos.
Relato 1326 . 171 palabras
PEDRO PABLO GHERGO BERTI
BUENOS AIRES - ARGENTINA
EN EL AGUA
Mientras nadaba -olvidado más o menos de las palabras-, recordó de pronto cuando iba a nadar con su padre.
Supo entonces que si ahora estaba nadando y que si su propia hija estaba nadando con él brazo a brazo, era porque muchos años atrás (antes de la existencia de muchas cosas) su padre lo había mandado a la pileta.
Iban juntos; el padre había alquilado un taxi todo negro que los llevaba y los traía, se desnudaban en los vestuarios y nadaban juntos. Después comían y bebían algo en el bar y volvían a integrarse a la vida común.
Ahora, mientras nadaba, sintió germinar aquella enseñanza en una porción de agua (quizá su padre sólo podía enseñar en una porción de agua, ni siquiera en el mar o en las ciudades). Quizá por eso él volvía al agua una y otra vez, y quería impartir su enseñanza a su hija y a todos aquellos que vendrían.
Supo que en el agua y sólo en el agua podría perdonar a su padre.
Mientras nadaba -olvidado más o menos de las palabras-, recordó de pronto cuando iba a nadar con su padre.
Supo entonces que si ahora estaba nadando y que si su propia hija estaba nadando con él brazo a brazo, era porque muchos años atrás (antes de la existencia de muchas cosas) su padre lo había mandado a la pileta.
Iban juntos; el padre había alquilado un taxi todo negro que los llevaba y los traía, se desnudaban en los vestuarios y nadaban juntos. Después comían y bebían algo en el bar y volvían a integrarse a la vida común.
Ahora, mientras nadaba, sintió germinar aquella enseñanza en una porción de agua (quizá su padre sólo podía enseñar en una porción de agua, ni siquiera en el mar o en las ciudades). Quizá por eso él volvía al agua una y otra vez, y quería impartir su enseñanza a su hija y a todos aquellos que vendrían.
Supo que en el agua y sólo en el agua podría perdonar a su padre.
Relato 1327 . 146 palabras
PEDRO PABLO GHERGO BERTI
BUENOS AIRES - ARGENTINA
UN LUGAR
Eran tantos, y tan altos, y tan pesados los edificios donde vivía la gente, que un día uno de ellos se hundió de repente dejando en su lugar un agujero insondable.
Después del primero vino el segundo, y así se fueron hundiendo todos los edificios de la ciudad.
Imposible emprender rescates o establecer número de víctimas; sólo quedaban aquellos hoyos negros. Pero estas no fueron las únicas catástrofes. Debido al terrible cansancio del suelo, la gente misma resultó muy pesada y se fue hundiendo irremediablemente. Lo mismo ocurrió con los pesados árboles y las semillas que osaron germinar. Los animales terrestres corrieron la misma suerte. Extrañamente, los peces continúan su nado, puesto que los lechos que contienen todas las aguas no se han abierto todavía.
Así se intenta explicar la infinidad de cráteres que hay en este lugar, y el permanente volar de todas las aves.
Eran tantos, y tan altos, y tan pesados los edificios donde vivía la gente, que un día uno de ellos se hundió de repente dejando en su lugar un agujero insondable.
Después del primero vino el segundo, y así se fueron hundiendo todos los edificios de la ciudad.
Imposible emprender rescates o establecer número de víctimas; sólo quedaban aquellos hoyos negros. Pero estas no fueron las únicas catástrofes. Debido al terrible cansancio del suelo, la gente misma resultó muy pesada y se fue hundiendo irremediablemente. Lo mismo ocurrió con los pesados árboles y las semillas que osaron germinar. Los animales terrestres corrieron la misma suerte. Extrañamente, los peces continúan su nado, puesto que los lechos que contienen todas las aguas no se han abierto todavía.
Así se intenta explicar la infinidad de cráteres que hay en este lugar, y el permanente volar de todas las aves.
Relato 1328 . 200 palabras
EMILIO ALVAREZ PÉREZ
BUENOS AIRES - ARGENTINA
VOZ DE MADERA
Con voz de madera seca se levantó la mañana en que ella había partido... Recordó sus voz como una melodía ondulada, violeta y suave en las orillas. De haber tenido espejo en la cocina, se habría percatado de su típica arruga gruesa sobre las cejas encontradas. De haber tenido mente ese día, habría notado lo extraño que era, pararse frente a la mesa, quemarse los dedos con el mango de la olla oxidada del café, y no asustarse al ver su piel ardiendo. De haberse puesto a hablar consigo mismo, habría dicho en voz alta: Pensarte es algo mucho más palpable ahora. Antes, un rostro nebuloso que se esfumaba en cuanto volteaba a verlo de frente, y ahora eres esa cosa rara, que parece inflar mi pecho de aire caliente; un hormigueo que no controlo cuando quiero pensar que me miras si duermo, y que te alegra sentirme cuando apenas tus ojitos se abren en mañanas como esta, tan extrañamente fría. Su almohada lo habría tirado a loco por abrazarla tan fuerte, y se habría quejado, de haber estado en vida. En vez, se hizo de la vista gorda, como la vecina que no para de comer tamales, la cabrona...
Con voz de madera seca se levantó la mañana en que ella había partido... Recordó sus voz como una melodía ondulada, violeta y suave en las orillas. De haber tenido espejo en la cocina, se habría percatado de su típica arruga gruesa sobre las cejas encontradas. De haber tenido mente ese día, habría notado lo extraño que era, pararse frente a la mesa, quemarse los dedos con el mango de la olla oxidada del café, y no asustarse al ver su piel ardiendo. De haberse puesto a hablar consigo mismo, habría dicho en voz alta: Pensarte es algo mucho más palpable ahora. Antes, un rostro nebuloso que se esfumaba en cuanto volteaba a verlo de frente, y ahora eres esa cosa rara, que parece inflar mi pecho de aire caliente; un hormigueo que no controlo cuando quiero pensar que me miras si duermo, y que te alegra sentirme cuando apenas tus ojitos se abren en mañanas como esta, tan extrañamente fría. Su almohada lo habría tirado a loco por abrazarla tan fuerte, y se habría quejado, de haber estado en vida. En vez, se hizo de la vista gorda, como la vecina que no para de comer tamales, la cabrona...
Relato 1329 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto en formato .doc .rtf ó .txt . Documento adjunto en formato desconocido
Relato 1330 . 199 palabras
EMILIO ALVAREZ PÉREZ
BUENOS AIRES - ARGENTINA
PROBLEMÁTICA SOCIAL EL ARGENTINA
Existe en La Argentina un problema social sin precedentes, que se ha propagado como una plaga. Se encuentra hasta en la esquina más rebuscada de la capital, y en mayores índices, en ciertas regiones del país. No se ven indicios de mejoramiento o de salvación alguna para aquellos, que como producto de este atropello, terminan siendo víctimas de nuestra realidad actual. Día a día la situación empeora. Aparecen más casos de hombres con los tres síntomas comunes de esta calamidad: Cuellos severamente torcidos, hombres que han quedado con los ojos completamente abiertos, a causa de shock, sin posibilidad alguna de volver a parpadear; Y el más común: hombres con lesiones en la cabeza por darse de topes contra el poste de luz, debido a su justificada frustración. Esta plaga se va multiplicando y tiene la naturaleza de poder manifestarse en entidades completamente distintas; con diferentes rasgos, tamaños y colores; Todas estas entidades son portadoras de la esencia que las constituye, y a su vez siguen diariamente perpetuando el problema. Esto tiene una razón de ser. La raíz del problema radica en la imposibilidad de alcanzar ''la abundancia total'', en la que se manifiesta la hermosura de las mujeres Argentinas.
Existe en La Argentina un problema social sin precedentes, que se ha propagado como una plaga. Se encuentra hasta en la esquina más rebuscada de la capital, y en mayores índices, en ciertas regiones del país. No se ven indicios de mejoramiento o de salvación alguna para aquellos, que como producto de este atropello, terminan siendo víctimas de nuestra realidad actual. Día a día la situación empeora. Aparecen más casos de hombres con los tres síntomas comunes de esta calamidad: Cuellos severamente torcidos, hombres que han quedado con los ojos completamente abiertos, a causa de shock, sin posibilidad alguna de volver a parpadear; Y el más común: hombres con lesiones en la cabeza por darse de topes contra el poste de luz, debido a su justificada frustración. Esta plaga se va multiplicando y tiene la naturaleza de poder manifestarse en entidades completamente distintas; con diferentes rasgos, tamaños y colores; Todas estas entidades son portadoras de la esencia que las constituye, y a su vez siguen diariamente perpetuando el problema. Esto tiene una razón de ser. La raíz del problema radica en la imposibilidad de alcanzar ''la abundancia total'', en la que se manifiesta la hermosura de las mujeres Argentinas.
EL QUEMA-CUENTOS.
El quema-cuentos. Ahí estaba. Pero, no me malinterpretéis, seguía vivo y eso ya era más de lo que podía esperar. Estuvo bien, fue agradable y le devolvió la vitalidad. Aún así, no podía continuar, no era lo que necesitaba y esta vez, sí, esta vez él fue quien quemó el cuento. No es algo tan disparatado, pero da pena y cierto estupor que ruboriza el rostro. Eso sí, despertó, vaya que si se levanto avispado, de nuevo. Un poco febril, para que negarlo, pero no estaba tan mal, al menos así podía funcionar. Y sí, fue bello. Curioso, por otra parte, que la tristeza pueda ser bonita, pero, así fue. Y sí, como digo, despertó. Y no solo se levantó, sino que hasta se puso a caminar, lento, un poco cansado, sí, pero ¿qué se puede esperar si llevaba tanto sin caminar? Y desde entonces, nunca a dejado de andar, de avanzar hacía quien sabe donde. Hay cierta paz y eso, pese a quien le pese, no se lo podrán quitar, no se lo podrá quitar. Es otro momento, otro estado, otro contexto… es otra sensación. Y eso, eso es lo que tiene que ser y joder que es bastante.
El quema-cuentos. Ahí estaba. Pero, no me malinterpretéis, seguía vivo y eso ya era más de lo que podía esperar. Estuvo bien, fue agradable y le devolvió la vitalidad. Aún así, no podía continuar, no era lo que necesitaba y esta vez, sí, esta vez él fue quien quemó el cuento. No es algo tan disparatado, pero da pena y cierto estupor que ruboriza el rostro. Eso sí, despertó, vaya que si se levanto avispado, de nuevo. Un poco febril, para que negarlo, pero no estaba tan mal, al menos así podía funcionar. Y sí, fue bello. Curioso, por otra parte, que la tristeza pueda ser bonita, pero, así fue. Y sí, como digo, despertó. Y no solo se levantó, sino que hasta se puso a caminar, lento, un poco cansado, sí, pero ¿qué se puede esperar si llevaba tanto sin caminar? Y desde entonces, nunca a dejado de andar, de avanzar hacía quien sabe donde. Hay cierta paz y eso, pese a quien le pese, no se lo podrán quitar, no se lo podrá quitar. Es otro momento, otro estado, otro contexto… es otra sensación. Y eso, eso es lo que tiene que ser y joder que es bastante.
Relato 1332 . 65 palabras
ANA TEJA DE JUANA
MURIEDAS (CANTABRIA) – ESPAÑA
YO NUNCA LO HARÍA
Si me voy ahora, no sabré volver, murmuré para mis adentros la última vez que lo vi, al sol polvoriento de aquella cuneta de autopista, en el último instante en que aún cabía el arrepentimiento, maldiciendo entre huesos aquel instinto perro que a él sí le permitiría volver, deshaciendo el rastro de mi abandono, a terminar de destornillar las últimas tablas de mi caseta vacía.
Si me voy ahora, no sabré volver, murmuré para mis adentros la última vez que lo vi, al sol polvoriento de aquella cuneta de autopista, en el último instante en que aún cabía el arrepentimiento, maldiciendo entre huesos aquel instinto perro que a él sí le permitiría volver, deshaciendo el rastro de mi abandono, a terminar de destornillar las últimas tablas de mi caseta vacía.
Relato 1333 . 66 palabras
ANA TEJA DE JUANA
MURIEDAS (CANTABRIA) – ESPAÑA
CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
Lo tenía tan claro, estaba tan convencido, tan tremendamente seguro, había llegado a asumir de forma tan inquebrantable su única verdad absoluta en la vida, que aquel “no confiarás en nadie” se volvió contra sí mismo y acabó por no creerse cuando se lo decía, con voz engolada y estudiado gesto, ante el espejo y regalando su corazón en un paquetito de seda a la florista.
Lo tenía tan claro, estaba tan convencido, tan tremendamente seguro, había llegado a asumir de forma tan inquebrantable su única verdad absoluta en la vida, que aquel “no confiarás en nadie” se volvió contra sí mismo y acabó por no creerse cuando se lo decía, con voz engolada y estudiado gesto, ante el espejo y regalando su corazón en un paquetito de seda a la florista.
Relato 1334 . 200 palabras
JOAQUÍN GARCÍA ECHEVERRÍA
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA - ESPAÑA
EL DECTECTIVE
Los delgados dedos de la camarera me sirvieron un café extremadamente caliente, mis labios intentan probarlo abrasándose al instante de esa oscuridad con espuma de mar.
Una inspiración y la pequeña taza de porcelana blanca vuelve a su posición en ese platito manchado por un círculo perfecto mientras recupero mi posición encorvada en aquel taburete junto a la barra de la cafetería. Mis dedos comienzan a jugar con ese sombrero desgastado, material obligado de cualquier detective de bajos fondos que se preciara y yo soy el mejor de ellos.
A mi derecha se encuentra Eduard, un hombre de cabello blanco, bastón blanco, traje y sombrero blancos; lo único que le iguala a mí es que su café es igual de oscuro que el mio.
A mi derecha, Emily, su hija. Le mira con odio.
Él es el jefe de la mafia local, tiene a políticos y empresarios en su bolsillo. Ella quiere derrocar a su padre. Solo yo se eso, y ellos no saben nada de mi.
Un coche se para y unos tipos bajan escupiendo muerte con sus armas.
Solo yo estoy en el suelo y esa es mi sangre.
Emily sonríe, su padre no y yo…yo me muero.
Los delgados dedos de la camarera me sirvieron un café extremadamente caliente, mis labios intentan probarlo abrasándose al instante de esa oscuridad con espuma de mar.
Una inspiración y la pequeña taza de porcelana blanca vuelve a su posición en ese platito manchado por un círculo perfecto mientras recupero mi posición encorvada en aquel taburete junto a la barra de la cafetería. Mis dedos comienzan a jugar con ese sombrero desgastado, material obligado de cualquier detective de bajos fondos que se preciara y yo soy el mejor de ellos.
A mi derecha se encuentra Eduard, un hombre de cabello blanco, bastón blanco, traje y sombrero blancos; lo único que le iguala a mí es que su café es igual de oscuro que el mio.
A mi derecha, Emily, su hija. Le mira con odio.
Él es el jefe de la mafia local, tiene a políticos y empresarios en su bolsillo. Ella quiere derrocar a su padre. Solo yo se eso, y ellos no saben nada de mi.
Un coche se para y unos tipos bajan escupiendo muerte con sus armas.
Solo yo estoy en el suelo y esa es mi sangre.
Emily sonríe, su padre no y yo…yo me muero.
Relato 1335 . 198 palabras
JOAQUÍN GARCÍA ECHEVERRÍA
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA - ESPAÑA
ANÓNIMO ESCRIBIÓ:
Saludos.
Ya he ultimado los detalles para la importante reunión de este viernes.
Richard observó la pantalla durante largos minutos mientras hacia memoria para averiguar de qué reunión se trataba.
El mensaje había aparecido en su blog personal, así que se puso manos a la obra para intentar averiguar a que reunión tenia que ir, ya que era la primera noticia que tenia de algo así.
La desesperación aumentó cuando no encontró nada en las palabras virtuales, así que decidió mirar su agenda en esa semana, la anterior y la posterior, por si había errado al anotar esa “importante reunión”.
Agotado de revisar cada papel y carta de la casa, Richard bajó al Shelindon, su local de confianza en estas horas de la noche.
Junto a una cerveza, comenzó a pensar que esa reunión importante podía ser de una editorial dispuesta a publicar su último libro, lo cual seria un logro para su carrera como escritor.
El corazón aumento de pulsaciones mientras pagaba con una sonrisa y se dirigía a su casa. Latía tan fuerte en su pecho que casi dolía.
Encendió el ordenador y leyó atentamente:
Anónimo escribió:
Lamento la confusión, me equivoqué de blog.
Un saludo.
Saludos.
Ya he ultimado los detalles para la importante reunión de este viernes.
Richard observó la pantalla durante largos minutos mientras hacia memoria para averiguar de qué reunión se trataba.
El mensaje había aparecido en su blog personal, así que se puso manos a la obra para intentar averiguar a que reunión tenia que ir, ya que era la primera noticia que tenia de algo así.
La desesperación aumentó cuando no encontró nada en las palabras virtuales, así que decidió mirar su agenda en esa semana, la anterior y la posterior, por si había errado al anotar esa “importante reunión”.
Agotado de revisar cada papel y carta de la casa, Richard bajó al Shelindon, su local de confianza en estas horas de la noche.
Junto a una cerveza, comenzó a pensar que esa reunión importante podía ser de una editorial dispuesta a publicar su último libro, lo cual seria un logro para su carrera como escritor.
El corazón aumento de pulsaciones mientras pagaba con una sonrisa y se dirigía a su casa. Latía tan fuerte en su pecho que casi dolía.
Encendió el ordenador y leyó atentamente:
Anónimo escribió:
Lamento la confusión, me equivoqué de blog.
Un saludo.
Relato 1336 . 200 palabras
CÉSAR GÓMEZ MONTAÑEZ
TOLEDO - ESPAÑA
INSPIRACIÓN
Era cuestión de tiempo que el Ladrón de Ideas viniera a buscarme. Se acercó sigiloso una noche en forma de duende y se posó en mi oído susurrando problemas: me dijo que yo no tenía nada especial, que ya estaba todo contado, y que había secuestrado a la musa. Me mostró uno de sus verdes cabellos como prueba de vida, y me emplazó en unas noches a pagar el rescate: debía dejar de escribir.
A la mañana siguiente una sensación de zozobra me hizo dudar de si había sido algo más que un mal sueño. Y frente al terrible folio en blanco terminé de comprender lo aterrador del momento; de mi mano solo salían lugares comunes y frases hechas. Sabiendo que era absurdo luchar, mi cabeza se alejó de la creación y se puso a tejer una ardid. De señuelo utilizaría el azúcar de un dulce de leche y como trampa me inventaría algo ingenioso.
No tardó en aparecer, pero esta vez le cogí por sorpresa. Tras torturarle le ahogué en un espumoso baño de absenta con el remordimiento de un verdugo, pero no confesó donde tenía a la musa y ahora ésta se pudre encadenada a un tintero seco.
Era cuestión de tiempo que el Ladrón de Ideas viniera a buscarme. Se acercó sigiloso una noche en forma de duende y se posó en mi oído susurrando problemas: me dijo que yo no tenía nada especial, que ya estaba todo contado, y que había secuestrado a la musa. Me mostró uno de sus verdes cabellos como prueba de vida, y me emplazó en unas noches a pagar el rescate: debía dejar de escribir.
A la mañana siguiente una sensación de zozobra me hizo dudar de si había sido algo más que un mal sueño. Y frente al terrible folio en blanco terminé de comprender lo aterrador del momento; de mi mano solo salían lugares comunes y frases hechas. Sabiendo que era absurdo luchar, mi cabeza se alejó de la creación y se puso a tejer una ardid. De señuelo utilizaría el azúcar de un dulce de leche y como trampa me inventaría algo ingenioso.
No tardó en aparecer, pero esta vez le cogí por sorpresa. Tras torturarle le ahogué en un espumoso baño de absenta con el remordimiento de un verdugo, pero no confesó donde tenía a la musa y ahora ésta se pudre encadenada a un tintero seco.
Relato 1337 . 59 palabras
MARTA MÓNICA MABEL DE FÁTIMA LUNA JUÁREZ ROBLES DE CAZÓN
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN, - ARGENTINA.
IRONÍA
En realidad esa mañana turbia presentí mi destino y ocurrió el accidente. Cuando desperté a las 72 horas Mariela acariciaba mi frente y con voz conciliadora trataba de consolarme:
l Tranquilo Javier, lo que no te mata, te fortalece.
Agradecí en silencio sus palabras a pesar de no entender que conexión existía entre esa frase, y mis piernas amputadas.
En realidad esa mañana turbia presentí mi destino y ocurrió el accidente. Cuando desperté a las 72 horas Mariela acariciaba mi frente y con voz conciliadora trataba de consolarme:
l Tranquilo Javier, lo que no te mata, te fortalece.
Agradecí en silencio sus palabras a pesar de no entender que conexión existía entre esa frase, y mis piernas amputadas.
Relato 1338 . 66 palabras
MARTA MÓNICA MABEL DE FÁTIMA LUNA JUÁREZ ROBLES DE CAZÓN
MARTA MÓNICA MABEL DE FÁTIMA LUNA JUÁREZ ROBLES DE CAZÓN
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN, - ARGENTINA.
LA PRIMA
Pedro resolvió que ya no. No. ¿Para qué? Y se alejó como pudo, corriendo, con las piernas flojas y los latidos abriéndole las sienes. Sin embargo su pensamiento continuaba fijo en lo único que le importaba, y decidió que no debía huir de su ocasión de pecar, su primer bocado.
Ella lo esperaba aún desnuda, pasa – le dijo – antes que te arrepientas o nos descubra mamá.
Pedro resolvió que ya no. No. ¿Para qué? Y se alejó como pudo, corriendo, con las piernas flojas y los latidos abriéndole las sienes. Sin embargo su pensamiento continuaba fijo en lo único que le importaba, y decidió que no debía huir de su ocasión de pecar, su primer bocado.
Ella lo esperaba aún desnuda, pasa – le dijo – antes que te arrepientas o nos descubra mamá.
Relato 1339 . 97 palabras
MARTA MÓNICA MABEL DE FÁTIMA LUNA JUÁREZ ROBLES DE CAZÓN
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN, - ARGENTINA.
VENGANZA
Desde el ramaje miré la noche encapotada, oscura, las hojas estaban húmedas, pero no me importó. Acorralé mi tarea gajo a gajo, empecinada en terminar la casa para cuando él regrese.
Una tenue luz me indicó que se acercaba la hora del descanso. Mis ojos agotados repasaron las hojas, el tejido, el dolor de mis manos y descubrí que en el extremo opuesto había un error. Un grave error, mi arácnido copulaba sin culpas y con esmero.
Despacio, y con esmero también, corregí el error de un bocado, y continué hilando. Las manos ya no me dolían.
Desde el ramaje miré la noche encapotada, oscura, las hojas estaban húmedas, pero no me importó. Acorralé mi tarea gajo a gajo, empecinada en terminar la casa para cuando él regrese.
Una tenue luz me indicó que se acercaba la hora del descanso. Mis ojos agotados repasaron las hojas, el tejido, el dolor de mis manos y descubrí que en el extremo opuesto había un error. Un grave error, mi arácnido copulaba sin culpas y con esmero.
Despacio, y con esmero también, corregí el error de un bocado, y continué hilando. Las manos ya no me dolían.
Relato 1340 . 198 palabras
ALBERTO SÁNCHEZ GÓMEZ
TOLEDO – ESPAÑA
CONFESIONES DE UN ALIEN
Mi nombre es Psycho.
Soy un alíen que lleva 2 años en la tierra. Me enviaron con la misión de exterminar a los humanos y salvar así el planeta. Tras un aterrizaje desastroso (lo hice sobre un vertedero de basura, de los muchos que hay) empecé a llevar a cabo mi misión.
Sin embargo, los humanos encontraron mi punto débil y me derrotaron. Si… me he enamorado de una mujer. Es verla y empezar a palpitarme los tres corazones a una velocidad pasmosa.
He intentado todo tipo de cosas, pero por ahora mi mayor roce físico con ella ha sido el de una bofetada. No sé qué hago mal, habré cambiado de cuerpo un millar de veces. Incluso un día me introduje en el cuerpo de un ciclista famoso (o era atleta), un tal Fernando Alonso. Cuando la vi y la invité a comer una hamburguesa de fideos con kebab, se desmayó sin más y prometo que me había duchado.
Pero no creáis que me doy por vencido. Los humanos tienen un coeficiente intelectual ocho mil cuatrillones de veces más bajo que el de nuestra raza. Me pregunto, cómo habrán llegado a ser la raza dominante del planeta.
Mi nombre es Psycho.
Soy un alíen que lleva 2 años en la tierra. Me enviaron con la misión de exterminar a los humanos y salvar así el planeta. Tras un aterrizaje desastroso (lo hice sobre un vertedero de basura, de los muchos que hay) empecé a llevar a cabo mi misión.
Sin embargo, los humanos encontraron mi punto débil y me derrotaron. Si… me he enamorado de una mujer. Es verla y empezar a palpitarme los tres corazones a una velocidad pasmosa.
He intentado todo tipo de cosas, pero por ahora mi mayor roce físico con ella ha sido el de una bofetada. No sé qué hago mal, habré cambiado de cuerpo un millar de veces. Incluso un día me introduje en el cuerpo de un ciclista famoso (o era atleta), un tal Fernando Alonso. Cuando la vi y la invité a comer una hamburguesa de fideos con kebab, se desmayó sin más y prometo que me había duchado.
Pero no creáis que me doy por vencido. Los humanos tienen un coeficiente intelectual ocho mil cuatrillones de veces más bajo que el de nuestra raza. Me pregunto, cómo habrán llegado a ser la raza dominante del planeta.
Relato 1341 . 110 palabras
JOSEFINA SOLANO MALDONADO
ALHAURÍN EL GRANDE (MÁLAGA) - ESPAÑA
EL ÁNGEL CAÍDO
Belzebuc sabía que le habían perdido el respeto. En las canciones de los drogadictos aparecía enamorado de una Cenicienta pija, mientras que una Caperucita karateka lo machacaba en el último videojuego. Los exorcismos se habían reducido a películas, donde adolescentes escupían baba verde y hablaban en latín macarrónico.
Para recuperar la autoestima, entró en un convento de carmelitas descalzas, aunque llevaban zapatos, que bien se fijó. Sor Rosinda, al verlo, rió a mandíbula partida. Belzebuc lloró por vez primera. Ella lo invitó a tomar un tequila. Tras saborearlo, recobró su risa demoníaca. La vieja madre superiora de tan vieja sabía que aquel era el mejor brebaje para los ángeles caídos.
Belzebuc sabía que le habían perdido el respeto. En las canciones de los drogadictos aparecía enamorado de una Cenicienta pija, mientras que una Caperucita karateka lo machacaba en el último videojuego. Los exorcismos se habían reducido a películas, donde adolescentes escupían baba verde y hablaban en latín macarrónico.
Para recuperar la autoestima, entró en un convento de carmelitas descalzas, aunque llevaban zapatos, que bien se fijó. Sor Rosinda, al verlo, rió a mandíbula partida. Belzebuc lloró por vez primera. Ella lo invitó a tomar un tequila. Tras saborearlo, recobró su risa demoníaca. La vieja madre superiora de tan vieja sabía que aquel era el mejor brebaje para los ángeles caídos.
Relato 1342 . 142 palabras
JOSEFINA SOLANO MALDONADO
ALHAURÍN EL GRANDE (MÁLAGA) - ESPAÑA
LA ESPERA
Aquella noche Penélope tampoco tuvo sueño, y se entretuvo en contar las olas. La partida de Ulises había sido un desafío. Se fue para llegar quizás al lugar donde acababa el mundo y los peces eran de oro. Se iba para traerle lo que en el mar Mediterráneo nunca había encontrado. Señaló un sitio en la bitácora que su quimera había inventado, y orientó la brújula hacia un destino por él fabricado. La primera noche de ausencia Penélope bajó a contar las olas, también la segunda, y la tercera… Contaba y contaba como si esperara que al traspasar el millón de olas, el regreso se produjera. La última arrastró hasta la orilla un pez de oro. Lo sostuvo entre sus manos, y pensó en Ulises. Lo maravilloso no estaba donde se acaba el mundo, estaba allí en su mar griego de siempre.
Aquella noche Penélope tampoco tuvo sueño, y se entretuvo en contar las olas. La partida de Ulises había sido un desafío. Se fue para llegar quizás al lugar donde acababa el mundo y los peces eran de oro. Se iba para traerle lo que en el mar Mediterráneo nunca había encontrado. Señaló un sitio en la bitácora que su quimera había inventado, y orientó la brújula hacia un destino por él fabricado. La primera noche de ausencia Penélope bajó a contar las olas, también la segunda, y la tercera… Contaba y contaba como si esperara que al traspasar el millón de olas, el regreso se produjera. La última arrastró hasta la orilla un pez de oro. Lo sostuvo entre sus manos, y pensó en Ulises. Lo maravilloso no estaba donde se acaba el mundo, estaba allí en su mar griego de siempre.
Relato 1343 . 117 palabras
JOSEFINA SOLANO MALDONADO
ALHAURÍN EL GRANDE (MÁLAGA) - ESPAÑA
EL DÍA DEL OLVIDO
Ahora eres un recuerdo lejano de ti mismo donde también yo habito. Nos llevamos bien pese a todo. Pese a que balbucees. Pese a que ladees la cabeza para mirarme. Pese a que permitas sin rechistar que te cambie los pañales como a un niño. Pese a que la soledad de estar contigo se me esté metiendo por las uñas. Tú balbuceas algo que no entiendo, que no está donde yo quiero que esté, que no llega en el momento justo. ¿Qué es el olvido? ¿Acaso la forma que tiene la vida de tratar en equilibrio algo que una vez se desequilibró en el corazón? ¿Acaso empezaste a olvidar el día en que quisiste no seguir amándome?
Ahora eres un recuerdo lejano de ti mismo donde también yo habito. Nos llevamos bien pese a todo. Pese a que balbucees. Pese a que ladees la cabeza para mirarme. Pese a que permitas sin rechistar que te cambie los pañales como a un niño. Pese a que la soledad de estar contigo se me esté metiendo por las uñas. Tú balbuceas algo que no entiendo, que no está donde yo quiero que esté, que no llega en el momento justo. ¿Qué es el olvido? ¿Acaso la forma que tiene la vida de tratar en equilibrio algo que una vez se desequilibró en el corazón? ¿Acaso empezaste a olvidar el día en que quisiste no seguir amándome?
Relato 1344 . 198 palabras
JAVIER MARTÍNEZ AGUINAGA
LAGUARDIA (ÁLAVA) - ESPAÑA
NEGRA ANGUSTIA
Cierro los ojos con miedo a lo que vendrá después, ¿felicidad?, ¿indiferencia?, ¿dolor? No puedo evitar que alguna lágrima resbale por mi mejilla. Creo que será dolor, sí estoy segura. Ha llegado la hora de arrancar las impurezas de mi ser con dolor y sufrimiento. Son como negras espinas que se clavan en lo más hondo de mi ser y no dejan lucir la verdadera belleza que una lleva dentro.
Ahora entiendo el ubi sunt, ahora entiendo lo difícil que es desprenderse de aquello a lo que bien uno se ha aferrado. La negrura invade mi cuerpo y mi mirada se ha impregnado del mismo color. ¿Por qué tanto sufrimiento? Predestinada a este suplicio, no puedo hacer nada para evitarlo. Creo que estoy más que decidida.
¡Tendrá que ser ahora! Entonces es cuando digo: “adiós mun…” No, creo que no puedo hacerlo, no sin antes pensar en una palabra: dolor. Estoy aterrada, consternada, a esperas del tormento. No puedo echarme atrás ahora que ya he llegado hasta aquí. Creo que ha llegado el momento. ¡¡Ahora sí!! Ahora lo diré: “Adiós mun… Adiós mund… Adiós mundano vello, por favor esteticista, proceda, la cera comienza a arder sobre la piel”.
Cierro los ojos con miedo a lo que vendrá después, ¿felicidad?, ¿indiferencia?, ¿dolor? No puedo evitar que alguna lágrima resbale por mi mejilla. Creo que será dolor, sí estoy segura. Ha llegado la hora de arrancar las impurezas de mi ser con dolor y sufrimiento. Son como negras espinas que se clavan en lo más hondo de mi ser y no dejan lucir la verdadera belleza que una lleva dentro.
Ahora entiendo el ubi sunt, ahora entiendo lo difícil que es desprenderse de aquello a lo que bien uno se ha aferrado. La negrura invade mi cuerpo y mi mirada se ha impregnado del mismo color. ¿Por qué tanto sufrimiento? Predestinada a este suplicio, no puedo hacer nada para evitarlo. Creo que estoy más que decidida.
¡Tendrá que ser ahora! Entonces es cuando digo: “adiós mun…” No, creo que no puedo hacerlo, no sin antes pensar en una palabra: dolor. Estoy aterrada, consternada, a esperas del tormento. No puedo echarme atrás ahora que ya he llegado hasta aquí. Creo que ha llegado el momento. ¡¡Ahora sí!! Ahora lo diré: “Adiós mun… Adiós mund… Adiós mundano vello, por favor esteticista, proceda, la cera comienza a arder sobre la piel”.
Relato 1345 . 198 palabras
SANTIAGO NEGRO GARCÍA
TOLEDO - ESPAÑA
MÚSICA
Sonó hace tiempo la última canción para nosotros. Alguna vez saco de la chistera un recuerdo acompañado por el sonido de tal o cual tema, que se disfraza de nostalgia momentánea, de evocación de buenos momentos y dedos entrelazados. Desaparece al poco rato, regalado ese instante al baúl de los recuerdos, ahora que dispongo de olvido a toneladas.
Es triste.
Pero ya no es cuestión de romanticismo, es supervivencia. Dejo atrás pedazos de historia y construyo un futuro, a base de fe en momentos mejores. Ahora que ya no estás, no me queda más remedio que la creencia ciega en un futuro mejor. Y, aún así, dispuesto y guerrero, me encuentro de frente con la leonina tarea del abandono de sueños y deseos, de la conspiración silenciosa de una vida feliz. Siento que me han extirpado un órgano vital, que un miembro indispensable para mi día a día se me ha arrancado. Que la elegida y, a veces, pretenciosa banda sonora elegida, se ha transformado en silencio.
Pero aunque ya no nos dediquemos canciones, aunque estemos ahora tan lejos, en todos los sentidos, sabemos que la música debe continuar. Así que se feliz.
Yo estoy aprendiendo a serlo.
Sonó hace tiempo la última canción para nosotros. Alguna vez saco de la chistera un recuerdo acompañado por el sonido de tal o cual tema, que se disfraza de nostalgia momentánea, de evocación de buenos momentos y dedos entrelazados. Desaparece al poco rato, regalado ese instante al baúl de los recuerdos, ahora que dispongo de olvido a toneladas.
Es triste.
Pero ya no es cuestión de romanticismo, es supervivencia. Dejo atrás pedazos de historia y construyo un futuro, a base de fe en momentos mejores. Ahora que ya no estás, no me queda más remedio que la creencia ciega en un futuro mejor. Y, aún así, dispuesto y guerrero, me encuentro de frente con la leonina tarea del abandono de sueños y deseos, de la conspiración silenciosa de una vida feliz. Siento que me han extirpado un órgano vital, que un miembro indispensable para mi día a día se me ha arrancado. Que la elegida y, a veces, pretenciosa banda sonora elegida, se ha transformado en silencio.
Pero aunque ya no nos dediquemos canciones, aunque estemos ahora tan lejos, en todos los sentidos, sabemos que la música debe continuar. Así que se feliz.
Yo estoy aprendiendo a serlo.
Relato 1346 . 199 palabras
LUCAS TINTÓ VILLARRUBIA
MADRID - ESPAÑA
FOTOGRAFÍA
Leo se había reconciliado con la tecnología. Vagabundeando sin rumbo por la red había encontrado la foto de aquella chica. La había reconocido al instante. Era ella, la misma ella que aparecía en las canciones y en los libros desde que era adolescente.
Fue entonces, a los quince, en la pared del cuarto de Noe, su antigua novia, cuando la vio. Noe no supo precisar detalles sobre la chica misteriosa que miraba a cámara, con extraña expresión, bajo un cielo extranjero en aquella fotografía. La amiga de una amiga de su verano en Edimburgo o algo así. Catorce primaveras después, Leo había imaginado su trayecto vital de mil maneras; sus gustos, los países en los que había vivido, el de origen…
De nuevo, inesperadamente y desde un ordenador, ella miraba al objetivo, o a él. Siguiendo el rastro biográfico, Leo había descubierto con sorpresa que la chica de las causalidades estaba viviendo en Barcelona.
En un largo impulso de ocho horas se encontró en un bus, y de pronto estaba frente a su puerta. Empezó a pensar en la foto.
Aquella fotografía era lo más hermoso que había visto nunca.
En otro impulso, sin llamar, Leo dio marcha atrás.
Leo se había reconciliado con la tecnología. Vagabundeando sin rumbo por la red había encontrado la foto de aquella chica. La había reconocido al instante. Era ella, la misma ella que aparecía en las canciones y en los libros desde que era adolescente.
Fue entonces, a los quince, en la pared del cuarto de Noe, su antigua novia, cuando la vio. Noe no supo precisar detalles sobre la chica misteriosa que miraba a cámara, con extraña expresión, bajo un cielo extranjero en aquella fotografía. La amiga de una amiga de su verano en Edimburgo o algo así. Catorce primaveras después, Leo había imaginado su trayecto vital de mil maneras; sus gustos, los países en los que había vivido, el de origen…
De nuevo, inesperadamente y desde un ordenador, ella miraba al objetivo, o a él. Siguiendo el rastro biográfico, Leo había descubierto con sorpresa que la chica de las causalidades estaba viviendo en Barcelona.
En un largo impulso de ocho horas se encontró en un bus, y de pronto estaba frente a su puerta. Empezó a pensar en la foto.
Aquella fotografía era lo más hermoso que había visto nunca.
En otro impulso, sin llamar, Leo dio marcha atrás.
Relato 1347 . 192 palabras
LUCAS TINTÓ VILLARRUBIA
MADRID - ESPAÑA
JORNADA LABORAL COTIDIANA
Diego perdía por K.O frente a sus páginas en blanco. Sólo puede escribir lugares comunes y tiene ganas de rendirse frente al abismo. El vértigo le revuelve el estómago y vomita, tratando de hacer mucho ruido por ver si así consigue despertar a Matilde, el bote entero de somníferos con forma de punto y final que había tragado un rato antes. Odia a Matilde, aunque tal vez aún la ame, y desde luego necesita que le calme sus pesadillas y le arrope los pies, como hacía en secreto cuando él era el joven aspirante a escritor maldito admirado por todos. La cabeza está disparada, la panza centrifugando y él, a sus cincuenta, soñando con que eso no es el amor, con domar esos accesos de intolerancia a su anatomía. Está a punto de despertarla para echarla de su casa, o para anunciar que se va él, que no puede más.
Una estúpida nota de amor desesperada duerme arrugada en la basura: “te necesito en el mundo y no puedo decírtelo”.
Ya de día, Matilde se despierta, bosteza y habla a su marido.
-¿Qué tal fue la noche, escritor maldito?
-Normal -contestó indiferente.
Diego perdía por K.O frente a sus páginas en blanco. Sólo puede escribir lugares comunes y tiene ganas de rendirse frente al abismo. El vértigo le revuelve el estómago y vomita, tratando de hacer mucho ruido por ver si así consigue despertar a Matilde, el bote entero de somníferos con forma de punto y final que había tragado un rato antes. Odia a Matilde, aunque tal vez aún la ame, y desde luego necesita que le calme sus pesadillas y le arrope los pies, como hacía en secreto cuando él era el joven aspirante a escritor maldito admirado por todos. La cabeza está disparada, la panza centrifugando y él, a sus cincuenta, soñando con que eso no es el amor, con domar esos accesos de intolerancia a su anatomía. Está a punto de despertarla para echarla de su casa, o para anunciar que se va él, que no puede más.
Una estúpida nota de amor desesperada duerme arrugada en la basura: “te necesito en el mundo y no puedo decírtelo”.
Ya de día, Matilde se despierta, bosteza y habla a su marido.
-¿Qué tal fue la noche, escritor maldito?
-Normal -contestó indiferente.
Relato 1348 . 172 palabras
LUCAS TINTÓ VILLARRUBIA
MADRID - ESPAÑA
OSITO DE PELUCHE
Noche tras noche, imploraba al cielo por que mis padres me castigasen, necesitaba calmar esa honda sensación de desasosiego que me estaba consumiendo. Estaba segura de que la culpabilidad se manifestaba en la cara, y sin embargo mis padres permanecían ignorantes. Los odiaba, no podía creer que me dejaran tan sola frente al abismo y que no fueran capaces de protegerme.
Invariablemente, en mi viejo cuarto, Chulín me miraba con ojos vacíos de tiempo. No sólo conocía sino que era el cómplice del terrible secreto que colonizaba mis pesadillas de niña de nueve años y las llenaba de culpabilidad tenebrosa. Sentía miedo ante el mundo, frente a Dios. Yo sabía que pecaba terriblemente, pero no podía evitar estrujar entre las piernas aquel oso pasivo y tierno como si quisiera sacar zumo. Maldito Chulín. Y qué extraña sensación de placer.
Aquel domingo de cuaresma no resistí más y le rajé la boca cosida de felpa para que no hablara. Aún podía verme, así que, al día siguiente, le saqué los ojos de botones.
Noche tras noche, imploraba al cielo por que mis padres me castigasen, necesitaba calmar esa honda sensación de desasosiego que me estaba consumiendo. Estaba segura de que la culpabilidad se manifestaba en la cara, y sin embargo mis padres permanecían ignorantes. Los odiaba, no podía creer que me dejaran tan sola frente al abismo y que no fueran capaces de protegerme.
Invariablemente, en mi viejo cuarto, Chulín me miraba con ojos vacíos de tiempo. No sólo conocía sino que era el cómplice del terrible secreto que colonizaba mis pesadillas de niña de nueve años y las llenaba de culpabilidad tenebrosa. Sentía miedo ante el mundo, frente a Dios. Yo sabía que pecaba terriblemente, pero no podía evitar estrujar entre las piernas aquel oso pasivo y tierno como si quisiera sacar zumo. Maldito Chulín. Y qué extraña sensación de placer.
Aquel domingo de cuaresma no resistí más y le rajé la boca cosida de felpa para que no hablara. Aún podía verme, así que, al día siguiente, le saqué los ojos de botones.
Relato 1349 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto en formato .doc .rtf ó .txt . Documento adjunto en formato desconocido
Relato 1350 . 23 palabras
JUAN CARLOS GARCÍA ESCARTÍN.
VALLADOLID – ESPAÑA.
GÉNESIS
Cuando murió la última de sus criaturas predilectas, los dioses lloraron durante años, siglos, milenios. De esas lágrimas amargas nacieron los primeros hombres.
Relato 1351 . 187 palabras
MARÍA ÁNGELES RUBIO MUÑOZ
TOLEDO – ESPAÑA
ÁQUEL ERA UN BUEN DÍA
Áquel era un buen día. Ella se levantó temprano y se duchó. Preparó un desayuno para dos, café con leche fría y ricas tostadas de queso fresco. En la radio, un locutor emitió una pregunta estúpida a los oyentes: “¿Quién de ustedes ha comprado un libro de poesía alguna vez?”. Ella pensó que la respuesta era evidente. Leyó como siempre la prensa dominical. En El País Semanal, Javier Bardem concedía una entrevista y argumentaba: “Los cómicos somos de una pasta diferente”.
Áquel era un buen día. Pidió tapas para dos en la terraza del bar del pueblo sin las mejores vistas de fondo, no le hacían falta. Después perdió o ganó el tiempo paseando, hablando, escuchando, besando, acariciando…
Áquel era un buen día. En el salón de casa vio una película que no era de estreno, ni en ella salían las mejores actrices de Hollywood. Más tarde preparó la cama para dos y durmió.
Áquel había sido un buen día. Con el tiempo había aprendido cientos de pequeños trucos para escapar de sí misma y ser feliz. Era sencillo, y no necesitaba ser de una pasta diferente.
Áquel era un buen día. Ella se levantó temprano y se duchó. Preparó un desayuno para dos, café con leche fría y ricas tostadas de queso fresco. En la radio, un locutor emitió una pregunta estúpida a los oyentes: “¿Quién de ustedes ha comprado un libro de poesía alguna vez?”. Ella pensó que la respuesta era evidente. Leyó como siempre la prensa dominical. En El País Semanal, Javier Bardem concedía una entrevista y argumentaba: “Los cómicos somos de una pasta diferente”.
Áquel era un buen día. Pidió tapas para dos en la terraza del bar del pueblo sin las mejores vistas de fondo, no le hacían falta. Después perdió o ganó el tiempo paseando, hablando, escuchando, besando, acariciando…
Áquel era un buen día. En el salón de casa vio una película que no era de estreno, ni en ella salían las mejores actrices de Hollywood. Más tarde preparó la cama para dos y durmió.
Áquel había sido un buen día. Con el tiempo había aprendido cientos de pequeños trucos para escapar de sí misma y ser feliz. Era sencillo, y no necesitaba ser de una pasta diferente.
Relato 1352 . 176 palabras
MARCO ANTONIO SILVA MANTILLA
CHIMBOTE – PERÚ
EL ÚLTIMO DIA DEL AÑO
Llevaba más de cinco cuadras esquivando gentes a toda prisa. A pesar de tener la respiración agitada, él sabía que dejar de correr significaba no poder cumplir con lo prometido. Ni siquiera tenía la intención de voltear a ver quiénes lo seguían. Sus manos sujetaban como tenazas unas coloridas bolsas impresas con el logo de un importante centro comercial. En cada esquina brillaban prendas y objetos amarillos que se ofrecían como amuletos para tener un buen año. Entre la confusión de los cánticos festivos y la voz ruidosa de la ciudad, se oyó el grotesco freno de un vehículo. El cuerpo rodó por la pista y cayó de golpe contra el borde de la acera. Por unos minutos ese tramo de la ciudad se detuvo. El hombre con el cráneo destrozado se convirtió en el personaje principal de una decena de crónicas periodísticas. Apenas recogieron el cuerpo la ciudad siguió moviéndose igual. En casa, cuatro niños continuaban esperando los obsequios que papá prometió entregarles a fin de año por haber obtenido buenas calificaciones en la escuela.
Llevaba más de cinco cuadras esquivando gentes a toda prisa. A pesar de tener la respiración agitada, él sabía que dejar de correr significaba no poder cumplir con lo prometido. Ni siquiera tenía la intención de voltear a ver quiénes lo seguían. Sus manos sujetaban como tenazas unas coloridas bolsas impresas con el logo de un importante centro comercial. En cada esquina brillaban prendas y objetos amarillos que se ofrecían como amuletos para tener un buen año. Entre la confusión de los cánticos festivos y la voz ruidosa de la ciudad, se oyó el grotesco freno de un vehículo. El cuerpo rodó por la pista y cayó de golpe contra el borde de la acera. Por unos minutos ese tramo de la ciudad se detuvo. El hombre con el cráneo destrozado se convirtió en el personaje principal de una decena de crónicas periodísticas. Apenas recogieron el cuerpo la ciudad siguió moviéndose igual. En casa, cuatro niños continuaban esperando los obsequios que papá prometió entregarles a fin de año por haber obtenido buenas calificaciones en la escuela.
Relato 1353 . 192 palabras
MARCO ANTONIO SILVA MANTILLA
CHIMBOTE – PERÚ
EL ESPECIALISTA
Hoy me desaceré de ella. ¡Sí! ¡Tiene que ser hoy! Aunque disfruto acariciándola en la mañana, debo admitir que en los últimos días ha estado insoportable y simplona. Habrá quienes me den la razón en esta quisquillosa empresa; otros, alimentados por la sensiblería, me invitarán a meditarlo un poco y sugerirán una buena moldeada como solución, antes que desaparecerla. Por eso no he dejado suelto el rumor de lo que haré. Eso sí, debo actuar con prisa, antes de que el sentimentalismo me abroche con su camisa de fuerza e impida que lleve a cabo mi plan. En la agenda del celular está grabado el número de Roy, él es todo un especialista en este tipo de cosas y hará el trabajo por mí, pues debo admitir que tanto coraje no tengo para obrar contra ella, ya que por el tiempo compartido siento que la extrañaré cuando ya no esté.
- ¿Roy tendrás tiempo esta tarde? Necesito una cita.
- Claro Jhon. Estoy libre a las seis. ¿Acabarás al fin con ella?
- ¡Así es! Y tiene que ser hoy.
1. Será como tú dices amigo. Esta tarde desapareceremos tu feroz barba.
Hoy me desaceré de ella. ¡Sí! ¡Tiene que ser hoy! Aunque disfruto acariciándola en la mañana, debo admitir que en los últimos días ha estado insoportable y simplona. Habrá quienes me den la razón en esta quisquillosa empresa; otros, alimentados por la sensiblería, me invitarán a meditarlo un poco y sugerirán una buena moldeada como solución, antes que desaparecerla. Por eso no he dejado suelto el rumor de lo que haré. Eso sí, debo actuar con prisa, antes de que el sentimentalismo me abroche con su camisa de fuerza e impida que lleve a cabo mi plan. En la agenda del celular está grabado el número de Roy, él es todo un especialista en este tipo de cosas y hará el trabajo por mí, pues debo admitir que tanto coraje no tengo para obrar contra ella, ya que por el tiempo compartido siento que la extrañaré cuando ya no esté.
- ¿Roy tendrás tiempo esta tarde? Necesito una cita.
- Claro Jhon. Estoy libre a las seis. ¿Acabarás al fin con ella?
- ¡Así es! Y tiene que ser hoy.
1. Será como tú dices amigo. Esta tarde desapareceremos tu feroz barba.
Relato 1354 . 146 palabras
ALEJANDRA PLANET SEPÚLVEDA
SANTIAGO - CHILE
LIBERTAD
Con una fascinación increíble fue moviendo sus dedos de la mano, como lo hace un niño recién nacido. Luego estiró su torso lleno de cicatrices que le dejaron las heridas de las batallas en que tuvo que combatir. Estaba huyendo de una vida miserable y de las desgracias que produce la violencia. No le interesaban las medallas ni los aplausos que la gente le brindaba. Siempre deseó vivir una gran historia de amor como en una novela rosa, pero por alguna razón que desconocía se vio envuelto en conflictos bélicos, guerra de poderes y situaciones que jamás le agradaron.
Siguió moviendo cada parte de su cuerpo con destreza y cuando por fin pudo sacar sus pies de la prisión sintió el verdadero placer de la libertad. Miró con extrañeza el nuevo mundo que lo recibía y caminó extasiado alrededor del libro que le dio la vida.
Con una fascinación increíble fue moviendo sus dedos de la mano, como lo hace un niño recién nacido. Luego estiró su torso lleno de cicatrices que le dejaron las heridas de las batallas en que tuvo que combatir. Estaba huyendo de una vida miserable y de las desgracias que produce la violencia. No le interesaban las medallas ni los aplausos que la gente le brindaba. Siempre deseó vivir una gran historia de amor como en una novela rosa, pero por alguna razón que desconocía se vio envuelto en conflictos bélicos, guerra de poderes y situaciones que jamás le agradaron.
Siguió moviendo cada parte de su cuerpo con destreza y cuando por fin pudo sacar sus pies de la prisión sintió el verdadero placer de la libertad. Miró con extrañeza el nuevo mundo que lo recibía y caminó extasiado alrededor del libro que le dio la vida.
Relato 1355 . 31 palabras
CARLOS MARIO URIBE ÁLVAREZ
MANIZALES - COLOMBIA
PREDESTINACIÓN
Cuando dios supo que el novel escritor, Juan Noelberg había decidido escribir la inicial de su nombre en minúscula, decidió negarle todo el prestigio y la fortuna que le tenía reservada.
Cuando dios supo que el novel escritor, Juan Noelberg había decidido escribir la inicial de su nombre en minúscula, decidió negarle todo el prestigio y la fortuna que le tenía reservada.
Relato 1356 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 11). no podrán presentarse a esta edición los ganadores de ediciones anteriores.
Relato 1357 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 1358 . 150 palabras
MERITXELL COELLO TORTAJADA
LAS ROZAS (MADRID) -ESPAÑA
EN LA CIUDAD DORMIDA
La lluvia caía con la fuerza justa para no hacer ruido y por un momento dejé de sentir mi cuerpo. La calle se abría ante mí con una sonrisa macabra. Ya ni siquiera dolía. La luz pintaba los charcos de tristes colores que se borraban a medida que mis piernas robaban un paso más de aquella ciudad dormida.
Nada, nada ni nadie podía verme. Sólo el cambio de verde a rojo de unos semáforos inútiles y el palpitar de aquellas vidas tras las paredes.
Me sentí más sola que nunca, más pequeña que nunca. Los edificios me ahogaban con esa grandeza torpe de lo humano y bajo mis pies, como una constante amenaza, de nuevo, los latidos acompasados de todas aquellas paredes.
…Y allí me di cuenta, nadie podría verme si no gritaba y seguí caminando, seguí buscando una mano a la que agarrarme, unos ojos en los que mirarme…
La lluvia caía con la fuerza justa para no hacer ruido y por un momento dejé de sentir mi cuerpo. La calle se abría ante mí con una sonrisa macabra. Ya ni siquiera dolía. La luz pintaba los charcos de tristes colores que se borraban a medida que mis piernas robaban un paso más de aquella ciudad dormida.
Nada, nada ni nadie podía verme. Sólo el cambio de verde a rojo de unos semáforos inútiles y el palpitar de aquellas vidas tras las paredes.
Me sentí más sola que nunca, más pequeña que nunca. Los edificios me ahogaban con esa grandeza torpe de lo humano y bajo mis pies, como una constante amenaza, de nuevo, los latidos acompasados de todas aquellas paredes.
…Y allí me di cuenta, nadie podría verme si no gritaba y seguí caminando, seguí buscando una mano a la que agarrarme, unos ojos en los que mirarme…
Relato 1359 . 197 palabras
CARMEN CONCEGLIERI PORTELA .
HUELVA - ESPAÑA.
ES UN COMIENZO
Atontada aún por el efecto de la anestesia, giré la cabeza y lo vi, mi primer hijo. Una carita redondita y rosada coronada por una mata de pelo negro.
Mi suegra se percató de mi resucitar, sacó al bebé de la cunita y lo acostó a mi lado, en la cama, enrollado hasta la nariz con una toquita celeste.
-Aquí tienes a tu hijo- me dijo con una gran sonrisa.
No me lo podía creer, olía a pan recién hecho y miel. Ese ser tan precioso se había estado moviendo dentro de mi barriga estos últimos meses, por él vinieron náuseas y ardores, aguanté los pies hinchados como flotadores, gané dieciocho kilos y sufrí una cesárea.
Había merecido la pena. Mi esperado compañero había llegado.
Descubrí su rostro y le toqué los labios, luego la barbilla, bostezó. Decidí repetirle lo que cada mañana le había gritado durante el embarazo, esta vez con un tono cercano:
-¡Buenos días, Alejandro!
En ese instante, giró la carita hacia mí y me miró con sus ojos azules y rasgados. Debió pensar que al fin le ponía cara a la pesada de su madre. Yo comprendí que me había enamorado para siempre.
Atontada aún por el efecto de la anestesia, giré la cabeza y lo vi, mi primer hijo. Una carita redondita y rosada coronada por una mata de pelo negro.
Mi suegra se percató de mi resucitar, sacó al bebé de la cunita y lo acostó a mi lado, en la cama, enrollado hasta la nariz con una toquita celeste.
-Aquí tienes a tu hijo- me dijo con una gran sonrisa.
No me lo podía creer, olía a pan recién hecho y miel. Ese ser tan precioso se había estado moviendo dentro de mi barriga estos últimos meses, por él vinieron náuseas y ardores, aguanté los pies hinchados como flotadores, gané dieciocho kilos y sufrí una cesárea.
Había merecido la pena. Mi esperado compañero había llegado.
Descubrí su rostro y le toqué los labios, luego la barbilla, bostezó. Decidí repetirle lo que cada mañana le había gritado durante el embarazo, esta vez con un tono cercano:
-¡Buenos días, Alejandro!
En ese instante, giró la carita hacia mí y me miró con sus ojos azules y rasgados. Debió pensar que al fin le ponía cara a la pesada de su madre. Yo comprendí que me había enamorado para siempre.
Relato 1360 . 102 palabras
CARMEN CONCEGLIERI PORTELA .
HUELVA - ESPAÑA.
LA IMPORTANCIA DE SER CAPAZ DE RESUMIR EN TODO MOMENTO Y CIRCUNSTANCIA
Hoy contamos en nuestro programa con la colaboración especial del Sr. Mentado, presidente de la asociación de padres solteros de la bonita y pintoresca localidad de Monte Arriba. Imaginamos que no debe ser fácil la doble tarea de madre y padre, las imponentes responsabilidades a las diariamente se tendrá que enfrentar en soledad.
- Díganos Sr, Mentado, ¿podría poner a nuestra audiencia en antecedentes haciéndonos un breve resumen de cómo transcurre su vida?
-Nací, crecí, hice el amor, tuve un hijo, su madre se largó, yo me quedé, lo crié y moriré.
-Er…gracias Sr. Mentado. Damos paso a unos breves consejos publicitarios.
- Díganos Sr, Mentado, ¿podría poner a nuestra audiencia en antecedentes haciéndonos un breve resumen de cómo transcurre su vida?
-Nací, crecí, hice el amor, tuve un hijo, su madre se largó, yo me quedé, lo crié y moriré.
-Er…gracias Sr. Mentado. Damos paso a unos breves consejos publicitarios.
Relato 1361 . 197 palabras
CARMEN CONCEGLIERI PORTELA .
HUELVA - ESPAÑA.
TUVE QUE SIMPLIFICAR
Los restos de mi vida se amontonaban en las estanterías, en el suelo, bajo la cama, encima de la mesa de mi escritorio, en alacenas, armarios y cajones.
Ropa, comida, relaciones que no llevan a ninguna parte, fotografías, recibos sin pagar, simbólicos números de teléfono y pastillas de colores.
Así que lo decidí. Me levanté el lunes por la mañana después de un fin de semana ideal, de esos de barbacoa en familia, litros de cerveza para soportarlo y al llegar a casa, montones de ropa sucia y cacharros para recoger.
Llamé a mi jefe, le dije todo lo que pensaba de él, bueno y malo, y me despedí.
Llamé a mi marido a su trabajo, le conté todo lo que había guardado dentro tantos años, bueno y malo, y le dije adiós.
Dejé a mis hijos una nota en el frigorífico, donde les comentaba todo lo bueno y malo desde que llegaron, sobrevivirían sin mí.
Anulé mi cita en la peluquería, cogí la maquinilla, y para bien o para mal, me rapé la cabeza.
Tiré el DNI, las tarjetas de crédito y coloqué una muda en mi mochila de la Universidad.
Así partí, ¿crees que regresé?
Relato 1362 . 194 palabras
NATIVIDAD MATEOS CASTILLA
ZARAGOZA - ESPAÑA
BALANCEO
La vio sentada en su vieja hamaca, balanceándose suavemente. Observó la mirada perdida, las manos ajadas y la boca entreabierta. Casi no la reconocía, no era igual que la mujer vivaracha que aparecía en las fotos sobre la mesilla blanca a su derecha. La miraba insistentemente, pero ella parecía no darse cuenta. Se detuvo en sus arrugas, en el pelo recogido en un moño revuelto. Se preguntó porqué nadie la había peinado mejor, porqué sus hijos no la habrían vestido con más esmero, con un pijama bonito, de colores alegres. Siguió espiándola, el mentón en otro tiempo altivo caía hacia el suelo triste, sin fuerza. No sabía su nombre, y cualquier intento de comunicación con ella le parecía absurdo.
Sin cesar de mirarla, se hundió en otros pensamientos, consiguiendo incluso obviar la presencia de aquella mujer menuda que tenía enfrente. Súbitamente, el corazón le dio un vuelco. Fijó su vista en ella, sus ojos azules la miraban de frente, fijamente. Desvió un poco la mirada y vio algo que le llamó la atención, un trozo de madera, dorado, con pliegues complicados y dentro, un espejo. Pero para entonces, ya no recordaba para qué servían.
La vio sentada en su vieja hamaca, balanceándose suavemente. Observó la mirada perdida, las manos ajadas y la boca entreabierta. Casi no la reconocía, no era igual que la mujer vivaracha que aparecía en las fotos sobre la mesilla blanca a su derecha. La miraba insistentemente, pero ella parecía no darse cuenta. Se detuvo en sus arrugas, en el pelo recogido en un moño revuelto. Se preguntó porqué nadie la había peinado mejor, porqué sus hijos no la habrían vestido con más esmero, con un pijama bonito, de colores alegres. Siguió espiándola, el mentón en otro tiempo altivo caía hacia el suelo triste, sin fuerza. No sabía su nombre, y cualquier intento de comunicación con ella le parecía absurdo.
Sin cesar de mirarla, se hundió en otros pensamientos, consiguiendo incluso obviar la presencia de aquella mujer menuda que tenía enfrente. Súbitamente, el corazón le dio un vuelco. Fijó su vista en ella, sus ojos azules la miraban de frente, fijamente. Desvió un poco la mirada y vio algo que le llamó la atención, un trozo de madera, dorado, con pliegues complicados y dentro, un espejo. Pero para entonces, ya no recordaba para qué servían.
Relato 1363 . 188 palabras
ANDRÉS DEHNHARDT TRONCOSO.
SANTIAGO - CHILE.
ANDRÉS DEHNHARDT TRONCOSO.
SANTIAGO - CHILE.
PICADURA
Me picó y lo maté, así de simple – afirmó la señora Olejnik.
¡Pero señora, es el último espécimen de la Aracnis Esteparis! ¡Pensábamos que estaba extinta!
Y un rábano – exclamó con molestia – Déme el maldito antídoto, y luego llora a su araña.
Señora, usted no entiende. – El médico, un joven de rasgos hindúes, se incorporó y se rascó la nuca. Optó por lo más simple.
Al parecer, mató al último espécimen que quedaba. No hay contraveneno contra eso.
La señora lo quedó mirando con los ojos como plato, y trasuntó pavor.
¿Y eso que significa? ¿Qué me voy a morir?
El médico, de pie, parecía la muerte con bata blanca y faz piadosa.
Si señora. Lo siento, pero va a morir.
¡Pero como es posible que no puedan hacer algo! ¡Dígame, que tengo que hacer!
El médico, apenado, le mostró el pañuelo en el que traía a la araña aplastada.
Devuélvala a la vida.
Se quedaron mirando, en silencio. La pequeña herida parecía punzar cada vez más, como si un corazón se hubiera instalado ahí, creciendo, bombeando veneno mortal. Pronto vendría el frío, y se apagaría la luz.
Me picó y lo maté, así de simple – afirmó la señora Olejnik.
¡Pero señora, es el último espécimen de la Aracnis Esteparis! ¡Pensábamos que estaba extinta!
Y un rábano – exclamó con molestia – Déme el maldito antídoto, y luego llora a su araña.
Señora, usted no entiende. – El médico, un joven de rasgos hindúes, se incorporó y se rascó la nuca. Optó por lo más simple.
Al parecer, mató al último espécimen que quedaba. No hay contraveneno contra eso.
La señora lo quedó mirando con los ojos como plato, y trasuntó pavor.
¿Y eso que significa? ¿Qué me voy a morir?
El médico, de pie, parecía la muerte con bata blanca y faz piadosa.
Si señora. Lo siento, pero va a morir.
¡Pero como es posible que no puedan hacer algo! ¡Dígame, que tengo que hacer!
El médico, apenado, le mostró el pañuelo en el que traía a la araña aplastada.
Devuélvala a la vida.
Se quedaron mirando, en silencio. La pequeña herida parecía punzar cada vez más, como si un corazón se hubiera instalado ahí, creciendo, bombeando veneno mortal. Pronto vendría el frío, y se apagaría la luz.
Relato 1364 . 142 palabras
MIREYA GARCÍA GRACIA
ZARAGOZA – ESPAÑA
EL ARRENDADOR DE SOMBRAS
Viernes. Las cuatro y media. Acabo el curro en paz y me voy a casa conduciendo. Pongo la radio y en la nacional narran el horror de los campos de refugiados. Sigo en paz. Es fin de semana. Oigo entonces que los negros más fuertes cobran media ración a los más débiles por dejarles comer a la sombra de alguna acacia. Se acabó la paz.
Llamo a Krugman. Se lo cuento. Defiende el mercado a toda costa. Me dice que okey, que así funciona, que su abuela ya alquilaba toldos a los turistas en la playa. Será imbécil…
Cojo el avión a Somalia y mato a los cabrones que arriendan sombras. Entonces sobreviene la avalancha y todos los negros van a la carrera hasta las acacias. Nada cambia porque allí, bajo sus ramas, los más fornidos siguen apaleando a los más frágiles.
Viernes. Las cuatro y media. Acabo el curro en paz y me voy a casa conduciendo. Pongo la radio y en la nacional narran el horror de los campos de refugiados. Sigo en paz. Es fin de semana. Oigo entonces que los negros más fuertes cobran media ración a los más débiles por dejarles comer a la sombra de alguna acacia. Se acabó la paz.
Llamo a Krugman. Se lo cuento. Defiende el mercado a toda costa. Me dice que okey, que así funciona, que su abuela ya alquilaba toldos a los turistas en la playa. Será imbécil…
Cojo el avión a Somalia y mato a los cabrones que arriendan sombras. Entonces sobreviene la avalancha y todos los negros van a la carrera hasta las acacias. Nada cambia porque allí, bajo sus ramas, los más fornidos siguen apaleando a los más frágiles.
Relato 1365 . 104 palabras
MIREYA GARCÍA GRACIA
ZARAGOZA - ESPAÑA
AMBOS SATISFECHOS
La niña, preciosa, con sus dos coletas tiesas, no tendría más de dos años. Al sentir como sus pies desaparecían en la arena se quedó agarrotada. Luego levantó uno, lentamente, después el otro. Parecía no gustarle esa sensación. Su abuelo intentó cogerla en brazos, pero la pequeña rehuyó su ayuda y se revolvió, queriéndole arrebatar al anciano el calzado que llevaba puesto.
“¡Qué cabezota!” le dije. "Es mujer", me contestó él.
Entonces consiguió ponerse aquellas sandalias quince números mayores que las suyas y anduvo feliz hasta la orilla. Allí se las quitó, elevó sus brazos hacia su abuelo y continuaron el paseo, ambos satisfechos.
La niña, preciosa, con sus dos coletas tiesas, no tendría más de dos años. Al sentir como sus pies desaparecían en la arena se quedó agarrotada. Luego levantó uno, lentamente, después el otro. Parecía no gustarle esa sensación. Su abuelo intentó cogerla en brazos, pero la pequeña rehuyó su ayuda y se revolvió, queriéndole arrebatar al anciano el calzado que llevaba puesto.
“¡Qué cabezota!” le dije. "Es mujer", me contestó él.
Entonces consiguió ponerse aquellas sandalias quince números mayores que las suyas y anduvo feliz hasta la orilla. Allí se las quitó, elevó sus brazos hacia su abuelo y continuaron el paseo, ambos satisfechos.
Relato 1366 . 150 palabras
CARLOS ENRIQUE RODRIGO LÓPEZ
TOLEDO – ESPAÑA
EL OFICIO DE MORIR
27 de agosto de 1950. 18 horas. Hostal“Albergo Roma”. Habitación 346. Una misión: matar al poeta. Los hinchas de la Reggina abandonan el hostal, dirección estación Dora tras empatar a uno con el Torino. Los alrededores transpiran el sosiego del esqueleto indiferenciado de la multitud. El protocolo de aquella tarde gris ceniza exigiría una neorrealista, discreta y siempre eficaz beretta de 8 milímetros. Pero Cesare se dirige con paso firme y directo a la habitación. Entra y cierra la puerta tras de sí como quien cierra algo más que una puerta. Abre su fólder. Contenido: 16 poemas y una foto de Connie. Escruta la foto y se escruta el rostro ante el ostentoso espejo de cornucopia. Espeta un melodramático “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. A la mañana siguiente su cuerpo y una nota: "El suicida es un homicida frustrado. Se mata por temor a matar a los otros".
27 de agosto de 1950. 18 horas. Hostal“Albergo Roma”. Habitación 346. Una misión: matar al poeta. Los hinchas de la Reggina abandonan el hostal, dirección estación Dora tras empatar a uno con el Torino. Los alrededores transpiran el sosiego del esqueleto indiferenciado de la multitud. El protocolo de aquella tarde gris ceniza exigiría una neorrealista, discreta y siempre eficaz beretta de 8 milímetros. Pero Cesare se dirige con paso firme y directo a la habitación. Entra y cierra la puerta tras de sí como quien cierra algo más que una puerta. Abre su fólder. Contenido: 16 poemas y una foto de Connie. Escruta la foto y se escruta el rostro ante el ostentoso espejo de cornucopia. Espeta un melodramático “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. A la mañana siguiente su cuerpo y una nota: "El suicida es un homicida frustrado. Se mata por temor a matar a los otros".
Relato 1367 . 167 palabras
JOSÉ CARLOS NÚÑEZ GONZÁLEZ
BARCARROTA (BADAJOZ) – ESPAÑA
LIBERTAD
«Te aseguro que aquí vas a estar muy bien, Lázaro. Claro, puedes divertirte como quieras, siempre que cumplas las reglas. Sí, hijo, hay reglas, como en todos los colegios. No, no puedes salir fuera después de las diez, ni comer entre horas, pero durante las comidas puedes repetir si quieres. No lo sé, supongo que te darán un menú. No, no creo que haya tarta de chocolate. ¿Cómo? ¿Ponerte tu camiseta verde? No Lázaro, aquí solo puedes llevar uniforme, pero cuando vayas a casa te la puedes poner. ¿Que si podrás ver la tele? Claro que sí, siempre que termines tus tareas diarias. Venga, deja ya de hacer preguntas, que tenemos que llevarte a tu nueva habitación. Cuando llegues hijo, cuando llegues. ¿Ves? Ahora puedes leer un rato. ¿Qué? ¿Que qué es una gaviota? Es un ave. ¿Que quisieras ser una? Qué cosas tienes, Lázaro. No, claro que no conozco a ninguna. Además, ¿qué es lo que tiene una gaviota que no tengas tú? »
- Libertad.
«Te aseguro que aquí vas a estar muy bien, Lázaro. Claro, puedes divertirte como quieras, siempre que cumplas las reglas. Sí, hijo, hay reglas, como en todos los colegios. No, no puedes salir fuera después de las diez, ni comer entre horas, pero durante las comidas puedes repetir si quieres. No lo sé, supongo que te darán un menú. No, no creo que haya tarta de chocolate. ¿Cómo? ¿Ponerte tu camiseta verde? No Lázaro, aquí solo puedes llevar uniforme, pero cuando vayas a casa te la puedes poner. ¿Que si podrás ver la tele? Claro que sí, siempre que termines tus tareas diarias. Venga, deja ya de hacer preguntas, que tenemos que llevarte a tu nueva habitación. Cuando llegues hijo, cuando llegues. ¿Ves? Ahora puedes leer un rato. ¿Qué? ¿Que qué es una gaviota? Es un ave. ¿Que quisieras ser una? Qué cosas tienes, Lázaro. No, claro que no conozco a ninguna. Además, ¿qué es lo que tiene una gaviota que no tengas tú? »
- Libertad.
Relato 1368 . 89 palabras
JOSÉ CARLOS NÚÑEZ GONZÁLEZ
BARCARROTA (BADAJOZ) – ESPAÑA
RENACER
Por ellos nos enteramos... Ya venía. No nos quedaba más tiempo. Logré golpear de nuevo la trampilla, pero fue inútil. Me ardían los pulmones, el corazón me latía desbocado y, finalmente, me dejé caer. Los recuerdos me inundaban, se alejaban, me aturdían y se volvían a alejar. «Despierta, ya está aquí», me susurró alguien con una voz inhumana. Abrí los ojos, y frente a mí se erguía una figura encapuchada con una guadaña apoyada contra su hombro izquierdo. «Saluda a la Muerte», me dijo el fantasma. «Tu nueva madre».
Por ellos nos enteramos... Ya venía. No nos quedaba más tiempo. Logré golpear de nuevo la trampilla, pero fue inútil. Me ardían los pulmones, el corazón me latía desbocado y, finalmente, me dejé caer. Los recuerdos me inundaban, se alejaban, me aturdían y se volvían a alejar. «Despierta, ya está aquí», me susurró alguien con una voz inhumana. Abrí los ojos, y frente a mí se erguía una figura encapuchada con una guadaña apoyada contra su hombro izquierdo. «Saluda a la Muerte», me dijo el fantasma. «Tu nueva madre».
Relato 1369 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto en formato .doc .rtf ó .txt . Documento adjunto en formato desconocido
Relato 1370 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto en formato .doc .rtf ó .txt . Documento adjunto en formato desconocido
Relato 1371 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto en formato .doc .rtf ó .txt . Documento adjunto en formato desconocido
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto en formato .doc .rtf ó .txt . Documento adjunto en formato desconocido
Relato 1372 . 79 palabras
FERNANDO VILLASEÑOR ULLOA
GUADALAJARA - MÉXICO
CURA MALDITA
Tal como el medico le indicó en varias recetas y después de mucha charla, dejó de fumar, de beber (sobre todo sus amados alcoholes y coca colas), de trasnochar, de irse de putas, de jugar fútbol a golpes y de comer grasa en forma excesiva.
Cuando su cuerpo sintió el cambio, la cintura regreso a su lugar, las camisas le quedaron grandes y el cuero le estorbaba. Justo cuando parecía que iba a recuperar la salud, murió de aburrimiento.
Tal como el medico le indicó en varias recetas y después de mucha charla, dejó de fumar, de beber (sobre todo sus amados alcoholes y coca colas), de trasnochar, de irse de putas, de jugar fútbol a golpes y de comer grasa en forma excesiva.
Cuando su cuerpo sintió el cambio, la cintura regreso a su lugar, las camisas le quedaron grandes y el cuero le estorbaba. Justo cuando parecía que iba a recuperar la salud, murió de aburrimiento.
Relato 1373 . 180 palabras
FERNANDO VILLASEÑOR ULLOA
GUADALAJARA - MÉXICO
IMAGINACIÓN CASTIGADA
Los custodios le llamaban la atención constantemente, destruían su meditación a macanazos e insultos, sin embargo tenían que cuidar a tantos otros, que no podían centrar su atención solamente en él. Se le llevó a una celda de castigo, a varios metros bajo tierra, sin la posibilidad de ver la luz del sol; a pesar de eso, las cosas empeoraban aún más.
El presidiario aquél, dictaminaron los psicólogos, solía escaparse diariamente de su encierro mediante su imaginación. Era necesario que su mal ejemplo no cundiera, cuando se está en la cárcel, se debe permanecer en la misma con todo y la imaginación, la libertad trae consigo ideas, o incluso arrepentimientos.
La junta directiva del penal dictaminó la solución, después de escuchar a especialistas que cobraron mucho dinero por la mágica receta. Decretaron llenar su celda con artefactos de radio y televisión satelital, videos y películas de las más variadas clasificaciones, revistas con todas las X posibles, libros, lápices, papel, cuadernos y múltiples fotografías.
Por razones de seguridad (laboral y profesional) era necesario que dentro del reclusorio nada detuviera su encierro.
Los custodios le llamaban la atención constantemente, destruían su meditación a macanazos e insultos, sin embargo tenían que cuidar a tantos otros, que no podían centrar su atención solamente en él. Se le llevó a una celda de castigo, a varios metros bajo tierra, sin la posibilidad de ver la luz del sol; a pesar de eso, las cosas empeoraban aún más.
El presidiario aquél, dictaminaron los psicólogos, solía escaparse diariamente de su encierro mediante su imaginación. Era necesario que su mal ejemplo no cundiera, cuando se está en la cárcel, se debe permanecer en la misma con todo y la imaginación, la libertad trae consigo ideas, o incluso arrepentimientos.
La junta directiva del penal dictaminó la solución, después de escuchar a especialistas que cobraron mucho dinero por la mágica receta. Decretaron llenar su celda con artefactos de radio y televisión satelital, videos y películas de las más variadas clasificaciones, revistas con todas las X posibles, libros, lápices, papel, cuadernos y múltiples fotografías.
Por razones de seguridad (laboral y profesional) era necesario que dentro del reclusorio nada detuviera su encierro.
Relato 1374 . 187 palabras
FERNANDO VILLASEÑOR ULLOA
GUADALAJARA - MÉXICO
INFIDELIDAD
La revancha puede convertirse en uno de los peores males de la especie, cuando se nublan nuestras expectativas por algo que alguien nos hizo, lo mejor sería dejar pasar las cosas, otorgar el perdón, continuar con la propia vida. Pero existen situaciones que claman desde nuestros adentros, que nos ponen en ebullición y en un momento dado, nuestras mentes no tienen lugar para otra cosa que no sea la venganza.
La infidelidad de que fueron objeto por sus respectivas parejas los llevó hasta ese sentimiento que sin habérselo propuesto compartían. Más que amantes, se convirtieron en vengadores de injurias.
Hicieron justicia con su propio cuerpo.
Entre embestidas lúbricas y promesas de amor eterno, se cobraron las infidelidades pasadas y futuras. Conjuraron el verbo vengar en todos los tiempos, personas y posiciones posibles.
La alianza de desagravio se disolvió con los primeros rayos de un amanecer que no sería como ningún otro.
Cada quién volvió a su casa, regresaron al lecho de su deshonra para terminar con el último residuo de las afrentas pasadas, sabiendo que desde una noche atrás se habían hecho justicia con sus propios cuerpos.
La revancha puede convertirse en uno de los peores males de la especie, cuando se nublan nuestras expectativas por algo que alguien nos hizo, lo mejor sería dejar pasar las cosas, otorgar el perdón, continuar con la propia vida. Pero existen situaciones que claman desde nuestros adentros, que nos ponen en ebullición y en un momento dado, nuestras mentes no tienen lugar para otra cosa que no sea la venganza.
La infidelidad de que fueron objeto por sus respectivas parejas los llevó hasta ese sentimiento que sin habérselo propuesto compartían. Más que amantes, se convirtieron en vengadores de injurias.
Hicieron justicia con su propio cuerpo.
Entre embestidas lúbricas y promesas de amor eterno, se cobraron las infidelidades pasadas y futuras. Conjuraron el verbo vengar en todos los tiempos, personas y posiciones posibles.
La alianza de desagravio se disolvió con los primeros rayos de un amanecer que no sería como ningún otro.
Cada quién volvió a su casa, regresaron al lecho de su deshonra para terminar con el último residuo de las afrentas pasadas, sabiendo que desde una noche atrás se habían hecho justicia con sus propios cuerpos.
Relato 1375 . 163 palabras
ANA MARÍA RODRÍGUEZ GIL
NIQUERO, (GRANMA) - CUBA
EL DESHIELO
Miro y observo el fenómeno del deshielo, se intenta que los televidentes tengamos conciencia de lo que ocurre en los polos.
De ver tanta agua tengo sed, hace calor y voy al refrigerador. La puerta del congelador no está totalmente cerrada, en la mitad se ha descongelado la escarcha y me invade la preocupación.
Salgo a la calle y me sorprende una violenta tormenta, tengo que esperar en una cafetería. Hay dos niños contándose alegres historias, llega el camarero y le sirve las copas de helado. Cuando alivian la risa, ya todo se ha descongelado. Vuelven a pedir otro helado y miden la risa a intervalos.
Después de la lluvia intento tomar un taxi, pero la vía está congestionada con cientos de autos, unos tocan el claxon y otros gritan blasfemias, a todos les preocupa llegar rápido, todos pagan por llegar a casa o volver a tener el hielo, en el helado y el congelador, pero a casi nadie le duele el deshielo.
Miro y observo el fenómeno del deshielo, se intenta que los televidentes tengamos conciencia de lo que ocurre en los polos.
De ver tanta agua tengo sed, hace calor y voy al refrigerador. La puerta del congelador no está totalmente cerrada, en la mitad se ha descongelado la escarcha y me invade la preocupación.
Salgo a la calle y me sorprende una violenta tormenta, tengo que esperar en una cafetería. Hay dos niños contándose alegres historias, llega el camarero y le sirve las copas de helado. Cuando alivian la risa, ya todo se ha descongelado. Vuelven a pedir otro helado y miden la risa a intervalos.
Después de la lluvia intento tomar un taxi, pero la vía está congestionada con cientos de autos, unos tocan el claxon y otros gritan blasfemias, a todos les preocupa llegar rápido, todos pagan por llegar a casa o volver a tener el hielo, en el helado y el congelador, pero a casi nadie le duele el deshielo.
Relato 1376 . 112 palabras
MARIO GUEVARA PAREDES
CUSCO - PERÚ
PLUSVALIA
Después de una acalorada discusión, el convicto y confeso trotskista, poniendo en práctica su ideología marxista (conocimiento que le sirvió para salir airoso de incontables polémicas, que derivaban de que el mundo está jodido por los dictados del Tío Sam, que introduce sus pestilentes narices donde nadie se lo solicita, pues este viejo pendenciero y manganzón se cree gendarme de la humanidad), intentó disuadir a su cónyuge para no contratar los servicios de una empleada del hogar, porque consideraba que ese trabajo iba contra de sus principios materialistas, dado que la explotarían como viles e infames capitalistas...
La mujer, con la parsimonia de siempre, le contestó: ¿Y quién lavará tu mugrosa ropa?
Después de una acalorada discusión, el convicto y confeso trotskista, poniendo en práctica su ideología marxista (conocimiento que le sirvió para salir airoso de incontables polémicas, que derivaban de que el mundo está jodido por los dictados del Tío Sam, que introduce sus pestilentes narices donde nadie se lo solicita, pues este viejo pendenciero y manganzón se cree gendarme de la humanidad), intentó disuadir a su cónyuge para no contratar los servicios de una empleada del hogar, porque consideraba que ese trabajo iba contra de sus principios materialistas, dado que la explotarían como viles e infames capitalistas...
La mujer, con la parsimonia de siempre, le contestó: ¿Y quién lavará tu mugrosa ropa?
Relato 1377 . 49 palabras
MARIO GUEVARA PAREDES
CUSCO - PERÚ
EL BOXEADOR
Desde infante se preparó para ser boxeador. Y conforme crecía, su única preocupación era convertirse en famoso peleador. Por eso, comía como boxeador, pensaba como boxeador y dormía como boxeador. Cuando por primera vez subió al ring subestimando al rival, cayó fulminado por knock out en el primer round.
Desde infante se preparó para ser boxeador. Y conforme crecía, su única preocupación era convertirse en famoso peleador. Por eso, comía como boxeador, pensaba como boxeador y dormía como boxeador. Cuando por primera vez subió al ring subestimando al rival, cayó fulminado por knock out en el primer round.
Relato 1378 . 42 palabras
CRISTINA ARES CHICOTE
MÓSTOLES (MADRID) - ESPAÑA
LA TORRE DE CRISTAL
Andrés habitaba en una torre de cristal en el piso más alto. Le gustaba mirar el mundo desde arriba.
Hasta que el cristal se hizo añicos; la caída resultó dolorosa.
Pero el siguió viviendo más cerca de las nubes que del suelo.
Andrés habitaba en una torre de cristal en el piso más alto. Le gustaba mirar el mundo desde arriba.
Hasta que el cristal se hizo añicos; la caída resultó dolorosa.
Pero el siguió viviendo más cerca de las nubes que del suelo.
Relato 1379 . 65 palabras
CRISTINA ARES CHICOTE
MÓSTOLES (MADRID) - ESPAÑA
LA SOMBRA AUSENTE
Su sombra le había abandonado. No debió tratarla tan mal.
Al principio ni notó su ausencia, ¿para qué la necesitaba, siempre siguiéndole a todas partes?
Cuando la gente comenzó a rehuir su presencia, procuró ocultarse de la luz diurna y más tarde de la luz artificial de la noche.
Terminó convirtiéndose en fotofóbico, con fama de excéntrico solitario, habitante perenne del mundo de las sombras.
Su sombra le había abandonado. No debió tratarla tan mal.
Al principio ni notó su ausencia, ¿para qué la necesitaba, siempre siguiéndole a todas partes?
Cuando la gente comenzó a rehuir su presencia, procuró ocultarse de la luz diurna y más tarde de la luz artificial de la noche.
Terminó convirtiéndose en fotofóbico, con fama de excéntrico solitario, habitante perenne del mundo de las sombras.
Relato 1380 . 100 palabras
CRISTINA ARES CHICOTE
MÓSTOLES (MADRID) - ESPAÑA
EL DIBUJO
Tiró el instrumentó al suelo, con rabia. era imposible que lograse tocar la Sonata para Flauta. Se la enredaban los dedos, no tenía oído musical y su interpretación era pésima. Se sintió decepcionado, así no impresionaría a Amelia mañana.
Ya en la cama, se espabiló con una idea; había algo que sí se le daba bien y podía resultar. Cogió su bloc y los lápices de colores y se afanó en la tarea. Sonrió al terminar, el perrito le había quedado impecable.
Se durmió imaginando la sorpresa de ella, cuando el cachorro salido de su imaginación saltase a sus brazos.
Tiró el instrumentó al suelo, con rabia. era imposible que lograse tocar la Sonata para Flauta. Se la enredaban los dedos, no tenía oído musical y su interpretación era pésima. Se sintió decepcionado, así no impresionaría a Amelia mañana.
Ya en la cama, se espabiló con una idea; había algo que sí se le daba bien y podía resultar. Cogió su bloc y los lápices de colores y se afanó en la tarea. Sonrió al terminar, el perrito le había quedado impecable.
Se durmió imaginando la sorpresa de ella, cuando el cachorro salido de su imaginación saltase a sus brazos.
Relato 1381 . 179 palabras
NICOLÁS JORGE RONCO VALENTI
ROSARIO - ARGENTINA
ALMOHADAS FLUORESCENTES
Aldemio arropó a su hijo y le dio un beso en la mejilla. Pa, puedo dodmid con la luz enzendida, le dijo Dalmirito a su padre. Al ser tan chiquito aún hablaba con errores de ortografía. No ijo, no te preocupes, los monstruos no existen, A menos que te ayas portado mal, Aí sí, aparecen debajo de tu cama esperando que te duermas para llevarte a su mundo y comerte los ojos. Aldemio había decidido hablar sin haches, Total en la mayoría de los casos no se pronuncian, pensaba. No, ijo, no te preocupes, era solo una broma, confesó Aldemio entre risas mientras apagaba la luz y cerraba la puerta dejando a su hijo temblando bajo las sábanas. Lo que no sabía Aldemio era que Jacinta, su mujer, había comprado unos almohadones con ojos fluorescentes que brillan en la oscuridad y los había escondido bajo la cama para dárselos como regalo a Dalmirito la mañana siguiente, ni que más tarde Dalmiro, juntando coraje, iba a espiar debajo de su cama, acto que le iba a provocar un grito ahogado y un trauma que le iba a impedir mirar a la gente a los ojos por el resto de su vida.
Aldemio arropó a su hijo y le dio un beso en la mejilla. Pa, puedo dodmid con la luz enzendida, le dijo Dalmirito a su padre. Al ser tan chiquito aún hablaba con errores de ortografía. No ijo, no te preocupes, los monstruos no existen, A menos que te ayas portado mal, Aí sí, aparecen debajo de tu cama esperando que te duermas para llevarte a su mundo y comerte los ojos. Aldemio había decidido hablar sin haches, Total en la mayoría de los casos no se pronuncian, pensaba. No, ijo, no te preocupes, era solo una broma, confesó Aldemio entre risas mientras apagaba la luz y cerraba la puerta dejando a su hijo temblando bajo las sábanas. Lo que no sabía Aldemio era que Jacinta, su mujer, había comprado unos almohadones con ojos fluorescentes que brillan en la oscuridad y los había escondido bajo la cama para dárselos como regalo a Dalmirito la mañana siguiente, ni que más tarde Dalmiro, juntando coraje, iba a espiar debajo de su cama, acto que le iba a provocar un grito ahogado y un trauma que le iba a impedir mirar a la gente a los ojos por el resto de su vida.
Relato 1382 . 200 palabras
ALEJANDRA LEONOR PARRA
CITY BELL (LA PLATA) - ARGENTINA
PRIMAVERA DESDE SU FALDA
Ella levanta el día con un bostezo, le pone chinelas a la rutina, estira un café con leche, tostadas y manteca sobre el mantel.
Va a las habitaciones, les da un beso a los chicos, canta, corre las cortinas, borda un sol.
Mientras el agua chilla de tanta hornalla, prepara el mate, se acomoda en el espejo al pasar por el pasillo, y aparece al pie de la cama matrimonial repasando la lista de “tareas compartidas”.
Un esposo mudo la mira, y asiente mientras se rasca las ideas y peina su hastío.
Saluda desde la entrada, a la familia que se va.
Vuelve sobre sus pasos y lustra los rincones, hace las compras, estira las sábanas que añejan sexo.
Según el día, hace gimnasia después de traer los chicos de la escuela o torta de chocolate, lleva al mayor a rugby, a Juan a football, repasa las carpetas desprolijas, ayuda a poner ojalillos, mira torneos de playstation.
Según el día, se desnuda de madre, se viste de esposa.
Todos los viernes, se baña, se perfuma y camina hasta la plaza, sola, de noche.
Un hombre la espera.
Sus manos infractoras la inauguran, le sacan el envoltorio, la pintan de verde.
Ella levanta el día con un bostezo, le pone chinelas a la rutina, estira un café con leche, tostadas y manteca sobre el mantel.
Va a las habitaciones, les da un beso a los chicos, canta, corre las cortinas, borda un sol.
Mientras el agua chilla de tanta hornalla, prepara el mate, se acomoda en el espejo al pasar por el pasillo, y aparece al pie de la cama matrimonial repasando la lista de “tareas compartidas”.
Un esposo mudo la mira, y asiente mientras se rasca las ideas y peina su hastío.
Saluda desde la entrada, a la familia que se va.
Vuelve sobre sus pasos y lustra los rincones, hace las compras, estira las sábanas que añejan sexo.
Según el día, hace gimnasia después de traer los chicos de la escuela o torta de chocolate, lleva al mayor a rugby, a Juan a football, repasa las carpetas desprolijas, ayuda a poner ojalillos, mira torneos de playstation.
Según el día, se desnuda de madre, se viste de esposa.
Todos los viernes, se baña, se perfuma y camina hasta la plaza, sola, de noche.
Un hombre la espera.
Sus manos infractoras la inauguran, le sacan el envoltorio, la pintan de verde.
Relato 1383 . 74 palabras
MARIO GUEVARA PAREDES
CUSCO – PERU
SUDACA
A pesar de todo, te dirán extranjero; algunos, trotamundos; otros, emigrante. Y para la despistada mayoría, siempre serás un indeseable sudaca. Pero tú, trabajador responsable, que laboras como un indocumentado, sin horario ni paga justa, que duermes mal y comes peor, eres, para colmo, un latinoamericano, es decir, una insoportable mierda. Aún así, en tus intermitentes sueños cargados de nostalgia, buscas con insistencia a la madre patria. Pero, lamentablemente, encontraste a la puta madre.
A pesar de todo, te dirán extranjero; algunos, trotamundos; otros, emigrante. Y para la despistada mayoría, siempre serás un indeseable sudaca. Pero tú, trabajador responsable, que laboras como un indocumentado, sin horario ni paga justa, que duermes mal y comes peor, eres, para colmo, un latinoamericano, es decir, una insoportable mierda. Aún así, en tus intermitentes sueños cargados de nostalgia, buscas con insistencia a la madre patria. Pero, lamentablemente, encontraste a la puta madre.
Relato 1384 . 200 palabras
NICOLÁS JORGE RONCO VALENTI
ROSARIO - ARGENTINA
PIRINCHOS
Faltaban tres horas para la película cuando Annie se lanzó a la tarea de desenredar su cabello. Lo mejor es que comiences por las puntas y avances hacia el centro, se abalanzó Paula. Desoyendo a su hermana, vació dos botellas de crema enjuague, introdujo el peine y comenzó a tirar hacia abajo. El peine se vio pronto aprisionado entre los enmarañados cabellos que no daban el brazo a torcer, por lo que acudieron en su ayuda su hermana y su madre. Aferrándose al mango las tres tiraron con todas sus fuerzas. Tras varios minutos los cabellos finalmente cedieron arrojando a sus contrincantes al suelo. Ese no es el zapatito que usaste en la muestra de salsa cuando tenías nueve años, se sobresaltó la mamá. Enganchado entre los dientes del peine colgaba un pequeño zapatito.
Transcurridas dos horas lograron liberar un disfraz de Halloween, la campera de una de sus amigas, unas pantuflas de su infancia, un cachorro de nueve meses y a su novio Alejandro que les contó a las anonadadas y exhaustas vencedoras que lo último que recordaba era estar recostado en un sillón junto a ella cuando de pronto se perdió en el dulce aroma de sus cabellos.
Faltaban tres horas para la película cuando Annie se lanzó a la tarea de desenredar su cabello. Lo mejor es que comiences por las puntas y avances hacia el centro, se abalanzó Paula. Desoyendo a su hermana, vació dos botellas de crema enjuague, introdujo el peine y comenzó a tirar hacia abajo. El peine se vio pronto aprisionado entre los enmarañados cabellos que no daban el brazo a torcer, por lo que acudieron en su ayuda su hermana y su madre. Aferrándose al mango las tres tiraron con todas sus fuerzas. Tras varios minutos los cabellos finalmente cedieron arrojando a sus contrincantes al suelo. Ese no es el zapatito que usaste en la muestra de salsa cuando tenías nueve años, se sobresaltó la mamá. Enganchado entre los dientes del peine colgaba un pequeño zapatito.
Transcurridas dos horas lograron liberar un disfraz de Halloween, la campera de una de sus amigas, unas pantuflas de su infancia, un cachorro de nueve meses y a su novio Alejandro que les contó a las anonadadas y exhaustas vencedoras que lo último que recordaba era estar recostado en un sillón junto a ella cuando de pronto se perdió en el dulce aroma de sus cabellos.
Relato 1385 . 191 palabras
GEMA VEGA MORALES
IBIZA, (BALEARES) - ESPAÑA
TOMAD Y COMED
Manuel es mi amigo. Es casi parte de mí. Y ahora lo sostengo agonizante entre mis brazos, acunándolo mientras muere. Estamos solos, los dos, aquí perdidos en algún lugar de la blancura infinita que nos rodea. Han pasado casi seis días desde que la avalancha sepultó nuestro futuro. Sólo nosotros dos conseguimos nadar a arañazos hacia la vida. O eso creímos.
Han pasado casi seis días y la pierna ya ni me duele. Ni la siento. Voy recogiendo puñados rabiosos de nieve que queman mi lengua y saben a hiel. No puedo moverme, así que lo arrastro hacia mí e intento introducir un poco de tiempo en su boca.
Han pasado casi seis días y a él se le va escapando la vida en forma de cuna sangrienta que la nieve bebe, sedienta y voraz. Intento escapar conjurando un pasado que me rescate de la locura, pero sólo puedo ver su cuerpo roto.
Mañana será ya el séptimo día y estaré sólo. Mañana tendré que decidir si alimento mi esperanza con la carne de Manuel.
(...)
Hoy es el séptimo día. Manuel era mi amigo. Y ya es parte de mí.
Manuel es mi amigo. Es casi parte de mí. Y ahora lo sostengo agonizante entre mis brazos, acunándolo mientras muere. Estamos solos, los dos, aquí perdidos en algún lugar de la blancura infinita que nos rodea. Han pasado casi seis días desde que la avalancha sepultó nuestro futuro. Sólo nosotros dos conseguimos nadar a arañazos hacia la vida. O eso creímos.
Han pasado casi seis días y la pierna ya ni me duele. Ni la siento. Voy recogiendo puñados rabiosos de nieve que queman mi lengua y saben a hiel. No puedo moverme, así que lo arrastro hacia mí e intento introducir un poco de tiempo en su boca.
Han pasado casi seis días y a él se le va escapando la vida en forma de cuna sangrienta que la nieve bebe, sedienta y voraz. Intento escapar conjurando un pasado que me rescate de la locura, pero sólo puedo ver su cuerpo roto.
Mañana será ya el séptimo día y estaré sólo. Mañana tendré que decidir si alimento mi esperanza con la carne de Manuel.
(...)
Hoy es el séptimo día. Manuel era mi amigo. Y ya es parte de mí.
Relato 1386 . 200 palabras
GEMA VEGA MORALES
IBIZA, (BALEARES) - ESPAÑA
LA DISCUSIÓN
—Eres una bruja —dijo él mientras la señalaba con un dedo acusador.
—Y tú eres un cabrón insensible. Sí, sí, que me quieres mucho, que me necesitas, que qué harías tú sin mí… pero a la mínima que me despisto aprovechas para pegármela con cualquier pelandrusca de tres al cuarto. Que sepas que ésta es la última vez que lo haces, no pienso soportar más esta situación ¡Abrase visto mayor animal que tú! Y claro, si yo me mosqueo porque andas entre las faldas de la primera que te llama es mía la culpa ¿no? Y otra vez lo de siempre, que si es tu trabajo, que tienes que acudir, que hay unas prioridades… ¿Y yo? ¿Qué pasa si soy yo la que te necesita? ¡Ah, no! Ya se sabe, la confianza da asco, crees que me tienes asegurada y voy a aguantar todos tus desplantes. ¡Y me da igual lo que diga tu jefe! ¿Qué se habrá creído esa bestia pestilente? Dile de mi parte que se vaya al infierno. Mira, ha sido la gota que colma el vaso, no te invocaré nunca más ¡íncubo desagradecido! —ella se dio la vuelta, agarró firme la escoba y se fue volando.
—Eres una bruja —dijo él mientras la señalaba con un dedo acusador.
—Y tú eres un cabrón insensible. Sí, sí, que me quieres mucho, que me necesitas, que qué harías tú sin mí… pero a la mínima que me despisto aprovechas para pegármela con cualquier pelandrusca de tres al cuarto. Que sepas que ésta es la última vez que lo haces, no pienso soportar más esta situación ¡Abrase visto mayor animal que tú! Y claro, si yo me mosqueo porque andas entre las faldas de la primera que te llama es mía la culpa ¿no? Y otra vez lo de siempre, que si es tu trabajo, que tienes que acudir, que hay unas prioridades… ¿Y yo? ¿Qué pasa si soy yo la que te necesita? ¡Ah, no! Ya se sabe, la confianza da asco, crees que me tienes asegurada y voy a aguantar todos tus desplantes. ¡Y me da igual lo que diga tu jefe! ¿Qué se habrá creído esa bestia pestilente? Dile de mi parte que se vaya al infierno. Mira, ha sido la gota que colma el vaso, no te invocaré nunca más ¡íncubo desagradecido! —ella se dio la vuelta, agarró firme la escoba y se fue volando.
Relato 1387 . 126 palabras
GEMA VEGA MORALES
IBIZA, (BALEARES) - ESPAÑA
LA CLASE
«A ver chicos cómo os lo explico —dijo doña Asunción, maestra de tercer curso, mientras se masajeaba la barbilla ordeñándole alguna idea—. Esto ya lo hemos estudiado en ocasiones anteriores…
» ¿Os acordáis de cuando la humanidad creía que el mundo era plano? ¿Y cuando asumía que la salud el cuerpo la regulaban cuatro humores: bilis, flema, sangre y bilis negra? ¿Y de cuando se daba por sentado que nuestra herencia biológica se hallaba en los genes, esos que ahora llamamos el virus KK78? Sí, todas fueron teorías incorrectas, pero que cada una en su tiempo fue tomada como la verdad absoluta. Venga, hoy podéis salir a jugar fuera, que la cúpula está reparada y ya no se filtra la atmósfera exterior por ninguna fisura.»
«A ver chicos cómo os lo explico —dijo doña Asunción, maestra de tercer curso, mientras se masajeaba la barbilla ordeñándole alguna idea—. Esto ya lo hemos estudiado en ocasiones anteriores…
» ¿Os acordáis de cuando la humanidad creía que el mundo era plano? ¿Y cuando asumía que la salud el cuerpo la regulaban cuatro humores: bilis, flema, sangre y bilis negra? ¿Y de cuando se daba por sentado que nuestra herencia biológica se hallaba en los genes, esos que ahora llamamos el virus KK78? Sí, todas fueron teorías incorrectas, pero que cada una en su tiempo fue tomada como la verdad absoluta. Venga, hoy podéis salir a jugar fuera, que la cúpula está reparada y ya no se filtra la atmósfera exterior por ninguna fisura.»
Relato 1388 . 200 palabras
LAURA RINCÓN SANZ.
PUERTOLLANO (CIUDAD REAL) – ESPAÑA
LA REALIDAD ES CRUEL
Iba corriendo, necesitaba escapar, estaba cansada y ya no podía más.
Me estaban persiguiendo, dos hombres corrían detrás de mí y yo no tenía escapatoria, la desesperación cada vez me abrumaba más, estaba indefensa.
Consiguieron atraparme, tenían los ojos desorbitados, estaban locos, nunca había visto a nadie con la cara tan desencajada, era algo descomunal.
Yo no podía hacer nada, tenía que esperar, ver la reacción de aquellos hombres, estaba totalmente indefensa y sola.
Lloraba, no podía hacer otra cosa, intentaba contenerme pero era incapaz, no tenía tantas fuerzas.
Aquellos hombres empezaron a hablar de tráfico de órganos, allí ya no pude controlar mi miedo, empecé a sollozar más fuerte, era incapaz de callar una nube de pensamientos que no conseguía distinguir ni yo me inundaron.
Entonces empezaron ha hacerme rajas, mi cuerpo sangraba, me moría de dolor, era algo horrible.
Así poco a poco me fui quedando sin fuerzas, se me cerraban los ojos, y el dolor cada vez se hacía mas intenso, cada segundo era insoportable.
Me sacaron todos los órganos sin excepción y le pusieron una etiqueta con el precio, como si fuese un jersey o una camiseta.
Ese fue mi fin, así pasé a otra vida.
Iba corriendo, necesitaba escapar, estaba cansada y ya no podía más.
Me estaban persiguiendo, dos hombres corrían detrás de mí y yo no tenía escapatoria, la desesperación cada vez me abrumaba más, estaba indefensa.
Consiguieron atraparme, tenían los ojos desorbitados, estaban locos, nunca había visto a nadie con la cara tan desencajada, era algo descomunal.
Yo no podía hacer nada, tenía que esperar, ver la reacción de aquellos hombres, estaba totalmente indefensa y sola.
Lloraba, no podía hacer otra cosa, intentaba contenerme pero era incapaz, no tenía tantas fuerzas.
Aquellos hombres empezaron a hablar de tráfico de órganos, allí ya no pude controlar mi miedo, empecé a sollozar más fuerte, era incapaz de callar una nube de pensamientos que no conseguía distinguir ni yo me inundaron.
Entonces empezaron ha hacerme rajas, mi cuerpo sangraba, me moría de dolor, era algo horrible.
Así poco a poco me fui quedando sin fuerzas, se me cerraban los ojos, y el dolor cada vez se hacía mas intenso, cada segundo era insoportable.
Me sacaron todos los órganos sin excepción y le pusieron una etiqueta con el precio, como si fuese un jersey o una camiseta.
Ese fue mi fin, así pasé a otra vida.
Relato 1389 . 176 palabras
GEMMA MARÍA URRACA CABRERO
ZARAGOZA – ESPAÑA
EL FRÍO NO SIENTE CALOR
El día que me abandonó colocó una vela sobre mi mano. Enciéndela, dijo, y mira como se consume. Así entenderás que me ha pasado. Sin más, cogió su maleta, cerró la puerta y se marchó. No supe nada más de ella.
Encendí la vela, la miré con tristeza, su luz tenue y silenciosa absorbió todos mis pensamientos y adormilado con su brillo pude ver como aquella blanca y firme vela comenzaba a derramar cera por sus costados formando hilos que me recordaron a las lágrimas que tantas veces ella había derramado.
Poco a poco la vela empezó a desfigurarse, su grosor aumentó hasta perder su forma y lentamente, hundiéndose sobre sí misma, ladeándose como si sintiese dolor, acabó convirtiéndose en un charco de cera, restos de lo que era.
Lo último en sucumbir fue la llama, que tras parpadear varias veces, acabó apagándose sin nada ya por lo que arder. Y entonces, solo entonces me di cuenta de que sostenía la vela sobre la palma de mi mano y de que ni siquiera me había quemado.
El día que me abandonó colocó una vela sobre mi mano. Enciéndela, dijo, y mira como se consume. Así entenderás que me ha pasado. Sin más, cogió su maleta, cerró la puerta y se marchó. No supe nada más de ella.
Encendí la vela, la miré con tristeza, su luz tenue y silenciosa absorbió todos mis pensamientos y adormilado con su brillo pude ver como aquella blanca y firme vela comenzaba a derramar cera por sus costados formando hilos que me recordaron a las lágrimas que tantas veces ella había derramado.
Poco a poco la vela empezó a desfigurarse, su grosor aumentó hasta perder su forma y lentamente, hundiéndose sobre sí misma, ladeándose como si sintiese dolor, acabó convirtiéndose en un charco de cera, restos de lo que era.
Lo último en sucumbir fue la llama, que tras parpadear varias veces, acabó apagándose sin nada ya por lo que arder. Y entonces, solo entonces me di cuenta de que sostenía la vela sobre la palma de mi mano y de que ni siquiera me había quemado.
Relato 1390 . 192 palabras
ROCÍO ANTÚNEZ VELASCO
TOLEDO – ESPAÑA
MI PRIMER DÍA DE INSTITUTO
Recuerdo perfectamente el primer día de instituto, fue un momento aterrador; de pasar de estar con tus amigos en la misma clase 9 años, a estar con personas que no conoces de nada.
Pero la verdad es que nos trataron muy bien y eso, quieras que no, te tranquiliza. Los primeros días fueron muy difíciles; yo recuerdo que cuando estaba en mi colegio quería pasar a 1º de ESO, pero ya una vez que estás allí, quieres despertarte un buen día y que nada de eso haya pasado.
Ya conforme iba pasando el tiempo y al saber que por lo menos te había tocado con alguien de tus amigos del colegio, te ibas integrando cada vez más.
También te ponía nerviosa estar con la intriga de qué profesor te había tocado (tal vez uno bueno, malo o exigente), bueno, lo importante era estar con un profesor que te ayudase a entender las cosas que no hubieras comprendido.
A mí me gustó cuando nos dijeron que había un montón de concursos y excursiones.
Lo peor que puede haber en un instituto son los partes, pero, en fin, el instituto es una experiencia inolvidable.
Recuerdo perfectamente el primer día de instituto, fue un momento aterrador; de pasar de estar con tus amigos en la misma clase 9 años, a estar con personas que no conoces de nada.
Pero la verdad es que nos trataron muy bien y eso, quieras que no, te tranquiliza. Los primeros días fueron muy difíciles; yo recuerdo que cuando estaba en mi colegio quería pasar a 1º de ESO, pero ya una vez que estás allí, quieres despertarte un buen día y que nada de eso haya pasado.
Ya conforme iba pasando el tiempo y al saber que por lo menos te había tocado con alguien de tus amigos del colegio, te ibas integrando cada vez más.
También te ponía nerviosa estar con la intriga de qué profesor te había tocado (tal vez uno bueno, malo o exigente), bueno, lo importante era estar con un profesor que te ayudase a entender las cosas que no hubieras comprendido.
A mí me gustó cuando nos dijeron que había un montón de concursos y excursiones.
Lo peor que puede haber en un instituto son los partes, pero, en fin, el instituto es una experiencia inolvidable.
Relato 1391 . 129 palabras
BEATRIZ SÁNCHEZ - MARISCAL MEDINA
TOLEDO - ESPAÑA
LUNA
Ella es la única que alumbra la noche, cuando estas lejos de la cuidad, lejos de ruidos, de luces, de contaminación, de gente, de todo… Cuando solo hay silencio, solo resalta ella, la Luna, casi todas las noches vigilando desde sus aposentos en las alturas y brillando con su blanca luz…
Cuando la miramos, parecemos querer descifrar sus manchas, pero nunca sacamos respuestas claras, por eso se enoja y en unos días no se deja ver, se esconde después de haber sufrido un intenso enfado que la dejó roja e hinchada, o, como diríamos nosotros: llena.
No obstante, poquito a poco se recupera de su estado y se deja ver tímidamente y esperando que alguien se fije en ella y descifre sus secretos. Quizás esta vez le hagan caso.
Ella es la única que alumbra la noche, cuando estas lejos de la cuidad, lejos de ruidos, de luces, de contaminación, de gente, de todo… Cuando solo hay silencio, solo resalta ella, la Luna, casi todas las noches vigilando desde sus aposentos en las alturas y brillando con su blanca luz…
Cuando la miramos, parecemos querer descifrar sus manchas, pero nunca sacamos respuestas claras, por eso se enoja y en unos días no se deja ver, se esconde después de haber sufrido un intenso enfado que la dejó roja e hinchada, o, como diríamos nosotros: llena.
No obstante, poquito a poco se recupera de su estado y se deja ver tímidamente y esperando que alguien se fije en ella y descifre sus secretos. Quizás esta vez le hagan caso.
Relato 1392 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto. No envía el documento adjunto
Relato 1393 . 93 palabras
MARTA CAZORLA GARCIA
VELEZ (MALAGA) - ESPAÑA
TODO PASA Y TODO LLEGA
Sé que a veces soy excesivamente positiva y demasiado alegre en momentos de tensión, sé que me empeño en sacar lo positivo y que a pesar de todo por lo que he pasado no entendéis como puedo mantenerme cuerda, pero os puedo asegurar que lo que me pasó lo agradezco ahora, porque si no hubiese luchado y seguido hacia adelante, me habría perdido todo lo que ahora tengo y que considero un tesoro muy preciado. Tengo que valorar lo que consigo día a día y olvidar el pasado, si no, no me levantaría.
Sé que a veces soy excesivamente positiva y demasiado alegre en momentos de tensión, sé que me empeño en sacar lo positivo y que a pesar de todo por lo que he pasado no entendéis como puedo mantenerme cuerda, pero os puedo asegurar que lo que me pasó lo agradezco ahora, porque si no hubiese luchado y seguido hacia adelante, me habría perdido todo lo que ahora tengo y que considero un tesoro muy preciado. Tengo que valorar lo que consigo día a día y olvidar el pasado, si no, no me levantaría.
Relato 1394 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto. No envía el documento adjunto
Relato 1395 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto. No envía el documento adjunto
Relato 1396 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto. No envía el documento adjunto
Relato 1397 . 167 palabras
JOSÉ ANTONIO PARRA DÍAZ-BENITO
BARGAS, (TOLEDO ) - ESPAÑA
JOSÉ ANTONIO PARRA DÍAZ-BENITO
BARGAS, (TOLEDO ) - ESPAÑA
GOTAS DE MARTA
(A Marta del Castillo)
Aturdida por un dolor que ya no siento, me quedo ensimismada con la gota de agua más gruesa que la lluvia de febrero dejó sobre el quicio de la ventana. La toco. Está fría. La yema del dedo se vuelve incolora, insípida, inodora y contagia al resto de la mano, del brazo, de todo mi tronco, líquido en cuestión de segundos. Al instante mi cabeza nada frenéticamente sobre un charco revuelto pero enseguida se hunde. Corro hacia el desagüe, que es áspero y está oscuro, que me marea y me escupe sobre un helado, marrón y veloz río. Tropiezo con ramas, con piedras, con otros cuerpos, con peces y me duele todo lo que se ha quedado por el camino. La llegada al mar es un remolino de confusión que me libera y me tranquiliza, y me hace soñar con acariciar una soleada playa, y me llena de gozo donde jamás pensé que lo encontraría, y me deja, por fin, dormir en paz…
¿Y si no lo hubiera intentado? Mientras dábamos un paseo por aquella ciudad de la que tanto había oído hablar, ella no paraba de hablar. Andábamos por sus calles y conocí todos aquellos rincones que alguna vez había intentado imaginar. Dimos un paseo por el río, el Duero, el siempre nombrado río Duero. Durante unos segundos me quedé pensando. “Sí, estoy en Soria, me dije a mi mismo.
- ¿Que piensas?- me pregunto ella.
- Nada – le contesté. Seguimos andando mientras yo pensaba en cómo mi vida iba a cambiar cuando volviésemos a Madrid. Nunca había tenido tantas ganas de volver a casa, a nuestra casa a partir de ahora.
“¿Y si no lo hubiera intentado?”, me pregunté a mí mismo. La respuesta era sencilla; no sería tan feliz.
Gracias amigo por animarme a intentarlo.
Como todas las tardes iba a coger el tren de vuelta a casa, cansada se sentó a esperar. Cuando el tren entró en la estación se levanto y fue a cogerlo. Vio que venía lleno y como siempre le tocaría hacer de pie todo el trayecto, notó como alguien se le pegaba bastante. Sin mirar atrás intentó separarse pero no tenía espacio, se puso el bolso delante y comprobó que estaba cerrado. En la siguiente parada entró más gente y se sintió todavía más atrapada, estaba empezando a agobiarse. Solo quería bajarse del tren, respirar aire fresco y sentirse libre. Por fin llegó a su parada y se bajó. Comenzó a asustarse cuando sintió que le seguían de cerca, saco el móvil y llamó a su pareja que le esperaba en casa, nadie contestó. Preparó la llave del portal, pero no le dio tiempo, ya estaba detrás. Apenas se giró para verle la cara, el comenzó a besarla. Entraron en el ascensor y desde allí fueron directos a su casa. Se acostaron sin dirigirse la palabra y una vez acabaron él, mientras la abrazaba, dijo “Cariño, un día mas que no hemos ido a hacer la compra” – Ella sonrió.
La fría noche de un 24 de diciembre cualquiera, Alfredo Pérez Pérez llevó a cabo su plan para que quedase lo más perfecto posible: cubrió el camino hasta la horca de pétalos de rosa, puso velas por toda la habitación, llenó las paredes de fotos con gente que había sido importante de una manera u otra para él, como su madre, su única exnovia, o la entrañable dueña de la panadería; hasta se permitió el lujo de escribir una extensa carta de despedida, algo que sólo creía digno de un artista o de una estrella de rock. Por último, se subió al taburete, se aseguró de amarrar su cuello con firmeza sin dejar de sentirse extrañamente cómodo, y se preparó para sus últimos segundos.
Mientras notaba cómo iba perdiendo la consciencia, Alfredo vio cómo una ráfaga de viento entró por el ventanal tumbando las velas, cómo éstas quemaron a su vez los pétalos de rosa, y cómo el fuego devoró rápidamente sus fotografías, así como la nota que había tardado diez semanas en confeccionar. El cruel e insaciable elemento llegó inevitablemente hasta él, sintiendo, en su rápida agonía, el último fracaso de su vida. Murió abrasado.
(A Marta del Castillo)
Aturdida por un dolor que ya no siento, me quedo ensimismada con la gota de agua más gruesa que la lluvia de febrero dejó sobre el quicio de la ventana. La toco. Está fría. La yema del dedo se vuelve incolora, insípida, inodora y contagia al resto de la mano, del brazo, de todo mi tronco, líquido en cuestión de segundos. Al instante mi cabeza nada frenéticamente sobre un charco revuelto pero enseguida se hunde. Corro hacia el desagüe, que es áspero y está oscuro, que me marea y me escupe sobre un helado, marrón y veloz río. Tropiezo con ramas, con piedras, con otros cuerpos, con peces y me duele todo lo que se ha quedado por el camino. La llegada al mar es un remolino de confusión que me libera y me tranquiliza, y me hace soñar con acariciar una soleada playa, y me llena de gozo donde jamás pensé que lo encontraría, y me deja, por fin, dormir en paz…
Relato 1398 . 135 palabras
JESÚS BACAS HERNÁNDEZ
MADRID - ESPAÑA
LA CIUDADJESÚS BACAS HERNÁNDEZ
MADRID - ESPAÑA
¿Y si no lo hubiera intentado? Mientras dábamos un paseo por aquella ciudad de la que tanto había oído hablar, ella no paraba de hablar. Andábamos por sus calles y conocí todos aquellos rincones que alguna vez había intentado imaginar. Dimos un paseo por el río, el Duero, el siempre nombrado río Duero. Durante unos segundos me quedé pensando. “Sí, estoy en Soria, me dije a mi mismo.
- ¿Que piensas?- me pregunto ella.
- Nada – le contesté. Seguimos andando mientras yo pensaba en cómo mi vida iba a cambiar cuando volviésemos a Madrid. Nunca había tenido tantas ganas de volver a casa, a nuestra casa a partir de ahora.
“¿Y si no lo hubiera intentado?”, me pregunté a mí mismo. La respuesta era sencilla; no sería tan feliz.
Gracias amigo por animarme a intentarlo.
Relato 1399 . 199 palabras
JESÚS BACAS HERNÁNDEZ
MADRID - ESPAÑA
IMPULSOSJESÚS BACAS HERNÁNDEZ
MADRID - ESPAÑA
Como todas las tardes iba a coger el tren de vuelta a casa, cansada se sentó a esperar. Cuando el tren entró en la estación se levanto y fue a cogerlo. Vio que venía lleno y como siempre le tocaría hacer de pie todo el trayecto, notó como alguien se le pegaba bastante. Sin mirar atrás intentó separarse pero no tenía espacio, se puso el bolso delante y comprobó que estaba cerrado. En la siguiente parada entró más gente y se sintió todavía más atrapada, estaba empezando a agobiarse. Solo quería bajarse del tren, respirar aire fresco y sentirse libre. Por fin llegó a su parada y se bajó. Comenzó a asustarse cuando sintió que le seguían de cerca, saco el móvil y llamó a su pareja que le esperaba en casa, nadie contestó. Preparó la llave del portal, pero no le dio tiempo, ya estaba detrás. Apenas se giró para verle la cara, el comenzó a besarla. Entraron en el ascensor y desde allí fueron directos a su casa. Se acostaron sin dirigirse la palabra y una vez acabaron él, mientras la abrazaba, dijo “Cariño, un día mas que no hemos ido a hacer la compra” – Ella sonrió.
Relato 1400 . 196 palabras
JAVIER DE PASCUAL LÓPEZ
PARLA (MADRID) - ESPAÑA
LA NOCHE PERFECTAJAVIER DE PASCUAL LÓPEZ
PARLA (MADRID) - ESPAÑA
La fría noche de un 24 de diciembre cualquiera, Alfredo Pérez Pérez llevó a cabo su plan para que quedase lo más perfecto posible: cubrió el camino hasta la horca de pétalos de rosa, puso velas por toda la habitación, llenó las paredes de fotos con gente que había sido importante de una manera u otra para él, como su madre, su única exnovia, o la entrañable dueña de la panadería; hasta se permitió el lujo de escribir una extensa carta de despedida, algo que sólo creía digno de un artista o de una estrella de rock. Por último, se subió al taburete, se aseguró de amarrar su cuello con firmeza sin dejar de sentirse extrañamente cómodo, y se preparó para sus últimos segundos.
Mientras notaba cómo iba perdiendo la consciencia, Alfredo vio cómo una ráfaga de viento entró por el ventanal tumbando las velas, cómo éstas quemaron a su vez los pétalos de rosa, y cómo el fuego devoró rápidamente sus fotografías, así como la nota que había tardado diez semanas en confeccionar. El cruel e insaciable elemento llegó inevitablemente hasta él, sintiendo, en su rápida agonía, el último fracaso de su vida. Murió abrasado.
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