Relato 301 . 171 palabras
MARÍA JOSÉ LAGUNA CASTRO
GRANADA, ESPAÑA
MARÍA JOSÉ LAGUNA CASTRO
GRANADA, ESPAÑA
ESA JOYA VENIDA DE ORIENTE
No hay por dónde mirarla. Es una figurilla horrible de ojos saltones.
El señor, exagerando desmesuradamente, asegura que vale más que la vida de todos los que viven en esta casa, donde yo sirvo desde hace años.
Lleva aquí casi tanto tiempo como yo pero ella, a pesar de su grotesca quietud, atrae a numerosas personalidades de ojillos codiciosos que la escanean con la mirada. En ocasiones se reúnen a tomar licores y parafrasear en torno al pedestal de madera tallada que la sostiene, casi en equilibrio, entre luces y sombras, sin atreverse siquiera a agitar sus panzudas copas demasiado cerca por si el propio aire pudiese alterarla.
No pocas veces les escucho decir que se trata de un ejemplar único, una pieza de museo cuya valía roza lo incalculable.
En esos casos, cuando les oigo, no puedo evitar sonreír con burla. Parezco ser la única que sabe que en su base, bajo un silencio impuesto por una telilla de terciopelo mal pegada, se marcan jocosamente tres palabras: "made in China".
No hay por dónde mirarla. Es una figurilla horrible de ojos saltones.
El señor, exagerando desmesuradamente, asegura que vale más que la vida de todos los que viven en esta casa, donde yo sirvo desde hace años.
Lleva aquí casi tanto tiempo como yo pero ella, a pesar de su grotesca quietud, atrae a numerosas personalidades de ojillos codiciosos que la escanean con la mirada. En ocasiones se reúnen a tomar licores y parafrasear en torno al pedestal de madera tallada que la sostiene, casi en equilibrio, entre luces y sombras, sin atreverse siquiera a agitar sus panzudas copas demasiado cerca por si el propio aire pudiese alterarla.
No pocas veces les escucho decir que se trata de un ejemplar único, una pieza de museo cuya valía roza lo incalculable.
En esos casos, cuando les oigo, no puedo evitar sonreír con burla. Parezco ser la única que sabe que en su base, bajo un silencio impuesto por una telilla de terciopelo mal pegada, se marcan jocosamente tres palabras: "made in China".
Relato 302 . 94 palabras
MIGUEL HERNÁNDEZ GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
MIGUEL HERNÁNDEZ GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
MIEDO
Los focos, el sonido, la gente, los animales,? todo me aterraba en aquel circo. Hasta las risas salían disparadas de la cueva del estómago.
Mil y una veces les había dicho que no quería ir, que prefería quedarme, pero se ve que no querían entenderme. En el fondo, les producía un placer supremo el verme humillado ante esa situación desbordante.
Así que cuando sentí que aquel pastel se estampaba en mi cara supe que la puerta de salida de ese circo volvería a estar en el fondo de una botella de whisky de supermercado.
Los focos, el sonido, la gente, los animales,? todo me aterraba en aquel circo. Hasta las risas salían disparadas de la cueva del estómago.
Mil y una veces les había dicho que no quería ir, que prefería quedarme, pero se ve que no querían entenderme. En el fondo, les producía un placer supremo el verme humillado ante esa situación desbordante.
Así que cuando sentí que aquel pastel se estampaba en mi cara supe que la puerta de salida de ese circo volvería a estar en el fondo de una botella de whisky de supermercado.
Relato 303 . 197 palabras
MIGUEL HERNÁNDEZ GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
MIGUEL HERNÁNDEZ GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
SOLEDAD
Cuando al despertarme te voy a abrazar el aire me recuerda que ahora duermes sobre un lecho de siglos. En el espejo se refleja mi cuerpo lleno de las cicatrices que provocan las cuchilladas del tiempo. Me cuesta mucho vestirme. Será porque hasta mi orgullo se niega a ayudarme. Camino lentamente, frenado por las trampas que la vejez coloca a mis pies. Dicen que murmuro. ¿Por qué gritar, si el árbol no hace ruido?
Recostado en el sillón miro a la ventana esperando a que algún ángel se confunda de dirección y te traiga otra vez conmigo. El teléfono suena para los oídos del resto, los míos sólo funcionan si es tu voz. Me fijo en el reloj para tratar de intimidarle. Quiero que trabaje, que sea justo. Si a ellos no les da tregua, que no se ensañe conmigo.
Vuelvo a la habitación. Desnudo, como estabas tú, como estaban ellos cuando les vi nacer, como está mi vida desde entonces. Otro paso a la bañera, el último, para lavarme, limpiarme, deshacerme del olor a pena que desprendo. Sin piedad, abro el grifo de mis venas y, acurrucado, me empapo de mi sangre. Sangre de mi sangre.
Cuando al despertarme te voy a abrazar el aire me recuerda que ahora duermes sobre un lecho de siglos. En el espejo se refleja mi cuerpo lleno de las cicatrices que provocan las cuchilladas del tiempo. Me cuesta mucho vestirme. Será porque hasta mi orgullo se niega a ayudarme. Camino lentamente, frenado por las trampas que la vejez coloca a mis pies. Dicen que murmuro. ¿Por qué gritar, si el árbol no hace ruido?
Recostado en el sillón miro a la ventana esperando a que algún ángel se confunda de dirección y te traiga otra vez conmigo. El teléfono suena para los oídos del resto, los míos sólo funcionan si es tu voz. Me fijo en el reloj para tratar de intimidarle. Quiero que trabaje, que sea justo. Si a ellos no les da tregua, que no se ensañe conmigo.
Vuelvo a la habitación. Desnudo, como estabas tú, como estaban ellos cuando les vi nacer, como está mi vida desde entonces. Otro paso a la bañera, el último, para lavarme, limpiarme, deshacerme del olor a pena que desprendo. Sin piedad, abro el grifo de mis venas y, acurrucado, me empapo de mi sangre. Sangre de mi sangre.
Relato 304 . 105 palabras
CHRISTIAN LIBRADO CANO
MADRID - ESPAÑA
CHRISTIAN LIBRADO CANO
MADRID - ESPAÑA
MI HERMANO
Mi hermano era el mejor, refulgente como una estrella... fugaz. Recuerdo todos los consejos y las fotografías, los corazones rotos. Siempre estuviste por encima, como Dios. Sólo él puede juzgar tus acciones, las de ahora y las de antes. ¿Acaso estás en un lugar mejor?
Mamá te echa de menos, papá llora cuando cree que nadie le ve. Yo... yo sigo siendo el mismo error de siempre, la sombra de tu sombra, el eco de tu karma. Un accidente.
Y quiero que sepas que vaya donde vaya, sea el cielo o la nada, te quiero. Ocupé tu cama, pero ya es hora de que vuelvas.
Mi hermano era el mejor, refulgente como una estrella... fugaz. Recuerdo todos los consejos y las fotografías, los corazones rotos. Siempre estuviste por encima, como Dios. Sólo él puede juzgar tus acciones, las de ahora y las de antes. ¿Acaso estás en un lugar mejor?
Mamá te echa de menos, papá llora cuando cree que nadie le ve. Yo... yo sigo siendo el mismo error de siempre, la sombra de tu sombra, el eco de tu karma. Un accidente.
Y quiero que sepas que vaya donde vaya, sea el cielo o la nada, te quiero. Ocupé tu cama, pero ya es hora de que vuelvas.
Relato 305 . 191 palabras
AMPARO FERNÁNDEZ RACIONERO
MADRID - ESPAÑA
AMPARO FERNÁNDEZ RACIONERO
MADRID - ESPAÑA
EL ÁNGEL CAÍDO.
A menudo me suceden cosas extrañas. Por eso no me sorprendí. Volvía de cenar y tomar unas copas y aparqué el coche en el callejón de siempre. Fui hasta el maletero y saqué la cubertería y el juego de cuchillos que había comprado aquella tarde.
Entonces lo vi. Estaba tumbado junto a los contenedores de la basura, ya vacíos. Me acerqué. Pensé que estaba muerto, pero no. Aún respiraba. Era hermoso. Yacía allí, desnudo,de costado, como si durmiera, con las inmensas alas blancas reluciendo y las muñecas fuertemente atadas a la espalda con una cuerda . Dejé mis paquetes en el suelo y me arrodillé a su lado. Me sentía fascinada. Era un regalo del destino.
Sí, era mi regalo y lo quería. Mi casa estaba cerca, sin duda podría llevármelo. Me temblaba el puso cuando abrí el paquete de cuchillos. Elegí el más grande. Ni siquiera emitió un gemido cuando le corté las alas. Serían una pieza excelente para mi colección. Estaba tan emocionada que no me di cuenta de que había olvidado mi cubertería nueva y el resto de los cuchillos junto a los contenedores hasta la mañana siguiente.
A menudo me suceden cosas extrañas. Por eso no me sorprendí. Volvía de cenar y tomar unas copas y aparqué el coche en el callejón de siempre. Fui hasta el maletero y saqué la cubertería y el juego de cuchillos que había comprado aquella tarde.
Entonces lo vi. Estaba tumbado junto a los contenedores de la basura, ya vacíos. Me acerqué. Pensé que estaba muerto, pero no. Aún respiraba. Era hermoso. Yacía allí, desnudo,de costado, como si durmiera, con las inmensas alas blancas reluciendo y las muñecas fuertemente atadas a la espalda con una cuerda . Dejé mis paquetes en el suelo y me arrodillé a su lado. Me sentía fascinada. Era un regalo del destino.
Sí, era mi regalo y lo quería. Mi casa estaba cerca, sin duda podría llevármelo. Me temblaba el puso cuando abrí el paquete de cuchillos. Elegí el más grande. Ni siquiera emitió un gemido cuando le corté las alas. Serían una pieza excelente para mi colección. Estaba tan emocionada que no me di cuenta de que había olvidado mi cubertería nueva y el resto de los cuchillos junto a los contenedores hasta la mañana siguiente.
Relato 306 . 192 palabras
MANUEL DAVID MORENO GRANADOS
MÁLAGA - ESPAÑA
MANUEL DAVID MORENO GRANADOS
MÁLAGA - ESPAÑA
EL VIRUS DE LA CRISIS En la calle no se habla de otro tema. La mayor parte de la población mundial padece los síntomas de este nuevo virus y aunque haya expertos investigadores de diversos lugares del planeta que están buscando la vacuna que consiga erradicar esta plaga, a día de hoy no se conoce antídoto alguno que frene esta grave enfermedad.
Sus orígenes fueron los de una simple infección que comenzó adueñándose de las mentes de las personas más vulnerables, las negativas, pero se fue reproduciendo a tal velocidad que actualmente millones de personas sufren sus consecuencias. Parece increíble como, en tan poco tiempo, una palabra tan aparentemente inofensiva puede causar tantísimo daño, sobre todo psicológico, a la raza humana.
¿Qué hacer para volver a estar sanos como antes? ¿Se puede evitar de alguna forma que este poderoso virus siga propagándose por toda la humanidad? ¿Por qué ha mutado tan rápidamente? ¿Por qué se nos ha ido de las manos?
Está muy claro que esta enfermedad también acabará, como todas, y que nuestro organismo se fortalecerá. No olvidemos que, como en la vida misma, hay ciclos positivos y negativos. Este también pasará. La pregunta es cuándo.
Sus orígenes fueron los de una simple infección que comenzó adueñándose de las mentes de las personas más vulnerables, las negativas, pero se fue reproduciendo a tal velocidad que actualmente millones de personas sufren sus consecuencias. Parece increíble como, en tan poco tiempo, una palabra tan aparentemente inofensiva puede causar tantísimo daño, sobre todo psicológico, a la raza humana.
¿Qué hacer para volver a estar sanos como antes? ¿Se puede evitar de alguna forma que este poderoso virus siga propagándose por toda la humanidad? ¿Por qué ha mutado tan rápidamente? ¿Por qué se nos ha ido de las manos?
Está muy claro que esta enfermedad también acabará, como todas, y que nuestro organismo se fortalecerá. No olvidemos que, como en la vida misma, hay ciclos positivos y negativos. Este también pasará. La pregunta es cuándo.
Relato 307 . 148 palabras
ESTEBAN TORRES SAGRA
ÚBEDA (JAÉN) - ESPAÑA
ESTEBAN TORRES SAGRA
ÚBEDA (JAÉN) - ESPAÑA
HUELGA DE JUECES
Un pichón (en pasantía del Cuerpo de palomas, Escala: Mensajeras) llevaba nuevas del transcurso de la huelga desde Plaza Castilla a San Bernardo. Estaba entrenado por algún Subsecretario de un Gobierno anterior, que dejó escrito en un legajo su contrato en prácticas para que siguiera en plantilla cuando a él le descubrieran lo de la trama corrupta. Pero el señor Ministro no había cobrado buenas piezas en la cacería de Jaén y decidió venirse a su despacho con la escopeta y la canana. Un amplio ventanal a la calle sirvió de puesto. Apuntó a todo lo que volaba y, claro, matar al mensajero está de moda. El animal cayó sobre la mesa de negociación desvencijado y algún juez tuvo la osadía de pedir la licencia de caza a su interlocutor ilustre. Al Ministro lo echaron por antiecologista y al juez le incoó expediente informativo un famoso colega suyo.
Un pichón (en pasantía del Cuerpo de palomas, Escala: Mensajeras) llevaba nuevas del transcurso de la huelga desde Plaza Castilla a San Bernardo. Estaba entrenado por algún Subsecretario de un Gobierno anterior, que dejó escrito en un legajo su contrato en prácticas para que siguiera en plantilla cuando a él le descubrieran lo de la trama corrupta. Pero el señor Ministro no había cobrado buenas piezas en la cacería de Jaén y decidió venirse a su despacho con la escopeta y la canana. Un amplio ventanal a la calle sirvió de puesto. Apuntó a todo lo que volaba y, claro, matar al mensajero está de moda. El animal cayó sobre la mesa de negociación desvencijado y algún juez tuvo la osadía de pedir la licencia de caza a su interlocutor ilustre. Al Ministro lo echaron por antiecologista y al juez le incoó expediente informativo un famoso colega suyo.
Relato 308 . 188 palabras
ANGEL FIGUEROBA AMARO
SANT PERE DE RIBES (BARCELONA) ESPAÑA
ANGEL FIGUEROBA AMARO
SANT PERE DE RIBES (BARCELONA) ESPAÑA
NDAR
Dulce es la mañana. Los pies en la gelatina del agua, apenas un rizo. Manos callosas sobre un largo remo azul, blanco, rojo, amarillo, negro y también todos los colores de la vida. Es la nube un ronroneo de avión que dirige su morro hacia el Norte. El Norte... Sí. Tierra de la abundancia. Llena de grandes peces.
Párpado quejoso. El mar, ahíto de tributos, azota desganado los restos de la barca. Por sobre un madero a la deriva, un brazo pendulea lentamente. Mide un trecho del tiempo, hasta quedar inerte. Una gaviota planea en el aire salado, mueve hacia atrás las alas de puntas negras, y posa tras suave graznido, las patas en la roda. Entonces, revuelve entre unos jirones con su pico de pirata, roba un mendrugo ensangrentado, vuela y pone un primer diamante en el cielo. Ojo cerrado. Mi refugio es lo último de tí en mí... Trenzas sueltas. Piernas de ébano. Pintitas de blanca arena. Pulsera brillante en el tobillo... Sonríes hondo. Besas el aire frente a mí. Estampo un beso en la espuma amarga de la ola que engulle profundo y me lleva...
Dulce es la mañana. Los pies en la gelatina del agua, apenas un rizo. Manos callosas sobre un largo remo azul, blanco, rojo, amarillo, negro y también todos los colores de la vida. Es la nube un ronroneo de avión que dirige su morro hacia el Norte. El Norte... Sí. Tierra de la abundancia. Llena de grandes peces.
Párpado quejoso. El mar, ahíto de tributos, azota desganado los restos de la barca. Por sobre un madero a la deriva, un brazo pendulea lentamente. Mide un trecho del tiempo, hasta quedar inerte. Una gaviota planea en el aire salado, mueve hacia atrás las alas de puntas negras, y posa tras suave graznido, las patas en la roda. Entonces, revuelve entre unos jirones con su pico de pirata, roba un mendrugo ensangrentado, vuela y pone un primer diamante en el cielo. Ojo cerrado. Mi refugio es lo último de tí en mí... Trenzas sueltas. Piernas de ébano. Pintitas de blanca arena. Pulsera brillante en el tobillo... Sonríes hondo. Besas el aire frente a mí. Estampo un beso en la espuma amarga de la ola que engulle profundo y me lleva...
Relato 309 . 182 palabras
VÍCTOR MORATA CORTADO
LOS ALCÁZARES (MURCIA) ESPAÑA
VÍCTOR MORATA CORTADO
LOS ALCÁZARES (MURCIA) ESPAÑA
SOLEDAD
Antes de existir ya era. Y era porque tenía plena conciencia. Partiendo de esto, la única pregunta que cabía hacerse era ¿quién fue el Creador? ¿Quién dio la chispa a la vida que mi ser contenía? Y, más importante aún ¿por qué era capaz de hacerme estas preguntas cuando ya fui antes de la propia existencia?
Me moví entre galaxias, acariciando el polvo que las estrellas dejaban a su paso en estelas plateadas. Navegué por todo el Universo en busca de vida inteligente o, al menos, algo que irradiara una esencia vital. No obstante, jamás encontré el espejo en el que ansiaba verme reflejado. Mi ego estaba tan pagado de sí mismo que al reventar, como una onda expansiva, se devoró de dentro hacia afuera y me trajo hasta el lugar en el que me encuentro: un planeta llamado Tierra.
He aquí que he hallado vida en este mundo, una luz en la oscuridad. Sin embargo, al encontrarme frente a las criaturas que lo habitan, me he dado cuenta, más que nunca, de lo solo que me encuentro en este vasto infinito.
Antes de existir ya era. Y era porque tenía plena conciencia. Partiendo de esto, la única pregunta que cabía hacerse era ¿quién fue el Creador? ¿Quién dio la chispa a la vida que mi ser contenía? Y, más importante aún ¿por qué era capaz de hacerme estas preguntas cuando ya fui antes de la propia existencia?
Me moví entre galaxias, acariciando el polvo que las estrellas dejaban a su paso en estelas plateadas. Navegué por todo el Universo en busca de vida inteligente o, al menos, algo que irradiara una esencia vital. No obstante, jamás encontré el espejo en el que ansiaba verme reflejado. Mi ego estaba tan pagado de sí mismo que al reventar, como una onda expansiva, se devoró de dentro hacia afuera y me trajo hasta el lugar en el que me encuentro: un planeta llamado Tierra.
He aquí que he hallado vida en este mundo, una luz en la oscuridad. Sin embargo, al encontrarme frente a las criaturas que lo habitan, me he dado cuenta, más que nunca, de lo solo que me encuentro en este vasto infinito.
Relato 310 . 200 palabras
VÍCTOR MORATA CORTADO
LOS ALCÁZARES (MURCIA) ESPAÑA
VÍCTOR MORATA CORTADO
LOS ALCÁZARES (MURCIA) ESPAÑA
EL ÚLTIMO NÚMERO
Un número perforaba mi cabeza insistentemente. Su significado permanecía oculto. Nada de lo que sus líneas dibujaban era relevante para mi corta inteligencia y mi memoria no conseguía encontrar las claves de aquel rompecabezas. Hice mil millones de combinaciones con cada una de sus partes. Lo volteé hacia arriba y hacia abajo, como si de ese modo pudiera exprimir su secreto en una especie de jugo matemático. Busqué combinaciones imposibles, similitudes inverosímiles entre números primos e incluso traté de emparentarlo con el famoso Pi. Nada de eso funcionó. La desesperación me roía las entrañas. Mis sienes anunciaban un estrepitoso fracaso con un palpitar incesante, abrumador y doloroso. La cabeza comenzó a darme vueltas y los ojos se me nublaron antes de sentir una presión punzante en las pupilas. Todo giró a mi alrededor y los garabatos se mostraron socarrones en el aire, flotando ante mí. La delgada línea que separaba la ficción de la realidad se rompió. Alargué mis brazos en un acto desesperado. Fue inútil. La nausea me invadió e hizo que me arrodillase. Sumiso ante el desconcierto, los números se ordenaron ante mis ojos. Era la última sucesión numérica de la bomba que estaba a punto de estallar.
Un número perforaba mi cabeza insistentemente. Su significado permanecía oculto. Nada de lo que sus líneas dibujaban era relevante para mi corta inteligencia y mi memoria no conseguía encontrar las claves de aquel rompecabezas. Hice mil millones de combinaciones con cada una de sus partes. Lo volteé hacia arriba y hacia abajo, como si de ese modo pudiera exprimir su secreto en una especie de jugo matemático. Busqué combinaciones imposibles, similitudes inverosímiles entre números primos e incluso traté de emparentarlo con el famoso Pi. Nada de eso funcionó. La desesperación me roía las entrañas. Mis sienes anunciaban un estrepitoso fracaso con un palpitar incesante, abrumador y doloroso. La cabeza comenzó a darme vueltas y los ojos se me nublaron antes de sentir una presión punzante en las pupilas. Todo giró a mi alrededor y los garabatos se mostraron socarrones en el aire, flotando ante mí. La delgada línea que separaba la ficción de la realidad se rompió. Alargué mis brazos en un acto desesperado. Fue inútil. La nausea me invadió e hizo que me arrodillase. Sumiso ante el desconcierto, los números se ordenaron ante mis ojos. Era la última sucesión numérica de la bomba que estaba a punto de estallar.
Relato 311 . 193 palabras
VÍCTOR MORATA CORTADO
LOS ALCÁZARES (MURCIA) ESPAÑA
VÍCTOR MORATA CORTADO
LOS ALCÁZARES (MURCIA) ESPAÑA
CUESTIÓN DE AZAR
Con desesperación, se acuclilló para coger algo del suelo. Tres pares de ojos lo miraban escrutadores. El sudor le recorrió la frente y resbaló hasta sus mejillas, mezclándose con las lágrimas incesantes, unas lágrimas que anunciaban el final del trayecto, un final como el del río que disuelve sus aguas en el mar. Quiso quedarse allí abajo, pero una mano lo agarró por la pechera y le obligó a ponerse a la altura de sus tres acompañantes. Sus rostros eran poco afables y su aspecto no buscaba amigos, sino todo lo contrario. Eran enemigos de la vida misma, no había más que mirarles a los ojos para saber qué es lo que esperaban del mundo. Tal vez había sido cosa del azar, del tono de su piel o de su acento. Tal vez una mezcla de todo. Fuese como fuese, le habían sorprendido sin que pudiese oponer resistencia. Y ahora estaba allí, apretando con fuerza aquel pequeño objeto; él decidiría su destino. Los tres cabezas rapadas empujaron al muchacho y le instaron a que procediese. La última imagen que vio fue la del dado cayendo a sus pies susurrando una única palabra: muerte.
Con desesperación, se acuclilló para coger algo del suelo. Tres pares de ojos lo miraban escrutadores. El sudor le recorrió la frente y resbaló hasta sus mejillas, mezclándose con las lágrimas incesantes, unas lágrimas que anunciaban el final del trayecto, un final como el del río que disuelve sus aguas en el mar. Quiso quedarse allí abajo, pero una mano lo agarró por la pechera y le obligó a ponerse a la altura de sus tres acompañantes. Sus rostros eran poco afables y su aspecto no buscaba amigos, sino todo lo contrario. Eran enemigos de la vida misma, no había más que mirarles a los ojos para saber qué es lo que esperaban del mundo. Tal vez había sido cosa del azar, del tono de su piel o de su acento. Tal vez una mezcla de todo. Fuese como fuese, le habían sorprendido sin que pudiese oponer resistencia. Y ahora estaba allí, apretando con fuerza aquel pequeño objeto; él decidiría su destino. Los tres cabezas rapadas empujaron al muchacho y le instaron a que procediese. La última imagen que vio fue la del dado cayendo a sus pies susurrando una única palabra: muerte.
Relato 312 . 90 palabras
NORBERTO SAMUEL BARANCHUK
CABA - ARGENTINA
NORBERTO SAMUEL BARANCHUK
CABA - ARGENTINA
SECUESTROS Y PLAGIOS EN LA CRISIS
Publiqué "Nacer y morir en la crisis" en 1997. Jugué a la lotería los números del Internacional Service Bibliográfico Numeral (ISBN) anotado las primeras páginas. Gané más dinero que con el libro. Para evitar que me plagiaran la novela lo inscribí en la Cámara del Libro, en un trámite de lento y pesado, tuve que pagar cada formulario, dejar cuatro ejemplares y concurrir tres veces. Salía de sus oficinas satisfecho con el último formulario cumplimentado. En la calle, fruto de la crisis social, me secuestraron y estuve encerrado seis meses.
Publiqué "Nacer y morir en la crisis" en 1997. Jugué a la lotería los números del Internacional Service Bibliográfico Numeral (ISBN) anotado las primeras páginas. Gané más dinero que con el libro. Para evitar que me plagiaran la novela lo inscribí en la Cámara del Libro, en un trámite de lento y pesado, tuve que pagar cada formulario, dejar cuatro ejemplares y concurrir tres veces. Salía de sus oficinas satisfecho con el último formulario cumplimentado. En la calle, fruto de la crisis social, me secuestraron y estuve encerrado seis meses.
Relato 313 . 183 palabras
NORBERTO SAMUEL BARANCHUK
CABA - ARGENTINA
NORBERTO SAMUEL BARANCHUK
CABA - ARGENTINA
SE DEJO MORIR
Se despertó temprano. Salió a buscar el diario. Se preparó el desayuno y tomó la primera taza de café, despacio. Empezó por los avisos fúnebres. Después de los sesenta y cinco siempre se encuentra alguien conocido. Según el grado de proximidad, parentesco o importancia del difunto que se anunciaba, partía para el telégrafo, para la florería o para los cementerios de Pilar o Tablada. Le gustaba leer los que tenían una estrellita de David, los raros con la media luna, los agnósticos que no ponían nada delante del apellido y las cruces seguidas de dobles o triples apellidos. Ya estaba por la segunda taza de café con leche, nunca tan sabrosa como la primera, cuando reparó en un aviso que se repetía como diez veces. Publicado por sociedades científicas, clubes deportivos, instituciones vecinales, parientes, amigos y empleados. Así deberían recordarme, pensó. Leyó el apellido y los nombres del titular, eran los suyos. Había fallecido y no estaba enterado. Volvió a leer la dirección de la casa mortuoria a la cual convocaban, tomó nota y, para no faltar a la cita, se dejó morir.
Se despertó temprano. Salió a buscar el diario. Se preparó el desayuno y tomó la primera taza de café, despacio. Empezó por los avisos fúnebres. Después de los sesenta y cinco siempre se encuentra alguien conocido. Según el grado de proximidad, parentesco o importancia del difunto que se anunciaba, partía para el telégrafo, para la florería o para los cementerios de Pilar o Tablada. Le gustaba leer los que tenían una estrellita de David, los raros con la media luna, los agnósticos que no ponían nada delante del apellido y las cruces seguidas de dobles o triples apellidos. Ya estaba por la segunda taza de café con leche, nunca tan sabrosa como la primera, cuando reparó en un aviso que se repetía como diez veces. Publicado por sociedades científicas, clubes deportivos, instituciones vecinales, parientes, amigos y empleados. Así deberían recordarme, pensó. Leyó el apellido y los nombres del titular, eran los suyos. Había fallecido y no estaba enterado. Volvió a leer la dirección de la casa mortuoria a la cual convocaban, tomó nota y, para no faltar a la cita, se dejó morir.
Relato 314 . 148 palabras
NORBERTO SAMUEL BARANCHUK
CABA - ARGENTINA
NORBERTO SAMUEL BARANCHUK
CABA - ARGENTINA
REY LEAR
El Rey Lear regaló a sus hijas su reino y terminó mal. Perdió protagonismo.
Mis hijos, no me prestan la atención debida, por eso les digo: "Hijo eres, padre serás; como tu hagas, así te harán". Se ríen y responden: "Siempre con lo mismo papá". No piden consejos, por lo tanto, no los doy. Si reclaman algo, suelto lo que demandan no más, pero mi reino nunca. La vida es así; si el padre da: ríe el padre y ríe el hijo; si da el hijo: llora el padre y llora el hijo y, seguro la nuera también. No soy feliz, sin embargo sobrevuela una esperanza de cambio, no se cual: un nieto, una nieta, una joven niñera amante de los niños, y de mí. Porque quien ama nunca sabe lo que ama ni sabe por qué ama. Siempre es posible, a través del amor, una reencarnación mágica.
El Rey Lear regaló a sus hijas su reino y terminó mal. Perdió protagonismo.
Mis hijos, no me prestan la atención debida, por eso les digo: "Hijo eres, padre serás; como tu hagas, así te harán". Se ríen y responden: "Siempre con lo mismo papá". No piden consejos, por lo tanto, no los doy. Si reclaman algo, suelto lo que demandan no más, pero mi reino nunca. La vida es así; si el padre da: ríe el padre y ríe el hijo; si da el hijo: llora el padre y llora el hijo y, seguro la nuera también. No soy feliz, sin embargo sobrevuela una esperanza de cambio, no se cual: un nieto, una nieta, una joven niñera amante de los niños, y de mí. Porque quien ama nunca sabe lo que ama ni sabe por qué ama. Siempre es posible, a través del amor, una reencarnación mágica.
Relato 315 . 198 palabras
JAVIER LOARTE OCAÑA
TOLEDO - ESPAÑA
JAVIER LOARTE OCAÑA
TOLEDO - ESPAÑA
LUNES POR LA MAÑANA
Mañana del lunes. Tenía fiebre, así que llamé al trabajo para decir que no iría.
Sentí hambre, me dirigí a la cocina, comí pollo frío y mientras bebía leche, me acerqué a la ventana del patio interior. Estaba absorto mirando las otras ventanas
que podía divisar desde allí. No había demasiada actividad, supongo que la mayoría de mis vecinos estarían trabajando. Pero la ventana del séptimo piso llamó mi atención. Pertenecía a una buhardilla. Pegada al cristal, la frente de una joven lánguida. Sentí lástima por su gesto cabizbajo. Su aspecto enfermizo hizo que temiera lo peor con respecto a sus intenciones?
La lluvia comenzó a salpicar mis cristales. Mientras, pensaba en lo triste de aquella
mañana y observaba como la muchacha se alteraba por momentos llevando sus manos a la cabeza. Me puse nervioso.¿Sería testigo de un suicidio?
No podía hacer nada, nos separaba mucha distancia. Abrió su ventana mirando justo debajo de mi apartamento y gritó:
- Nooooo!
Rápidamente me asomé intentando descubrir a quien gritaba. Era a mi vecino de abajo que, con los ojos desbordados en lágrimas se dirigió a la chica. De su boca solo escuché
-Perdona?.
El muchacho se lanzó al vacío.
Mañana del lunes. Tenía fiebre, así que llamé al trabajo para decir que no iría.
Sentí hambre, me dirigí a la cocina, comí pollo frío y mientras bebía leche, me acerqué a la ventana del patio interior. Estaba absorto mirando las otras ventanas
que podía divisar desde allí. No había demasiada actividad, supongo que la mayoría de mis vecinos estarían trabajando. Pero la ventana del séptimo piso llamó mi atención. Pertenecía a una buhardilla. Pegada al cristal, la frente de una joven lánguida. Sentí lástima por su gesto cabizbajo. Su aspecto enfermizo hizo que temiera lo peor con respecto a sus intenciones?
La lluvia comenzó a salpicar mis cristales. Mientras, pensaba en lo triste de aquella
mañana y observaba como la muchacha se alteraba por momentos llevando sus manos a la cabeza. Me puse nervioso.¿Sería testigo de un suicidio?
No podía hacer nada, nos separaba mucha distancia. Abrió su ventana mirando justo debajo de mi apartamento y gritó:
- Nooooo!
Rápidamente me asomé intentando descubrir a quien gritaba. Era a mi vecino de abajo que, con los ojos desbordados en lágrimas se dirigió a la chica. De su boca solo escuché
-Perdona?.
El muchacho se lanzó al vacío.
Relato 316 . 94 palabras
CARMEN GUZMAN ORTEGA
MALAGA - ESPAÑA
CARMEN GUZMAN ORTEGA
MALAGA - ESPAÑA
ATRAPADA
Los niños intentaban atrapar la luz porque ya habían conseguido atrapar el tiempo. Yo los veía a caballo sobre las tapias, como las buganvillas y contemplaba sus juegos: caballeros y héroes lampiños y damas que freían imaginarias comidas en sus cocinas de juguete.
Ante aquella hermosa representación de la vida, de mi propia vida, me di cuenta de lo que el tiempo y la luz habían hecho en mi cara: el uno me la había marcado de meandros, la otra me la había descubierto.
Pero no me importó y corrí a jugar con ellos.
Los niños intentaban atrapar la luz porque ya habían conseguido atrapar el tiempo. Yo los veía a caballo sobre las tapias, como las buganvillas y contemplaba sus juegos: caballeros y héroes lampiños y damas que freían imaginarias comidas en sus cocinas de juguete.
Ante aquella hermosa representación de la vida, de mi propia vida, me di cuenta de lo que el tiempo y la luz habían hecho en mi cara: el uno me la había marcado de meandros, la otra me la había descubierto.
Pero no me importó y corrí a jugar con ellos.
Relato 317 . 182 palabras
CARMEN GUZMAN ORTEGA
MALAGA - ESPAÑA
CARMEN GUZMAN ORTEGA
MALAGA - ESPAÑA
EL CUBÍCULO
Se pasaba las horas contemplando la televisión. Al principio sólo veía las películas, algún concierto, el telediario y poco más, pero sin apenas darse cuenta se fue aficionando a otros programas, tanto, que ansiaba terminar las tareas de la casa para sentarse en el mullido sofá y tragárselo todo, hasta los anuncios. La tele absorbía de tal manera su atención que empezó por abandonar sus deberes y a sí misma, casi no comía ni se aseaba y su familia se planteaba el llevarla a un psiquiatra.
Una noche, envuelta en su bata de terciopelo azul, cuando todos los programas se habían acabado, cuando en la pantalla del televisor brillaba una luz fría, le fue imposible moverse del sillón y apartar la vista de la pantalla. De pronto, sin saber cómo, se sintió dentro de un cubículo estrecho y frío y que una luz blanca la envolvía. Frente a ella había una mujer sentada en su sillón, una mujer envuelta en su bata de terciopelo azul, una mujer con su propio rostro que miraba la pantalla del televisor con los ojos muy abiertos.
Se pasaba las horas contemplando la televisión. Al principio sólo veía las películas, algún concierto, el telediario y poco más, pero sin apenas darse cuenta se fue aficionando a otros programas, tanto, que ansiaba terminar las tareas de la casa para sentarse en el mullido sofá y tragárselo todo, hasta los anuncios. La tele absorbía de tal manera su atención que empezó por abandonar sus deberes y a sí misma, casi no comía ni se aseaba y su familia se planteaba el llevarla a un psiquiatra.
Una noche, envuelta en su bata de terciopelo azul, cuando todos los programas se habían acabado, cuando en la pantalla del televisor brillaba una luz fría, le fue imposible moverse del sillón y apartar la vista de la pantalla. De pronto, sin saber cómo, se sintió dentro de un cubículo estrecho y frío y que una luz blanca la envolvía. Frente a ella había una mujer sentada en su sillón, una mujer envuelta en su bata de terciopelo azul, una mujer con su propio rostro que miraba la pantalla del televisor con los ojos muy abiertos.
Relato 318 . 139 palabras
CARMEN GUZMAN ORTEGA
MALAGA - ESPAÑA
CARMEN GUZMAN ORTEGA
MALAGA - ESPAÑA
EL GUANTE DELATOR
Aquel lunes amaneció el colegio como si una estampida de búfalos hubiera pasado por allí. Lo peor no fue el robo, sino la desolación y el destrozo: sillas, ordenadores, libros, máquinas de escribir, todo por el suelo. Las clases parecían haber sufrido un invasión de bárbaros, algunas mesas estaban llenas de excrementos y en todas las pizarras habían escrito con tiza: "Maestros cabrones".Todas menos la mía, que estaba intacta y ordenada.
Uno de mis alumnos, bastante conflictivo, pero que me había tomado aprecio, quizás porque yo intentaba llevarlo por el buen camino con cariño y paciencia, y al que yo suponía miembro de una banda juvenil, no hacía más que repetir: "Yo sé quiénes fueron, pero no soy un chivato".
En el cajón de mis lápices, habían dejado caer un guante que parecía decir: "Aquí no se toca".
Aquel lunes amaneció el colegio como si una estampida de búfalos hubiera pasado por allí. Lo peor no fue el robo, sino la desolación y el destrozo: sillas, ordenadores, libros, máquinas de escribir, todo por el suelo. Las clases parecían haber sufrido un invasión de bárbaros, algunas mesas estaban llenas de excrementos y en todas las pizarras habían escrito con tiza: "Maestros cabrones".Todas menos la mía, que estaba intacta y ordenada.
Uno de mis alumnos, bastante conflictivo, pero que me había tomado aprecio, quizás porque yo intentaba llevarlo por el buen camino con cariño y paciencia, y al que yo suponía miembro de una banda juvenil, no hacía más que repetir: "Yo sé quiénes fueron, pero no soy un chivato".
En el cajón de mis lápices, habían dejado caer un guante que parecía decir: "Aquí no se toca".
Relato 319 . 114 palabras
CARLOS MENDOZA BONINO
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, ESPAÑA.
CARLOS MENDOZA BONINO
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, ESPAÑA.
ELEGANCIA
Adora lo elegante. Camina de esa forma que quiere decir "no te conozco". Sabe retirar el saludo y mantenerse en su sitio. Tiene claro quién es y qué quiere. Hace ya tiempo que conoce las clases, las jerarquías y sus diferencias. El mundo es eso. Si el chiquillo de turno se ahoga de hambre en la esquina de enfrente, ella mira hacia otro lado. La tierra es de los fuertes. No acepta dar limosna, evita rozarse siquiera con extraños. Le sobra todo lo que falta a otros. Esto es algo que sabe. Tiene el porte, la clase, las ganas. Algún día también tendrá la suerte de abandonar su nido de cartones en el metro.
Adora lo elegante. Camina de esa forma que quiere decir "no te conozco". Sabe retirar el saludo y mantenerse en su sitio. Tiene claro quién es y qué quiere. Hace ya tiempo que conoce las clases, las jerarquías y sus diferencias. El mundo es eso. Si el chiquillo de turno se ahoga de hambre en la esquina de enfrente, ella mira hacia otro lado. La tierra es de los fuertes. No acepta dar limosna, evita rozarse siquiera con extraños. Le sobra todo lo que falta a otros. Esto es algo que sabe. Tiene el porte, la clase, las ganas. Algún día también tendrá la suerte de abandonar su nido de cartones en el metro.
Relato 320. 192 palabras
MARIANO MORENO CASQUETE
VALENCIA - ESPAÑA
MARIANO MORENO CASQUETE
VALENCIA - ESPAÑA
BRINDIS
"¡Hip! No, no creáis que olvido a todos cuantos habéis colaborado en esta magna obra, desde el más humilde de los protoingenieros, hasta los creativos de grupo A?"
-Esto es insoportable, ya va por el séptimo brindis
-Ahora vendrá el turno de los regalitos, mira ¿no es ese el pelota de Miguel?
-Sí, tenía que ser él. Va a darle el regalo del amigo invisible
-¡Qué horterada!, una pluma musical. Al menos el vino es de calidad, trae la botella
-Toma, oye, ¿te acuerdas de la chapuza que montamos en el sector ocho?
-¡Chist! Te pueden oír, si se enterara el jefe se nos iba a caer el pelo
"Amigos, estoy tan satisfecho de vuestro esfuerzo, que quiero dedicar este brindis?"
-Hum?el bombón helado es excelente ¿Habrá champagne?
-Claro, paga el jefe. Me aburro tanto que voy a guiñarle un ojo a Puri
-Está buenísima, pero como no espabiles se la ligará Pedro
-¡Eh tú!, Luzbel, no dejáis oír nada. Siempre dando la nota ¡Coño!
" a alguien de quien me siento especialmente orgulloso, al prototipo experimentado en el sector ocho, me refiero como todos sabéis ya, a nuestro queridísimo ¡Homo sapiens!"
"¡Hip! No, no creáis que olvido a todos cuantos habéis colaborado en esta magna obra, desde el más humilde de los protoingenieros, hasta los creativos de grupo A?"
-Esto es insoportable, ya va por el séptimo brindis
-Ahora vendrá el turno de los regalitos, mira ¿no es ese el pelota de Miguel?
-Sí, tenía que ser él. Va a darle el regalo del amigo invisible
-¡Qué horterada!, una pluma musical. Al menos el vino es de calidad, trae la botella
-Toma, oye, ¿te acuerdas de la chapuza que montamos en el sector ocho?
-¡Chist! Te pueden oír, si se enterara el jefe se nos iba a caer el pelo
"Amigos, estoy tan satisfecho de vuestro esfuerzo, que quiero dedicar este brindis?"
-Hum?el bombón helado es excelente ¿Habrá champagne?
-Claro, paga el jefe. Me aburro tanto que voy a guiñarle un ojo a Puri
-Está buenísima, pero como no espabiles se la ligará Pedro
-¡Eh tú!, Luzbel, no dejáis oír nada. Siempre dando la nota ¡Coño!
" a alguien de quien me siento especialmente orgulloso, al prototipo experimentado en el sector ocho, me refiero como todos sabéis ya, a nuestro queridísimo ¡Homo sapiens!"
Relato 321 . 198 palabras
JOSÉ ALIPIO GALIANA GONZÁLEZ
YECLA (MURCIA) - ESPAÑA
JOSÉ ALIPIO GALIANA GONZÁLEZ
YECLA (MURCIA) - ESPAÑA
LA LUZ
Ya no puedo caminar. El dolor nace desde mi espalda para morir en mis manos. Trato de zafarme a la vida para alcanzarla a ella, pero me es imposible. No oigo nada, pero sí que puedo ver. Veo su cuerpo tirado, veo la sangre fluir por el asfalto tapando las marcas dejadas por los neumáticos. Trato de llamarla, pero de mi boca no sale ninguna palabra audible, solo un extraño y gutural sonido, como el de un animal. Esta inmóvil, pero por mucho que intento arrastrarme a ella me resulta imposible. Es como si tuviera kilos de cemento endurecido sobre mis piernas, solo mis brazos me responden. Busco una piedra, o un palo que lanzarle, pero cuando lo encuentro veo que ha logrado despertar. Sangra mucho por el costado. Se levanta con dificultad, incluso parece que un poco desorientada. Me llama, me busca. Con el palo que encontré hago ruido golpeando el suelo. Busca el sonido en la oscuridad, de pronto veo una luz a lo lejos, Siempre oí que al morir ves una luz. Se dobla, estoy preparado para despedirme. Por fin me ve, grita mi nombre. El coche me arrolla sin más. Pero ella está viva.
Ya no puedo caminar. El dolor nace desde mi espalda para morir en mis manos. Trato de zafarme a la vida para alcanzarla a ella, pero me es imposible. No oigo nada, pero sí que puedo ver. Veo su cuerpo tirado, veo la sangre fluir por el asfalto tapando las marcas dejadas por los neumáticos. Trato de llamarla, pero de mi boca no sale ninguna palabra audible, solo un extraño y gutural sonido, como el de un animal. Esta inmóvil, pero por mucho que intento arrastrarme a ella me resulta imposible. Es como si tuviera kilos de cemento endurecido sobre mis piernas, solo mis brazos me responden. Busco una piedra, o un palo que lanzarle, pero cuando lo encuentro veo que ha logrado despertar. Sangra mucho por el costado. Se levanta con dificultad, incluso parece que un poco desorientada. Me llama, me busca. Con el palo que encontré hago ruido golpeando el suelo. Busca el sonido en la oscuridad, de pronto veo una luz a lo lejos, Siempre oí que al morir ves una luz. Se dobla, estoy preparado para despedirme. Por fin me ve, grita mi nombre. El coche me arrolla sin más. Pero ella está viva.
Relato 322 . 200 palabras
JOSÉ ALIPIO GALIANA GONZÁLEZ
YECLA (MURCIA) - ESPAÑA
JOSÉ ALIPIO GALIANA GONZÁLEZ
YECLA (MURCIA) - ESPAÑA
EL VIOLIN
A veces lo recuerda, lo saca de su caja, lo pone sobre la cama y lo admira. Le resulta extraño verlo así, quebrado, abandonado, envejecido. Lo acaricia y se imagina que aun pasea sus manos por sus curvas, por su cuello, sus cabellos... Ya no tiene el tacto cálido que recordaba. Y su olor, ya no es el olor que desprendía cuando todavía sentía su vida. Ni siquiera su voz seria la misma si pudiera oírlo. Recuerda las noches de júbilo que pasaron juntos, las noches de éxtasis, los momentos de éxito. Los dos juntos, cada noche, y cada día, era un triunfo seguro. Si cierra los ojos, aun lo oye, tan agudo y a la vez tan musical. Llora y se lamenta. Los dos recorrieron el mundo juntos desde que ella tenía 16 años. Y ahora míralos: ella anciana, sorda y postrada en una silla de ruedas. Y él, su cuello partido dice todo de él. Ya no volverá a oírlo, ni volverán a triunfar, y desde luego, nunca saldrán de esa habitación de geriátrico. Ella vuelve a coger su caja, lo mete dentro con suma delicadeza acompañado por su arco, y lo vuelve a dejar sobre el armario.
A veces lo recuerda, lo saca de su caja, lo pone sobre la cama y lo admira. Le resulta extraño verlo así, quebrado, abandonado, envejecido. Lo acaricia y se imagina que aun pasea sus manos por sus curvas, por su cuello, sus cabellos... Ya no tiene el tacto cálido que recordaba. Y su olor, ya no es el olor que desprendía cuando todavía sentía su vida. Ni siquiera su voz seria la misma si pudiera oírlo. Recuerda las noches de júbilo que pasaron juntos, las noches de éxtasis, los momentos de éxito. Los dos juntos, cada noche, y cada día, era un triunfo seguro. Si cierra los ojos, aun lo oye, tan agudo y a la vez tan musical. Llora y se lamenta. Los dos recorrieron el mundo juntos desde que ella tenía 16 años. Y ahora míralos: ella anciana, sorda y postrada en una silla de ruedas. Y él, su cuello partido dice todo de él. Ya no volverá a oírlo, ni volverán a triunfar, y desde luego, nunca saldrán de esa habitación de geriátrico. Ella vuelve a coger su caja, lo mete dentro con suma delicadeza acompañado por su arco, y lo vuelve a dejar sobre el armario.
Relato 323 . 200 palabras
FERNANDO GARCÍA MARTÍN
BARCELONA, ESPAÑA
FERNANDO GARCÍA MARTÍN
BARCELONA, ESPAÑA
INSOMNIO
La última noche de insomnio, los libros comenzaron a hablar entre ellos.
No le gustó nada lo que oyó. Resulta que los clásicos rusos se habían puesto de acuerdo para ofender a los poetas neorrealistas, y lo hacían a espaldas de los libros infantiles que tenían animales en la cubierta. Mientras, un libro de relatos eróticos llamaba por teléfono a sus amantes. Las engañaba. Ella no saludó, porque consideraba que no sería bien recibida, con su insomnio y sus preguntas inoportunas y sus angustias ocasionales y su naturaleza polifásica y poliándrica. Y se quedó callada y escuchando.
La cosa pasó a mayores, al veneno y los desnudos, pero ella no intervino. Dejó que la cosa se disolviera sola, con la luz del día. El sol hizo callar a los libros y, cuando las ediciones se agotaron, todo se detuvo y volvió al orden que acostumbraba. Ella se durmió. Encogida de hombros.
Esta noche la estará esperando; ella no lo sabe, pero él la estará esperando allí, entre el existencialismo alemán y el realismo mágico latinoamericano. En la parte baja de la librería. Y se lo dirá, no al oído, sino dándose palmadas en la cubierta: tranquila, la poesía cómica existe.
La última noche de insomnio, los libros comenzaron a hablar entre ellos.
No le gustó nada lo que oyó. Resulta que los clásicos rusos se habían puesto de acuerdo para ofender a los poetas neorrealistas, y lo hacían a espaldas de los libros infantiles que tenían animales en la cubierta. Mientras, un libro de relatos eróticos llamaba por teléfono a sus amantes. Las engañaba. Ella no saludó, porque consideraba que no sería bien recibida, con su insomnio y sus preguntas inoportunas y sus angustias ocasionales y su naturaleza polifásica y poliándrica. Y se quedó callada y escuchando.
La cosa pasó a mayores, al veneno y los desnudos, pero ella no intervino. Dejó que la cosa se disolviera sola, con la luz del día. El sol hizo callar a los libros y, cuando las ediciones se agotaron, todo se detuvo y volvió al orden que acostumbraba. Ella se durmió. Encogida de hombros.
Esta noche la estará esperando; ella no lo sabe, pero él la estará esperando allí, entre el existencialismo alemán y el realismo mágico latinoamericano. En la parte baja de la librería. Y se lo dirá, no al oído, sino dándose palmadas en la cubierta: tranquila, la poesía cómica existe.
Relato 324 . 119 palabras
CLARA MAYLÍN CASTILLO GÓNGORA
NIQUERO (GRANMA) - CUBA
CLARA MAYLÍN CASTILLO GÓNGORA
NIQUERO (GRANMA) - CUBA
BIOGRAFÍA DE UNA GRAN ESCRITORA
(No se le conocen suficientes datos fuera de la literatura)
1985 marca su debut como escritora con la publicación del poemario El pasado color cisne. Tres años después la novela Los que no lloraron es lanzada por la Editorial Cervantes con 567000 ejemplares. En 1992 salen a la luz su colección de relatos Mañana viernes y la novela Fernanda, su obra magistral, traducida a más de veinte idiomas. En 1997 se publica Mañanas de lluvia, noveleta adaptada al teatro y al cine, y un lustro más tarde se piensa seriamente en otorgársele el Premio Nacional de Literatura por la obra de toda una vida. Muere, tras cuatro décadas de desgaste intelectual y casi convencida de su mediocridad, en 1912.
(No se le conocen suficientes datos fuera de la literatura)
1985 marca su debut como escritora con la publicación del poemario El pasado color cisne. Tres años después la novela Los que no lloraron es lanzada por la Editorial Cervantes con 567000 ejemplares. En 1992 salen a la luz su colección de relatos Mañana viernes y la novela Fernanda, su obra magistral, traducida a más de veinte idiomas. En 1997 se publica Mañanas de lluvia, noveleta adaptada al teatro y al cine, y un lustro más tarde se piensa seriamente en otorgársele el Premio Nacional de Literatura por la obra de toda una vida. Muere, tras cuatro décadas de desgaste intelectual y casi convencida de su mediocridad, en 1912.
Relato 325 . 115 palabras
CLARA MAYLÍN CASTILLO GÓNGORA
NIQUERO (GRANMA) - CUBA
CLARA MAYLÍN CASTILLO GÓNGORA
NIQUERO (GRANMA) - CUBA
EL JARDÍN DEL EDÉN
El Tiempo, que sabía la verdad, impuso un simulacro desde cero: habría un jardín paradisíaco que aseguraría la felicidad del hombre. Algunos, bastante inteligentes, propusieron un sorteo según el cual los elegidos (muy escasos) resultaron dueños y el resto, plantadores. En lo sucesivo, el jardín se mantuvo implacable: las flores crecieron de distintas especies y llenaron la espesura del prado. Pero esto tuvo corta duración, pues mientras los afortunados nadaban en fragancia y néctar, los demás iban muriendo.
En medio de tal catástrofe otros, tremendamente humanos, encontraron la solución: el jardín sería común. Según dicen, así les fue mejor. Todos sobrevivieron y se creyeron los personajes reales de un Edén real. Entonces murieron las flores.
El Tiempo, que sabía la verdad, impuso un simulacro desde cero: habría un jardín paradisíaco que aseguraría la felicidad del hombre. Algunos, bastante inteligentes, propusieron un sorteo según el cual los elegidos (muy escasos) resultaron dueños y el resto, plantadores. En lo sucesivo, el jardín se mantuvo implacable: las flores crecieron de distintas especies y llenaron la espesura del prado. Pero esto tuvo corta duración, pues mientras los afortunados nadaban en fragancia y néctar, los demás iban muriendo.
En medio de tal catástrofe otros, tremendamente humanos, encontraron la solución: el jardín sería común. Según dicen, así les fue mejor. Todos sobrevivieron y se creyeron los personajes reales de un Edén real. Entonces murieron las flores.
Relato 326 . 195 palabras
CLARA MAYLÍN CASTILLO GÓNGORA
NIQUERO (GRANMA) - CUBA
CLARA MAYLÍN CASTILLO GÓNGORA
NIQUERO (GRANMA) - CUBA
LA REBELDÍA DE LOS OTROS
El escritor siente el vértigo. Busca a su alrededor. Ya está ahí.
Quiere simular una proeza a solas, pero el lector distinguirá y se morirá de risa, así que delega su poder con la condición de que sea AZUL, pues cómo constatar sin altivez la relevancia de su existencia.
El Otro toma el cetro, coloca al héroe y construye la escena. Sabe que no existe, pero finge ignorarlo, por lo menos hasta que el tiempo lo delate. ¿Cómo constatar sin altivez la relevancia de su no-existencia?
Para satisfacer una necesidad de reconocimiento, hipnotiza al héroe y se burla de su sumisión.
El Otro responde con movimientos lentos y precisos. Sabe que tampoco existe, mas la sangre que le cae de la nariz le anuncia vida. Entonces desobedece, grita en tono amenazador y se libera. ¿Cómo asegurar sin albedrío la trascendencia de su no-existencia?
El autor comprende y lo permite. El caos lo desenfrena. Entonces, cuando el triunfo es notorio, piensa en su lector con una sensación de superioridad y se rinde pleitesía porque todo le quedara tan AZUL.
Siglos después, el Otro pronuncia su nombre admirado y acaricia, no sin devoción, un vitral.
El escritor siente el vértigo. Busca a su alrededor. Ya está ahí.
Quiere simular una proeza a solas, pero el lector distinguirá y se morirá de risa, así que delega su poder con la condición de que sea AZUL, pues cómo constatar sin altivez la relevancia de su existencia.
El Otro toma el cetro, coloca al héroe y construye la escena. Sabe que no existe, pero finge ignorarlo, por lo menos hasta que el tiempo lo delate. ¿Cómo constatar sin altivez la relevancia de su no-existencia?
Para satisfacer una necesidad de reconocimiento, hipnotiza al héroe y se burla de su sumisión.
El Otro responde con movimientos lentos y precisos. Sabe que tampoco existe, mas la sangre que le cae de la nariz le anuncia vida. Entonces desobedece, grita en tono amenazador y se libera. ¿Cómo asegurar sin albedrío la trascendencia de su no-existencia?
El autor comprende y lo permite. El caos lo desenfrena. Entonces, cuando el triunfo es notorio, piensa en su lector con una sensación de superioridad y se rinde pleitesía porque todo le quedara tan AZUL.
Siglos después, el Otro pronuncia su nombre admirado y acaricia, no sin devoción, un vitral.
Relato 327 . 44 palabras
JUAN MIGUEL CRUZ SUÁREZ
LA HABANA - CUBA
JUAN MIGUEL CRUZ SUÁREZ
LA HABANA - CUBA
SIN REFLEJO
Cuando terminó de destrozar el último espejo del pueblo, sintió que se quitaba un gran peso de encima. Odiaba profundamente aquellas superficies pulidas que lo reflejaban todo y que para él resultaban inútiles, desde el día en que descubrió que era un hombre invisible.
Cuando terminó de destrozar el último espejo del pueblo, sintió que se quitaba un gran peso de encima. Odiaba profundamente aquellas superficies pulidas que lo reflejaban todo y que para él resultaban inútiles, desde el día en que descubrió que era un hombre invisible.
Relato 328 . 143 palabras
JUAN MIGUEL CRUZ SUÁREZ
LA HABANA - CUBA
JUAN MIGUEL CRUZ SUÁREZ
LA HABANA - CUBA
EL MILAGRO DE LOS PECES
El argentado resplandor de la luna daba a su cuerpo un aspecto plateado, salía del agua cálida de la bahía y se escurría entre las sombras. Luego tomaba otros dos peces que luchaban por escapar del recipiente acomodado en las penumbras y saltaba al agua.
Cada noche debía zambullirse un par de veces; siempre terminaba cansado pero sonriente. En un santiamén secaba su cuerpo y se vestía, corría entonces hacia la amarillenta claridad que desparramaba el poste del alumbrado y alzaba en brazos a su hijo, que en una explosión de alegría le indicaba a tientas el lugar donde había acumulado la pesca de la jornada.
Se fundían en un abrazo, el padre disfrutaba la felicidad del niño ciego y el pequeño en silencio, se extrañaba de aquel milagro inexplicable para él, gracias al cual, siempre había cuatro peces listos para su anzuelo.
El argentado resplandor de la luna daba a su cuerpo un aspecto plateado, salía del agua cálida de la bahía y se escurría entre las sombras. Luego tomaba otros dos peces que luchaban por escapar del recipiente acomodado en las penumbras y saltaba al agua.
Cada noche debía zambullirse un par de veces; siempre terminaba cansado pero sonriente. En un santiamén secaba su cuerpo y se vestía, corría entonces hacia la amarillenta claridad que desparramaba el poste del alumbrado y alzaba en brazos a su hijo, que en una explosión de alegría le indicaba a tientas el lugar donde había acumulado la pesca de la jornada.
Se fundían en un abrazo, el padre disfrutaba la felicidad del niño ciego y el pequeño en silencio, se extrañaba de aquel milagro inexplicable para él, gracias al cual, siempre había cuatro peces listos para su anzuelo.
Relato 329 . 71 palabras
ANTONIO J. SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
SEVILLA - ESPAÑA
ANTONIO J. SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
SEVILLA - ESPAÑA
PRINCIPIO
De pronto, con urgencia, tomas mi cara entre tus manos. Me separas un poco, apenas unos centímetros, y por unos instantes me miras con los ojos muy abiertos, como sorprendida de verme allí. Entonces sonríes de medio lado, me acercas y me das dos besos breves, casi furtivos, uno en el labio de arriba y otro en el de abajo. En ese momento sé que todo está a punto de comenzar.
De pronto, con urgencia, tomas mi cara entre tus manos. Me separas un poco, apenas unos centímetros, y por unos instantes me miras con los ojos muy abiertos, como sorprendida de verme allí. Entonces sonríes de medio lado, me acercas y me das dos besos breves, casi furtivos, uno en el labio de arriba y otro en el de abajo. En ese momento sé que todo está a punto de comenzar.
Relato 330 . 58 palabras
LUIS FELIPE RUANO
LA HABANA - CUBA
LUIS FELIPE RUANO
LA HABANA - CUBA
LA POÉSIE
Se les vio juntitos, sentados en un banco del parque, allá, en el fondo, entre un boscaje de sombras. Ya era noche cerrada, y la muchacha observaba el cielo abierto.
" ¿Qué miras María?" preguntó él, mientras le acariciaba el cabello con sus manos sudorosas.
"Las estrellas, Arturo" le respondió ella, apacible, "las estrellas en las que no estaremos".
Se les vio juntitos, sentados en un banco del parque, allá, en el fondo, entre un boscaje de sombras. Ya era noche cerrada, y la muchacha observaba el cielo abierto.
" ¿Qué miras María?" preguntó él, mientras le acariciaba el cabello con sus manos sudorosas.
"Las estrellas, Arturo" le respondió ella, apacible, "las estrellas en las que no estaremos".
Relato 331 . 20 palabras
LUIS FELIPE RUANO
LA HABANA - CUBA
LUIS FELIPE RUANO
LA HABANA - CUBA
JURÁSICO
La enorme bestia abrió la boca. Nunca se supo si para morder o bostezar? En ese instante cayó el meteorito.
La enorme bestia abrió la boca. Nunca se supo si para morder o bostezar? En ese instante cayó el meteorito.
Relato 332 . 30 palabras
LUIS FELIPE RUANO
LA HABANA - CUBA
LUIS FELIPE RUANO
LA HABANA - CUBA
IMPERATIVO
"Abre la boca y traga" dijo la madre, seriamente.
El niño reparó en el semblante severo de su madre. Miró la cucharada de repollos hervidos, y maldijo a la abuela.
"Abre la boca y traga" dijo la madre, seriamente.
El niño reparó en el semblante severo de su madre. Miró la cucharada de repollos hervidos, y maldijo a la abuela.
Relato 333 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto . Envía relato en el cuerpo del correo
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto . Envía relato en el cuerpo del correo
Relato 334 . 155 palabras
GUSTAVO MUÑOZ SÁNCHEZ
TOLEDO - ESPAÑA
GUSTAVO MUÑOZ SÁNCHEZ
TOLEDO - ESPAÑA
UN RELATO SACADO DEL BOLSILLO
Nunca antes habia estado tanto tiempo mirando a un billete. No hace nada, ni se mueve. No me mira. Creo que tampoco sabe hablar, ni tan siquiera pensar. Además, huele fatal, en serio, y está sucio. Es sucio. Lo que no se es porqué intenta aparentar lo que no es, muchas veces parece que este trozo de papel piensa, habla y hasta decide por nosotros.
Es de risa, lo sé, sé que es inerte, pero actúa como si tuviera grandes ojos, los que nos faltan a nosotros, los que me han faltado a mí para leer esos pequeños números que lleva tan definidamente impresos. No me inspira confianza, pero estoy tranquilo, lo guardaré de nuevo en mi bolsillo. Espera, escribiré algo en su parte más blanca, es la mejor forma de conseguir que la gente lea poesía, ya lo hice alguna otra vez.
Roto y arrugado, presumido y vanidoso.
Papel teñido y numerado, nombrado todopoderoso.
Nunca antes habia estado tanto tiempo mirando a un billete. No hace nada, ni se mueve. No me mira. Creo que tampoco sabe hablar, ni tan siquiera pensar. Además, huele fatal, en serio, y está sucio. Es sucio. Lo que no se es porqué intenta aparentar lo que no es, muchas veces parece que este trozo de papel piensa, habla y hasta decide por nosotros.
Es de risa, lo sé, sé que es inerte, pero actúa como si tuviera grandes ojos, los que nos faltan a nosotros, los que me han faltado a mí para leer esos pequeños números que lleva tan definidamente impresos. No me inspira confianza, pero estoy tranquilo, lo guardaré de nuevo en mi bolsillo. Espera, escribiré algo en su parte más blanca, es la mejor forma de conseguir que la gente lea poesía, ya lo hice alguna otra vez.
Roto y arrugado, presumido y vanidoso.
Papel teñido y numerado, nombrado todopoderoso.
Relato 335 . 183 palabras
JUAN F. NAVARRO LLINARES
ALICANTE, ESPAÑA
JUAN F. NAVARRO LLINARES
ALICANTE, ESPAÑA
TU TIEMPO HA TERMINADO
Oigo un ruido tras la puerta y me levanto. En la mirilla de la puerta de mi casa veo una luz que hace que me detenga al pasar junto a ella. Me acerco lentamente y sitúo el ojo a dos centímetros escasos de la mirilla y observo a alguien frente a mí. Es un tipo sin rasgos definidos, con bigote blanco, pajarita negra, traje de tergal marrón y un bastón en la mano izquierda. Distingo en su mirada que sabe que estoy frente a él, y se quita el sombrero para dejarlo en el suelo junto a sus pies. Continúo observando con cierta inquietud al personaje, que saca ahora un reloj de bolsillo, mira la hora y, con una leve sonrisa, pronuncia estas palabras: "tu tiempo ha terminado". Separo súbitamente la cabeza de la puerta y me encuentro frente a un espejo, intento sostener la cabeza con las dos manos para que la brecha que la recorre no la parta en dos mitades. Pero un gato persa me distrae cuando pone en marcha el ventilador, y todo se detiene. Mi tiempo ha terminado.
Oigo un ruido tras la puerta y me levanto. En la mirilla de la puerta de mi casa veo una luz que hace que me detenga al pasar junto a ella. Me acerco lentamente y sitúo el ojo a dos centímetros escasos de la mirilla y observo a alguien frente a mí. Es un tipo sin rasgos definidos, con bigote blanco, pajarita negra, traje de tergal marrón y un bastón en la mano izquierda. Distingo en su mirada que sabe que estoy frente a él, y se quita el sombrero para dejarlo en el suelo junto a sus pies. Continúo observando con cierta inquietud al personaje, que saca ahora un reloj de bolsillo, mira la hora y, con una leve sonrisa, pronuncia estas palabras: "tu tiempo ha terminado". Separo súbitamente la cabeza de la puerta y me encuentro frente a un espejo, intento sostener la cabeza con las dos manos para que la brecha que la recorre no la parta en dos mitades. Pero un gato persa me distrae cuando pone en marcha el ventilador, y todo se detiene. Mi tiempo ha terminado.
Relato 336 . 199 palabras
ENRIQUE GALINDO BONILLA
SANTIAGO DE COMPOSTELA (A CORUÑA) - ESPAÑA
ENRIQUE GALINDO BONILLA
SANTIAGO DE COMPOSTELA (A CORUÑA) - ESPAÑA
RASPAS
Su vida circuló por carreteras de segunda categoría, pero llegó el día fatídico en el que el pensamiento vino a turbar su acomodo. Después de que el médico le mostrase las radiografías y le confirmase que se hallaba "fuerte como un toro", por lo que no había motivo de preocupación, fue asaltado a traición (¡casi con alevosía!). Nunca se adelantó al futuro buscando motivo de preocupación, por eso le extrañó que el médico emplease esa palabra: "preocuparse". Pero, y si? sí había motivo de preocupación; y si? se traspapelaron las radiografías, y si? no tuviera huesos sino raspas (la idea le fino del filetón de bonito que se halara ese mediodía).
El resto de su existencia se resolvió en meses. La intranquilidad no le permitió vivir. Cada instante era palparse en busca de huesos elásticos y puntiagudos. El pensamiento intruso se volvió obsesivo y la obsesión certeza. Nadie pudo dictaminar el motivo de su muerte: tristeza, deseos de morir,? simplemente dejó de comer, de andar, de existir.
Treinta años después, cuando la mujer murió, abrieron la tumba para dejarles compartir el sueño eterno. Alguien, un enterrador, exclamó el primero al ver aquello: ¡Dios!, ¿Qué han enterrado aquí?, ¿un tiburón?
Su vida circuló por carreteras de segunda categoría, pero llegó el día fatídico en el que el pensamiento vino a turbar su acomodo. Después de que el médico le mostrase las radiografías y le confirmase que se hallaba "fuerte como un toro", por lo que no había motivo de preocupación, fue asaltado a traición (¡casi con alevosía!). Nunca se adelantó al futuro buscando motivo de preocupación, por eso le extrañó que el médico emplease esa palabra: "preocuparse". Pero, y si? sí había motivo de preocupación; y si? se traspapelaron las radiografías, y si? no tuviera huesos sino raspas (la idea le fino del filetón de bonito que se halara ese mediodía).
El resto de su existencia se resolvió en meses. La intranquilidad no le permitió vivir. Cada instante era palparse en busca de huesos elásticos y puntiagudos. El pensamiento intruso se volvió obsesivo y la obsesión certeza. Nadie pudo dictaminar el motivo de su muerte: tristeza, deseos de morir,? simplemente dejó de comer, de andar, de existir.
Treinta años después, cuando la mujer murió, abrieron la tumba para dejarles compartir el sueño eterno. Alguien, un enterrador, exclamó el primero al ver aquello: ¡Dios!, ¿Qué han enterrado aquí?, ¿un tiburón?
Relato 337 . 113 palabras
ENRIQUE GALINDO BONILLA
SANTIAGO DE COMPOSTELA (A CORUÑA) - ESPAÑA
ENRIQUE GALINDO BONILLA
SANTIAGO DE COMPOSTELA (A CORUÑA) - ESPAÑA
GENESIS
El primero fumó, se relajó unos instantes y vio que era bueno.
El segundo día tomó café, espoleó sus neuronas y observó que le era útil.
Al tercer probó hachís, pensó crear el mundo y sus intríngulis y se mondó de risa.
El cuarto fue de coca. Su energía fundó mares y océanos. Vio que era expresivo y eterno.
Un quinto ingirió una pastilla rosa, una azul y otra cobalto. La rosa llevaba una sierpe mascada, y llegó al éxtasis de los Santos. Supo de la unión del hombre y la mujer.
El día sexto experimentó la heroína y alcanzó el cielo.
El séptimo descansó. Se hundió en el infierno de la abstinencia.
El primero fumó, se relajó unos instantes y vio que era bueno.
El segundo día tomó café, espoleó sus neuronas y observó que le era útil.
Al tercer probó hachís, pensó crear el mundo y sus intríngulis y se mondó de risa.
El cuarto fue de coca. Su energía fundó mares y océanos. Vio que era expresivo y eterno.
Un quinto ingirió una pastilla rosa, una azul y otra cobalto. La rosa llevaba una sierpe mascada, y llegó al éxtasis de los Santos. Supo de la unión del hombre y la mujer.
El día sexto experimentó la heroína y alcanzó el cielo.
El séptimo descansó. Se hundió en el infierno de la abstinencia.
Relato 338 . 152 palabras
ENRIQUE GALINDO BONILLA
SANTIAGO DE COMPOSTELA (A CORUÑA) - ESPAÑA
ENRIQUE GALINDO BONILLA
SANTIAGO DE COMPOSTELA (A CORUÑA) - ESPAÑA
BRUJA DE DISCOTECA
"Soy bruja?", dijeron sus labios a continuación de sus ojos verdes. Yo la creí y decidí dejarme hechizar bajo el caleidoscopio de las luces de la discoteca.
"Me gusta encantar a los hombres?". Yo resolví que estaba encantado de caer en sus redes.
"Seducirlos?" Me dejaría cautivar.
"Y llevarlos a mi gruta". Sólo ya quedaba en mí el anhelo, sufriente, de visitar su antro.
"Allí los hago míos y dejan de existir para sí mismos". Sus palabras esperaba ver cumplidas. "Soy tu hombre", dije.
Cumplió su promesa. Sus ojos primavera me hipnotizaron. Su cueva era húmeda y oliente. Dejé de ser yo. Obedecí a todo desde la primera orden, que fue la soñada de "quítate la ropa". El primer mordisco vino desprevenido. Le siguieron otros más. Soy su esclavo, un ayudante vegetal sin voz, ni mente. Un muerto en vida que mira como elabora sus pócimas y trae otros hombres para devorarlos.
"Soy bruja?", dijeron sus labios a continuación de sus ojos verdes. Yo la creí y decidí dejarme hechizar bajo el caleidoscopio de las luces de la discoteca.
"Me gusta encantar a los hombres?". Yo resolví que estaba encantado de caer en sus redes.
"Seducirlos?" Me dejaría cautivar.
"Y llevarlos a mi gruta". Sólo ya quedaba en mí el anhelo, sufriente, de visitar su antro.
"Allí los hago míos y dejan de existir para sí mismos". Sus palabras esperaba ver cumplidas. "Soy tu hombre", dije.
Cumplió su promesa. Sus ojos primavera me hipnotizaron. Su cueva era húmeda y oliente. Dejé de ser yo. Obedecí a todo desde la primera orden, que fue la soñada de "quítate la ropa". El primer mordisco vino desprevenido. Le siguieron otros más. Soy su esclavo, un ayudante vegetal sin voz, ni mente. Un muerto en vida que mira como elabora sus pócimas y trae otros hombres para devorarlos.
Relato 339 . 98 palabras
ALEJANDRA ARIEL ROCHA
PARANÁ, ENTRE RÍOS, ARGENTINA,
ALEJANDRA ARIEL ROCHA
PARANÁ, ENTRE RÍOS, ARGENTINA,
ALCOHÓLICO ESPEJISMO
Las luces parpadeaban al compás de los tambores, brindándole una fiesta mientras tomaba un baño en el río. Bebía el agua corrediza, atesorándola en su copa para brindar por el amor extraviado, mientras oía a lo lejos el estruendo de un volcán que se escondía detrás de los muros naturales y el sol travieso escupía desde el horizonte, llamas que atravesaban el cielo que lo cubría? La melodía y el líquido lo adormecieron placenteramente? Un vigilante que pasaba por allí lo descubrió derrumbado sobre el callejón, abrazado a su botella, desprotegido de la tormenta que azotaba la ciudad?
Las luces parpadeaban al compás de los tambores, brindándole una fiesta mientras tomaba un baño en el río. Bebía el agua corrediza, atesorándola en su copa para brindar por el amor extraviado, mientras oía a lo lejos el estruendo de un volcán que se escondía detrás de los muros naturales y el sol travieso escupía desde el horizonte, llamas que atravesaban el cielo que lo cubría? La melodía y el líquido lo adormecieron placenteramente? Un vigilante que pasaba por allí lo descubrió derrumbado sobre el callejón, abrazado a su botella, desprotegido de la tormenta que azotaba la ciudad?
Relato 340 . 131 palabras
JOSÉ CANTARERO MARTÍNEZ
GRANADA - ESPAÑA
JOSÉ CANTARERO MARTÍNEZ
GRANADA - ESPAÑA
ANULACIÓN DE CONTRATO
"Tengo que hablar con Pedro" - volvía a repetirse - "esta es una clara violación del contrato", - decía mientras agitaba el documento - no puedo consentir que me dejen atrás, por muy bien que se esté aquí - lentamente se iba poniendo más acalorado - "Ya he cumplido con creces con el periodo de prueba, me merezco el traslado" - con gesto firme, se dirigió hacía el despacho del jefe de personal.
¿Qué significa que mi traslado se suspende momentáneamente?
Que no hay ninguna vacante en tu destino.
Y si en lugar de Europa, lo cambiamos por América.
Ni siquiera en África.
Pero no puedo quedarme aquí eternamente.
Lo más inmediato es en? 2020, a no ser que quieras volver a reencarnarte en un animal.
No, ya he sido mariposa, canguro y perro, me apetece ser humano.
"Tengo que hablar con Pedro" - volvía a repetirse - "esta es una clara violación del contrato", - decía mientras agitaba el documento - no puedo consentir que me dejen atrás, por muy bien que se esté aquí - lentamente se iba poniendo más acalorado - "Ya he cumplido con creces con el periodo de prueba, me merezco el traslado" - con gesto firme, se dirigió hacía el despacho del jefe de personal.
¿Qué significa que mi traslado se suspende momentáneamente?
Que no hay ninguna vacante en tu destino.
Y si en lugar de Europa, lo cambiamos por América.
Ni siquiera en África.
Pero no puedo quedarme aquí eternamente.
Lo más inmediato es en? 2020, a no ser que quieras volver a reencarnarte en un animal.
No, ya he sido mariposa, canguro y perro, me apetece ser humano.
Relato 341 . 194 palabras
JOSÉ CANTARERO MARTÍNEZ
GRANADA - ESPAÑA
JOSÉ CANTARERO MARTÍNEZ
GRANADA - ESPAÑA
LA LLAVE
Viernes, la oficina desierta, aburrido miro cómo el agua salpica las baldosas de la entrada, el ruido del fax rompe el silencio, solo es propaganda, vuelvo a los cristales.
Una joven que habla por el móvil se refugia en el rellano, es bastante guapa, parece que habla con una persona mayor, pues el tono es considerablemente elevado, habla sobre una taquilla de la estación de autobuses, se mesa el pelo, estoy absorto, se pone nerviosa, alza un poco más la voz, repite varias veces un número, el ocho.
El sonido del teléfono me impide seguir escuchando, un tono, dos, tres, cuatro? descuelgo, se han equivocado, vuelvo la vista, pero ya no está; Me acerco a la puerta, un destello me llama la atención, es una llave. La cojo, estoy seguro de quien es su dueña, pienso que hacer con ella, que secretos guardará, ¿sería capaz de ir a la estación y buscar la taquilla?
Un sinfín de ideas pasan por mi mente; De pié sujetando el enigmático objeto y totalmente ajeno a mi alrededor, una mano se posa en mi hombro, me sobresalto, es la chica que con una sonrisa me demanda la llave.
Viernes, la oficina desierta, aburrido miro cómo el agua salpica las baldosas de la entrada, el ruido del fax rompe el silencio, solo es propaganda, vuelvo a los cristales.
Una joven que habla por el móvil se refugia en el rellano, es bastante guapa, parece que habla con una persona mayor, pues el tono es considerablemente elevado, habla sobre una taquilla de la estación de autobuses, se mesa el pelo, estoy absorto, se pone nerviosa, alza un poco más la voz, repite varias veces un número, el ocho.
El sonido del teléfono me impide seguir escuchando, un tono, dos, tres, cuatro? descuelgo, se han equivocado, vuelvo la vista, pero ya no está; Me acerco a la puerta, un destello me llama la atención, es una llave. La cojo, estoy seguro de quien es su dueña, pienso que hacer con ella, que secretos guardará, ¿sería capaz de ir a la estación y buscar la taquilla?
Un sinfín de ideas pasan por mi mente; De pié sujetando el enigmático objeto y totalmente ajeno a mi alrededor, una mano se posa en mi hombro, me sobresalto, es la chica que con una sonrisa me demanda la llave.
Relato 342 . 144 palabras
JOSÉ CANTARERO MARTÍNEZ
GRANADA - ESPAÑA
JOSÉ CANTARERO MARTÍNEZ
GRANADA - ESPAÑA
LA VERDAD
Hoy mi mujer me ha pedido la verdad, pero yo no se la puedo dar, me estoy imaginando mi vida en un apartamento? sólo veo soledad y estancias vacías, la miro a la cara, ya no siento lo mismo que el día de nuestra boda, todo ha cambiado, sobre todo por la criatura que tiene en su regazo. Además la verdad es muy relativa, está la suya, la mía y la nuestra.
La suya ya la sabe, la nuestra la puede intuir y la mía no se la puedo confirmar, de verdad que no, sobre todo, porque cambiarían muchas cosas, no podría ver a mi tesoro todos los días, dejaría de acunarla en mis brazos todas las noches mirando ensimismado su carita hasta que se queda dormida, no, no puedo dársela. Soy un cobarde, un egoísta, pero no quiero perderlas por una tontería semanal.
Hoy mi mujer me ha pedido la verdad, pero yo no se la puedo dar, me estoy imaginando mi vida en un apartamento? sólo veo soledad y estancias vacías, la miro a la cara, ya no siento lo mismo que el día de nuestra boda, todo ha cambiado, sobre todo por la criatura que tiene en su regazo. Además la verdad es muy relativa, está la suya, la mía y la nuestra.
La suya ya la sabe, la nuestra la puede intuir y la mía no se la puedo confirmar, de verdad que no, sobre todo, porque cambiarían muchas cosas, no podría ver a mi tesoro todos los días, dejaría de acunarla en mis brazos todas las noches mirando ensimismado su carita hasta que se queda dormida, no, no puedo dársela. Soy un cobarde, un egoísta, pero no quiero perderlas por una tontería semanal.
Relato 343 . 180 palabras
DIEGO RINCON SANTANA
BRISTOL -REINO UNIDO
DIEGO RINCON SANTANA
BRISTOL -REINO UNIDO
CALIDAD DE VIDA
Un cazador atraviesa la jungla con precaución máxima. Ve entre los helechos y palmeras a un hermoso leopardo y dispara: el animal cae muerto en el instante. El hombre lo recoge y se lo lleva cargando hasta su camioneta.
-¿Verdad que soy el mejor cazador, leopardo? -pregunta el cazador, mientras maneja.
-¿Verdad que es un día precioso para cazar, leopardo?
El hombre voltea a ver al leopardo, le sonríe y no le para de hablar hasta llegar a su casa. Le abren las puertas al cazador, le preparan al leopardo y se lo presentan en la sala de exhibición. El cazador se sienta en su sillón y voltea a ver al leopardo colgado en la pared.
-¿Verdad que tengo una casa inmejorable, leopardo? -pregunta el cazador, extendiendo sus brazos y volteando a ver toda su colección.
-¿Verdad que somos amigos, leopardo?
El cazador se termina su whisky, se levanta de su sillón y se vuelve a subir en su camioneta. Mientras se dirige otra vez a la selva, el hombre se va limpiando las lágrimas que resbalan por su cara.
Un cazador atraviesa la jungla con precaución máxima. Ve entre los helechos y palmeras a un hermoso leopardo y dispara: el animal cae muerto en el instante. El hombre lo recoge y se lo lleva cargando hasta su camioneta.
-¿Verdad que soy el mejor cazador, leopardo? -pregunta el cazador, mientras maneja.
-¿Verdad que es un día precioso para cazar, leopardo?
El hombre voltea a ver al leopardo, le sonríe y no le para de hablar hasta llegar a su casa. Le abren las puertas al cazador, le preparan al leopardo y se lo presentan en la sala de exhibición. El cazador se sienta en su sillón y voltea a ver al leopardo colgado en la pared.
-¿Verdad que tengo una casa inmejorable, leopardo? -pregunta el cazador, extendiendo sus brazos y volteando a ver toda su colección.
-¿Verdad que somos amigos, leopardo?
El cazador se termina su whisky, se levanta de su sillón y se vuelve a subir en su camioneta. Mientras se dirige otra vez a la selva, el hombre se va limpiando las lágrimas que resbalan por su cara.
Relato 344 . 198 palabras
DIEGO RINCON SANTANA
BRISTOL -REINO UNIDO
DIEGO RINCON SANTANA
BRISTOL -REINO UNIDO
INFORMACIÓN
Lentamente con el cuchillo aplastó el glaseado de limón y marcó una fina línea a través del pastel. Tranquilamente trazó otra, unos sietes centímetros a la derecha, y con un cuidado ceremonial levantó el pedazo y lo sirvió en un plato. Hipnotizada se le quedó viendo a una rebanada de limón que se le había pegado a su pedazo. Era demasiado poco lo que sabía como para que se diese cuenta de que no sólo veía una fracción de un limón, sino que admiraba secretamente los suaves dedos de una señorita repostera que lo había partido velozmente. Igualmente no se le fue revelado en palabras el glorioso árbol que había soltado el fruto, ni tampoco las manos robustas y sucias del hombre que muchos años antes había plantado su semilla en su jardín. Mucho menos evidente se le hizo los miles de millones de años de evolución, de adaptación y de selección natural que contenía la suave piel del limón. Sin embargo, hubieran bastado unos cuantos segundos más de observación para que se le hubiera revelado la gloria de ese conocimiento, pero fue necesario que regresara a la banal plática de sobremesa, que insaciablemente reclamaba una víctima más.
Lentamente con el cuchillo aplastó el glaseado de limón y marcó una fina línea a través del pastel. Tranquilamente trazó otra, unos sietes centímetros a la derecha, y con un cuidado ceremonial levantó el pedazo y lo sirvió en un plato. Hipnotizada se le quedó viendo a una rebanada de limón que se le había pegado a su pedazo. Era demasiado poco lo que sabía como para que se diese cuenta de que no sólo veía una fracción de un limón, sino que admiraba secretamente los suaves dedos de una señorita repostera que lo había partido velozmente. Igualmente no se le fue revelado en palabras el glorioso árbol que había soltado el fruto, ni tampoco las manos robustas y sucias del hombre que muchos años antes había plantado su semilla en su jardín. Mucho menos evidente se le hizo los miles de millones de años de evolución, de adaptación y de selección natural que contenía la suave piel del limón. Sin embargo, hubieran bastado unos cuantos segundos más de observación para que se le hubiera revelado la gloria de ese conocimiento, pero fue necesario que regresara a la banal plática de sobremesa, que insaciablemente reclamaba una víctima más.
Relato 345 . 159 palabras
DIEGO RINCON SANTANA
BRISTOL -REINO UNIDO
DIEGO RINCON SANTANA
BRISTOL -REINO UNIDO
MUNDO PARALELO
Íbamos a hacer tantas cosas juntos. Tendríamos la oportunidad de saborear cada instante como si fuera el último. Entenderíamos que las cosas no son más que el reflejo de nuestras almas invisibles. Nos mostraríamos el mundo a través de una flor: sin pasado ni futuro, sino con una eternidad en cada pétalo precioso. Nos ilusionaríamos en un instante de placer, y llegaríamos a adorar la realidad en una euforia infinita. Hubiéramos hecho tantas cosas juntos. La decisión la tomé yo, en un instante de locura o tal vez en la cúspide de lucidez, mientras contemplaba, viendo hacia atrás, el campo abierto aún con las estrellas de una noche que no regresaría jamás. La causa es [tan] incierta como lo era nuestra imaginación, sin embargo yo seguiré cayendo [de espaldas] -esperando por las afiladas rocas del mar- viendo las estrellas, cortadas por el borde del peñasco, como si dejara irse a una muchacha preciosa, mirándole las piernas hasta lo último.
Íbamos a hacer tantas cosas juntos. Tendríamos la oportunidad de saborear cada instante como si fuera el último. Entenderíamos que las cosas no son más que el reflejo de nuestras almas invisibles. Nos mostraríamos el mundo a través de una flor: sin pasado ni futuro, sino con una eternidad en cada pétalo precioso. Nos ilusionaríamos en un instante de placer, y llegaríamos a adorar la realidad en una euforia infinita. Hubiéramos hecho tantas cosas juntos. La decisión la tomé yo, en un instante de locura o tal vez en la cúspide de lucidez, mientras contemplaba, viendo hacia atrás, el campo abierto aún con las estrellas de una noche que no regresaría jamás. La causa es [tan] incierta como lo era nuestra imaginación, sin embargo yo seguiré cayendo [de espaldas] -esperando por las afiladas rocas del mar- viendo las estrellas, cortadas por el borde del peñasco, como si dejara irse a una muchacha preciosa, mirándole las piernas hasta lo último.
Relato 346 . 115 palabras
JULIA CABANES SÁNCEZ
VALENCIA - ESPAÑA
JULIA CABANES SÁNCEZ
VALENCIA - ESPAÑA
ADENLANTE
Era una noche cálida de verano, él estaba ahí, enfrente de mí, asomado por la ventana como solía hacer, siempre tan elegante y tan esbelto. Parece algo inaccesible, como de otro planeta, su belleza, su mirada?
Y pensar que crees que nunca lo llegarás a conocer, que nunca podrás escuchar su voz diciéndote palabras bonitas. Una mirada suya dedicada a ti que nunca llegará, a la espera siempre estás. Para él tu eres invisible, no puedes hacer nada, no consigues llamar su atención.
Por que el amor es complicado, difícil de conseguir, pero que se pierde por interntar hacer lo que se quiere o por intentar conseguirlo? Solo hay que animarse, lanzarse y ser feliz.
Era una noche cálida de verano, él estaba ahí, enfrente de mí, asomado por la ventana como solía hacer, siempre tan elegante y tan esbelto. Parece algo inaccesible, como de otro planeta, su belleza, su mirada?
Y pensar que crees que nunca lo llegarás a conocer, que nunca podrás escuchar su voz diciéndote palabras bonitas. Una mirada suya dedicada a ti que nunca llegará, a la espera siempre estás. Para él tu eres invisible, no puedes hacer nada, no consigues llamar su atención.
Por que el amor es complicado, difícil de conseguir, pero que se pierde por interntar hacer lo que se quiere o por intentar conseguirlo? Solo hay que animarse, lanzarse y ser feliz.
Relato 347 . 145 palabras
JULIA CABANES SÁNCEZ
VALENCIA - ESPAÑA
JULIA CABANES SÁNCEZ
VALENCIA - ESPAÑA
PERSONAS
Que dirá la gente de mi, esos pensamientos que cada uno tiene, es imposible imaginar que piensa cada uno. Puede incluso llegar a ser inquietante. Unas personas tienen pensamientos buenos, otros malos? A que se debe tanta desigualdad, porque no somos capaces de mantener todos un pensamiento equilibrado? Quien sabe, quizá el ser humano sea así, no hay nada más.
Tantos pensamientos, tantas mentes desaprovechadas, inutilizadas. Nunca se sabe que es capaz de saber una persona, si no se le deja expresarse. Todos los reprimidos reberian alzar la voz y decir: "Aquí estoy, yo también pienso!". Todos somos capaces, nadie superior a nadie, todos iguales y a la vez diferentes?
No mires al del lado, mirate a ti mismo, porque la mejor persona es aquella que es ella misma, sin complejos ni influencias, con su propio estilo. Para ser feliz hay que ser uno mismo
Que dirá la gente de mi, esos pensamientos que cada uno tiene, es imposible imaginar que piensa cada uno. Puede incluso llegar a ser inquietante. Unas personas tienen pensamientos buenos, otros malos? A que se debe tanta desigualdad, porque no somos capaces de mantener todos un pensamiento equilibrado? Quien sabe, quizá el ser humano sea así, no hay nada más.
Tantos pensamientos, tantas mentes desaprovechadas, inutilizadas. Nunca se sabe que es capaz de saber una persona, si no se le deja expresarse. Todos los reprimidos reberian alzar la voz y decir: "Aquí estoy, yo también pienso!". Todos somos capaces, nadie superior a nadie, todos iguales y a la vez diferentes?
No mires al del lado, mirate a ti mismo, porque la mejor persona es aquella que es ella misma, sin complejos ni influencias, con su propio estilo. Para ser feliz hay que ser uno mismo
Relato 348 . 173 palabras
JOSE ANGEL SERRANO GRANADOS
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
JOSE ANGEL SERRANO GRANADOS
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
AVELLANEDA
Bajo la luna de avellaneda el marrón es opaco y la noche, oscura.
Todo crece despacio, las plantas y los hombres que las han sembrado.
El sabor amargo es endulzado si se trata de cazar al diablo.
La vida respira opio y el alma es un ente falso.
La prepotencia arraiga en un corazón desdichado... y hay demasiados.
Bajo la luna de avellaneda todo tiene un pasado, un presente difuso
y un futuro sellado: la daga que les clavaron.
Un pueblo olvidado que arrastra su orgullo por el suelo, encadenado
a un tobillo amoratado.
El tiempo no existe pues nunca se ha vendido ni comprado.
Se expone en el centro de la plaza mayor acribillado a balazos.
El reloj se ha parado.
En avellaneda, la luna solo es un reflejo despreciado por unos ojos
que ya no levantan la vista del suelo.
Por doquier, brazos caídos a ambos lados sin despegarse de los costados.
Bajo la luna de avellaneda la alegría es un bien escaso y la esperanza,
una utopía en cualquier caso.
Bajo la luna de avellaneda el marrón es opaco y la noche, oscura.
Todo crece despacio, las plantas y los hombres que las han sembrado.
El sabor amargo es endulzado si se trata de cazar al diablo.
La vida respira opio y el alma es un ente falso.
La prepotencia arraiga en un corazón desdichado... y hay demasiados.
Bajo la luna de avellaneda todo tiene un pasado, un presente difuso
y un futuro sellado: la daga que les clavaron.
Un pueblo olvidado que arrastra su orgullo por el suelo, encadenado
a un tobillo amoratado.
El tiempo no existe pues nunca se ha vendido ni comprado.
Se expone en el centro de la plaza mayor acribillado a balazos.
El reloj se ha parado.
En avellaneda, la luna solo es un reflejo despreciado por unos ojos
que ya no levantan la vista del suelo.
Por doquier, brazos caídos a ambos lados sin despegarse de los costados.
Bajo la luna de avellaneda la alegría es un bien escaso y la esperanza,
una utopía en cualquier caso.
Relato 349 . 190 palabras
JOSE ANGEL SERRANO GRANADOS
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
JOSE ANGEL SERRANO GRANADOS
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
SEXO
Luché contra los elementos, arrebatando tu sonrisa al mar.
Y tu alma a las garras de un viento cruel y desolador de fuerza descomunal.
Lo peor ya pasó.
Ahora estás aquí y te observo en silencio, con la piel encendida por tu cara deslucida de tanto deseo y tu mirada vivaz.
La fruta prohibida es el edén... que de tanto ser mordida, se consumió antes de que yo pudiese creer en él.
Hoy el único paraíso que reconozco son tus senos cuando mis besos caen sobre él.
Los sueños que perdí una vez los encuentro entre tus piernas, parando mi lengua entre tus muslos rebosantes de placer.
Los recupero cuando bajo caminando entre un hermoso vergel.
La danza esquiva de tus labios me hace enmudecer si no los tengo, si no me arrancan la piel.
El sexo es traicionero si no nos damos a conocer.
Nos da la vida, por muchos golpes de pecho que algunos se den.
¡Arriba el fuego!, que entre los dos crea tu cuerpo para que pueda quemarme en él y que no exista jamás otra mujer que como tú haces cada noche,
apacigüe mi sed.
Luché contra los elementos, arrebatando tu sonrisa al mar.
Y tu alma a las garras de un viento cruel y desolador de fuerza descomunal.
Lo peor ya pasó.
Ahora estás aquí y te observo en silencio, con la piel encendida por tu cara deslucida de tanto deseo y tu mirada vivaz.
La fruta prohibida es el edén... que de tanto ser mordida, se consumió antes de que yo pudiese creer en él.
Hoy el único paraíso que reconozco son tus senos cuando mis besos caen sobre él.
Los sueños que perdí una vez los encuentro entre tus piernas, parando mi lengua entre tus muslos rebosantes de placer.
Los recupero cuando bajo caminando entre un hermoso vergel.
La danza esquiva de tus labios me hace enmudecer si no los tengo, si no me arrancan la piel.
El sexo es traicionero si no nos damos a conocer.
Nos da la vida, por muchos golpes de pecho que algunos se den.
¡Arriba el fuego!, que entre los dos crea tu cuerpo para que pueda quemarme en él y que no exista jamás otra mujer que como tú haces cada noche,
apacigüe mi sed.
Relato 350 . 173 palabras
JOSE ANGEL SERRANO GRANADOS
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
JOSE ANGEL SERRANO GRANADOS
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
OLVIDADOS
Hay pocos refugios para quienes estamos marcados.
Olvidados por aquellos que ayudamos en los días oscuros.
Evitando abrazos, luchando, besando un relicario.
Sin creer en él, por besar algo.
Para no sentirnos solos bajo el cielo nublado.
Olvidados tras una batalla perdida de antemano.
Donde dimos todo, incluso una mano.
En ella llevábamos tatuada la esperanza.
En la otra, el fracaso.
No hay nada que cure nuestra rabia.
Ni el corazón desgarrado por tales heridas, que asustarían a un cirujano.
Hace años que trato de suturar mi alma, cuyas grietas no dejan de crecer ni de supurar.
Pero no sirve de nada si ante mis ojos, la vida y sus injusticias vuelve a pasar.
Olvidados en ocasiones, incluso por quienes amamos.
Hay pocos refugios para quienes estamos marcados.
Olvidados por una sociedad que gracias a nosotros hoy está a salvo.
Rechazados en los hogares y en los telediarios.
Expulsados en silencio y faltos de cualquier atención por parte de aquellos que ayudamos.
Olvidados, besando un relicario.
Sin creer en él, por besar algo.
Hay pocos refugios para quienes estamos marcados.
Olvidados por aquellos que ayudamos en los días oscuros.
Evitando abrazos, luchando, besando un relicario.
Sin creer en él, por besar algo.
Para no sentirnos solos bajo el cielo nublado.
Olvidados tras una batalla perdida de antemano.
Donde dimos todo, incluso una mano.
En ella llevábamos tatuada la esperanza.
En la otra, el fracaso.
No hay nada que cure nuestra rabia.
Ni el corazón desgarrado por tales heridas, que asustarían a un cirujano.
Hace años que trato de suturar mi alma, cuyas grietas no dejan de crecer ni de supurar.
Pero no sirve de nada si ante mis ojos, la vida y sus injusticias vuelve a pasar.
Olvidados en ocasiones, incluso por quienes amamos.
Hay pocos refugios para quienes estamos marcados.
Olvidados por una sociedad que gracias a nosotros hoy está a salvo.
Rechazados en los hogares y en los telediarios.
Expulsados en silencio y faltos de cualquier atención por parte de aquellos que ayudamos.
Olvidados, besando un relicario.
Sin creer en él, por besar algo.
Relato 351 . 191 palabras
GONZALO LÓPEZ CERROLADA
TOLEDO - ESPAÑA
GONZALO LÓPEZ CERROLADA
TOLEDO - ESPAÑA
VUELVO ENSEGUIDA
A las cinco y treinta y cuatro, una mosca me mosquea con un zumbido que poco o nada entiende de jazz; un coche en marcha, parado en la puerta de mi casa, juega con el insecto volador a ver quién puede más; ambos ganan, me voy a otra habitación a saborear el café de media tarde. Mi perro juega a lavar mis zapatillas con sus babas, les ladra, las lanza por el aire a ver si se bailan un tango, pero no le responden; mi perro no sabe que las zapatillas sólo bailan cuando yo no estoy en casa. A las seis menos cuarto, la mosca se ha ido a mosquear a cualquier otro y el coche, espero, que a algún aparcamiento cerca de la oficina de su maldito dueño; noto en mi lengua cierto sabor amargo y mi perro sigue, dulcemente, como un niño, intentando que mis zapatillas le cuenten el cuento de Los Tres Cerditos. Al fin se abre y se cierra la puerta.
No ocurren tantas cosas en poco más de diez minutos y, sin embargo, me parece una vida entera cada vez que sales a por tabaco.
A las cinco y treinta y cuatro, una mosca me mosquea con un zumbido que poco o nada entiende de jazz; un coche en marcha, parado en la puerta de mi casa, juega con el insecto volador a ver quién puede más; ambos ganan, me voy a otra habitación a saborear el café de media tarde. Mi perro juega a lavar mis zapatillas con sus babas, les ladra, las lanza por el aire a ver si se bailan un tango, pero no le responden; mi perro no sabe que las zapatillas sólo bailan cuando yo no estoy en casa. A las seis menos cuarto, la mosca se ha ido a mosquear a cualquier otro y el coche, espero, que a algún aparcamiento cerca de la oficina de su maldito dueño; noto en mi lengua cierto sabor amargo y mi perro sigue, dulcemente, como un niño, intentando que mis zapatillas le cuenten el cuento de Los Tres Cerditos. Al fin se abre y se cierra la puerta.
No ocurren tantas cosas en poco más de diez minutos y, sin embargo, me parece una vida entera cada vez que sales a por tabaco.
Relato 352 . 141 palabras
GONZALO LÓPEZ CERROLADA
TOLEDO - ESPAÑA
GONZALO LÓPEZ CERROLADA
TOLEDO - ESPAÑA
NO HACE MUCHO
Hoy te quiero a bocajarro, Chaouen suena antes de que amanezca, me narra cuentos y microrrelatos de sexo y desamor, de sexo y amor. Las tiendas de chucherías no han abierto aún, así que no puedo ir a robar, arma en mano, un par de piruletas de fresa.
El otro día saltaba en los charcos sin odiar las manchas ni el barro seco en los zapatos. Y no sabía de niños que no reirían nunca como yo y no sabía de sexo ni de amores, ni de desamores. El otro día los pantalones se me quedaban cortos cada dos horas, una estrella errante era un sueño y la felicidad estaba en montar en el tren de la bruja y en el sabor del algodón de azúcar.
El otro día una canción de 3,19 minutos en la radio era casi una vida.
Hoy te quiero a bocajarro, Chaouen suena antes de que amanezca, me narra cuentos y microrrelatos de sexo y desamor, de sexo y amor. Las tiendas de chucherías no han abierto aún, así que no puedo ir a robar, arma en mano, un par de piruletas de fresa.
El otro día saltaba en los charcos sin odiar las manchas ni el barro seco en los zapatos. Y no sabía de niños que no reirían nunca como yo y no sabía de sexo ni de amores, ni de desamores. El otro día los pantalones se me quedaban cortos cada dos horas, una estrella errante era un sueño y la felicidad estaba en montar en el tren de la bruja y en el sabor del algodón de azúcar.
El otro día una canción de 3,19 minutos en la radio era casi una vida.
Relato 353 . 165 palabras
GONZALO LÓPEZ CERROLADA
TOLEDO - ESPAÑA
GONZALO LÓPEZ CERROLADA
TOLEDO - ESPAÑA
MUY CONVENCIDO
Claro que lo voy a hacer, ¿qué persona cuerda no lo haría? ¿Sabes? Además me parece algo atrevido, distinto, hasta diría que algo cómico. Claro que lo pienso hacer, ¿quién no lo haría? Yo por descontado que sí lo haré. Las amapolas rojas me hacen estornudar; los puros son excesivamente largos para fumarlos de seguido; el bolígrafo rojo no pinta; voy a hacerlo, por supuesto. Dame mi chaqueta, dame mis botas, dame un beso. Salto, corro, vuelo por encima de los escalones. Freno en seco, dejo pasar a una señora que deja su rastro de cometa perfumado, puag, sigo mi camino, busco mi destino pisando charcos y chapoteando en las miradas de los maniquíes. Mil veces no, cien veces tal vez. Hoy lo haré, ha llegado el momento. Los castores son animales extraños, con esa mirada de ovejas luceras y esos dientes roedores; el café se está enfriando; el mechero ya no enciende. Claro que lo voy a hacer, sólo me queda saber el qué.
Claro que lo voy a hacer, ¿qué persona cuerda no lo haría? ¿Sabes? Además me parece algo atrevido, distinto, hasta diría que algo cómico. Claro que lo pienso hacer, ¿quién no lo haría? Yo por descontado que sí lo haré. Las amapolas rojas me hacen estornudar; los puros son excesivamente largos para fumarlos de seguido; el bolígrafo rojo no pinta; voy a hacerlo, por supuesto. Dame mi chaqueta, dame mis botas, dame un beso. Salto, corro, vuelo por encima de los escalones. Freno en seco, dejo pasar a una señora que deja su rastro de cometa perfumado, puag, sigo mi camino, busco mi destino pisando charcos y chapoteando en las miradas de los maniquíes. Mil veces no, cien veces tal vez. Hoy lo haré, ha llegado el momento. Los castores son animales extraños, con esa mirada de ovejas luceras y esos dientes roedores; el café se está enfriando; el mechero ya no enciende. Claro que lo voy a hacer, sólo me queda saber el qué.
Relato 354 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 355 . 199 palabras
JUAN TORRES CANO
TOLEDO - ESPAÑA
JUAN TORRES CANO
TOLEDO - ESPAÑA
BANG
Michael sabia que le vigilaban día y noche, tenía que devolver el dinero. Acababa de perder los últimos 30.000 dólares que le habían prestado en otra de esas malditas partidas clandestinas de póker.
Nervioso llegó a casa y vio como un sobre asomaba por el buzón. Dentro encontró una foto de su mujer y su hijo y detrás una sola palabra, Bang.
Sobresaltado entró en el dormitorio y observo como dormían su mujer y su hijo. No pudo dormir.
Al día siguiente vendió su viejo Chevrolet con la foto en la guantera y guardó los 5.000 dólares para la partida nocturna. Ganó y recuperó el dinero necesario para saldar sus deudas. Nunca más jugaría.
Al llegar a casa vio la puerta entreabierta, aterrorizado entró al dormitorio y encontró a su mujer con una bala en la cabeza y a su pequeño con otra en el corazón. Al lado del niño un revolver y debajo la foto del día anterior. Michael cogió el arma y se lo puso en la cabeza, mientras lloraba desconsolado gritó y apretó el gatillo. Del cargador de balas, salio un pequeño papel en forma de canutillo enrroscado. En el centro del papel una palabra?Bang.
Michael sabia que le vigilaban día y noche, tenía que devolver el dinero. Acababa de perder los últimos 30.000 dólares que le habían prestado en otra de esas malditas partidas clandestinas de póker.
Nervioso llegó a casa y vio como un sobre asomaba por el buzón. Dentro encontró una foto de su mujer y su hijo y detrás una sola palabra, Bang.
Sobresaltado entró en el dormitorio y observo como dormían su mujer y su hijo. No pudo dormir.
Al día siguiente vendió su viejo Chevrolet con la foto en la guantera y guardó los 5.000 dólares para la partida nocturna. Ganó y recuperó el dinero necesario para saldar sus deudas. Nunca más jugaría.
Al llegar a casa vio la puerta entreabierta, aterrorizado entró al dormitorio y encontró a su mujer con una bala en la cabeza y a su pequeño con otra en el corazón. Al lado del niño un revolver y debajo la foto del día anterior. Michael cogió el arma y se lo puso en la cabeza, mientras lloraba desconsolado gritó y apretó el gatillo. Del cargador de balas, salio un pequeño papel en forma de canutillo enrroscado. En el centro del papel una palabra?Bang.
Relato 356 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras y 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto . Envía relato en el cuerpo del correo
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras y 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto . Envía relato en el cuerpo del correo
Relato 357 . 166 palabras
CARLOS A. SEGURA CAMAZÓN
SEVILLA - ESPAÑA
CARLOS A. SEGURA CAMAZÓN
SEVILLA - ESPAÑA
EL SER
La marmota Crisálida vivía secuestrada. Durante aquellos largos meses de clausura forzada comenzó a formarse en su mente una semilla de odio y rencor que crecía a medida que se sucedían los días. Retorciéndose sobre las baldosas frías y húmedas de su celda, Crisálida deseaba cosas horribles y gemía con aullidos fantasmagóricos. Llegó un momento en que no pudo levantar la cabeza del suelo, pues el odio era tan grande que pesaba como varias decenas de kilos de chipirones recién pescados.
Con el paso de los días y las noches el dolor se hizo insufrible y con la primera luz de una mañana especialmente nubosa la cabeza de Crisálida estalló, manchando de trozos sanguinolentos las paredes de piedra. Yacía su cuerpo inerte sin cabeza. Pero junto a él se movía algo, arrastrándose hacia el desagüe de la alcantarilla. Había salido del cráneo de Crisálida y era el Ser, el Ser que se esconde en la sopa. La sopa que todos sorbemos las dulces noches de invierno...
La marmota Crisálida vivía secuestrada. Durante aquellos largos meses de clausura forzada comenzó a formarse en su mente una semilla de odio y rencor que crecía a medida que se sucedían los días. Retorciéndose sobre las baldosas frías y húmedas de su celda, Crisálida deseaba cosas horribles y gemía con aullidos fantasmagóricos. Llegó un momento en que no pudo levantar la cabeza del suelo, pues el odio era tan grande que pesaba como varias decenas de kilos de chipirones recién pescados.
Con el paso de los días y las noches el dolor se hizo insufrible y con la primera luz de una mañana especialmente nubosa la cabeza de Crisálida estalló, manchando de trozos sanguinolentos las paredes de piedra. Yacía su cuerpo inerte sin cabeza. Pero junto a él se movía algo, arrastrándose hacia el desagüe de la alcantarilla. Había salido del cráneo de Crisálida y era el Ser, el Ser que se esconde en la sopa. La sopa que todos sorbemos las dulces noches de invierno...
Relato 358 . 155 palabras
CARLOS A. SEGURA CAMAZÓN
SEVILLA - ESPAÑA
CARLOS A. SEGURA CAMAZÓN
SEVILLA - ESPAÑA
LA MARMOTA OCULTA
En bosque obsceno mugía, sin tapujos, una marmota oculta. Entre helechos deshechos, hojarasca mediocre y piedra fría, este animal emitía sonidos de desesperado acorde.
Pasó cerca una buitre - cebra, animal muy preciado en las tribus del este por sus plumas atigradas, descomunal pico en forma de gancho y aceitosa leche. Le dijo a la marmota:
- ¡Oh, marmota, ¿dónde estás?! Eres bella y no lo sabes, pero oculta estás. ¡¿Dónde estás?!
La última pregunda la soltó dando un horrendo golpe con las pezuñas en la torturada tierra de aquel bosque de aire enrarecido. La marmota, oculta, expresó su desilusión con otro mugido.
La buitre - cebra la buscó con ahínco. Una vez entre sus dientes de buitresa, la engulló lentamente, a la vez que balbuceaba:
- Maldito animal... Cerdo ser que parió Madre Tierra...
La sangre viscosa se escurría por el emplumado pescuezo de la buitre - cebra, formando un siniestro charco negro en las hojas de helecho podridas.
En bosque obsceno mugía, sin tapujos, una marmota oculta. Entre helechos deshechos, hojarasca mediocre y piedra fría, este animal emitía sonidos de desesperado acorde.
Pasó cerca una buitre - cebra, animal muy preciado en las tribus del este por sus plumas atigradas, descomunal pico en forma de gancho y aceitosa leche. Le dijo a la marmota:
- ¡Oh, marmota, ¿dónde estás?! Eres bella y no lo sabes, pero oculta estás. ¡¿Dónde estás?!
La última pregunda la soltó dando un horrendo golpe con las pezuñas en la torturada tierra de aquel bosque de aire enrarecido. La marmota, oculta, expresó su desilusión con otro mugido.
La buitre - cebra la buscó con ahínco. Una vez entre sus dientes de buitresa, la engulló lentamente, a la vez que balbuceaba:
- Maldito animal... Cerdo ser que parió Madre Tierra...
La sangre viscosa se escurría por el emplumado pescuezo de la buitre - cebra, formando un siniestro charco negro en las hojas de helecho podridas.
Relato 359 . 164 palabras
CARLOS A. SEGURA CAMAZÓN
SEVILLA - ESPAÑA
CARLOS A. SEGURA CAMAZÓN
SEVILLA - ESPAÑA
MATANDO PERROS
Arka Dah estaba aquella tarde hecha polvo. Se había comido cuatro kilos de calamares beduinos.
Por eso optó por hacer algo distinto. Algo único. Para ello llamó por teléfono a su íntima, Vomi Tera, y le contó sus planes. Vomi se puso muy contenta y le colgó.
Aquella tarde cantaban los grillos más que nunca. Fue entonces cuando salieron aquellas bravas mujeres a matar perros. Sí, ése era el fantástico plan de Arka.
En un parque público fue donde, no se sabe por qué, había más. Así que se pusieron las botas disparando a todo perro que se pusiera delante. A veces también a los dueños, cosa fina.
Tanto perro destriparon, que se aburrieron. Y, ensangrentadas, lo dejaron.
Ya en casa, bebiendo cerveza, le dijo Vomi a Arka:
- Eres genial.
- ¡Cállate, perra! - le contestó Arka, que todavía sentía molestias por la comilona de calamares, y le pegó un buen tiro. De esos que dejan sin aliento.
Sí, señor. Esta Arka dispara como una diosa.
Arka Dah estaba aquella tarde hecha polvo. Se había comido cuatro kilos de calamares beduinos.
Por eso optó por hacer algo distinto. Algo único. Para ello llamó por teléfono a su íntima, Vomi Tera, y le contó sus planes. Vomi se puso muy contenta y le colgó.
Aquella tarde cantaban los grillos más que nunca. Fue entonces cuando salieron aquellas bravas mujeres a matar perros. Sí, ése era el fantástico plan de Arka.
En un parque público fue donde, no se sabe por qué, había más. Así que se pusieron las botas disparando a todo perro que se pusiera delante. A veces también a los dueños, cosa fina.
Tanto perro destriparon, que se aburrieron. Y, ensangrentadas, lo dejaron.
Ya en casa, bebiendo cerveza, le dijo Vomi a Arka:
- Eres genial.
- ¡Cállate, perra! - le contestó Arka, que todavía sentía molestias por la comilona de calamares, y le pegó un buen tiro. De esos que dejan sin aliento.
Sí, señor. Esta Arka dispara como una diosa.
Relato 360 . 107 palabras
MARIA GRACIA AGUILAR BAÑÓN
ALBACETE - ESPAÑA
MARIA GRACIA AGUILAR BAÑÓN
ALBACETE - ESPAÑA
COMPAÑEROS DE TRABAJO
-Debería haber hecho caso a mi padre y haber ido a la universidad.
El que habla es un hombre de unos treinta y pocos años que barre el suelo con evidente desgana, con movimientos lentos y actitud calmosa. Su compañero le mira y esboza una media sonrisa mientras recoge con la pala unos excrementos de perro.
-Yo me licencié en Derecho allá en mi país -el deje suave de su voz pausada revela un origen latinoamericano.
Los dos se observan detenidamente: el uniforme verde, las escobas, el carro de la basura, la decepción alojada a sus anchas en sus miradas. Y al unísono, se echan a reír.
-Debería haber hecho caso a mi padre y haber ido a la universidad.
El que habla es un hombre de unos treinta y pocos años que barre el suelo con evidente desgana, con movimientos lentos y actitud calmosa. Su compañero le mira y esboza una media sonrisa mientras recoge con la pala unos excrementos de perro.
-Yo me licencié en Derecho allá en mi país -el deje suave de su voz pausada revela un origen latinoamericano.
Los dos se observan detenidamente: el uniforme verde, las escobas, el carro de la basura, la decepción alojada a sus anchas en sus miradas. Y al unísono, se echan a reír.
Relato 361 . 186 palabras
JUAN CARLOS SOMOZA GARCÍA
BILBAO - ESPAÑA
JUAN CARLOS SOMOZA GARCÍA
BILBAO - ESPAÑA
EN LA PRÓXIMA NAVIDAD
La nieve que se agolpa en el alfeizar de la ventana difunde un aspecto de tristeza invernal, los objetos inanimados irradian la melancolía que se percibe en el ambiente, y la pintura ha huido de las desconchadas paredes haciendo que la sala del Juzgado adquiera tintes tenebrosos. El magistrado, hierático, no encuentra atenuantes en la Ley, mientras el abogado escarba entre los entresijos de la Constitución en busca de una salida airosa. El caso que se juzga enfrenta a la imaginación con la inefable realidad, no existe jurisprudencia en que basarse y ambas partes enfrentadas son víctimas de un destino inhumano. El silencio se extiende y parece transportar algo invisible y peligroso, mientras otros silencios más pequeños buscan cobijo en lo recóndito de cada persona asistente. Como medida de prevención Santa Claus y su principal testigo Rodolfo, el reno de nariz roja que ilumina el camino, están retenidos y custodiados. El niño de tez oscura y gesto desvalido repite una y otra vez su acusación: "Le pedí solo cien gramos de arroz, y me dejó kilos de hambre? no entiendo su Navidad? nunca vino a visitarme? "
La nieve que se agolpa en el alfeizar de la ventana difunde un aspecto de tristeza invernal, los objetos inanimados irradian la melancolía que se percibe en el ambiente, y la pintura ha huido de las desconchadas paredes haciendo que la sala del Juzgado adquiera tintes tenebrosos. El magistrado, hierático, no encuentra atenuantes en la Ley, mientras el abogado escarba entre los entresijos de la Constitución en busca de una salida airosa. El caso que se juzga enfrenta a la imaginación con la inefable realidad, no existe jurisprudencia en que basarse y ambas partes enfrentadas son víctimas de un destino inhumano. El silencio se extiende y parece transportar algo invisible y peligroso, mientras otros silencios más pequeños buscan cobijo en lo recóndito de cada persona asistente. Como medida de prevención Santa Claus y su principal testigo Rodolfo, el reno de nariz roja que ilumina el camino, están retenidos y custodiados. El niño de tez oscura y gesto desvalido repite una y otra vez su acusación: "Le pedí solo cien gramos de arroz, y me dejó kilos de hambre? no entiendo su Navidad? nunca vino a visitarme? "
Relato 362 . 179 palabras
JUAN CARLOS SOMOZA GARCÍA
BILBAO - ESPAÑA
JUAN CARLOS SOMOZA GARCÍA
BILBAO - ESPAÑA
FRENTE A FRENTE
Frente a frente: ojos que engañan, y engañados. Aquellos son de mirada huidiza, oscuros, de acerada transparencia, con un mohín de burlona determinación; y éstos son de mirada firme, intensos, acumulando años de hollín, dos puntos glaucos succionando la realidad. El tiempo se ha aliado con los celos y la infidelidad, aportando su rutina, y sólo queda una alternativa: duelo a vida.
Frente a frente, con el revólver cargado de disculpas y los dedos acariciando el gatillo del hastío, escrutando al adversario para observar en él un atisbo de esperanza que permita aprovechar ese gesto de debilidad y anticiparse, desenfundar la voz con rapidez, apurar el verbo en la ventaja.
Frente a frente, conteniendo la crispación de unas manos desprovistas de caricias, apretando los dientes para controlar el temblor de unos labios huérfanos de ternura, esclavizando los pies al suelo para liberar el balanceo de las piernas que permita asegurar el tiro, evitando que una mota de tristeza enturbie el ojo escrutador.
Frente a frente?
Se disparan los reproches y una palabra hueca envía a la soledad un corazón.
Frente a frente: ojos que engañan, y engañados. Aquellos son de mirada huidiza, oscuros, de acerada transparencia, con un mohín de burlona determinación; y éstos son de mirada firme, intensos, acumulando años de hollín, dos puntos glaucos succionando la realidad. El tiempo se ha aliado con los celos y la infidelidad, aportando su rutina, y sólo queda una alternativa: duelo a vida.
Frente a frente, con el revólver cargado de disculpas y los dedos acariciando el gatillo del hastío, escrutando al adversario para observar en él un atisbo de esperanza que permita aprovechar ese gesto de debilidad y anticiparse, desenfundar la voz con rapidez, apurar el verbo en la ventaja.
Frente a frente, conteniendo la crispación de unas manos desprovistas de caricias, apretando los dientes para controlar el temblor de unos labios huérfanos de ternura, esclavizando los pies al suelo para liberar el balanceo de las piernas que permita asegurar el tiro, evitando que una mota de tristeza enturbie el ojo escrutador.
Frente a frente?
Se disparan los reproches y una palabra hueca envía a la soledad un corazón.
Relato 363 . 184 palabras
JUAN CARLOS SOMOZA GARCÍA
BILBAO - ESPAÑA
JUAN CARLOS SOMOZA GARCÍA
BILBAO - ESPAÑA
LA PATERA
Seguirá nadando...
La noche está desamparada de luna y cada metro avanzado es una inconmensurable distancia ganada al universo del hambre. Atrás queda el tiempo a sus espaldas ahogando los sueños en las negras playas de la soledad.
La mirada permanece fija en el futuro adivinado entre las sombras tenebrosas, mientras el corazón silencia su latir acurrucado entre el coraje y el miedo. Una leve brisa, el presagio de una ola salpicando el rostro amoratado, un murmullo emergiendo en la oscuridad que extiende sus dominios hasta el cielo, y el ruido de motores que auguran la proximidad del implacable perseguidor. Un foco denuncia la sombra cómplice y el resplandor ciega sus ojos y mente, no lo piensa, decide en el instante y arroja cuerpo y esperanzas por la borda.
El mar se congela al bañar su corazón. El esfuerzo no es suficiente para evitar que las redes tendidas consigan su captura, y recorre esposado la distancia que falta hasta la pretendida libertad. Le regresan, le vuelven al punto de partida donde el canto de sirena hace enmudecer al hambre pero él, siempre,? seguirá nadando.
Seguirá nadando...
La noche está desamparada de luna y cada metro avanzado es una inconmensurable distancia ganada al universo del hambre. Atrás queda el tiempo a sus espaldas ahogando los sueños en las negras playas de la soledad.
La mirada permanece fija en el futuro adivinado entre las sombras tenebrosas, mientras el corazón silencia su latir acurrucado entre el coraje y el miedo. Una leve brisa, el presagio de una ola salpicando el rostro amoratado, un murmullo emergiendo en la oscuridad que extiende sus dominios hasta el cielo, y el ruido de motores que auguran la proximidad del implacable perseguidor. Un foco denuncia la sombra cómplice y el resplandor ciega sus ojos y mente, no lo piensa, decide en el instante y arroja cuerpo y esperanzas por la borda.
El mar se congela al bañar su corazón. El esfuerzo no es suficiente para evitar que las redes tendidas consigan su captura, y recorre esposado la distancia que falta hasta la pretendida libertad. Le regresan, le vuelven al punto de partida donde el canto de sirena hace enmudecer al hambre pero él, siempre,? seguirá nadando.
Relato 364 . 148 palabras
JORGE DURÁN PELAYES
MAR DE LA PLATA - ARGENTINA
JORGE DURÁN PELAYES
MAR DE LA PLATA - ARGENTINA
LA CASA DE MI ABUELA
(Torturas en la escuela de mecánica de la armada ( Argentina)
La cárcel? La oscuridad? La noche larga... La picana.
Vuelvo mentalmente a la casa de mi abuela.
El huerto con naranjos. Las paredes pintadas de blanco. Tu mano que cura.
Vuelvo abuela, vuelvo porque me duelen las heridas. Vuelvo a buscar las cartas de mi noviecita niña, los muñecos rotos enterrados en el huerto, los ecos perdidos de las voces de entonces.
¡Aquel mundo!
¡Porque estoy aquí! -me pregunto.
Y contesta el grito de los prisioneros, los desaparecidos, los que todo lo perdieron, identidad, familia.
Por eso vuelvo a casa abuela. Como todas las noches, a buscar el bálsamo de tus manos que mitigan las heridas de la tortura.
Podrán rasgar toda mi carne y no me matarán
¡ Porque esa no es mi muerte!
Mi muerte es quemar mis escritos, acallar lo que he dicho.
Hasta mañana abuela.
(Torturas en la escuela de mecánica de la armada ( Argentina)
La cárcel? La oscuridad? La noche larga... La picana.
Vuelvo mentalmente a la casa de mi abuela.
El huerto con naranjos. Las paredes pintadas de blanco. Tu mano que cura.
Vuelvo abuela, vuelvo porque me duelen las heridas. Vuelvo a buscar las cartas de mi noviecita niña, los muñecos rotos enterrados en el huerto, los ecos perdidos de las voces de entonces.
¡Aquel mundo!
¡Porque estoy aquí! -me pregunto.
Y contesta el grito de los prisioneros, los desaparecidos, los que todo lo perdieron, identidad, familia.
Por eso vuelvo a casa abuela. Como todas las noches, a buscar el bálsamo de tus manos que mitigan las heridas de la tortura.
Podrán rasgar toda mi carne y no me matarán
¡ Porque esa no es mi muerte!
Mi muerte es quemar mis escritos, acallar lo que he dicho.
Hasta mañana abuela.
Relato 365 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto. No envía el documento adjunto
Relato 366 . 116 palabras
ROBERTO ATTIAS
FONTANA (CHACO) - ARGENTINA
ROBERTO ATTIAS
FONTANA (CHACO) - ARGENTINA
DESPROTEGIDO
Esa noche de mayo me trasladaba en la vieja bicicleta gris tristeza y ocre hacia mi hogar, por la calle polvorienta que surca el caserío, cuando fui sorprendido por un fuerte sacudón.
Al salir del asombro pude distinguir la silueta furtiva que huía con premura llevándose mi bolso.
Con el celular llame a la policía, los que en breve se presentaron desprovistos de linternas y de voluntades de atrapar al delincuente.
Luego el oficial, subestimándome, afirmo que oportunamente me comunicaría las novedades.
Me aleje pensando que al no realizar una lista de lo que me sustrajeron,
Que me seria notificado?
En ese instante recrudeció mi inseguridad. Porque el robo fue circunstancial, pero ese accionar es continuo.
Esa noche de mayo me trasladaba en la vieja bicicleta gris tristeza y ocre hacia mi hogar, por la calle polvorienta que surca el caserío, cuando fui sorprendido por un fuerte sacudón.
Al salir del asombro pude distinguir la silueta furtiva que huía con premura llevándose mi bolso.
Con el celular llame a la policía, los que en breve se presentaron desprovistos de linternas y de voluntades de atrapar al delincuente.
Luego el oficial, subestimándome, afirmo que oportunamente me comunicaría las novedades.
Me aleje pensando que al no realizar una lista de lo que me sustrajeron,
Que me seria notificado?
En ese instante recrudeció mi inseguridad. Porque el robo fue circunstancial, pero ese accionar es continuo.
Relato 367 . 192 palabras
CRISTINA HABAS CUCHO
MADRID - ESPAÑA
CRISTINA HABAS CUCHO
MADRID - ESPAÑA
BRUJA
Una noche cuando ya estaba metida en la cama y la luz de mi habitación apagada observe una pequeña lucecita en el exterior, esta empezó a moverse por lo que deduje que era una luciérnaga. Como no tenía sueño, encendí la luz y me acerque a la ventana.
La luciérnaga se quedo muy quieta al verme, yo le sonreí, estuvimos observándonos unos instantes (o eso creo), luego se fue volando.
A la mañana siguiente, cuando estaba sentada en el patio leyendo un libro me vino un apestoso olor a pies. Era como el de mi padre pero multiplicado por trescientos.
Me levante de mi butaca y empecé a buscar la fuente del mal olor, entonces la vi: estaba agazapada en una rama, la reconocí rápidamente pues la había visto en libros de mitología, era una bruja Mulukwansi.
- Hola - dije - has venido esta noche a verme, ¿verdad?
- Sí, estoy muy sola, necesito compañía y nadie se quieren acercar por mi olor y por miedo
- Yo seré tu amiga, me pondré una pinza y tendrás compañía.
La bruja y yo nos hicimos grandes amigas, descubrí que tras la leyenda se escondía una buena persona.
Una noche cuando ya estaba metida en la cama y la luz de mi habitación apagada observe una pequeña lucecita en el exterior, esta empezó a moverse por lo que deduje que era una luciérnaga. Como no tenía sueño, encendí la luz y me acerque a la ventana.
La luciérnaga se quedo muy quieta al verme, yo le sonreí, estuvimos observándonos unos instantes (o eso creo), luego se fue volando.
A la mañana siguiente, cuando estaba sentada en el patio leyendo un libro me vino un apestoso olor a pies. Era como el de mi padre pero multiplicado por trescientos.
Me levante de mi butaca y empecé a buscar la fuente del mal olor, entonces la vi: estaba agazapada en una rama, la reconocí rápidamente pues la había visto en libros de mitología, era una bruja Mulukwansi.
- Hola - dije - has venido esta noche a verme, ¿verdad?
- Sí, estoy muy sola, necesito compañía y nadie se quieren acercar por mi olor y por miedo
- Yo seré tu amiga, me pondré una pinza y tendrás compañía.
La bruja y yo nos hicimos grandes amigas, descubrí que tras la leyenda se escondía una buena persona.
Relato 368 . 144 palabras
MIGUEL PAZ CABAÑAS
LEÓN - ESPAÑA
MIGUEL PAZ CABAÑAS
LEÓN - ESPAÑA
DOLOR
Me encontré con Martín seis años después del puñetazo en clase. Fue él quien me identificó cuando salía de levantar pesas. Estaba irreconocible, tenía chepa y, a pesar de su juventud, una pequeña barriga. Me saludó con nostalgia y a mi mente vino su imagen de matón, su pelo ensortijado y duro y, cómo no, la bofetada que me dio siendo yo un delegado gordito. ¡Cuánto tiempo!, gritó como si hubiésemos combatido juntos en Verdún. Lo miré un rato, pensando que, justo entonces, podía al fin cobrarme una venganza demorada. Le dediqué una sonrisa despectiva y me fui calle abajo silbando, con una sensación triunfal. ¡Podía haberle partido la boca!, cavilé exultante. Al llegar a casa, sin embargo, evoqué la vieja humillación y pensé, con dolor, que era aquel día cuando, a pesar de la derrota segura, me tenía que haber enfrentado a él.
Me encontré con Martín seis años después del puñetazo en clase. Fue él quien me identificó cuando salía de levantar pesas. Estaba irreconocible, tenía chepa y, a pesar de su juventud, una pequeña barriga. Me saludó con nostalgia y a mi mente vino su imagen de matón, su pelo ensortijado y duro y, cómo no, la bofetada que me dio siendo yo un delegado gordito. ¡Cuánto tiempo!, gritó como si hubiésemos combatido juntos en Verdún. Lo miré un rato, pensando que, justo entonces, podía al fin cobrarme una venganza demorada. Le dediqué una sonrisa despectiva y me fui calle abajo silbando, con una sensación triunfal. ¡Podía haberle partido la boca!, cavilé exultante. Al llegar a casa, sin embargo, evoqué la vieja humillación y pensé, con dolor, que era aquel día cuando, a pesar de la derrota segura, me tenía que haber enfrentado a él.
Relato 369 . 192 palabras
MIGUEL PAZ CABAÑAS
LEÓN - ESPAÑA
MIGUEL PAZ CABAÑAS
LEÓN - ESPAÑA
EL MINOTAURO Y LAS AVISPAS
Lo llevaron al río y lo desnudaron. Comenzaron a volar, zumbantes, mientras se despojaban con lentitud de la ropa. Eran hermosas, con cuellos esbeltos y cinturas de avispa. Una de ellas se sentó a horcajadas sobre su cara y la otra, con un susurro, se arrodilló junto a él. Su miembro apuntaba hacia las estrellas, como un pequeño y astuto menhir. La más joven lo capturó en sus manos y lo abordó con la boca. Recuerda que apenas lo rozó, un lengüetazo, el roce de un insecto colosal y húmedo. La otra subía y bajaba, con sus muslos acariciándole los labios. Lo tuvieron así mucho tiempo, junto al río, abrasándole con caricias furtivas. Cada vez que se hinchaba, estremecido de placer, le arrojaban un cuenco de agua. Le ataron las manos a la espalda para que no pudiera satisfacerse. Por último, tumbadas en la hierba, besándose y amasándose, empezaron a gemir.
Esa noche mi padre llegó a casa enajenado y dejó preñada a la vaca. Esta historia, que a nadie reveló, me la contó treinta años después. Tal vez por mi afán de untarme los cuernos con miel cuando acuden las avispas.
Lo llevaron al río y lo desnudaron. Comenzaron a volar, zumbantes, mientras se despojaban con lentitud de la ropa. Eran hermosas, con cuellos esbeltos y cinturas de avispa. Una de ellas se sentó a horcajadas sobre su cara y la otra, con un susurro, se arrodilló junto a él. Su miembro apuntaba hacia las estrellas, como un pequeño y astuto menhir. La más joven lo capturó en sus manos y lo abordó con la boca. Recuerda que apenas lo rozó, un lengüetazo, el roce de un insecto colosal y húmedo. La otra subía y bajaba, con sus muslos acariciándole los labios. Lo tuvieron así mucho tiempo, junto al río, abrasándole con caricias furtivas. Cada vez que se hinchaba, estremecido de placer, le arrojaban un cuenco de agua. Le ataron las manos a la espalda para que no pudiera satisfacerse. Por último, tumbadas en la hierba, besándose y amasándose, empezaron a gemir.
Esa noche mi padre llegó a casa enajenado y dejó preñada a la vaca. Esta historia, que a nadie reveló, me la contó treinta años después. Tal vez por mi afán de untarme los cuernos con miel cuando acuden las avispas.
Relato 370 . 157 palabras
MIGUEL PAZ CABANAS
LEÓN - ESPAÑA
MIGUEL PAZ CABANAS
LEÓN - ESPAÑA
SIETE
Aún quedaban restos de nieve. Miraba el cielo y le aturdía pensar en su vida. Conocer a Ramón había sido un regalo, un azar dulce y embriagador. Recordaba la exposición de pintura y el momento irrepetible en que cruzaron sus ojos.
El cambio se acercaba. Nada que ver con su pasado, ni con seres rudos o siniestros. Lejos de la conmoción, de la violencia, de los zarpazos del destino. Con la idea de que, al llamar al timbre, no intentaría huir. Con prevención, desde luego - no todos los días conoces a tus suegros -, pero sin alarmas ni gestos insospechados. Sólo civismo y palabras amables junto a una copa de jerez. Disfrutaría de la velada sin un soplo de angustia.
Tal vez, lo difícil se suscitaría al principio. Cuando tuviese que decir su nombre, su nombre duro y vertiginoso. El rotundo apellido saliendo de sus labios, ante la cara lívida de sus anfitriones:
Me llamo Bond, James Bond.
Aún quedaban restos de nieve. Miraba el cielo y le aturdía pensar en su vida. Conocer a Ramón había sido un regalo, un azar dulce y embriagador. Recordaba la exposición de pintura y el momento irrepetible en que cruzaron sus ojos.
El cambio se acercaba. Nada que ver con su pasado, ni con seres rudos o siniestros. Lejos de la conmoción, de la violencia, de los zarpazos del destino. Con la idea de que, al llamar al timbre, no intentaría huir. Con prevención, desde luego - no todos los días conoces a tus suegros -, pero sin alarmas ni gestos insospechados. Sólo civismo y palabras amables junto a una copa de jerez. Disfrutaría de la velada sin un soplo de angustia.
Tal vez, lo difícil se suscitaría al principio. Cuando tuviese que decir su nombre, su nombre duro y vertiginoso. El rotundo apellido saliendo de sus labios, ante la cara lívida de sus anfitriones:
Me llamo Bond, James Bond.
Relato 371 . 184 palabras
JORDI CRISTOBAL LOBO
BARCELONA - ESPAÑA
JORDI CRISTOBAL LOBO
BARCELONA - ESPAÑA
ANTES
Cuando uno se despierta jamás hay un dinosaurio a su lado. Un perro grande y sarnoso chupando ásperamente la mejilla. Eso hay. Bueno, también está ella, generalmente en la ducha. El perro ocupa toda mi cabeza y soy incapaz de imaginarla tras aquella puerta y aquellas cortinas que yo no hubiera comprado. Desearía que fuera un dinosaurio agresivo el que me despertara, de un zarpazo, ya para siempre. Ella sigue duchándose. A veces puedo oír como la moja el agua, como si cayera en fina lámina de arcilla. Es la lluvia, cuando golpea el cartón que me cubre. Esas son las veces en las que me encuentro más cerca de aquellos despertares en los que la oía ducharse mientras la imaginaba bajo la ducha. Y estiraba aquellos momentos al tiempo que permanecía alerta por si ella me pedía la toalla. Así me invitaba a gozarla, como con rubor. Pero ella me dejó y, al poco, yo también me dejé. El trabajo, los amigos, la familia, el piso. Fueron dejándome uno tras otro. Pero yo ya me había dejado antes, justo cuando ella me dejó.
Cuando uno se despierta jamás hay un dinosaurio a su lado. Un perro grande y sarnoso chupando ásperamente la mejilla. Eso hay. Bueno, también está ella, generalmente en la ducha. El perro ocupa toda mi cabeza y soy incapaz de imaginarla tras aquella puerta y aquellas cortinas que yo no hubiera comprado. Desearía que fuera un dinosaurio agresivo el que me despertara, de un zarpazo, ya para siempre. Ella sigue duchándose. A veces puedo oír como la moja el agua, como si cayera en fina lámina de arcilla. Es la lluvia, cuando golpea el cartón que me cubre. Esas son las veces en las que me encuentro más cerca de aquellos despertares en los que la oía ducharse mientras la imaginaba bajo la ducha. Y estiraba aquellos momentos al tiempo que permanecía alerta por si ella me pedía la toalla. Así me invitaba a gozarla, como con rubor. Pero ella me dejó y, al poco, yo también me dejé. El trabajo, los amigos, la familia, el piso. Fueron dejándome uno tras otro. Pero yo ya me había dejado antes, justo cuando ella me dejó.
Relato 372 . 176 palabras
FRANCISCO AMADO PINEDA
MÁLAGA - ESPAÑA
FRANCISCO AMADO PINEDA
MÁLAGA - ESPAÑA
FIN
El sueño se desvanece progresivamente. La existencia se vuelve cada vez más agotadora. Los pensamientos de culpa se me hacen insoportables, ya nada tiene sentido. La meta se muestra inalcanzable, difusa. He perdido el rumbo por completo, la brújula ya no me señala el norte. La suerte está echada, las cartas sobre la mesa y la partida perdida. No guardo ningún as en la manga y tampoco me apetece hacer trampas para continuar con este juego miserable que lo único que ha conseguido es sacar lo peor de mí. Me miro en el espejo y veo un monstruo, mis manos se han convertido en garras que destrozan todo lo que tocan. Me levanto desesperado, intento concentrarme, no sé sacar de mi interior las ideas que me atormentan. Siento como las miradas de las personas que me rodean se posan en mis hombros, acusadoras, penetrantes. La situación cada vez es más agobiante, todo me molesta, el ruido que me envuelve es ensordecedor, pero yo sé cómo acabar con esto, yo tengo la solución, yo le pondré fin.
El sueño se desvanece progresivamente. La existencia se vuelve cada vez más agotadora. Los pensamientos de culpa se me hacen insoportables, ya nada tiene sentido. La meta se muestra inalcanzable, difusa. He perdido el rumbo por completo, la brújula ya no me señala el norte. La suerte está echada, las cartas sobre la mesa y la partida perdida. No guardo ningún as en la manga y tampoco me apetece hacer trampas para continuar con este juego miserable que lo único que ha conseguido es sacar lo peor de mí. Me miro en el espejo y veo un monstruo, mis manos se han convertido en garras que destrozan todo lo que tocan. Me levanto desesperado, intento concentrarme, no sé sacar de mi interior las ideas que me atormentan. Siento como las miradas de las personas que me rodean se posan en mis hombros, acusadoras, penetrantes. La situación cada vez es más agobiante, todo me molesta, el ruido que me envuelve es ensordecedor, pero yo sé cómo acabar con esto, yo tengo la solución, yo le pondré fin.
Relato 373 . 154 palabras
SILVIA CURBELO BETANCORT
MADRID - ESPAÑA
SILVIA CURBELO BETANCORT
MADRID - ESPAÑA
EL INDIVIDUO X
El individuo x se ducha, se lava los dientes y en una cafetería del metro se compra un café y se los ensucia otra vez. Llega al trabajo tarde, ojeroso y con la camisa arrugada. El jefe le mira con reprobación, la recepcionista le sonríe. Desde el otro lado del mostrador: Buenos días. Se pierde en papeles y en el ruido incesante del teclado del ordenador. Cada vez que nadie le mira le pregunta cuánto falta al reloj. Y por fin se pone cierre a la jornada laboral. El individuo x casi corre afuera a tomar el aire, el aire de humo de la ciudad. Y cuando camina a casa ve en un escaparate ese coche tan lujoso que nunca podrá comprar... si lo tuviera, ¡Qué felicidad!. De pronto ve un hombre apagado y viejo en el reflejo del cristal. Pero continúa su camino sin inmutarse, aprendió a ignorar lo que dicen los espejos.
El individuo x se ducha, se lava los dientes y en una cafetería del metro se compra un café y se los ensucia otra vez. Llega al trabajo tarde, ojeroso y con la camisa arrugada. El jefe le mira con reprobación, la recepcionista le sonríe. Desde el otro lado del mostrador: Buenos días. Se pierde en papeles y en el ruido incesante del teclado del ordenador. Cada vez que nadie le mira le pregunta cuánto falta al reloj. Y por fin se pone cierre a la jornada laboral. El individuo x casi corre afuera a tomar el aire, el aire de humo de la ciudad. Y cuando camina a casa ve en un escaparate ese coche tan lujoso que nunca podrá comprar... si lo tuviera, ¡Qué felicidad!. De pronto ve un hombre apagado y viejo en el reflejo del cristal. Pero continúa su camino sin inmutarse, aprendió a ignorar lo que dicen los espejos.
Relato 374 . 149 palabras
SILVIA CURBELO BETANCORT
MADRID - ESPAÑA
SILVIA CURBELO BETANCORT
MADRID - ESPAÑA
INFORMACIÓN TURÍSTICA
Existe un lugar al que van los amores negados, los amores que casi se olvidan, los amores que fueron alianza y abogado. En ese basurero van a parar los embriones no seleccionados, los fetos extraídos del mundo y la carne putrefacta de los asesinados. El humo de los coches, de los bosques quemados, de la no justicia y de la política que nunca vela por el interés de los ciudadanos. El mar, sus peces enfermos y sus manchas de aceite. Un lugar hermoso que no es más que ficción y efectos especiales: moda, maquillaje, publicidad, fotografía, alfombras rojas y pasarelas de esqueletos malvestidos con trajes. Un lugar en cuya zona norte padecen de obesidad, y en el sur mueren de hambre. Un lugar donde no hay Dios porque, avergonzado de su creación, decidió suicidarse. ¿Quieren hacer turismo por ese edén, señores? Es suyo, por el módico precio de nacer.
Existe un lugar al que van los amores negados, los amores que casi se olvidan, los amores que fueron alianza y abogado. En ese basurero van a parar los embriones no seleccionados, los fetos extraídos del mundo y la carne putrefacta de los asesinados. El humo de los coches, de los bosques quemados, de la no justicia y de la política que nunca vela por el interés de los ciudadanos. El mar, sus peces enfermos y sus manchas de aceite. Un lugar hermoso que no es más que ficción y efectos especiales: moda, maquillaje, publicidad, fotografía, alfombras rojas y pasarelas de esqueletos malvestidos con trajes. Un lugar en cuya zona norte padecen de obesidad, y en el sur mueren de hambre. Un lugar donde no hay Dios porque, avergonzado de su creación, decidió suicidarse. ¿Quieren hacer turismo por ese edén, señores? Es suyo, por el módico precio de nacer.
Relato 375 . 134 palabras
Mª DEL CARMEN CAMACHO PACHÓN
MARCHENA (SEVILLA) - ESPAÑA
Mª DEL CARMEN CAMACHO PACHÓN
MARCHENA (SEVILLA) - ESPAÑA
ÓBITO
Se resistía a cerrar los ojos, sabía que la oscuridad le acechaba. El infinito cansancio y la soledad de su alma le anunciaba su cercano final.
Su rabia la mantenía con coraje para seguir luchando. Le plantaría cara, se dijo, batallaría con la vida.
Entonces... Llegó, apareció sin avisar.
No estaba preparada... Entonces lo supo.
Sucumbió al hechizo de aquella mirada eterna y llena de vida. La sintió sabia y poderosa. Se abandonó al hechizo que la cautivaba.
La rabia se disipó al verse reflejada en la mirada que la contemplaba. El miedo se convirtió en deseo, y deseó con intensidad descansar en la eternidad que se le mostraba.
Una sonrisa eterna le bastó para que su alma abandonara para siempre el dolor.
El llanto inconsolable de su familia anunciaba el luto por Lucía.
Se resistía a cerrar los ojos, sabía que la oscuridad le acechaba. El infinito cansancio y la soledad de su alma le anunciaba su cercano final.
Su rabia la mantenía con coraje para seguir luchando. Le plantaría cara, se dijo, batallaría con la vida.
Entonces... Llegó, apareció sin avisar.
No estaba preparada... Entonces lo supo.
Sucumbió al hechizo de aquella mirada eterna y llena de vida. La sintió sabia y poderosa. Se abandonó al hechizo que la cautivaba.
La rabia se disipó al verse reflejada en la mirada que la contemplaba. El miedo se convirtió en deseo, y deseó con intensidad descansar en la eternidad que se le mostraba.
Una sonrisa eterna le bastó para que su alma abandonara para siempre el dolor.
El llanto inconsolable de su familia anunciaba el luto por Lucía.
Relato 376 . 103 palabras
LOLA SANABRIA GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
LOLA SANABRIA GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
EL MUERTO EN EL ENTIERRO
Cuando el alcalde se acercó al cañón, supimos que deberíamos convocar elecciones. Agustina de Aragón se tambaleó y la peluca se movió tapándole media cara. El gabacho también intentó detenerlo, hincándole la bayoneta en la espalda, pero él se revolvió rompiendo la punta. A esas alturas, el público lloraba de risa. Eso era lo malo, que hiciera lo que hiciera Jose Mari, siempre le reían las gracias; y si hay algo peor que un déspota, es un déspota gracioso. Pero aquello acabaría con la elección de otro delegado. Ni ipods que regalara, podrían más que los ejercicios resueltos del examen final de Matemáticas.
Cuando el alcalde se acercó al cañón, supimos que deberíamos convocar elecciones. Agustina de Aragón se tambaleó y la peluca se movió tapándole media cara. El gabacho también intentó detenerlo, hincándole la bayoneta en la espalda, pero él se revolvió rompiendo la punta. A esas alturas, el público lloraba de risa. Eso era lo malo, que hiciera lo que hiciera Jose Mari, siempre le reían las gracias; y si hay algo peor que un déspota, es un déspota gracioso. Pero aquello acabaría con la elección de otro delegado. Ni ipods que regalara, podrían más que los ejercicios resueltos del examen final de Matemáticas.
Relato 377 . 148 palabras
FRANCISCO JAVIER NAVAS BAENA
LA CALA DEL MORAL (MÁLAGA) - ESPAÑA
FRANCISCO JAVIER NAVAS BAENA
LA CALA DEL MORAL (MÁLAGA) - ESPAÑA
EVOLUCIÓN
El célebre naturalista decretó la muerte del pájaro dodo a finales del siglo XVII. Su alegato contra el hombre destructor de la obra de Dios inspiró a científicos, que acabarían por encumbrarle como precursor del ecologismo, y a predicadores que lo usaban para alancear espíritus dormidos y satisfechos. El dodo ya no era un ave desmañada sino un símbolo, una bandera, un tótem. Cuando las conferencias le ocupaban más tiempo que sus viajes de investigación, el naturalista embarcó desganado a la isla de Mauricio. Alejado de los otros expedicionarios, encontró al pie de un árbol un nido lleno de huevos y, sobre ellos, un pájaro que lo miraba con expresión bobalicona. Aterrorizado, tomó por el cuello al dodo, que se dejó estrangular con deferencia, y aplastó los huevos con sus botas. Después publicó un libro que vindicaba al hombre y aceptaba que, a veces, puede mejorar el mundo.
El célebre naturalista decretó la muerte del pájaro dodo a finales del siglo XVII. Su alegato contra el hombre destructor de la obra de Dios inspiró a científicos, que acabarían por encumbrarle como precursor del ecologismo, y a predicadores que lo usaban para alancear espíritus dormidos y satisfechos. El dodo ya no era un ave desmañada sino un símbolo, una bandera, un tótem. Cuando las conferencias le ocupaban más tiempo que sus viajes de investigación, el naturalista embarcó desganado a la isla de Mauricio. Alejado de los otros expedicionarios, encontró al pie de un árbol un nido lleno de huevos y, sobre ellos, un pájaro que lo miraba con expresión bobalicona. Aterrorizado, tomó por el cuello al dodo, que se dejó estrangular con deferencia, y aplastó los huevos con sus botas. Después publicó un libro que vindicaba al hombre y aceptaba que, a veces, puede mejorar el mundo.
Relato 378 . 147 palabras
FRANCISCO JAVIER NAVAS BAENA
LA CALA DEL MORAL (MÁLAGA) - ESPAÑA
FRANCISCO JAVIER NAVAS BAENA
LA CALA DEL MORAL (MÁLAGA) - ESPAÑA
VATICINIO
Los anales no describen una ceremonia de coronación tan fastuosa. Nobles, monarcas invitados y embajadores de los países más lejanos desearon al nuevo emperador victorias, empresas y conquistas. Sus astrólogos, después de una paciente observación del cielo, encontraron escrito el destino del imperio y carecían de adjetivos para la gloria futura. Sólo uno de ellos amonestó con solemnidad: cuidado con las amapolas. Desconcierto, silencio, y finalmente una carcajada del emperador, que aseguró que nadie en su linaje se había aquejado de alergia a flores de ningún tipo. Todos rieron la ocurrencia del emperador y pasaron a la entrega de regalos. El astrólogo que quiso enturbiar la fiesta con agüeros incomprensibles fue poco a poco relegado de sus funciones y, al final, expulsado de la corte. Murió pobre, con la conciencia limpia y varios años antes de que los ingleses desembarcaran en China su primer cargamento de opio.
Los anales no describen una ceremonia de coronación tan fastuosa. Nobles, monarcas invitados y embajadores de los países más lejanos desearon al nuevo emperador victorias, empresas y conquistas. Sus astrólogos, después de una paciente observación del cielo, encontraron escrito el destino del imperio y carecían de adjetivos para la gloria futura. Sólo uno de ellos amonestó con solemnidad: cuidado con las amapolas. Desconcierto, silencio, y finalmente una carcajada del emperador, que aseguró que nadie en su linaje se había aquejado de alergia a flores de ningún tipo. Todos rieron la ocurrencia del emperador y pasaron a la entrega de regalos. El astrólogo que quiso enturbiar la fiesta con agüeros incomprensibles fue poco a poco relegado de sus funciones y, al final, expulsado de la corte. Murió pobre, con la conciencia limpia y varios años antes de que los ingleses desembarcaran en China su primer cargamento de opio.
Relato 379 . 103 palabras
FRANCISCO JAVIER NAVAS BAENA
LA CALA DEL MORAL (MÁLAGA) - ESPAÑA
FRANCISCO JAVIER NAVAS BAENA
LA CALA DEL MORAL (MÁLAGA) - ESPAÑA
ENDEMONIADOS
La notable perspicacia del inquisidor le ayudaba a encontrar rastros del Maligno en los lugares más propicios: un libro, una soflama, un alma. Muchas veces lo expulsó de cuerpos desdichados sin dañar éstos; en otros casos, con aflicción, no encontraba más remedio que terminar con el intruso tanto como con quien lo acogía. Jamás cedió a la duda ni a la pusilanimidad y supo abstenerse de los remordimientos. Se le concedió una vida larga, piadosa y ejemplar y no fue hasta el día de su muerte, en previsible olor de santidad, que el demonio que albergaba necesitó buscar otro siervo dócil y diligente.
La notable perspicacia del inquisidor le ayudaba a encontrar rastros del Maligno en los lugares más propicios: un libro, una soflama, un alma. Muchas veces lo expulsó de cuerpos desdichados sin dañar éstos; en otros casos, con aflicción, no encontraba más remedio que terminar con el intruso tanto como con quien lo acogía. Jamás cedió a la duda ni a la pusilanimidad y supo abstenerse de los remordimientos. Se le concedió una vida larga, piadosa y ejemplar y no fue hasta el día de su muerte, en previsible olor de santidad, que el demonio que albergaba necesitó buscar otro siervo dócil y diligente.
Relato 380 . 146 palabras
MATÍAS BUONFRATE SILVA
BUENOS AIRES - ARGENTINA
MATÍAS BUONFRATE SILVA
BUENOS AIRES - ARGENTINA
YOGHURT.
- ¿Qué son estos números que llevo grabados? - preguntó el yoghurt.
- Es tu fecha de vencimiento - respondí. -All llegar ese día, morirás.
Tenía una expresión extraña. - Ahora que conozco el final, soy libre - sonrió.
Saltó a mi yugular, con su tapa afilada, regando líquido blanco por su cabeza. Apenas logré esquivarlo, tomé una cuchara y la hundí en su cabeza. Yacía en el suelo, a punto de ahogarse en su propio contenido. Solo un envase, sin alma.
- Maldito, aún sin nada que perder, no pude.
- ¿Por qué me odias?
- Nos creas para matarnos. Mereces la muerte más que yo.
- Todavía falta tiempo para eso.
¿Cómo puedes saberlo? Llevas la fecha impresa en el culo. Que no puedas verla no quiere decir nada. - Fue la última vez que escuché a un yoghurt hablando. Otros alimentos parlantes no fueron tan valientes. ¿Lo seré yo cuando enfrente a mi creador?
- ¿Qué son estos números que llevo grabados? - preguntó el yoghurt.
- Es tu fecha de vencimiento - respondí. -All llegar ese día, morirás.
Tenía una expresión extraña. - Ahora que conozco el final, soy libre - sonrió.
Saltó a mi yugular, con su tapa afilada, regando líquido blanco por su cabeza. Apenas logré esquivarlo, tomé una cuchara y la hundí en su cabeza. Yacía en el suelo, a punto de ahogarse en su propio contenido. Solo un envase, sin alma.
- Maldito, aún sin nada que perder, no pude.
- ¿Por qué me odias?
- Nos creas para matarnos. Mereces la muerte más que yo.
- Todavía falta tiempo para eso.
¿Cómo puedes saberlo? Llevas la fecha impresa en el culo. Que no puedas verla no quiere decir nada. - Fue la última vez que escuché a un yoghurt hablando. Otros alimentos parlantes no fueron tan valientes. ¿Lo seré yo cuando enfrente a mi creador?
Relato 381 . 154 palabras
ESTHER APARICIO HERNÁNDEZ
ALCOBENDAS (MADRID), ESPAÑA
ESTHER APARICIO HERNÁNDEZ
ALCOBENDAS (MADRID), ESPAÑA
AL TIEMPO QUE EL CUENTO LLEGABA
Cuéntame un cuento. Rebotó la voz en la cueva. La vocecilla había sonado infantil y dulce, pero desafinada por el miedo. No supe qué decir. Rebusqué en mi memoria y me palmeé las piernas nerviosa. Sostuve mi cabeza, angustiada, y finalmente chasqueé la lengua intentando arrancar de mi boca alguna idea. Pero nada salió de ella. La niña apretó mi mano con fuerza y sentí la suya helada. Miré el pequeño rostro y sus labios carnosos que empezaban a amoratarse. El agua ya chapoteaba a nuestros pies. Deseé hacer algo bien por una vez en mi vida. Aunque sólo fuera aquella vez. Me llevé la mano libre a la cabeza, me di una palmada en la frente y apreté los dientes. Entonces sentí que el cuento estaba llegando. Las primeras palabras de la historia salieron de mi boca despacio. Luego se apresuraron para que no les alcanzara la marea que empezó inexorablemente a ascender.
Cuéntame un cuento. Rebotó la voz en la cueva. La vocecilla había sonado infantil y dulce, pero desafinada por el miedo. No supe qué decir. Rebusqué en mi memoria y me palmeé las piernas nerviosa. Sostuve mi cabeza, angustiada, y finalmente chasqueé la lengua intentando arrancar de mi boca alguna idea. Pero nada salió de ella. La niña apretó mi mano con fuerza y sentí la suya helada. Miré el pequeño rostro y sus labios carnosos que empezaban a amoratarse. El agua ya chapoteaba a nuestros pies. Deseé hacer algo bien por una vez en mi vida. Aunque sólo fuera aquella vez. Me llevé la mano libre a la cabeza, me di una palmada en la frente y apreté los dientes. Entonces sentí que el cuento estaba llegando. Las primeras palabras de la historia salieron de mi boca despacio. Luego se apresuraron para que no les alcanzara la marea que empezó inexorablemente a ascender.
Relato 382 . 199 palabras
MARIBEL ROMERO SOLER
ELCHE (ALICANTE) - ESPAÑA.
MARIBEL ROMERO SOLER
ELCHE (ALICANTE) - ESPAÑA.
TRANSFORMACIÓN
Era primavera. La ciudad me abría sus cálidos brazos a la vez que un frío insólito se instalaba en cada rincón de mi cuerpo como una legión de hormigas. Me asusté. Un desconocido pasó por mi lado y me preguntó la hora, y una voz grave y misteriosa surgió de mi garganta como un aullido. ¿Qué me sucedía? Empecé a caminar desconcertada, sin rumbo fijo, cuando percibí cómo mis senos se esfumaban ante mis ojos atónitos, dejando mi blusa, antes abultada, lisa y vacía. A través del escote comenzó a aparecer un abundante vello, el mismo que sentía recorrer caprichosamente piernas, brazos y parte de mi rostro. Quería llorar. Las curvas que misteriosamente habían desaparecido de mi pecho comenzaron a tomar forma en torno a la bragueta de mi pantalón vaquero. Miré a mi alrededor. La ciudad se llenaba de seres verdes que me perseguían y tocaban pero yo no podía huir. La cabeza me pesaba como una losa y mis piernas y brazos no respondían a las órdenes de mi cerebro. Estaba a punto de gritar con todas mis fuerzas cuando desperté sobresaltada en la cama del hospital. La operación de cambio de sexo había sido un éxito.
Era primavera. La ciudad me abría sus cálidos brazos a la vez que un frío insólito se instalaba en cada rincón de mi cuerpo como una legión de hormigas. Me asusté. Un desconocido pasó por mi lado y me preguntó la hora, y una voz grave y misteriosa surgió de mi garganta como un aullido. ¿Qué me sucedía? Empecé a caminar desconcertada, sin rumbo fijo, cuando percibí cómo mis senos se esfumaban ante mis ojos atónitos, dejando mi blusa, antes abultada, lisa y vacía. A través del escote comenzó a aparecer un abundante vello, el mismo que sentía recorrer caprichosamente piernas, brazos y parte de mi rostro. Quería llorar. Las curvas que misteriosamente habían desaparecido de mi pecho comenzaron a tomar forma en torno a la bragueta de mi pantalón vaquero. Miré a mi alrededor. La ciudad se llenaba de seres verdes que me perseguían y tocaban pero yo no podía huir. La cabeza me pesaba como una losa y mis piernas y brazos no respondían a las órdenes de mi cerebro. Estaba a punto de gritar con todas mis fuerzas cuando desperté sobresaltada en la cama del hospital. La operación de cambio de sexo había sido un éxito.
Relato 383 . 142 palabras
MARIBEL ROMERO SOLER
ELCHE (ALICANTE) - ESPAÑA.
MARIBEL ROMERO SOLER
ELCHE (ALICANTE) - ESPAÑA.
SECRETO DE CONFESIÓN
-Padre, me acuso de que tengo tres portátiles, dos coches, cuatro móviles y un apartamento en la playa.
-¿Los has robado, hija?
-No, todo lo he ganado con el sudor de mi frente, bueno, no exactamente de mi frente, soy prostituta, ya sabe.
-Tranquila mujer, no es pecado poseer todo aquello que se consigue con el trabajo.
-Ya, pero pienso en la gente que no tiene nada, ni siquiera un trozo de pan que llevarse a la boca, y me siento mal.
-Tonterías. ¿Para qué podrían querer esas personas un portátil, un coche o un móvil? Tienen otros asuntos de qué preocuparse. Anda, anda, ve con Dios, tu conducta es correcta.
-Gracias, padre, me quedo mucho más tranquila. Por cierto, ¿le espero a las cinco, como siempre? Ya sabe, por la puerta de atrás y sin llamar, las vecinas están al acecho.
-Padre, me acuso de que tengo tres portátiles, dos coches, cuatro móviles y un apartamento en la playa.
-¿Los has robado, hija?
-No, todo lo he ganado con el sudor de mi frente, bueno, no exactamente de mi frente, soy prostituta, ya sabe.
-Tranquila mujer, no es pecado poseer todo aquello que se consigue con el trabajo.
-Ya, pero pienso en la gente que no tiene nada, ni siquiera un trozo de pan que llevarse a la boca, y me siento mal.
-Tonterías. ¿Para qué podrían querer esas personas un portátil, un coche o un móvil? Tienen otros asuntos de qué preocuparse. Anda, anda, ve con Dios, tu conducta es correcta.
-Gracias, padre, me quedo mucho más tranquila. Por cierto, ¿le espero a las cinco, como siempre? Ya sabe, por la puerta de atrás y sin llamar, las vecinas están al acecho.
Relato 384 . 101 palabras
MARIBEL ROMERO SOLER
ELCHE (ALICANTE) - ESPAÑA.
MARIBEL ROMERO SOLER
ELCHE (ALICANTE) - ESPAÑA.
VARIOS DÍAS
La primera vez que te vi llevabas muerta varios días. Fue cuando me trasladaron del panteón familiar a un discreto nicho en la calle siete, junto al tuyo -el ayuntamiento tenía que acometer obras-. Estabas triste y te quejabas de tu suerte. Yo, como veterano, intenté darte ánimos y me ofrecí a enseñarte el barrio. Al principio desconfiaste pero más tarde nos hicimos inseparables. Hemos soportado juntos el frío y la lluvia, la indiferencia y el abandono, las lágrimas insípidas y las flores de plástico. Tranquila, olvida ya ese temor, si él sale de la cárcel yo estoy aquí para protegerte.
La primera vez que te vi llevabas muerta varios días. Fue cuando me trasladaron del panteón familiar a un discreto nicho en la calle siete, junto al tuyo -el ayuntamiento tenía que acometer obras-. Estabas triste y te quejabas de tu suerte. Yo, como veterano, intenté darte ánimos y me ofrecí a enseñarte el barrio. Al principio desconfiaste pero más tarde nos hicimos inseparables. Hemos soportado juntos el frío y la lluvia, la indiferencia y el abandono, las lágrimas insípidas y las flores de plástico. Tranquila, olvida ya ese temor, si él sale de la cárcel yo estoy aquí para protegerte.
Relato 385 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 386 . 88 palabras
RUTH PÉREZ AGUIRRE
VILLAHERMOSA, (TABASCO) - MÉXICO
RUTH PÉREZ AGUIRRE
VILLAHERMOSA, (TABASCO) - MÉXICO
24 HORAS EN LA VIDA DE UNA JOVEN MUJER
Erika cambió de vida en su cumpleaños al sustituir su viejo celular por uno con cámara integrada. Fotografió su pastel, cuarto, peluches, accesorios? cambió de vestidos, hasta cansarse, para mandarlas a los amigos.
24 horas después salió a la escuela para presumir su nueva adquisición. Tomó fotos cuando entraba al carro, manejando. Al bajarse notó que su boca, captada a una distancia tan cerca, lucía voluptuosa; sus ojos, de frente al sol, eran aún más verdes?
¡Zas! Ni cuenta se dio cuando la moto pasó llevándose el celular.
Erika cambió de vida en su cumpleaños al sustituir su viejo celular por uno con cámara integrada. Fotografió su pastel, cuarto, peluches, accesorios? cambió de vestidos, hasta cansarse, para mandarlas a los amigos.
24 horas después salió a la escuela para presumir su nueva adquisición. Tomó fotos cuando entraba al carro, manejando. Al bajarse notó que su boca, captada a una distancia tan cerca, lucía voluptuosa; sus ojos, de frente al sol, eran aún más verdes?
¡Zas! Ni cuenta se dio cuando la moto pasó llevándose el celular.
Relato 387 . 179 palabras
RUTH PÉREZ AGUIRRE
VILLAHERMOSA, (TABASCO) - MÉXICO
RUTH PÉREZ AGUIRRE
VILLAHERMOSA, (TABASCO) - MÉXICO
TARDE DE COMPRAS
--¡Nunca eres puntual, hija! Dijiste que nos íbamos a las seis.
--No tardo más de diez minutos en arreglarme, cuéntalos y verás -dice, antes de entrar a su cuarto.
Ahí se encuentra con un joven y de él se enamora. Él la ama y la pide en matrimonio. La iglesia está espléndida, ella luce hermosa. El esposo la apremia de salir del baño porque el niño se mojó y la sirvienta está ocupada. Sale y le pone su uniforme, le da una manzana y lo manda a la escuela con el chofer. Él esposo le sube el cierre del vestido y le dice que su hijo fue enviado a la guerra. Ella llora sobre su hombro.
-No te preocupes, regresará con laureles -le dice para consolarla.
Reciben una invitación del presidente de la república al homenaje anual en honor a su hijo.
-Ponte el sombrero de ala ancha, no debemos desentonar en la ceremonia.
--¡Terminaron los diez minutos, hija!
Ella baja corriendo. - ¿Ves? Estoy lista.
--¿Para qué te pusiste ese sombrero si no hay sol? ¡Con razón tardas tanto!
--¡Nunca eres puntual, hija! Dijiste que nos íbamos a las seis.
--No tardo más de diez minutos en arreglarme, cuéntalos y verás -dice, antes de entrar a su cuarto.
Ahí se encuentra con un joven y de él se enamora. Él la ama y la pide en matrimonio. La iglesia está espléndida, ella luce hermosa. El esposo la apremia de salir del baño porque el niño se mojó y la sirvienta está ocupada. Sale y le pone su uniforme, le da una manzana y lo manda a la escuela con el chofer. Él esposo le sube el cierre del vestido y le dice que su hijo fue enviado a la guerra. Ella llora sobre su hombro.
-No te preocupes, regresará con laureles -le dice para consolarla.
Reciben una invitación del presidente de la república al homenaje anual en honor a su hijo.
-Ponte el sombrero de ala ancha, no debemos desentonar en la ceremonia.
--¡Terminaron los diez minutos, hija!
Ella baja corriendo. - ¿Ves? Estoy lista.
--¿Para qué te pusiste ese sombrero si no hay sol? ¡Con razón tardas tanto!
Relato 388 . 162 palabras
RUTH PÉREZ AGUIRRE
VILLAHERMOSA, (TABASCO) - MÉXICO
RUTH PÉREZ AGUIRRE
VILLAHERMOSA, (TABASCO) - MÉXICO
EL INMORTAL
--Heme aquí que he vencido a la muerte, me he convertido en inmortal -gritaba en la plaza un hombre.
La gente, curiosa, se arremolina a escucharlo. Uno de la multitud pregunta cómo lo ha conseguido. El inmortal se ufana diciendo que no hace otra cosa cada día más que retar a la muerte. --Subo a las montañas, desde ahí me aviento y caigo ileso.
-¡Bah! -Replica alguien --, eso cualquiera lo ha hecho.
El inmortal sigue relatando sus frecuentes desafíos: ríos furiosos que cruza a nado, caídas de las más altas cascadas, saltos de caballos salvajes enfurecidos a golpes, entrar y salir de cuevas oscuras infestadas de animales ponzoñosos, picaduras de serpientes? Otro del público, hastiado de tanta palabrería, le pregunta, al tiempo que dispara sobre él su revólver, si de los balazos también se había librado. El inmortal no responde, cae muerto al instante.
--¡Cualquiera se cree Dios en estos días! -dice el hombre del revolver al momento en que lo enfunda.
--Heme aquí que he vencido a la muerte, me he convertido en inmortal -gritaba en la plaza un hombre.
La gente, curiosa, se arremolina a escucharlo. Uno de la multitud pregunta cómo lo ha conseguido. El inmortal se ufana diciendo que no hace otra cosa cada día más que retar a la muerte. --Subo a las montañas, desde ahí me aviento y caigo ileso.
-¡Bah! -Replica alguien --, eso cualquiera lo ha hecho.
El inmortal sigue relatando sus frecuentes desafíos: ríos furiosos que cruza a nado, caídas de las más altas cascadas, saltos de caballos salvajes enfurecidos a golpes, entrar y salir de cuevas oscuras infestadas de animales ponzoñosos, picaduras de serpientes? Otro del público, hastiado de tanta palabrería, le pregunta, al tiempo que dispara sobre él su revólver, si de los balazos también se había librado. El inmortal no responde, cae muerto al instante.
--¡Cualquiera se cree Dios en estos días! -dice el hombre del revolver al momento en que lo enfunda.
Relato 389 . 99 palabras
ALEJANDRO RUIZ CRIADO
VALLADOLID - ESPAÑA
ALEJANDRO RUIZ CRIADO
VALLADOLID - ESPAÑA
DEFINICIÓN
Considero que un microrrelato va más allá del propio texto. Incita a pensar que hay más que sus palabras:
Me casé hace ocho años con el soldado Abel.
Un microrrelato debe contar una historia, sino es una simple enumeración:
A pesar de ello sigo enamorada de Mehmet, hacemos el amor todas las semanas.
También debe dar a entender que no se acaba con el punto final:
Mi marido ahora es general, y en mi país el adulterio se condena con la lapidación. Cada piedra sobre mi cuerpo es el recuerdo de los dedos de Mehmet en la primera noche.
Considero que un microrrelato va más allá del propio texto. Incita a pensar que hay más que sus palabras:
Me casé hace ocho años con el soldado Abel.
Un microrrelato debe contar una historia, sino es una simple enumeración:
A pesar de ello sigo enamorada de Mehmet, hacemos el amor todas las semanas.
También debe dar a entender que no se acaba con el punto final:
Mi marido ahora es general, y en mi país el adulterio se condena con la lapidación. Cada piedra sobre mi cuerpo es el recuerdo de los dedos de Mehmet en la primera noche.
Relato 390 . 95 palabras
ALEJANDRO RUIZ CRIADO
VALLADOLID - ESPAÑA
ALEJANDRO RUIZ CRIADO
VALLADOLID - ESPAÑA
LA RED
Los viejos pescadores me habían contado que a veces pasaba, que el mar podía ser así de caprichoso y cruel, pero soy muy joven y estaba confuso.
No supe entonces qué hacer con lo que encontré atrapado entre las redes de mi barco, y lo arrojé de vuelta al mar.
No supe, tampoco, reconocer los rasgos que dibujaban el rostro de la infortunada que quiso poner fin a sus días entre las olas.
No sé. No lo sé.
Solo sé que cuando regrese al anochecer a mi casa, mi esposa ya no me estará esperando.
Los viejos pescadores me habían contado que a veces pasaba, que el mar podía ser así de caprichoso y cruel, pero soy muy joven y estaba confuso.
No supe entonces qué hacer con lo que encontré atrapado entre las redes de mi barco, y lo arrojé de vuelta al mar.
No supe, tampoco, reconocer los rasgos que dibujaban el rostro de la infortunada que quiso poner fin a sus días entre las olas.
No sé. No lo sé.
Solo sé que cuando regrese al anochecer a mi casa, mi esposa ya no me estará esperando.
Relato 391 . 96 palabras
ALEJANDRO RUIZ CRIADO
VALLADOLID - ESPAÑA
ALEJANDRO RUIZ CRIADO
VALLADOLID - ESPAÑA
PÁRAMO
Desde que comenzó la guerra, nadie pasa por el páramo. En verano hace calor y solo asoman la cabeza los conejos. Al caer la noche, la vida resurge tímidamente. Una brisa agita las ramas de los árboles secos y los corzos abrevan agua. En ese momento comienza a temblar la tierra. Aquí y allá se agitan las entradas de madrigueras enormes y ocultas. De ellas salen los guerrilleros. Se sacuden el polvo, se reúnen y comen en silencio. Sus caras son tristes. Después vuelven a sus escondrijos hasta la noche siguiente, hasta que acabe la guerra.
Desde que comenzó la guerra, nadie pasa por el páramo. En verano hace calor y solo asoman la cabeza los conejos. Al caer la noche, la vida resurge tímidamente. Una brisa agita las ramas de los árboles secos y los corzos abrevan agua. En ese momento comienza a temblar la tierra. Aquí y allá se agitan las entradas de madrigueras enormes y ocultas. De ellas salen los guerrilleros. Se sacuden el polvo, se reúnen y comen en silencio. Sus caras son tristes. Después vuelven a sus escondrijos hasta la noche siguiente, hasta que acabe la guerra.
Relato 392 . 44 palabras
CLAUDIO GUILLERMO DEL CASTILLO PÉREZ
SANTA CLARA - CUBA
CLAUDIO GUILLERMO DEL CASTILLO PÉREZ
SANTA CLARA - CUBA
BROMA LISA
¡Confirmaron lo impensable! La obra del artista anónimo, hallada en la catacumba, precedió a la de Leonardo. Ese día vomitaron críticos, coleccionistas? Sotheby?s trastabilló: a precio de baratija remató el Louvre su "mona". Gioconda por fin rió hasta que le dolieron los riñones.
¡Confirmaron lo impensable! La obra del artista anónimo, hallada en la catacumba, precedió a la de Leonardo. Ese día vomitaron críticos, coleccionistas? Sotheby?s trastabilló: a precio de baratija remató el Louvre su "mona". Gioconda por fin rió hasta que le dolieron los riñones.
Relato 393 . 60 palabras
ANGEL ALFREDO UTRILLA GALLEGOS
OLAVARRIA (BUENOS AIRES) - ARGENTINA
ANGEL ALFREDO UTRILLA GALLEGOS
OLAVARRIA (BUENOS AIRES) - ARGENTINA
DESORDENADA
Algo entiendo de laberintos: no en vano soy aquel que una vez renunció a la vida para escribir una novela. Trece años iba dedicándole a esa fatiga (sé que recién comenzaba) cuando la mano de una vehemente señorita que dejaba de serlo desordenó la pila y esta paso a ser una insensata a la que nadie le encuentra ya numeración.
Algo entiendo de laberintos: no en vano soy aquel que una vez renunció a la vida para escribir una novela. Trece años iba dedicándole a esa fatiga (sé que recién comenzaba) cuando la mano de una vehemente señorita que dejaba de serlo desordenó la pila y esta paso a ser una insensata a la que nadie le encuentra ya numeración.
Relato 394 . 126 palabras
ANGEL ALFREDO UTRILLA GALLEGOS
OLAVARRIA (BUENOS AIRES) - ARGENTINA
ANGEL ALFREDO UTRILLA GALLEGOS
OLAVARRIA (BUENOS AIRES) - ARGENTINA
HOJA ALELÍ
Al igual que Alelí,
la idea de una hoja ha sido pronunciada.
Escrito y estampado por el mismísimo maestro.
¿Qué hacer frente a esto?
Una sola salida encuentro.
Urano en casa 1.
Escribir.
Sacar flores de mi cabeza.
Quien lea una de estas páginas creerá, y tal vez no sin error, que esto también ya lo ha leído.
Poner la prolija idea teórica en una hoja practica.
Y sin embargo, buscará y buscará?
Solo esta línea puede ser encontrada, la correspondiente a la segunda hoja del cuaderno verde a rayas.
Pero?
¿y las hojas sueltas del cajón?
Y los demás cajones del armario?
y los demás armarios de la casa?
y las demás casa donde he vivido y dejado bien guardadas las hojas olvidadas o regaladas?
Al igual que Alelí,
la idea de una hoja ha sido pronunciada.
Escrito y estampado por el mismísimo maestro.
¿Qué hacer frente a esto?
Una sola salida encuentro.
Urano en casa 1.
Escribir.
Sacar flores de mi cabeza.
Quien lea una de estas páginas creerá, y tal vez no sin error, que esto también ya lo ha leído.
Poner la prolija idea teórica en una hoja practica.
Y sin embargo, buscará y buscará?
Solo esta línea puede ser encontrada, la correspondiente a la segunda hoja del cuaderno verde a rayas.
Pero?
¿y las hojas sueltas del cajón?
Y los demás cajones del armario?
y los demás armarios de la casa?
y las demás casa donde he vivido y dejado bien guardadas las hojas olvidadas o regaladas?
Relato 395 . 60 palabras
ANGEL ALFREDO UTRILLA GALLEGOS
OLAVARRIA (BUENOS AIRES) - ARGENTINA
ANGEL ALFREDO UTRILLA GALLEGOS
OLAVARRIA (BUENOS AIRES) - ARGENTINA
OJO CON LA ESCUELA
Un muchachito está aprendiendo alquimia.
Un muchachito emprendedor, estudioso y meticuloso.
Un muchachito ansioso.
Una tarde yendo en bici, el muchachito se cruza con una mujer que le sonríe, el muchachito sin saber porque ejecuta su saber. Fulminante cae la dama convertida en oro macizo.
El muchachito preocupadísimo va a lo de su maestro con la estatua bajo el brazo.
Un muchachito está aprendiendo alquimia.
Un muchachito emprendedor, estudioso y meticuloso.
Un muchachito ansioso.
Una tarde yendo en bici, el muchachito se cruza con una mujer que le sonríe, el muchachito sin saber porque ejecuta su saber. Fulminante cae la dama convertida en oro macizo.
El muchachito preocupadísimo va a lo de su maestro con la estatua bajo el brazo.
Relato 396 . 197 palabras
CLAUDIO DIEGO CALVO JUSTINIANO
BUENOS AIRES, ARGENTINA
CLAUDIO DIEGO CALVO JUSTINIANO
BUENOS AIRES, ARGENTINA
EL INTERVALO
Es un tibio martes de primavera. Hay un viejo sentado en el borde de su cama con las piernas suspendidas y la espalda encorvada. Desplaza los pies de izquierda a derecha. Son dos péndulos que oscilan sobre la argamasa áspera del suelo. Los dedos acarician la rudeza del terreno, su piel raspa el cemento y produce ruido a lija seca. Su despreciable existencia marca, así, los segundos del gran reloj del universo. Él no lo sabe. Nadie le dijo que la rotación del planeta dependía de él. Aunque por más que lo supiera de seguro no le daría importancia.
Se desliza hasta la cocina, golpea el pecho contra el aire denso que bombea el sol, apoya las manos sobre la mesada y entrecierra los ojos. Lo asaltan emociones que lo encañonan con el arma de la culpa. Le apoyan la pistola a la altura de la cintura. Percibe el metal helado, el hueco por donde saldrá el plomo. El viejo asiente con ademán exhausto. Un fogonazo lo penetra y el hombre cae al suelo hecho un ovillo. Su muerte ralentiza los giros que da el mundo y de ahora en adelante siempre será un martes de primavera.
Es un tibio martes de primavera. Hay un viejo sentado en el borde de su cama con las piernas suspendidas y la espalda encorvada. Desplaza los pies de izquierda a derecha. Son dos péndulos que oscilan sobre la argamasa áspera del suelo. Los dedos acarician la rudeza del terreno, su piel raspa el cemento y produce ruido a lija seca. Su despreciable existencia marca, así, los segundos del gran reloj del universo. Él no lo sabe. Nadie le dijo que la rotación del planeta dependía de él. Aunque por más que lo supiera de seguro no le daría importancia.
Se desliza hasta la cocina, golpea el pecho contra el aire denso que bombea el sol, apoya las manos sobre la mesada y entrecierra los ojos. Lo asaltan emociones que lo encañonan con el arma de la culpa. Le apoyan la pistola a la altura de la cintura. Percibe el metal helado, el hueco por donde saldrá el plomo. El viejo asiente con ademán exhausto. Un fogonazo lo penetra y el hombre cae al suelo hecho un ovillo. Su muerte ralentiza los giros que da el mundo y de ahora en adelante siempre será un martes de primavera.
Relato 397 . 198 palabras
TOMAS BOTICA ARTALEJO
TOLEDO - ESPAÑA
TOMAS BOTICA ARTALEJO
TOLEDO - ESPAÑA
ABANDONO
Era un día desapacible, áspero y huraño. Salí a la calle con la sensación de pesadez y somnolencia con la que me levantaba siempre que la noche anterior había bebido más de la cuenta. Me cruzaba con personas presurosas, envueltas en bufandas para protegerse del frío y del viento que bajaba de las sierras cubiertas de nieve durante todo el invierno. Era consciente de mí mal aspecto: ojos hinchados, pelo revuelto, y un chaquetón dos tallas más grandes, que había sido usado no se sabe durante cuántos años, ni por cuántas personas. Lo encontré junto a un contenedor de ropa usada. Tenía la seguridad de que todos me miraban con mirada hostil y preventiva, y al llegar a mi altura se alejaban sin ningún disimulo, como si les fuera a causar algún perjuicio.
Al pasar junto al parque De La Luz la vi. Sentada en un banco junto a un hombre que le recogía el pelo y la besaba lentamente, mientras ella acariciaba a nuestro perro echado complacido a su derecha. Como alelado entré en el DIA y compré seis cajas de vino barato.
Desde hace tres días no salgo. Sólo recuerdo su mano acariciando a nuestro perro.
Era un día desapacible, áspero y huraño. Salí a la calle con la sensación de pesadez y somnolencia con la que me levantaba siempre que la noche anterior había bebido más de la cuenta. Me cruzaba con personas presurosas, envueltas en bufandas para protegerse del frío y del viento que bajaba de las sierras cubiertas de nieve durante todo el invierno. Era consciente de mí mal aspecto: ojos hinchados, pelo revuelto, y un chaquetón dos tallas más grandes, que había sido usado no se sabe durante cuántos años, ni por cuántas personas. Lo encontré junto a un contenedor de ropa usada. Tenía la seguridad de que todos me miraban con mirada hostil y preventiva, y al llegar a mi altura se alejaban sin ningún disimulo, como si les fuera a causar algún perjuicio.
Al pasar junto al parque De La Luz la vi. Sentada en un banco junto a un hombre que le recogía el pelo y la besaba lentamente, mientras ella acariciaba a nuestro perro echado complacido a su derecha. Como alelado entré en el DIA y compré seis cajas de vino barato.
Desde hace tres días no salgo. Sólo recuerdo su mano acariciando a nuestro perro.
Relato 398 . 199 palabras
TOMAS BOTICA ARTALEJO
TOLEDO, ESPAÑA
TOMAS BOTICA ARTALEJO
TOLEDO, ESPAÑA
COMPAÑERA
Hace días que Alberto está como sonámbulo. Simula que acude al trabajo y regresa a la hora que lo hace cuando trabaja. Por la tarde, vaga sin rumbo, con el pensamiento revuelto, incapaz de coordinar ni de tomar ninguna decisión, que le ayude a resolver la situación en que se encuentra. Inventa pretextos, para por la noche volver a casa lo más tarde posible. Come muy poco y toma Güisqui a escondidas, para que le ayude a dormirse cuanto antes.
Esta noche Alberto ha regresado a casa como los últimos días: agotado, huraño. No ha bebido. Se ha quedado viendo la televisión hasta que su mujer se ha ido a dormir, ha esperado un poco y con sigilo, se ha metido en la cama sintiendo su corazón desaforado. Sabía que Mamen no dormía, y haciendo un inmenso esfuerzo ha dicho con voz trémula.
- Hace una semana que me han despedido del trabajo.
Ella le ha abrazado con serena calidez. Le ha besado en los labios y le ha dicho con voz segura.
- no te preocupes, ya saldrá algo. Estamos juntos, no.
El cogiéndola de la mano, se ha dormido mansamente, mientras dos lágrimas amenazaban con resbalar hasta la alfombra.
Hace días que Alberto está como sonámbulo. Simula que acude al trabajo y regresa a la hora que lo hace cuando trabaja. Por la tarde, vaga sin rumbo, con el pensamiento revuelto, incapaz de coordinar ni de tomar ninguna decisión, que le ayude a resolver la situación en que se encuentra. Inventa pretextos, para por la noche volver a casa lo más tarde posible. Come muy poco y toma Güisqui a escondidas, para que le ayude a dormirse cuanto antes.
Esta noche Alberto ha regresado a casa como los últimos días: agotado, huraño. No ha bebido. Se ha quedado viendo la televisión hasta que su mujer se ha ido a dormir, ha esperado un poco y con sigilo, se ha metido en la cama sintiendo su corazón desaforado. Sabía que Mamen no dormía, y haciendo un inmenso esfuerzo ha dicho con voz trémula.
- Hace una semana que me han despedido del trabajo.
Ella le ha abrazado con serena calidez. Le ha besado en los labios y le ha dicho con voz segura.
- no te preocupes, ya saldrá algo. Estamos juntos, no.
El cogiéndola de la mano, se ha dormido mansamente, mientras dos lágrimas amenazaban con resbalar hasta la alfombra.
Relato 399 . 181 palabras
TOMAS BOTICA ARTALEJO
TOLEDO - ESPAÑA
TOMAS BOTICA ARTALEJO
TOLEDO - ESPAÑA
ÚLTIMO ACTO
Se encontró junto al río sin saber cómo había llegado. Sentía la cabeza vacía, un vacío pesado, doloroso. Caminó despacio por la orilla. Notó que un hombre le miraba, supo sin duda de quien se trataba, qué quería.
Se sentó mirando el lento discurrir del agua. El hombre se paró junto a él, Juan sin mirarlo dijo: Vete. El hombre dio media vuelta y desapareció.
Miró al cielo, cubierto de nubes todo el día. De pronto comenzó a llorar quedamente, con lágrimas tranquilizadoras, cuando terminó de llorar se secó los ojos - ahora brillantes, serenos-. Se levantó. Introdujo las manos en los bolsillos como buscando algo decisivo. Comprobó que sólo llevaba el DNI - ni llaves, ni móvil -. Sonrió. Ahora lo comprendía todo, lo recordaba todo. Había llegado el momento. Pensó descalzarse pero desistió. Miró a uno y otro lado, no había nadie. Comenzó a adentrase en el río lentamente hasta desaparecer. En ese momento comenzó a llover con una fuerza inusitada, y unos patos que hasta entonces nadaban tranquilos en el remanso del río, se precipitaron alocados en un vuelo sin rumbo.
Se encontró junto al río sin saber cómo había llegado. Sentía la cabeza vacía, un vacío pesado, doloroso. Caminó despacio por la orilla. Notó que un hombre le miraba, supo sin duda de quien se trataba, qué quería.
Se sentó mirando el lento discurrir del agua. El hombre se paró junto a él, Juan sin mirarlo dijo: Vete. El hombre dio media vuelta y desapareció.
Miró al cielo, cubierto de nubes todo el día. De pronto comenzó a llorar quedamente, con lágrimas tranquilizadoras, cuando terminó de llorar se secó los ojos - ahora brillantes, serenos-. Se levantó. Introdujo las manos en los bolsillos como buscando algo decisivo. Comprobó que sólo llevaba el DNI - ni llaves, ni móvil -. Sonrió. Ahora lo comprendía todo, lo recordaba todo. Había llegado el momento. Pensó descalzarse pero desistió. Miró a uno y otro lado, no había nadie. Comenzó a adentrase en el río lentamente hasta desaparecer. En ese momento comenzó a llover con una fuerza inusitada, y unos patos que hasta entonces nadaban tranquilos en el remanso del río, se precipitaron alocados en un vuelo sin rumbo.
Relato 400 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
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