Relato 501 . 200 palabras
LORETO VEGA FIGUEIRAS.
OVIEDO - ESPAÑA
VUÉLVETE Y MIRAMÉ
Vuélvete y mírame. Estoy parado en mitad de la calle, con los brazos rendidos, en una posición de eterna desprotección. No lo entiendo. Has vuelto a aparecer en mi vida. Y aunque te rechazo, no puedo evitar enamorarme de tí porque surges rodeada de vida, de belleza, de alcohol y alegría. Te evito y te pones seria, pero albergas la convicción de que todo se puede arreglar. Todo se arregla, lo arreglas, porque siento que he metido la pata, hemos quedado y pienso impresionarte. Todo marcha, todo está en mi mano y lo estoy controlando. Sonríes, me tomas el pelo e incluso me besas. Vuelves a estar borracha, yo drogado y esto ya está siendo como siempre, me siento seguro. Al despedirte, tu cara se arruga y lo sueltas. En realidad no has sentido eso que deberías sentir, te he tratado muy bien, pero esto no va a funcionar. Te abrazo y te doy un beso, que no rechazas, aunque yo no sea el hombre de tu vida todo el mundo necesita cariño. Te vas. Te pregunto que si me vas a llamar. Gritas:"!No creo!" y te vas a casa, perdiéndote en la noche. Vuélvete, pienso, pero no lo haces.
Relato 502 . 148 palabras
LORETO VEGA FIGUEIRAS.
OVIEDO - ESPAÑA
OVIEDO - ESPAÑA
LAURA MODELO
Le encantaba posar para ella. Ponerse delante de la cámara, que alguien la eligiera para estar ante un objetivo era algo que halagaba, por supuesto, y además la petición de su amiga hacía que su ego creciese, hasta convertirse en esa pequeña diva que llevaba dentro. Durante unos segundos retomaba postura imposibles, miraba fijamente al objetivo y pensaba en lo grande que llegaría a ser algún día su existencia. Su amiga sonreía ante sus histrionismos, la dejaba hacer, con la confianza de que, en un momento dado, bajaría la guardia y ella podría sacar a la verdadera Laura que llevaba dentro. Sabía que con ella la sesión debía ser así, doble, por un lado hollywoodiense y por otro a la expectativa del momento íntimo. Laura no quería abrirse, por dos razones. La primera, porque siempre que lo había hecho la habían dejado tirada. La segunda, porque se odiaba.
Relato 503 . 44 palabras
LORETO VEGA FIGUEIRAS.
OVIEDO - ESPAÑA
PENSAMIENTO LÍRICO Nº 13
Tras una cena vergonzosa, una sesión de sexo peor que mediocre y un rato de sueño insomne, ella salió de su casa dispuesta a cambiar el recuerdo de la noche a su antojo, para así seguir con su plan perfecto: enamorarse como una imbécil.
Relato 504 . 200 palabras
ANA MARIA CANTERO PEREZ
CÁDIZ - ESPAÑA
ILUSIÓN DE NIÑA
Era domingo y a media mañana estaba muy concurrido el rastrillo, la mujer sabía donde hallarle, siempre se ponía en el mismo lugar a vender su mercancía de segunda mano. Ese día iba con la ilusión de conseguir algunos cómics de los que ella leía en su niñez; tuvo una gran colección pero, como todo lo que es viejo se tira y sus cuentos todos fueron a la basura; ahora lo sentía y mucho pero quién le iba a decir a ella que con los años los volvería a querer. Los caprichos del destino eran inimaginables pero, tenía la confianza de hallarlos en el baratillo del domingo. No sabía ella ni nadie donde conseguía tantos cómics antiguos, álbum, libros, cuadernos, cromos? Era el vendedor nostálgico y anticuario de todo el rastrillo. Don Ricardo o "Riqui" como le llamaban en el mercado era un hombre mayor, junto a su mujer todos los domingos estaban allí en el rastrillo para vender su mercancía. La mujer se acercó al lugar de siempre; para su sorpresa vio un espacio vacío en el lugar que solía ocupar el vendedor. Sólo unas flores se hallaban en el suelo. Pensó: "el vendedor ha muerto y mi ilusión"
Relato 505 . 187 palabras
CATALINA BUENDÍA HERNÁNDEZ
LISLE SUR TARN - FRANCIA
EL TRUCO DE UN MAGO POBRE
Sin trampa ni cartón. Cogía el higo chumbo entre los dedos de la mano izquierda y con la navaja que sostenía en la derecha, les hacía un corte a lo largo y dos a lo ancho en cada uno de los extremos. Con la punta de la hoja despegaba con cuidado la piel del cuerpo y una vez desnudos, los colocaba en un plato. En un viejo cubo de zinc dejaba caer las pieles y yo miraba embobada los hábiles movimientos que aquellas manos ajadas y llenas de manchitas marrones eran capaces de hacer. Sabedor de la mirada que se posaba sobre él, al pelar el último me miraba y me decía: -¿Lo quieres? Yo lo cogía con firmeza para que no se cayera al suelo y en varios tiempos, porque mi boca era pequeña y evitando masticar la dureza de las semillas, hacía estallar la jugosa y dulce pulpa contra mi agradecido paladar. Mi abuelo era un mago pobre que no tenía chistera. Pelaba los higos chumbos sin pincharse los dedos y desde mis ojos de niña, ese era el mejor de los trucos de magia.
Relato 506 . 190 palabras
MAIALEN RUIZ PRADA
DONOSTIA - GIPUZKOA
CUANDO EL AMOR NO ES COSA DE DOS
-Me ha dicho que nunca ha conocido a otra como yo? Ella sonríe soñadora mientras las otras se miran entre sí. -?que nunca antes había sentido amor por nadie, que soy la definitiva? -pero cariño, ¿estás segura..? -?y el dinero no es problema, yo tengo para empezar, y luego ya veremos? -¿?pero es que él no tiene dinero? -?cuando consiga la nacionalidad todo será más fácil. ¡Es tan guapo! Y tiene tantas ganas de que nos casemos? -?normal?pero escúchame? -?me quiere de verdad. ¡Estoy tan contenta! Enmudece y se sienta de repente, al ver las caras de las otras. -¿Qué os pasa? Ellas se miran, preguntándose quién se lo dice. -Mira cariño, sabemos que estás emocionada con este chico, pero nosotras creemos que? Días después un chico negro sale lentamente del juzgado. Va vestido con sus mejores ropas y está solo. No lo entiende, ella era lo único bueno que le había pasado desde que llegó al país. Tendría que haber hecho caso a sus padres. Las extranjeras no son de fiar. El chico llora sentado en el suelo. Cree que nunca volverá a conocer a nadie como ella.
Relato 507 . 195 palabras
MAIALEN RUIZ PRADA
DONOSTIA - GIPUZKOA
LUNA Y SOL
-Ya te he dicho que no. No voy a irme ahora sólo porque se empeñen unos cuantos humanos y plantas. Luna miró a Sol, estupefacta. -¿Estás loco? Lo de hoy ha sido una tontería, no se puede volver a repetir. -¿Por qué no? -se sorprendió Sol- Siempre hemos estado enamorados y ahora por fin estamos juntos y tenemos cinco mil millones de años por delante. Si dentro de un tiempo cortamos, ya volveremos a trabajar? -¿Sí? ¿Y para quién? Ya no quedará nada. Sol sonrió cruel, y las tormentas de su superficie resplandecieron. -A mí eso me da igual. Yo salgo, alumbro, caliento y el que esté que lo disfrute. Luna lloraba por todos sus cráteres. -Yo les tengo cariño. Los lobos me aúllan, los enamorados me miran? -¡Topicazos! -Yo no quiero que mueran -Luna suspiró -Eres un monstruo. Te dejo, no te quiero, lárgate a trabajar. -¿No me quieres? -decepción en forma de pequeñas llamaradas amarillas- Pues entonces me iré a alumbrar a otro planeta. No quiero perseguirte día tras día echándote de menos? adiós. En la pequeña y lejana bolita azul llovieron las lágrimas de la Luna. Y así fue cómo acabó todo.
-Ya te he dicho que no. No voy a irme ahora sólo porque se empeñen unos cuantos humanos y plantas. Luna miró a Sol, estupefacta. -¿Estás loco? Lo de hoy ha sido una tontería, no se puede volver a repetir. -¿Por qué no? -se sorprendió Sol- Siempre hemos estado enamorados y ahora por fin estamos juntos y tenemos cinco mil millones de años por delante. Si dentro de un tiempo cortamos, ya volveremos a trabajar? -¿Sí? ¿Y para quién? Ya no quedará nada. Sol sonrió cruel, y las tormentas de su superficie resplandecieron. -A mí eso me da igual. Yo salgo, alumbro, caliento y el que esté que lo disfrute. Luna lloraba por todos sus cráteres. -Yo les tengo cariño. Los lobos me aúllan, los enamorados me miran? -¡Topicazos! -Yo no quiero que mueran -Luna suspiró -Eres un monstruo. Te dejo, no te quiero, lárgate a trabajar. -¿No me quieres? -decepción en forma de pequeñas llamaradas amarillas- Pues entonces me iré a alumbrar a otro planeta. No quiero perseguirte día tras día echándote de menos? adiós. En la pequeña y lejana bolita azul llovieron las lágrimas de la Luna. Y así fue cómo acabó todo.
Relato 508 . 159 palabras
ALONSO CARRETERO CABALLERO
MADRID - ESPAÑA.
EL ÚLTIMO VALS
Cuando abrió el periódico y vio que daban su película, algo se estremeció en su interior. Esta vez sí que es el final, pensó. Retrocedió unas páginas y buscó en los anuncios de contactos una chica que se pareciera a la Walkiria, su compañera de reparto. La contrató para ver juntos la película. Él era el Nibelungo. Viejo, enfermo, habitante de la nada, había enviudado de la porno-star hacía cuarenta años. Horas después sonó el timbre en el vacío del corredor e hizo eco en la hoquedad de su alma, para entonces ya estaba atiborrado de viagra. Sólo imitaremos la escena del baile del vals y la cópula final, mientras tanto, déjame verla en tus ojos, le explicó a la invitada. No hubo escena de sexo. En el frenesí del vals, en la elipse kepleriana del tiempo, cayó el Nibelungo en la mullida alfombra del salón mientras su alma dibujaba arabescos en el vaporoso vestido de la chica.
Relato 509 . 200 palabras
MARÍA PURAS RUIZ
SANTANDER - ESPAÑA
BRICOLAJE
"Tienes que aprender a hacer las cosas por ti misma". Mario intentaba apretar los tornillos de la estantería, mientras grandes gotas de sudor le recorrían la frente y acababan estrellándose en la madera. "Creo que esto ya casi está, así que termino y me voy. ¿Me pasas aquél destornillador?", dijo, señalando uno largo de mango naranja, que estaba apoyado encima del radiador. Lena lo cogió, jugueteando con él antes de pasárselo a Mario. "¿Y cómo está Jimena?, le preguntó. Mario sonrió. "Un poco cansada por el embarazo, pero bien". Lena esbozó lo que pretendía ser una sonrisa y volvió la cara hacia la ventana. "Te quiero", dijo de pronto. Mario alzó la cabeza, "no tienes derecho a decirme eso", dijo, mientras se levantaba y caminaba hacia la puerta. "Estuve años esperando a que me quisieras, esforzándome por ser lo que tú querías que fuera. Y ahora que tengo una vida sin ti y soy feliz, ¿me dices que me quieres?". Abrió la puerta de la calle. "Tu no quieres a nadie, no te engañes". Lena cerró los ojos, sintiendo cómo el portazo retumbaba en su pecho. Después, cogió la estantería y la puso al lado del cubo de la basura.
Relato 510 . 175 palabras
ISAAC PÁEZ CATALÁN
SEVILLA - ESPAÑA
EL CIERVO
Soñé que tenía manchas en la cara. Yo imaginé su rostro cubierto por las manchas y aún así continuaba pareciéndome tan atractiva como siempre. Intenté recordar qué había soñado yo esa noche, pero fue inútil, el hecho de ir conduciendo limitaba mi capacidad de concentración para poder rescatar de la memoria alguna imagen de mi última experiencia onírica. Definitivamente, estaba enamorado de ella. La gente me miraba la cara con repugnancia, pero nadie decía nada. ¿Cómo supiste entonces que tenías manchas en la cara si nadie te lo dijo? Lo sabía y ya está, eso pasa en los sueños. A lo lejos, la silueta de un ciervo corriendo por el bosque me hizo apartar por un segundo la vista de la carretera. Pensé que todo se descompone: el ciervo, los sueños, la carretera, los rostros, yo? Cuando desperté, lo primero que hice fue mirarme al espejo. Entramos en un túnel y encendí la luz de cruce. Tal vez sólo seamos manchas en un ínfimo rincón del universo. Al salir, el ciervo ya no estaba allí.
Relato 511 . 183 palabras
VANESA CAÑANDILLA GARCÍA
MADRIDEJOS (TOLEDO) - ESPAÑA
ME IRÉ
Llegará el día y me iré. Las sonrisas y los besos tenían fecha de caducidad. Yo dije la fecha y tú lo sellaste en la tapadera del envase de nuestra relación con un beso. No me culpes, no te sientas mal, te dije que no era chica para ti, te dije que no estuvieras ahí porque me encontrarías, que no vinieras porque yo no iría, que no volvieras a por mí porque yo no estaría. Búscame en otros besos, en otros abrazos, en otras caderas, en otras noches, en otras playas, en otras lágrimas, en otras historias...búscame y olvídame... Me cansé de engañarte, me cansé de darte besos de pegatina y amor de azúcar, me cansé de que me buscaras entre las sábanas sabiendo que no iba a estar, me cansé de que me besaras con tanta pasión que la mía se había ido de la mano de otro, me cansé de que me dieras tantas primaveras, que olvidé que había invierno en otros brazos, me cansé de que me quisieras tanto que no recordé que yo debía de sentir lo mismo...
Relato 512 . 198 palabras
LIZA GEORGINA VILLEGAS VILLALBA
CIUDAD JUÁREZ ( CHIHUAHUA) - MÉXICO.
LA MASCOTA DESOLLADA
Ella lo podía entender, no era tonta, la sacaban al patio por orinarse en la recamara. Pero no conseguía evitarlo, se orinaba sin darse cuenta. Y aunque entendía el enojo de los señores de la casa, no quería despegarse de la puerta del patio. Rasguñaba y golpeaba suplicando entrar. Los vecinos, acostumbrados, ignoraban sus ruidos. Dentro de la casa también fingían no escucharla. Hasta que se hartaban y le gritaban maldiciones que lograban acallarla, al recordar el palo de escoba que se escondía en el armario, y que representaba el castigo habitual cuándo "se portaba mal". Entonces, la criatura se remolineaba en su soledad y se tiraba al piso echa bolita, bajo la puerta, para sentirse cerca de su familia. Una tarde, simplemente no pudo más, y se rebeló. Respondió a los gritos y golpes, empeorando la saña del ataque. La escena era dantesca: su piel estallando, el palo de escoba partiendo los aires, la sangre en el suelo y ese horrible olor a adrenalina... Su lucha fue inútil, a una niña de 3 años es fácil someterla. Después, todo se detuvo? cuándo su frágil cuerpo se rindió a la terrible masacre y yacía desollado en el suelo.
Relato 513 . 89 palabras
JOSÉ CARLOS NÚÑEZ GONZÁLEZ
BARCARROTA (BADAJOZ) - ESPAÑA
BARCARROTA (BADAJOZ) - ESPAÑA
RENACER
Por ellos nos enteramos... Ya venía. No nos quedaba más tiempo. Logré golpear de nuevo la trampilla, pero fue inútil. Me ardían los pulmones, el corazón me latía desbocado y, finalmente, me dejé caer. Los recuerdos me inundaban, se alejaban, me aturdían y se volvían a alejar. «Despierta, ya está aquí», me susurró alguien con una voz inhumana. Abrí los ojos, y frente a mí se erguía una figura encapuchada con una guadaña apoyada contra su hombro izquierdo. «Saluda a la Muerte», me dijo el fantasma. «Tu nueva madre».
Relato 514 . 145 palabras
LOLA BUENDÍA LÓPEZ
BENALMÁDENA (MÁLAGA) - ESPAÑA
QUÉ SABEMOS DEL MAR LOS QUE SOLO PISAMOS LA ORILLA
Aquel día junto al mar decidí liberarme de cualquier pensamiento negativo o positivo, incluso de los útiles, necesarios, e imprescindibles para la supervivencia. Caminaba abstraida por la orilla; me sentía leve y volátil; y quise atreverme aún más: debía ejercitarme en suprimir las sensaciones; así llegaría, tal vez, a lograr ese estado de nirvana próximo a lo espiritual, anclarme en el presente sin espacio ni tiempo. Me esforcé en ignorar la grisura plateada del espejo acuoso, los alientos salobres de la tenue brisa, las puntillas nacaradas que cosquilleaban mis pies; hice oidos sordos a los graznidos de las gaviotas y a las risas de los niños de Sorolla. Al final del recorrido?sólo mi yo enajenado y el horizonte. El sol buscaba reposo en su lecho anaranjado. Caminé imantada hacia él? Un vigilante de playa, experto en bañistas con tendencia suicida, me devolvió a la orilla.
Relato 515 . 197 palabras
LOLA BUENDÍA LÓPEZ
BENALMÁDENA (MÁLAGA) - ESPAÑA
EL PARAGUAS
Soy el paraguas negro. Rara vez me sacan a la calle, salvo el viejo señor, a quien le gusto porque soy adecuado para su edad. Casi siempre tengo mis pliegues amarrados con cinta adhesiva. Las mañanas de lluvia se arma un fuerte alboroto alrededor del paragüero y siento un manoteo avivando mi esperanza. Incluso llegan a cogerme del puño?, pero las manos acaban por desprenderse de mi empuñadura para dejarme caer con un golpe seco y malhumorado. Cuando la casa queda en silencio, escucho la lluvia repicando en los cristales. Así comienzan mis meditaciones de paraguas relegado al olvido. Mi oportunidad de ser un paraguas importante llegó un día triste para Madrid: el 11 de Marzo. Desde muy temprano la familia andaba muy agitada. Las ondas lanzaban noticias dramáticas: una masacre había ocurrido en unos trenes de cercanías. Esa tarde se convocó una manifestación, y como llovía intensamente, todos los paraguas eran necesarios; por fin salí a las calles. Miles y miles de paraguas, todos negros, nos íbamos reuniendo hasta formar una gran cúpula que cobijaba el asombro, la rabia, el dolor y la solidaridad de gentes unidas por una misma causa: la evidencia de la sinrazón.
Relato 516 . 192 palabras
LOLA BUENDÍA LÓPEZ
BENALMÁDENA (MÁLAGA) - ESPAÑA
LAS PELÍCULAS DE GUERRA
Alemania? ¡qué poco conocía de este pais, a parte de las salchichas que comía en la feria, cuando era un niño!. Lo poco que sabía lo había visto en las películas de guerra. Solía acudir al cine con mis padres y mis hermanos a la sesión continua. Recuerdo aquellos militares uniformados de gris, con un águila en la gorra, dando taconazos con unas botas altas y relucientes?que casi siempre estaban de mala leche, y que daban las órdenes gritando. Lo que no me explicaba era cómo hablaban en alemán y a la vez en el idioma de los enemigos; aquello me parecía una tontería. Al final ¡qué alivio! cuando recibíamos a los americanos con un griterío en el que no nos enterábamos de nada, pero que con sólo ver las caras de los soldados, tan jóvenes y tan sonrientes, como si no estuvieran en guerra?, ya nos dábamos por satisfechos. Pasados los años, los soldados americanos me parecían ridículos con sus gracietas y su bravatas, y los alemanes ya no eran tan malos; ahora, las películas de guerra son demasiado violentas, se exhibe demasiada casquería, y me han dejado de interesar.
Relato 517 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 518 . 151 palabras
GUSTAVO SOSA FELICE
FRIAS (SANTIAGO DEL ESTERO) - ARGENTINA
DOBLE VIDA
Por fin la conocería, se habían consumido tres meses de charla cibernética. El que había desnudado algunas miserias y muchas esperanzas tenía en su haber el haberle devuelto la fantasía a sus ganas de mujer; su galantería abrió las tranqueras de la inseguridad y de la vacilación y ella se animó a ir por más. Ella, como una quinceañera ante su primer amor, redescubrió a la sensualidad y el sentirse la razón de existir para alguien la redimía de tantos años de olvido. Mientras se arreglaba el cuello de su camisa, él la sumaba a su larga lista de amoríos que tenía principio pero parecía no tener fin. Ella se compró una fragancia exclusiva para él y disfrutó modelar frente al espejo para su primera cita. En el bar sus miradas se esforzaron inútilmente por hallar la coartada perfecta? sus anillos habían quedado en el dormitorio que comparten hace veinte años.
Relato 519 . 198 palabras
PAQUI GARRIDO ÁVILA
IZNALLOZ (GRANADA) ESPAÑA
CARTA A UN AMOR PERDIDO
Solo quiero decirte: Que cuando roce la luna las rendijas del viento y acaricien mis manos la ansiedad de tu boca, te besaría de nuevo con la quietud de aquel beso primero que brotó de mis labios. Y tendré el recuerdo de tu amor. Cuando un pedacito de cielo errante encuentre su propia estrella, contigo podría alcanzar de nuevo la madrugada, cuando la fantasía ilumine dos ojos que se miran, yo podré tener la emoción de un amor vivido. Sentí tu calor y me di cuenta que tu cuerpo era el único lugar del mundo donde quería permanecer siempre. Y volvería a decir te quiero a través de la distancia, te haría saber que estoy pensando en ti, y que siempre me harás falta. Le encargaré a la brisa que te lleve mis caricias, que las deje correr por tu espalda, porque lo que sentí junto a ti, jamás lo olvidare, el calor que tú me dabas ya ni el mar podrá apagarlo. Y mientras otros brazos te acaricien con ternura, otros labios rocen los tuyos, yo inventaré poemas para mis noches desnudas de amor. Si pudiera parar el tiempo, compartiría contigo el recuerdo de un amor perdido.
Relato 520 . 188 palabras
GUSTAVO SOSA FELICE
FRIAS (SANTIAGO DEL ESTERO) - REPUBLICA ARGENTINA
LA PACIENTE
Al leer la ficha médica su memoria quedó estancada en la noche del baile de egresados cuando unos altivos y despiadados ojos celestes lo rechazaron por no tener abolengo. Pero de esa bella mujer sólo quedaba el recuerdo? Frente a él, reconocido y exitoso médico, se revelaba una mirada solitaria y moribunda que suplicaba una caricia para su alma. Cada mañana durante un año concretaron un tácito encuentro donde él con paciencia y esmero leía los libros que cada semana compraba con sincero afecto. Isabel, olvidada por su aristocrática familia venida a menos, le agradecía sonriéndole aún con sus dolores a cuestas. Esa mañana le pidió que releyera unas Rimas de Becquer y después le pidió que la hiciera felíz dándole un abrazo. Cuando él abandonó la sala del hospital sintió que había sucedido la despedida. La cama vacía le hizo un nudo en la garganta? en la carta que le entregó la enfermera de piso, ella le agradecía el haberle devuelto la vida. Ahí entendió que el arte de reconocer almas más allá del cuerpo lo hacían un hombre médico y también que el alma puede abrazarse.
Relato 521 . 180 palabras
GUSTAVO SOSA FELICE
FRIAS (SANTIAGO DEL ESTERO) - ARGENTINA
EL PECADO
Llegó al pueblo convencido de encontrar la veta de inspiración que necesitaba para terminar su novela, se alojó en una granja cercana y sus moradores a cambio del silencio, techo y comida le pidieron que les leyera la palabra de Dios. Durante tres meses cada noche después de cenar desempolvó su vieja Biblia itinerante y sus oyentes lo escuchaban con admiración representando en sus mentes cada estrofa. De todas las miradas lo ponían inquieto los bellos ojos verdes de la muchacha que le sonreía tímidamente y con gesto cortés su sonrisa le correspondía galantemente. Una madrugada lluviosa sus manos inauguraron el don de mujer en cada fragmento de su piel extremadamente blanca y con el amanecer sus pies descalzos sellaron en el barro su destino. Mientras dormía la siesta, Helena llamó a la puerta y le dio un beso en la mejilla, dos de sus hermanos le pidieron toscamente su compañía, miró su reloj y eran las tres de la tarde, caminó cien metros y descubrió la cruz? El hermano mayor sostenía en sus manos los clavos y el martillo.
Relato 522 . 129 palabras
JORGE LIZÁRRAGA JURADO.
JORGE LIZÁRRAGA JURADO.
SANTIAGO - CHILE
MEMORIA DE PALACIO
Me quedé dormido en la Biblioteca Nacional. Caminé por sus fríos pasillos, descubrí sus bóvedas y conocí la memoria del palacio. Nunca había sentido esta angustia, me tiritan las manos, no las puedo mantener quietas. Me encuentro sentado en las escaleras del frontis del palacio. Las personas que pasan por la calle me miran y ni se percatan de lo que me pasa, el ruido es infernal para nuestros oídos y poco a poco me voy agitando más y más, me cuesta respirar, cada vez me siento peor. No siento mi corazón, ni mis manos, se me nubla la vista, es algo persistente, como la niebla oscura que cubre la ciudad. El ruido pasó el umbral y ya no lo siento. Temo? temo? Temo olvidar todo lo que vi.
Relato 523 . 191 palabras
EUGENIO BARRAGÁN FUENTES
HOSPITALET DE LLOBREGAT (BARCELONA) - ESPAÑA
DESEANDO UN RAYO DE SOL
No hay duda se acerca el verano. Las gotas de sudor apelmazan mi espesa barba y largas greñas. La nariz me moquea, la sinusitis se agrava con la humedad que emana del techo. Rasco mi espalda contra la pared y los harapos que me cubren se desgarran más aún. Ladeo la cabeza suavemente, unos mechones me tapan la cara, soplo varias veces hasta que recupero el campo de visión. Estiro los brazos hasta que las argollas se clavan en mis muñecas. Apoyo mi pierna izquierda sobre la rodilla derecha. Un leve rayo de sol acaricia mi pie. Aguanto lo que puedo, aprieto los dientes con fuerza para prolongar la incómoda postura. Los labios me sangran. El sudor me empapa la frente, rebosa la frontera de las cejas y desagua en mis ojos. Apenas puedo entornar los párpados. Me enjugo con el hombro. No desespero, descanso hasta que recobro las fuerzas. Con la otra pierna repito la operación, hasta que una liviana rojez se aprecia en el empeine. Mis compañeros de mazmorra, aislados en la sombría de la celda, mascullan todo tipo de maldiciones. Soy la comidilla gracias a mi exquisito bronceado.
Relato 524 . 153 palabras
EUGENIO BARRAGÁN FUENTES
HOSPITALET DE LLOBREGAT (BARCELONA) - ESPAÑA
EL DÍA DEL JUICIO
Y lo esperaba con tesón, siempre lo esperé. Llegaba el día del juicio final y lo sentía en mi interior, ya estaba aquí. Las notas de instrumentos de viento resonaban. Las manos descarnadas de miles de esqueletos horadaban la tierra, surgían de su interior buscando la atmósfera empobrecida. Y yo los veía, caminaban enarbolando sus estandartes, las trompetas desgranaban su mensaje, la niebla calaba mis ropas. Oía los pasos entre el vaho húmedo, una muchedumbre de huesos rechinando apareció de repente. Me arrodillé sobrecogido esperando mi final, se aproximaban entre almas de difuntos que se retorcían de dolor: gritaban, aullaban. Y cerré mis ojos, el eco de los sones de las trompetas restallaban en mis oídos. Llegaba mi castigo, el castigo final. Faltan unos segundos para lo inevitable, pero pasan por mi lado, me dejan vivir. ¡Si, me dejan vivir eternamente en un mundo yermo, vacío! Detrás de mí comienza el juicio final.
Relato 525 . 194 palabras
EUGENIO BARRAGÁN FUENTES
HOSPITALET DE LLOBREGAT (BARCELONA) - ESPAÑA
NOCHE DE CARNAVAL
En tus sueños infantiles te imaginabas vestida con un meriñaque subiendo por las escaleras con una corte de pajes y sirvientes. Permanecimos en silencio sentados en la escalinata. En la fuente brotaban luces y sombras, los chorros blancos crecían como si deseasen alcanzar las estrellas en una extraña danza. La música acompasada envolvía la noche. Mis brazos te rodearon, tu barbilla se apoyó en mi hombro. La lágrima, que reflejaba la escena de agua y sombras resbaló al suelo pero no se transformó en carroza real. Nos vamos a tu casa, en la penumbra nos sentamos ante la ventana, la luz de las farolas nos bañaban tenuemente. De la noche de carnaval sólo restan las estrellas púrpuras que serpentean tu cara. Mis labios rozan los tuyos trepan por la constelación de tu mejilla. La ropa se arruga en el suelo. Los destellos en la noche invitan a soñar. Mis besos avanzan por tu cuello mis manos apartan tu melena despeinada. Muerdo el lóbulo. Las uñas recorren la depresión de tu espalda, perfilo tus senos con mis manos. Jugamos entre los almohadones, la manta se retuerce con la sábana y el amanecer nos sorprende, abrazados.
Relato 526 . 143 palabras
PATRICIO DE ANDRES GOMEZ
TOLEDO - ESPAÑA
ME VES CAER
No quiero, si me seco moriré; pero de ella nacerán más, no seré la última en caer. ¡Dios no quiero! Enseguida me siento al borde, voy a salir. Mientras resbalo por este pavimento pálido siento el calor que hay en él, los temblores de esta pared de piel me hacen cambiar los trazos del camino. ¡Oh peligro! Mi hermana circula por el lado izquierdo, es apartada de un manotazo pero... yo sigo resbalando en caída libre hasta el final. Cuando pasado el carrillo llegue al cuello ya no sentiré más su calor; su dolor. Estallaré contra el suelo y me esparciré en él al igual que mis sueños, esos que vi pasar a través de mi morada; una retina castigada desde el corazón. Mientras caigo sólo un deseo: que ningún hombre la vuelva a traicionar y, mis hermanas alegres, vean la vida pasar.
Relato 527 . 197 palabras
CÉSAR IBÁÑEZ PARÍS
SORIA - ESPAÑA
ERROR DE FÁBULA
En cierta ocasión, el cartero se confundió y dejó una carta para Gómez Borrego en el buzón de Gómez Lobo. Como no podía ser de otra manera, Gómez Lobo, hombre astuto y de escasos escrúpulos, abrió la carta, se enteró por ella de ciertos asuntos poco claros en la vida y costumbres de su vecino y lo chantajeó. Entonces Gómez Borrego, hombre astuto y de escasos escrúpulos, hizo tres cosas: pagó a Gómez Lobo para recuperar los papeles comprometedores; dio instrucciones a sus colegas, asesores y clientes para que no usaran nunca más el correo convencional; y contrató a un asesino a sueldo para matar al cartero. No conoceríamos el verdadero final de la historia (bueno, ahora que lo pienso es más bien el principio) si el asesino contratado por Gómez Borrego no hubiese sido un hombre, dentro de sus limitaciones, íntegro y escrupuloso. Hirió al cartero, y antes de darle el tiro de gracia le contó por qué moría. El herido intervino: "En realidad, no fue un error. Me hizo gracia lo de los apellidos, que dos vecinos se llamasen Lobo y Borrego, así que decidí cambiarles la correspondencia ese día. Pensé que entenderían la broma".
Relato 528 . 145 palabras
JAVIER GONZÁLEZ DELGADO
TERRASSA (BARCELONA), ESPAÑA
EL MUNDO DE LAS PULGAS
Ser una pulex irritans en un mundo tan extraño no es nada gratificante pensó, ya no le quedaban dudas de cuál debía ser su futuro. Se lanzará desde el trapecio si nadie pone remedio y se matará, exclamó la ctenocephalides felis de más de edad desde lo alto de un enorme prisma oblicuo. Todas agacharon la cabeza asumiendo la imposibilidad de cambiar el destino, pero había una nosopsyllus fasciatus que no lo daría todo perdido, había que luchar. Se deslizó por la pirámide hexagonal hasta llegar a la base de todos los paralelepípedos, arrancó a la carrera atravesando la superficie hasta llegar a un cono truncado que tenía unas grietas por las que podía escalar hasta su cumbre, desde esa altura sólo le quedó coger impulso con todas sus fuerzas para saltar al cilindróide, todos los sifonápteros contuvieron el aliento, pero ya era demasiado tarde
Relato 529 . 196 palabras
JAVIER GONZÁLEZ DELGADO
TERRASSA (BARCELONA), ESPAÑA
UN BOLÍGRAFO DE RECUERDO
La secretaria del director le dijo que tomara asiento, lo hizo, luego se levantó, se frotó las manos, miró el reloj, se volvió a sentar. Qué suerte, se iba a jubilar cinco años antes de lo previsto, ahora tendrás tiempo para hacer lo que te de la gana le dijo su mujer. Apareció el director de Recursos Humanos, le puso una mano sobre el hombro y le acompañó al interior de su despacho. Alejandro se sentó, el ejecutivo le repasó con la mirada sin saber qué decir después de los halagos del preámbulo. Un máster en inteligencia emocional le sugirió un ya quisiera yo jubilarme en las mismas condiciones, pero sin disimular la existencia de un documento listo para firmar que tenía sobre el escritorio, y un bolígrafo con los colores corporativos preparado justo al lado. Alejandro agachó la cabeza, contrariado se le escapó una media sonrisa cuando recordó aquello de que podría hacer lo que le diera la gana, una frase que se le desplomó con pesadez en el estómago. Sabía que cuando levantara la vista el joven estaría blandiendo el bolígrafo, se lo podría llevar a casa como epílogo de cuarenta años de trabajo.
Relato 530 . 197 palabras
JAVIER GONZÁLEZ DELGADO
TERRASSA (BARCELONA), ESPAÑA
VUELTA A EMPEZAR
Ataviado con una larga camisa de color blanco y un sombrero de copa entró en la habitación donde estaban todos aquellos libros. Atravesó el umbral y sin desviar la vista de su objetivo abandonó sobre un sillón el viejo sombrero, se paró frente a la librería y miró el estante más alto donde descubrió un viejo diccionario. No conseguía recordar el significado exacto de la palabra "atrapado". Pasó las hojas hasta que llegó a la que tenía que contener la respuesta que buscaba, repasó las entradas del diccionario y observó con estupor que su palabra no estaba. Dejó resbalar el libro de sus manos y salió de allí para echar a correr por el largo pasillo, sin embargo algo observó en la distancia que le hizo detenerse al llegar a su altura. Recogió del suelo un sombrero, se lo colocó con cuidado y se observó en un espejo que descubrió a su derecha, aquel espejo también reflejaba la entrada a una habitación llena de libros. No lo dudó, giró sobre sus talones y la enfiló. Ataviado con una larga camisa de color blanco y un sombrero de copa entró en la habitación donde estaban todos aquellos libros.
Relato 531 . 199 palabras
RUBÉN PASCUAL CABRÉ
ALCAÑIZ (TERUEL) - ESPAÑA
VIBRACIÓN
RUBÉN PASCUAL CABRÉ
ALCAÑIZ (TERUEL) - ESPAÑA
Yo no tenía forma. Tampoco tenía yo. Sabía que existía porque me diferenciaba del vacío en el que flotaba y que me rodeaba. Me sentía a mi misma como algo hirviente de posibilidades pero no sabía cuales. Yo no era como quizás estáis pensando que soy. Lo que si es cierto, es que vi nacer estrellas junto a mi. Y de alguna manera contribuí para que nacieran. Sin embargo no se como lo hice. Eso es algo que solamente intuyo. Aunque la intuición no forme parte de mi naturaleza. Lo que si es seguro, que mi naturaleza es existir. También sabía que mi destino era contribuir a algo muy hermoso. De donde provengo, no hay tiempo, ni días, ni nada de todo eso. Pero para que me entendáis os diré, que un día de repente algo ocurrió: Fue que me sentí atraída por una fuerza poderosa que me absorbió. Me deslicé a velocidad insondable por un extraño tobogán de luces multicolor. Entonces sentí una vibración que rompía todo mi ser. En un momento me convertí en la cuerda del violín que pulsaba el violinista. En la melodía de su canción. Yo era la música y la más pura emoción.
Relato 532 . 92 palabras
MANUEL ARDUINO PAVÓN
BUENOS AIRES - ARGENTINA
PONERLE OTRO TÍTULO
MANUEL ARDUINO PAVÓN
BUENOS AIRES - ARGENTINA
-Hizo muy bien la m. -Sí, hasta cierto punto. En determinado momento perdió el equilibrio y terminó haciendo la w. -Después dibujó la p perfectamente. -Otra vez se desestabilizó. Por momentos era la q. -¡Usted es exageradamente riguroso! -Fui jurado olímpico en siete disciplinas, señora. -¡Pero no puede decir que no fue apoteótica la j! -Fue una "audacia apoteótica". Se olvidó de ponerle el punto. ¿Usted vio el punto por algún lado? -¡No todos los contorsionistas hacen el punto de la j caballero! -Entonces no son verdaderos contorsionistas, señora. Son simples improvisados.
Relato 533 . 195 palabras
Mª LUISA TAMARIT LATORRE
BARCELONA - ESPAÑA
AFINIDADES
Mª LUISA TAMARIT LATORRE
BARCELONA - ESPAÑA
Sentados frente a frente, viajaban en el tren un chico y una chica que leían cada uno el mismo libro. Me sorprendió la coincidencia. Ambos se dieron cuenta e intercambiaron una sonrisa, y aunque solamente vi el rostro del chico, supe que ella le devolvió el gesto. También supe lo que ella sintió en aquel momento, y supe que le emocionó descubrir que tenían cosas en común, aunque fueran solamente la afición por la lectura y un autor. Todo eso supe de ella sin haber visto ni su rostro ni su cuerpo. Sólo alcancé a ver sus manos y su libro, el mismo que leía el muchacho que tenía enfrente. Y supe también que ella imaginó si no tendrían en común, quizás, alguna otra afinidad, además de la lectura, que uniría irremisiblemente sus destinos. Pero nunca pude ver su rostro, ni sus ojos, ni su boca ni sus gestos. Hasta que cerré mi libro y ella lo cerró también y me recosté en el cristal de la ventana, y ella se recostó también. Entonces fue cuando vi su sonrisa en el reflejo de mi rostro, y mi libro en el regazo que era el suyo.
Relato 534 . 145 palabras
OMAR MARTÍNEZ GONZÁLEZ
LA HABANA - CUBA
LA BATALLA
OMAR MARTÍNEZ GONZÁLEZ
LA HABANA - CUBA
Las fuerzas enemigas se preparan para atacar el castillo, pero no intimidan al Rey. Este, desde el trono, organiza la defensa. Sabe que el primer movimiento será lanzado por el enemigo en cualquier momento y sube a lo alto de una torre para observar la batalla. Todos sus súbditos luchan enconadamente. Incluso los peones del castillo tratan de reabatir el ataque. Él sigue observando desde la alta torre. Seguro de que lo protegerán hasta la muerte. Incluso su reina saldrá a la cada vez más fuerte contienda. El ejército enemigo se acerca, diezma las fuerzas que lo defienden y rodea la torre desde la cual el Rey lanza su soberbia mirada y sigue firme, altivo. No valora a los miembros de su ejército; sus generales van quedando fuera del combate. Pudo haber aportado su ayuda y no lo hizo, entonces muy indignado escuchó: jaque mate.
Relato 535 . 163 palabras
OMAR MARTÍNEZ GONZÁLEZ
LA HABANA - CUBA
UN AMOR EN EL TIEMPO
OMAR MARTÍNEZ GONZÁLEZ
LA HABANA - CUBA
Cuando Roxana abrió los ojos tenía varias personas frente a ella; todos mostraban una expresión muy desalentada en el rostro. ¿Ha muerto?- fue la inmediata pregunta de la joven, apretando con fuerza la sábana. Cada uno, de manera diferente y al mismo tiempo, respondió negativamente, después, sin hablar, se retiraron e la habitación. Nadie, ni siquiera su padre, un hombre que había dedicado la vida a encontrar y perfeccionar una manera de viajar en el tiempo, le creería. Él si conocía de sus saltos temporales, porque ella, de manera voluntaria, llevaba a la práctica los cálculos de su papá. Pero Roxana nunca dijo que en su segundo viaje conoció a Víctor, un joven de finales del siglo XX. Los viajes de Roxana se hicieron periódicos y Víctor descubrió que su tan buscada felicidad no se encontraba precisamente cerca, pero existía. El fruto del amor que unió a esos dos jóvenes tan distantes en el tiempo dormía tranquilamente en los brazos de su madre.
Relato 536 . 180 palabras
OMAR MARTÍNEZ GONZÁLEZ
LA HABANA - CUBA
RESERVACIÓN
OMAR MARTÍNEZ GONZÁLEZ
LA HABANA - CUBA
La tripulación permanecía estupefacta mientras la nave giraba en la misma órbita del último planeta del sistema; habían tomado película de todos los cuerpos celestes que se movían alrededor de una estrella de mediana brillantez. El tercero de los planetas les llamó la atención. El video representaba un mundo lleno de vida, donde se imponía la belleza natural. Veían animales muy hermosos desarrollándose en un ambiente totalmente equilibrado. Los veinte tripulantes se miraban en silencio. Ellos vivían en un lugar donde no respetaron la naturaleza; entonces tuvieron que utilizar el tremendo desarrollo alcanzado para salir en busca de otro lugar donde vivir y creían haberlo encontrado. Todos observaban maravillados las imágenes captadas por el equipo filmo-cósmico. De pronto el capitán detuvo al especialista en comunicaciones que transmitía la ubicación del mencionado planeta. ¡Era necesario alejarse! Había que continuar buscando; muy pronto los habitantes de ese lugar también saldrían al Universo para encontrar donde vivir. Mientras se alejaban no podían borrar de sus mentes las imágenes observadas al otro lado de aquel inmenso pasquín: ? National Park and Reservation Yellowstone, Montana
Relato 537 . 179 palabras
ERICK HERNANDEZ MORA
MIAMI (FLORIDA) - ESTADOS UNIDOS
MIAMI (FLORIDA) - ESTADOS UNIDOS
PERICO, EL LITERATO
Diez años atrás, Perico llegó en un neumático a la USA, flaco y hambriento como una lombriz por la larga travesía. Nueve años atrás, comenzó a limpiar pisos en una factoría, bajo las órdenes de un Gordo (Insoportable, sádico) Poco pago, mucho esfuerzo. Cinco años atrás, solo y aburrido como una lechuza, se reencontró con las lecturas de su adolescencia. Cuatro años atrás comenzó a leer los clásicos, Quijote, Ulises, Pascual Duarte? Dos años atrás, en su tiempo libre, escribió algunos relatos (muy malos por cierto) Un año atrás escribió su primer guión para TV y se lo compraron (Regularcito). Cinco meses atrás, visitó por primera vez un set de producción. Allí conoció una hermosa actriz de Telenovela (Buenísima, en cuerpo y alma). Elena expresó, tres meses atrás, su deseo de seguir leyendo los cuentos de Perico para siempre. Un mes atrás se casaron. Un día después ella susurró un relato breve de la vida de Perico. Una semana más tarde él vio una convocatoria en la Internet. Ahora, en este instante Perico lo está narrando. Perico es feliz.
Relato 538 . 58 palabras
LUISA FERNANDA RODRÍGUEZ LARA
CIUDAD REAL - ESPAÑA
DIÁLOGO DE CUERPOS.
LUISA FERNANDA RODRÍGUEZ LARA
CIUDAD REAL - ESPAÑA
"¡Qué pena que la mayoría del mundo esté solo! ?menos mal que yo te tengo a ti." "Es verdad, ¡qué bien! ?Si es que la vida es bella." "Sí, mientras quiere ella." "Calla y no me rompas el `nolencio?: por fin he cogido el sueño." "No sé cómo puedes con el marmolista trabajando ya media hora ahí arriba."
Relato 539 . 117 palabras
PEDRO JOSÉ SUÁREZ RODRÍGUEZ.
PALOMARES DEL RÍO (SEVILLA) - ESPAÑA.
PEDRO JOSÉ SUÁREZ RODRÍGUEZ.
PALOMARES DEL RÍO (SEVILLA) - ESPAÑA.
UNA CRÓNICA DE MUERTE ANUNCIADA
A mi madre, testigo de esta historia.
Un sol inclemente brillaba en el cielo. Ella revoloteaba, de manera aparentemente insegura, en torno a la piscina. Persiguiendo a no se sabe quién, cayó al agua. Observé como aquel pequeño cuerpo, negro y amarillo, aleteaba intentando no perecer ahogado. Corrí en su ayuda con la red rabilarga, y logré salvarla cuando se debatía entre la vida y la muerte. Sacudí el artilugio, y se golpeó contra el césped, rodeada de otros insectos y hojas del jacarandá. Imaginé que me miraba agradecida, y la perdí de vista. Al instante sentí su aguijón clavado en mi espalda. Casi sin fuerzas, voló hasta ir a morir a la sombra del ciruelo negro.
Relato 540 . 99 palabras
SARA ALVAREZ CAMPO
VIGO (PONTEVEDRA) - ESPAÑA
TÉ
SARA ALVAREZ CAMPO
VIGO (PONTEVEDRA) - ESPAÑA
Tras terminar mi te, acudí al servicio para lavarme los dientes. Mientras la pasta de dientes caía sobre el cepillo recordaba todas las pocas tardes que habíamos disfrutado juntos y de repente comencé a sentir un dolor en el núcleo del estomago que se extendió tan rápidamente por todo el cuerpo que sentí como mi equilibrio se perdía volviendo a caer en ti. Las lágrimas derribaron mi expresión y me convertí de nuevo en la pobre criatura humillada que se creía capaz de borrarte de su vida pero olvidaba que siempre acabas encontrándome. Maldita la vida y maldito TÚ.
Relato 541 . 143 palabras
SARA ALVAREZ CAMPO
VIGO (PONTEVEDRA) - ESPAÑA
OTRA VEZ
VIGO (PONTEVEDRA) - ESPAÑA
No sé que decir, porque tampoco sé que quiero. Sé que ahora me sería imposible quererte pero al mismo tiempo sé que hay algo que me une a ti irremediablemente y contra lo que ya no voy a luchar más porque puede conmigo... sé que si te volviera a ver me moriría infinitamente y cuando recuerdo lo que pasó este verano te odio tanto que se me olvida que te quise alguna vez... y entonces... me acuerdo de cuando discutíamos y nos enfadábamos? luego me sonreías y... repaso tus lunares, tus ojos, tus pestañas largas... No sé nada y odio no saber nada... Hubo un tiempo que cuando estaba contigo no existía nadie más ni nada más. No lo puedo explicar con palabras porque agotaría los adjetivos y seguirían sin reflejar esa sensación... y me da miedo no volver a sentir eso nunca...
Relato 542 . 157 palabras
SARA ALVAREZ CAMPO
VIGO (PONTEVEDRA) - ESPAÑA
ESPEJO
SARA ALVAREZ CAMPO
VIGO (PONTEVEDRA) - ESPAÑA
Como tantas otras veces estaba ensimismada observando mi expresión en el espejo. Mi reflejo se diluía con la luz y de repente te hallé a ti. Me estremecí mientras esos ojos verde miel rozaban mi reflejo. Agaché la mirada intentando esconder la mentira en la que me había sumergido durante tanto tiempo. Ilusa de mí, creí haber borrado aquella mancha que me impregnaba con tinta azabache y se extendía masivamente llenando mis venas de la oscuridad de la pena. Lágrimas mestizas de rencor y amor putrefacto se confundían en un desorden emocional plagado de incoherencia. Tu voz, un quiebro en mi vida y tu presencia, mi desdicha hecha realidad. Me desprecié. Me desprecié tanto que mi respiración se entrecortó y el desequilibrio poseyó mi cuerpo y mi interior. Salí de aquella estancia buscando reencontrarme, pero tu huella estaba inscrita de tal modo que ya nada ni nadie podría deshacer el nudo que me ataba cruelmente a ti.
Relato 543 . 196 palabras
RAFAEL GONZÁLEZ CASERO
TOLEDO - ESPAÑA
EL JUEZ TIEMPO
RAFAEL GONZÁLEZ CASERO
TOLEDO - ESPAÑA
El teléfono había dejado de sonar excepto cuando el casero reclamaba el pago del alquiler o el vendedor de turno le ofrecía el chollo de su vida. Se pasaba el día mirando el teléfono móvil esperando encontrar un mensaje diferente a los publicitarios que tanto desagradaban?tres cuartas de lo mismo pasaba con su cuenta de correo electrónico. La grandeza pasada era una frase que retumbaba una y otra vez en la cabeza de Carla, cuando sentada en el sofá observaba el salón que antaño era sede de las reuniones sociales más chic de la ciudad. Había rechazado a tantos hombres que presumía de haber perdido la cuenta; su natural atractivo físico había sido su principal activo a la hora de subirse a la nube de la que pensaba nunca bajaría. Pronto la humildad se transformó en vanidad y la superficialidad se impuso sobre todo aquello que sonase a sentimental, a rancio, a humano. Si los grandes imperios de la humanidad habían caído, el turno también le había llegado a Carla, que postrada en el sofá, ataviada con un pijama, esperaba ávida la oferta de cualquiera con tal de abandonar ese infierno. El juez tiempo dictó sentencia.
Relato 544 . 193 palabras
RAFAEL GONZÁLEZ CASERO
TOLEDO - ESPAÑA
RAFAEL GONZÁLEZ CASERO
TOLEDO - ESPAÑA
UN DÍA DE MARZO.
Aun no ha salido el sol y el estridente despertador quiebra mi sueño. Maldito sea. Me espera otro día gris en el agujero de oficina que tengo por puesto de trabajo. Además, mi jefe está últimamente de un pesado que me tiene frito. Ya me gustaría poder decirle a la cara lo que pienso de él y no volver más?Pero hay que pagar el piso, el cacharro que tengo por coche?será esto lo que entiendo por motivación laboral, ¡madre mía!, ¿soy tan diferente al resto de la gente? Bajo las escaleras y me encuentro en el descansillo a la vieja de todos los días regando las dos feas plantas que tiene colocadas por supuestos motivos decorativos, ¿pero esta tía no tiene nada mejor que hacer a las seis de la mañana? ¡Y me da los buenos días tan feliz!?para ella es la vida. En el cercanías me encuentro con los caretos habituales de sueño y monotonía, además el maldito niño ese que no calla ni un momento. Un tedioso día cualquiera de marzo me espera. De repente escucho un estruendo y el tren se detiene repentinamente?se escuchan gritos, lamentos, solo veo humo negro.
Relato 545 . 192 palabras
RAFAEL GONZÁLEZ CASERO
TOLEDO - ESPAÑA
RAFAEL GONZÁLEZ CASERO
TOLEDO - ESPAÑA
¿YO? DEL POLÍGONO.
Su padre procedía de un pequeño pueblo de Ciudad Real en que el trabajo se había acabado con la llegada de la industrialización. Vinieron a parar a un barrio que estaba más que en pañales, y que comenzaba a ser poblado por gente que trabajaba en las empresas que pronto conformarían el polígono industrial de Toledo. Nacho creció entre las desasfaltadas calles que luego se convertirían en grandes avenidas, se desplazaba "a Toledo" con su madre en uno de los pocos autobuses urbanos que hacían parada el barrio y estudiaba en uno de los colegios recién construidos que se erigían flamantes en aquélla argamasa de edificios a estrenar. La de Nacho sería la primera generación de "poligoneros" que tuvo conciencia de pertenencia a un barrio que, sin dejar de pertenecer a Toledo, cobraba personalidad propia por sus especiales características. A la vetusta y enraizada Imperial Ciudad le había crecido un joven e insolente barrio que décadas después se convertiría en el auténtico motor de la ciudad... "del Polígono" contestan hoy muchos de sus habitantes cuando se les pregunta de dónde son, síntoma inequívoco de que aquél, este, no era un barrio cualquiera.
Relato 546 . 198 palabras
EMANUEL SILVA QUINTANA
EL TIGRE (ESTADO ANZOÁTEGUI) - VENEZUELA
SUDARIO DE LARVAS NOCTURNAS.
EMANUEL SILVA QUINTANA
EL TIGRE (ESTADO ANZOÁTEGUI) - VENEZUELA
Mi cuerpo estaba cubierto por una sábana de insectos, decidí quedarme inmóvil, esperar que las espadas del alba irrumpieran en mi habitación. Estaba seguro de que ningún veneno disiparía la formación de cucarachas, pero soñaba que quizás si disiparía mi pesadilla. No paso mucho antes de que las hormigas empezaran a comerme. Yo estando paralizado me limitaba a maldecir su glotonería, ya habían hecho una fisura en mi vientre, transformando mi abdomen en una suculenta madriguera de sangre. En aquella infranqueable oscuridad las siluetas se hacían indistinguibles, pero los olores se convertían sin pavor alguno en nubes danzantes, maldiciones y desgracias para mi ya desdichada nariz, testigo de la invasión de los gusanos hediondos. Las nobles arañas que me servían de sombrero huyeron flageladas por el vaho de los usurpadores, que avasalló a la nación de bichos, blandiendo su niebla de filosa fetidez. Toda la materia del mundo estaba lacerada por la inmundicia pero las cucarachas seguían entretejiendo una lona palpitante sobre mi cuerpo. No pude controlar el arrebato de la nausea, mi sangre hacia un recorrido irracional desde el estómago hasta los pulmones. Me ahogue en el vomito. La muerte había sido la mejor manera de despertar.
Relato 547 . 176 palabras
JULIO RUEDA SUÁREZ.
UTIEL (VALENCIA) ESPAÑA
EL ESPEJO
JULIO RUEDA SUÁREZ.
UTIEL (VALENCIA) ESPAÑA
Después de que el mago del Gran Circo Mundial muriera en plena actuación traspasado por un sable, por empeñarse en no utilizar truco alguno, su propietario decidió buscar un mago que nunca creyera que la magia pudiera ser real sino que la realidad pudiera ser mágica. En la pista central colocaron dos sillas, una frente a la otra, y en medio un espejo de dos caras, a la altura justa para que los magos pudieran ver el reflejo de su propio cuerpo y la cabeza del oponente. "Fíjense bien en el cuerpo que ven en el espejo, concéntrense en él porque tienen que conseguir que se transforme en el de su oponente". Los magos que hicieron la prueba se quedaban mirando el espejo sin comprender cómo podían cambiar la realidad sin un truco. Algunos hicieron pases mágicos con sus manos, pero los más se levantaron y se fueron. Así transcurrieron los días hasta que por fin Selena, la Creadora de Sueños, sonrió a su oponente. Tan evidente como una cinta de Moebius, se levantó y quitó...
Relato 548 . 152 palabras
JULIO RUEDA SUÁREZ.
UTIEL (VALENCIA) ESPAÑA
JULIO RUEDA SUÁREZ.
UTIEL (VALENCIA) ESPAÑA
SERVIL
La Guerra, que ocurrió en mi Mundo, me sorprendió sentado comiéndome el postre. Oí una voz debajo de la mesa. Levanté el mantel y había allí un ser diminuto que estaba gritando algo que no entendía. Me lo puse en la palma de la mano y lo miré curioso. El ser seguía con su perorata ininteligible hasta que se dio cuenta de que no le oía bien y, por señas, me indicó que lo acercara a mi oreja. Así lo hice y noté cómo el ser diminuto se introducía por mi oído. Entonces me dijo lo siguiente: "Si no levantas tu mano derecha te mataré". Me pareció raro, pero tuve miedo y la levanté. Después dijo: "Humíllate ante el gris o mataré a tus hijos". Mi miedo se convirtió en pánico, miré primero al cielo y después a la tierra y me humillé. ¿Había algo más que podía hacer yo, salvo morir?
Relato 549 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 550 . 117 palabras
IGNACIO HORMIGO DE LA PUERTA.
SEVILLA - ESPAÑA.
IGNACIO HORMIGO DE LA PUERTA.
SEVILLA - ESPAÑA.
CAZADORES DE LUZ
En las calles de São Paulo, al caer la noche, los niños jugaban a atrapar la luz. Una bolsa de papel, una generosa dosis de pegamento y ya estaban listos para la caza de fotones. Chico era todo un virtuoso. Sabía dónde encontrar los haces más hermosos, los resplandores más sorprendentes; las farolas, los faros de los coches, las parpadeantes letras de neón de los moteles... luego se reunían en la casa abandonada y Chico, como un pequeño orfebre de lo intangible, daba forma al fruto de su cosecha. Cuando llegó el escuadrón de la muerte Chico había moldeado un dragón y los niños se arremolinaban a su alrededor para contemplarlo extasiados. Apenas se enteraron de nada.
Relato 551 . 170 palabras
IGNACIO HORMIGO DE LA PUERTA.
SEVILLA, ESPAÑA.
IGNACIO HORMIGO DE LA PUERTA.
SEVILLA, ESPAÑA.
EN LA PLAYA, 1941
La vimos en la orilla y corrimos hacia ella. Salvo por una gotita de sangre seca en el pico, la gaviota parecía viva. Era de un blanco brillante, cegador, un pedazo de nieve alado tirado en la arena, a punto de derretirse a nuestros pies. En sus ojos de oro se podía leer el asombro, la enorme dicha de haber sido cometa emplumado, de haber cruzado, infatigable, miríadas de cielos y galaxias. La mirábamos con la boca abierta, en el más respetuoso de los silencios, sin atrevernos a rozar siquiera una de sus plumas. De alguna manera, intuíamos que estábamos viviendo un momento irrepetible y ninguno de nosotros quería hacer o decir nada que rompiera el hechizo. No sabíamos que pudiera existir algo tan hermoso. Los chicos locales se mofaban de nuestro desproporcionado interés. ¡Pardillos! ¿Cómo era posible dedicar tantas horas a la contemplación de una gaviota muerta? No podían entendernos; éramos niños de ciudad en nuestra primera visita al mar, jamás habíamos visto un ángel, ni siquiera uno pequeño.
La vimos en la orilla y corrimos hacia ella. Salvo por una gotita de sangre seca en el pico, la gaviota parecía viva. Era de un blanco brillante, cegador, un pedazo de nieve alado tirado en la arena, a punto de derretirse a nuestros pies. En sus ojos de oro se podía leer el asombro, la enorme dicha de haber sido cometa emplumado, de haber cruzado, infatigable, miríadas de cielos y galaxias. La mirábamos con la boca abierta, en el más respetuoso de los silencios, sin atrevernos a rozar siquiera una de sus plumas. De alguna manera, intuíamos que estábamos viviendo un momento irrepetible y ninguno de nosotros quería hacer o decir nada que rompiera el hechizo. No sabíamos que pudiera existir algo tan hermoso. Los chicos locales se mofaban de nuestro desproporcionado interés. ¡Pardillos! ¿Cómo era posible dedicar tantas horas a la contemplación de una gaviota muerta? No podían entendernos; éramos niños de ciudad en nuestra primera visita al mar, jamás habíamos visto un ángel, ni siquiera uno pequeño.
Relato 552 . 114 palabras
IGNACIO HORMIGO DE LA PUERTA.
SEVILLA, ESPAÑA.
IGNACIO HORMIGO DE LA PUERTA.
SEVILLA, ESPAÑA.
SIN RED
Ya me parece estar oyendo el redoble de tambor, los aplausos, el silencio expectante… Se lanzará desde el trapecio. Ejecutará un triple mortal carpado de extraña belleza, diez sobre diez de esperarle abajo el azul de una piscina. Las madres cubrirán los ojos de sus hijos, sus oídos, anticipándose, protectoras, al crujir de las vértebras contra el duro suelo. Será entonces cuando extenderá las alas. Con una maniobra digna de un piloto de acrobacias remontará el vuelo, saldrá por el respiradero de la carpa y se perderá entre las nubes. El ángel no nace, se hace. Él habrá sabido hacerse ángel día a día, nervio a nervio, pluma a pluma. Pura fuerza de voluntad.
Ya me parece estar oyendo el redoble de tambor, los aplausos, el silencio expectante… Se lanzará desde el trapecio. Ejecutará un triple mortal carpado de extraña belleza, diez sobre diez de esperarle abajo el azul de una piscina. Las madres cubrirán los ojos de sus hijos, sus oídos, anticipándose, protectoras, al crujir de las vértebras contra el duro suelo. Será entonces cuando extenderá las alas. Con una maniobra digna de un piloto de acrobacias remontará el vuelo, saldrá por el respiradero de la carpa y se perderá entre las nubes. El ángel no nace, se hace. Él habrá sabido hacerse ángel día a día, nervio a nervio, pluma a pluma. Pura fuerza de voluntad.
Relato 553 . 194 palabras
TOMÁS JIMÉNEZ PEDROCHE
ARGAMASILLA DE ALBA (CIUDAD REAL) - ESPAÑA
TOMÁS JIMÉNEZ PEDROCHE
ARGAMASILLA DE ALBA (CIUDAD REAL) - ESPAÑA
LOS GUSTOS TAMBIEN GUSTAN.
Tenia gusto de probar Por preparar algo bueno Después mirar como sale Por si acaso gusta luego. A si que voy a empezar A poner algunas cosas Por si acaso después gustan Cuando estén juntas con otras. He sido hombre de campó Al que no le gusta a muchos Por que el trabajo es cansado Hacer derechos los surcos. Costaba trabajo hacerlos Mantener bien la besana Si olvidabas la memoria Te costaba enderezarla. Hoy la vida es diferente Porque los trabajos cambian No es igual ir a la escuela Que cavar con una azada. A mi me hubiese gustado Tener un poco de escuela Haber aprendido un poco Por lo menos hacer cuentas. No tengo ningún diploma Ni retrato de colegió Pero no lo necesito Me siento igual de contento Con estas letras que escribo Me siento feliz y agusto Aunque no tenga diploma No necesito ninguno. Hay veces que uno todo lo sabe Sabe menos que el se creé Hay otros sabiendo menos Saben mucho más que el Estas cosas que yo escribo Las llevo dentro de mí Formando una poesía Como salida del campo. Por eso hago palabras Después las voy colocando
Tenia gusto de probar Por preparar algo bueno Después mirar como sale Por si acaso gusta luego. A si que voy a empezar A poner algunas cosas Por si acaso después gustan Cuando estén juntas con otras. He sido hombre de campó Al que no le gusta a muchos Por que el trabajo es cansado Hacer derechos los surcos. Costaba trabajo hacerlos Mantener bien la besana Si olvidabas la memoria Te costaba enderezarla. Hoy la vida es diferente Porque los trabajos cambian No es igual ir a la escuela Que cavar con una azada. A mi me hubiese gustado Tener un poco de escuela Haber aprendido un poco Por lo menos hacer cuentas. No tengo ningún diploma Ni retrato de colegió Pero no lo necesito Me siento igual de contento Con estas letras que escribo Me siento feliz y agusto Aunque no tenga diploma No necesito ninguno. Hay veces que uno todo lo sabe Sabe menos que el se creé Hay otros sabiendo menos Saben mucho más que el Estas cosas que yo escribo Las llevo dentro de mí Formando una poesía Como salida del campo. Por eso hago palabras Después las voy colocando
Relato 554 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 555 . 184 palabras
TOMÁS JIMÉNEZ PEDROCHE
ARGAMASILLA DE ALBA (CIUDAD REAL) - ESPAÑA
TOMÁS JIMÉNEZ PEDROCHE
ARGAMASILLA DE ALBA (CIUDAD REAL) - ESPAÑA
UN POCO DE CRÍTICA.
Me jubilé cierto día Por que me llegó la edad. Dejé mi trabajo a otros Yo empecé a descansar. Desde entonces hasta hoy. Me entretengo algunas veces. En hacer algún escrito Para un poco entretenerme Me gusta hacer ciertas cosas. Por que me gusta pensar Pensando bien pagas poco Pagas más pensando mal. Con mi gusto y mi trabajo Y unos ratos de paciencia Digo algunas veces cosas Por ejemplo como esta. Importancia tiene poca Al menos lo pienso yo Daño no se si haga alguno También espero que no. Juntando palabras de estas Se abren los pensamientos Te ayudan a corregir Los pensamientos mal hechos. La carga de aquel no pesa Pero en ella nos fijamos Por ver si tropieza y cae Después le damos la mano. El ser humano es así Nos fijamos en aquello. Que esté lejos de nosotros Por no mirarnos lo nuestro. Esto son cosas reales Las que pasan en la vida Primero vemos lo ajeno Lo nuestro son maravillas. Pocos tenemos la culpa De aquello que hacemos mal Pero si puedes con partes. Tú culpa con otros más
Me jubilé cierto día Por que me llegó la edad. Dejé mi trabajo a otros Yo empecé a descansar. Desde entonces hasta hoy. Me entretengo algunas veces. En hacer algún escrito Para un poco entretenerme Me gusta hacer ciertas cosas. Por que me gusta pensar Pensando bien pagas poco Pagas más pensando mal. Con mi gusto y mi trabajo Y unos ratos de paciencia Digo algunas veces cosas Por ejemplo como esta. Importancia tiene poca Al menos lo pienso yo Daño no se si haga alguno También espero que no. Juntando palabras de estas Se abren los pensamientos Te ayudan a corregir Los pensamientos mal hechos. La carga de aquel no pesa Pero en ella nos fijamos Por ver si tropieza y cae Después le damos la mano. El ser humano es así Nos fijamos en aquello. Que esté lejos de nosotros Por no mirarnos lo nuestro. Esto son cosas reales Las que pasan en la vida Primero vemos lo ajeno Lo nuestro son maravillas. Pocos tenemos la culpa De aquello que hacemos mal Pero si puedes con partes. Tú culpa con otros más
Relato 556 . 121 palabras
GEMMA MARÍA GONZÁLEZ MESA
LA OROTAVA, S/C DE TENERIFE – ESPAÑA
GEMMA MARÍA GONZÁLEZ MESA
LA OROTAVA, S/C DE TENERIFE – ESPAÑA
VISITAS CLANDESTINAS
Entro a hurtadillas en tu imperio de cristal; descalza, para sentir el frío bajo mis pies. La última puerta se alza ante mí y siento que aún no he logrado despertar. No pretendo interrumpir tu descanso, pues tu sereno rostro me llena de ternura. Tan sólo alcanzo a imaginar el tacto de tu cabello al jugar con él entre mis dedos y cuán dulce sería libar el néctar de tus labios. Tu magia y el ansia de compartir contigo cada instante de mi vida han hecho desaparecer mi ropa. Confieso que he tomado por costumbre darte las buenas noches a las seis de la mañana y dejar mi coartada preparada, para que nada pueda interrumpir nuestro cálido abrazo de tres horas.
Entro a hurtadillas en tu imperio de cristal; descalza, para sentir el frío bajo mis pies. La última puerta se alza ante mí y siento que aún no he logrado despertar. No pretendo interrumpir tu descanso, pues tu sereno rostro me llena de ternura. Tan sólo alcanzo a imaginar el tacto de tu cabello al jugar con él entre mis dedos y cuán dulce sería libar el néctar de tus labios. Tu magia y el ansia de compartir contigo cada instante de mi vida han hecho desaparecer mi ropa. Confieso que he tomado por costumbre darte las buenas noches a las seis de la mañana y dejar mi coartada preparada, para que nada pueda interrumpir nuestro cálido abrazo de tres horas.
Relato 557 . 198 palabras
FRANCISCO ZAFRA GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
FRANCISCO ZAFRA GARCÍA
MADRID - ESPAÑA
EL LÍMITE
Con un movimiento mecánico, se pasa el dedo por una ceja tratando de peinarla. Vuelve a mirar el papel. Permanece inmóvil. En su cabeza se atropellan los gritos provenientes de distintos estratos emocionales. Comienza a boquear como un pez moribundo. Es difícil identificar si trata de leer o de respirar. Sus ojos se cristalizan. Una gota salobre rebosa la comisura del párpado y se desliza mejilla abajo como el avión que ralla el firmamento en un día soleado. Ningún gesto acompaña la acción. La lágrima no es fruto de un sentimiento, es la fuga de un grifo mal apretado, una muestra visible de la saturación de todos sus sistemas. Lee con detenimiento. Poco a poco, su insostenible quietud se resquebraja. Aprieta la mandíbula y concentra los labios en rugosa formación. La barbilla se cincela, los ojos se exprimen y las sienes se colorean. Un dolor punzante se extiende desde la nuca a la frente. La boca, antes seca, empieza a llenarse de saliva. Ha llegado el momento. Se levanta con agitación y tira el escritorio al suelo. Todos le miran con desconcierto. Probablemente sea su último día de trabajo. Acaba de enterarse de que es rico. Obscenamente rico.
Con un movimiento mecánico, se pasa el dedo por una ceja tratando de peinarla. Vuelve a mirar el papel. Permanece inmóvil. En su cabeza se atropellan los gritos provenientes de distintos estratos emocionales. Comienza a boquear como un pez moribundo. Es difícil identificar si trata de leer o de respirar. Sus ojos se cristalizan. Una gota salobre rebosa la comisura del párpado y se desliza mejilla abajo como el avión que ralla el firmamento en un día soleado. Ningún gesto acompaña la acción. La lágrima no es fruto de un sentimiento, es la fuga de un grifo mal apretado, una muestra visible de la saturación de todos sus sistemas. Lee con detenimiento. Poco a poco, su insostenible quietud se resquebraja. Aprieta la mandíbula y concentra los labios en rugosa formación. La barbilla se cincela, los ojos se exprimen y las sienes se colorean. Un dolor punzante se extiende desde la nuca a la frente. La boca, antes seca, empieza a llenarse de saliva. Ha llegado el momento. Se levanta con agitación y tira el escritorio al suelo. Todos le miran con desconcierto. Probablemente sea su último día de trabajo. Acaba de enterarse de que es rico. Obscenamente rico.
Relato 558 . 195 palabras
FELISA MORENO ORTEGA
ALCAUDETE (JAEN) – ESPAÑA
FELISA MORENO ORTEGA
ALCAUDETE (JAEN) – ESPAÑA
INOCENCIA
Desde el balcón de la casa donde entrega su cuerpo, su barrio parece otro, sólo se ven los tejados rojos, destellantes, coloristas. Nada presagia la miseria que se esconde en sus calles. Recuerda que está desnuda, una brisa suave se pasea por sus piernas, erizando el vello ausente. La voz ronca la saca de sus pensamientos. Él la reclama a su lado. Se mete bajo las sábanas, tratando de contener el asco. Concentrada en recitar sin palabras el poema infantil que su madre le enseñó no hace tanto. La metía en la cama, la tapaba hasta la cabeza y cerraba la puerta del dormitorio. A veces los versos se acababan antes que los golpes, pero nunca dijo nada. Unas manos ensucian su cuerpo de adolescente, lo recorren dejando una huella viscosa, se detienen en sus caderas imprecisas. Roban la inocencia de sus pechos, se introducen en el hueco de su vida, vacían sus ganas de vivir. Los versos se le enredan en la conciencia. Con andares de vieja regresa a su barrio, aún no ha cumplido quince años y hace dos que cruza ese puente cada día. Sin mirar atrás, se adentra en el infierno.
Desde el balcón de la casa donde entrega su cuerpo, su barrio parece otro, sólo se ven los tejados rojos, destellantes, coloristas. Nada presagia la miseria que se esconde en sus calles. Recuerda que está desnuda, una brisa suave se pasea por sus piernas, erizando el vello ausente. La voz ronca la saca de sus pensamientos. Él la reclama a su lado. Se mete bajo las sábanas, tratando de contener el asco. Concentrada en recitar sin palabras el poema infantil que su madre le enseñó no hace tanto. La metía en la cama, la tapaba hasta la cabeza y cerraba la puerta del dormitorio. A veces los versos se acababan antes que los golpes, pero nunca dijo nada. Unas manos ensucian su cuerpo de adolescente, lo recorren dejando una huella viscosa, se detienen en sus caderas imprecisas. Roban la inocencia de sus pechos, se introducen en el hueco de su vida, vacían sus ganas de vivir. Los versos se le enredan en la conciencia. Con andares de vieja regresa a su barrio, aún no ha cumplido quince años y hace dos que cruza ese puente cada día. Sin mirar atrás, se adentra en el infierno.
Relato 559 . 186 palabras
FELISA MORENO ORTEGA
ALCAUDETE (JAEN) – ESPAÑA
FELISA MORENO ORTEGA
ALCAUDETE (JAEN) – ESPAÑA
CRISIS
No, otra vez no, no quiero ver sus caras. A ellas incluso se les escapa alguna lágrima, que tratan de arrancar con un zarpazo rápido, para que mi jefe no las vea; como si el orgullo fuera lo único que les quedase. Los observo marcharse con la cabeza baja, los hombros hundidos, llevando sobre ellos el peso del rechazo. En las manos, hechas pedazos, las fotos del sueño que se les acababa de escapar. Ah, cuánto echo de menos esos tiempos, esos instantes de felicidad, en que todo eran sonrisas y apretones de manos. Yo volaba de unos dedos a otros, embriagado en los perfumes femeninos, en el sudor salado de las manos. Alegre y juguetón, mi corazón de tinta latía acelerado. Sabía que era el instrumento con el que ellos sellarían la compra de su nueva casa, donde se amarían y nacerían sus hijos. Me sentía uno más de la familia.
Todo eso pasó, en estos tiempos no es fácil ser bolígrafo en la mesa de un banquero, sólo firmo órdenes de embargo, pero con la crisis no creo que encuentre trabajo en otro lugar.
No, otra vez no, no quiero ver sus caras. A ellas incluso se les escapa alguna lágrima, que tratan de arrancar con un zarpazo rápido, para que mi jefe no las vea; como si el orgullo fuera lo único que les quedase. Los observo marcharse con la cabeza baja, los hombros hundidos, llevando sobre ellos el peso del rechazo. En las manos, hechas pedazos, las fotos del sueño que se les acababa de escapar. Ah, cuánto echo de menos esos tiempos, esos instantes de felicidad, en que todo eran sonrisas y apretones de manos. Yo volaba de unos dedos a otros, embriagado en los perfumes femeninos, en el sudor salado de las manos. Alegre y juguetón, mi corazón de tinta latía acelerado. Sabía que era el instrumento con el que ellos sellarían la compra de su nueva casa, donde se amarían y nacerían sus hijos. Me sentía uno más de la familia.
Todo eso pasó, en estos tiempos no es fácil ser bolígrafo en la mesa de un banquero, sólo firmo órdenes de embargo, pero con la crisis no creo que encuentre trabajo en otro lugar.
Relato 560 . 200 palabras
FELISA MORENO ORTEGA
ALCAUDETE (JAEN) – ESPAÑA
FELISA MORENO ORTEGA
ALCAUDETE (JAEN) – ESPAÑA
LA CHICA DE LA FALDA TABLEADA
Ella estaba allí, bajo el cartel de letras doradas. Joven, casi adolescente, se subía los calcetines y recomponía la falda. Era una falda tableada, de cuadros verdes, el uniforme de un colegio de pago, sin duda. El pelo castaño, recogido atrás en una humilde cola, reflejaba la luz rojiza de un atardecer otoñal. Olía a tierra mojada, las flores del parterre aún retenían golosas las gotas traslúcidas de la reciente lluvia. La muchacha fruncía el ceño mientras miraba con ansiedad las manecillas del reloj de pulsera. Alguien la hacía esperar. Yo nunca haría esperar a una chica así, pensé, al tiempo que me acercaba un poco más para estudiar sus gestos. Avancé despacio, oculto tras los setos, con miedo a delatarme. Me encontraba a escasos metros cuando él entró en escena, anticipé su presencia por el brillo en los ojos de la muchacha. Aprecié el ajetreo en su pecho, la respiración agitada y un breve suspiro de alivio que devolvió el color a sus mejillas. Me sentí mal, como si acabara de perderla, subí el cuello de la gabardina y muy a mi pesar pasé de largo. Como siempre dice mi mujer, la niña ya sabe lo que se hace.
Ella estaba allí, bajo el cartel de letras doradas. Joven, casi adolescente, se subía los calcetines y recomponía la falda. Era una falda tableada, de cuadros verdes, el uniforme de un colegio de pago, sin duda. El pelo castaño, recogido atrás en una humilde cola, reflejaba la luz rojiza de un atardecer otoñal. Olía a tierra mojada, las flores del parterre aún retenían golosas las gotas traslúcidas de la reciente lluvia. La muchacha fruncía el ceño mientras miraba con ansiedad las manecillas del reloj de pulsera. Alguien la hacía esperar. Yo nunca haría esperar a una chica así, pensé, al tiempo que me acercaba un poco más para estudiar sus gestos. Avancé despacio, oculto tras los setos, con miedo a delatarme. Me encontraba a escasos metros cuando él entró en escena, anticipé su presencia por el brillo en los ojos de la muchacha. Aprecié el ajetreo en su pecho, la respiración agitada y un breve suspiro de alivio que devolvió el color a sus mejillas. Me sentí mal, como si acabara de perderla, subí el cuello de la gabardina y muy a mi pesar pasé de largo. Como siempre dice mi mujer, la niña ya sabe lo que se hace.
Relato 561 . 149 palabras
ANA LASO TAMAYO
MADRID – ESPAÑA
ANA LASO TAMAYO
MADRID – ESPAÑA
PARA SIEMPRE
Me enamoré de sus ojos almendrados y marrones, de su boca tan delicadamente perfilada que no parecía real, de sus pómulos salientes y de su barbilla ya varonil a pesar de que no debía de estar más allá de su cuarto lustro de vida. Apreté su torso sobre mi pecho y noté aquello de lo que yo carecía. Sus brazos caían a los laterales como carentes de vida, pero su corazón palpitaba. No hay amor más grande que la promesa de estar juntos para siempre. Y siempre significa superar las barreras de la perversa muerte. Aparté mis cabellos rubios hacia atrás y dejé que mis colmillos crecieran a la luz de la luna llena. Cuando mordí sobre su cuello y me alimenté de su líquido rojo dándole la vida eterna, supe que no podía haber demostrado mi amor con mayor sinceridad. Ahora era mío y yo suya. Para siempre.
Me enamoré de sus ojos almendrados y marrones, de su boca tan delicadamente perfilada que no parecía real, de sus pómulos salientes y de su barbilla ya varonil a pesar de que no debía de estar más allá de su cuarto lustro de vida. Apreté su torso sobre mi pecho y noté aquello de lo que yo carecía. Sus brazos caían a los laterales como carentes de vida, pero su corazón palpitaba. No hay amor más grande que la promesa de estar juntos para siempre. Y siempre significa superar las barreras de la perversa muerte. Aparté mis cabellos rubios hacia atrás y dejé que mis colmillos crecieran a la luz de la luna llena. Cuando mordí sobre su cuello y me alimenté de su líquido rojo dándole la vida eterna, supe que no podía haber demostrado mi amor con mayor sinceridad. Ahora era mío y yo suya. Para siempre.
Relato 562 . 38 palabras
ANA LASO TAMAYO
MADRID – ESPAÑA
ANA LASO TAMAYO
MADRID – ESPAÑA
VIDA IDÍLICA
Huyó estresado de la gran ciudad en busca de campos, lluvia tenue, flores y aire puro. Necesitaba sentirse persona y no parte de aquella inmensa y alienada masa llamada humanidad. Nada más llegar, murió fulminado por un rayo.
Huyó estresado de la gran ciudad en busca de campos, lluvia tenue, flores y aire puro. Necesitaba sentirse persona y no parte de aquella inmensa y alienada masa llamada humanidad. Nada más llegar, murió fulminado por un rayo.
Relato 563 . 93 palabras
ANA LASO TAMAYO
MADRID – ESPAÑA
ANA LASO TAMAYO
MADRID – ESPAÑA
LA HORA DEL TÉ
La piscina de la mansión devolvía sonriente los rayos solares. La madre, hacendosa, sirvió el té y pensó en su amante. El padre fue el que dio el primer sorbo y se acordó de aquellas mujeres a las que violaba gracias al maravilloso juego del chantaje. Los hijos, ambos varones y gemelos, sonrieron y tomaron un par de pastas sabiendo que sus padres no se imaginaban a qué jugaban cuando les dejaban solos en casa. Los cuatro pensaron en que deberían de sincerarse. Nadie lo hizo. La hora del té era demasiado bonita.
La piscina de la mansión devolvía sonriente los rayos solares. La madre, hacendosa, sirvió el té y pensó en su amante. El padre fue el que dio el primer sorbo y se acordó de aquellas mujeres a las que violaba gracias al maravilloso juego del chantaje. Los hijos, ambos varones y gemelos, sonrieron y tomaron un par de pastas sabiendo que sus padres no se imaginaban a qué jugaban cuando les dejaban solos en casa. Los cuatro pensaron en que deberían de sincerarse. Nadie lo hizo. La hora del té era demasiado bonita.
Relato 564 . 47 palabras
MÓNICA GARRIDO FERNANDEZ
BARCELONA - ESPAÑA
MÓNICA GARRIDO FERNANDEZ
BARCELONA - ESPAÑA
PERSPICACIA
Llega la cuenta a la mesa y el hombre, tras echarle un vistazo, busca su cartera en el bolsillo interior de la americana. “Invito yo, ya pagarás tú la próxima vez,”sonríe galante. La mujer aplasta el recibo con su Visa. “Perdona guapo, pero de próxima vez, nada.”
Llega la cuenta a la mesa y el hombre, tras echarle un vistazo, busca su cartera en el bolsillo interior de la americana. “Invito yo, ya pagarás tú la próxima vez,”sonríe galante. La mujer aplasta el recibo con su Visa. “Perdona guapo, pero de próxima vez, nada.”
Relato 565 . 10 palabras
MÓNICA GARRIDO FERNANDEZ
BARCELONA - ESPAÑA
MÓNICA GARRIDO FERNANDEZ
BARCELONA - ESPAÑA
Relato 566 . 139 palabras
ANGELA MARCELA BORJA BELTRAN
SANTIAGO DE CALI, VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
ANGELA MARCELA BORJA BELTRAN
SANTIAGO DE CALI, VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
EL HILO
Sale de mí un hilo rojo que va poco a poco, incrementando su grosor. Brota de mí dejando libre mi soledad, destrozando mi realidad, cambiando mi humanidad. Se detiene bajo el sonido aturdidor de un llanto presuroso por sentir de nuevo ese calor tan conocido. El cansancio me sofoca, a tal punto, de no poder lograr apartar la idea de que esto no es más que un extraño sueño. Unas manos frías se acercan a mi sin previo aviso, entregándome con delicadeza un pequeño ser, que clama por aquel que durante meses le enseño amor. Me mira, abriendo sus ojos, tan hambrientos de conocimientos, tan llenos de paz. Ya no importa nada, siento en mi espalda aun cansada por la labor un peso increíblemente pesado pero aun así se combina con la enorme sensación de felicidad de ser mamá.
Sale de mí un hilo rojo que va poco a poco, incrementando su grosor. Brota de mí dejando libre mi soledad, destrozando mi realidad, cambiando mi humanidad. Se detiene bajo el sonido aturdidor de un llanto presuroso por sentir de nuevo ese calor tan conocido. El cansancio me sofoca, a tal punto, de no poder lograr apartar la idea de que esto no es más que un extraño sueño. Unas manos frías se acercan a mi sin previo aviso, entregándome con delicadeza un pequeño ser, que clama por aquel que durante meses le enseño amor. Me mira, abriendo sus ojos, tan hambrientos de conocimientos, tan llenos de paz. Ya no importa nada, siento en mi espalda aun cansada por la labor un peso increíblemente pesado pero aun así se combina con la enorme sensación de felicidad de ser mamá.
Relato 567 . 198 palabras
ANGELA MARCELA BORJA BELTRAN
SANTIAGO DE CALI, VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
ANGELA MARCELA BORJA BELTRAN
SANTIAGO DE CALI, VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
LA CAÍDA
El sol cae. Las horas como siempre han pasado en vano. Mi cuerpo cruje, los años han dejado sus marcas. Una sombra me acompaña mientras el día cae, llevando mi mirada poco a poco al filo aquel que seguramente será mi cruel futuro. La arena se ha calado, mi cuerpo no es el mismo y mi gallardía del pasado, me ha convertido en un ser de torcida postura. El sonido de mi cuerpo crujiendo, aumenta, no da espera la caída del más grande. Recuerdos del pasado me inundan sin piedad, mostrándome la belleza atroz de la memoria. Es imposible detener las feroces garras del tiempo que hace estragos aun en el más fuerte. De repente caigo sobre la arena, sin sonido alguno, sin razones. Solo caigo dejando tras de mi la magnifica vista, que me permitía día a día observar al cielo y al mar amándose mutuamente. Ahora estoy acá tendido, sobre una cama de arena que parece ser mi última morada, en la que esperare que la naturaleza haga su tarea diaria y no deje ni las cenizas de mi tronco oscuro y mis ramas secas. Solo con el pensamiento de decir, humanidad un árbol ha caído.
El sol cae. Las horas como siempre han pasado en vano. Mi cuerpo cruje, los años han dejado sus marcas. Una sombra me acompaña mientras el día cae, llevando mi mirada poco a poco al filo aquel que seguramente será mi cruel futuro. La arena se ha calado, mi cuerpo no es el mismo y mi gallardía del pasado, me ha convertido en un ser de torcida postura. El sonido de mi cuerpo crujiendo, aumenta, no da espera la caída del más grande. Recuerdos del pasado me inundan sin piedad, mostrándome la belleza atroz de la memoria. Es imposible detener las feroces garras del tiempo que hace estragos aun en el más fuerte. De repente caigo sobre la arena, sin sonido alguno, sin razones. Solo caigo dejando tras de mi la magnifica vista, que me permitía día a día observar al cielo y al mar amándose mutuamente. Ahora estoy acá tendido, sobre una cama de arena que parece ser mi última morada, en la que esperare que la naturaleza haga su tarea diaria y no deje ni las cenizas de mi tronco oscuro y mis ramas secas. Solo con el pensamiento de decir, humanidad un árbol ha caído.
Relato 568 . 66 palabras
ANGELA MARCELA BORJA BELTRAN
SANTIAGO DE CALI, VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
ANGELA MARCELA BORJA BELTRAN
SANTIAGO DE CALI, VALLE DEL CAUCA - COLOMBIA
LA HOJA
Una hoja cae del árbol más alto, sin emitir sonido alguno. Se desliza suavemente por el aire acariciando al viento cual amante fugitivo, sin estruendo, sin carnaval alguno, ofrecido por el suelo que la acoge, sabiendo que el tiempo no perdona y que sus colores cambiaran sin dar mayor explicación, dejando tras de si al árbol triste y frente a ella al suelo ansioso. Solo cae.
Una hoja cae del árbol más alto, sin emitir sonido alguno. Se desliza suavemente por el aire acariciando al viento cual amante fugitivo, sin estruendo, sin carnaval alguno, ofrecido por el suelo que la acoge, sabiendo que el tiempo no perdona y que sus colores cambiaran sin dar mayor explicación, dejando tras de si al árbol triste y frente a ella al suelo ansioso. Solo cae.
Relato 569 . 200 palabras
CRISTINA GRANDE CARPIO.
TARRAGONA – ESPAÑA
CRISTINA GRANDE CARPIO.
TARRAGONA – ESPAÑA
EL PURGATORIO
-Mírame. He sabido renunciar a lo material para tener… esto –explicó pausadamente, al tiempo que miraba a su alrededor apuntando con su cabeza hacia el mobiliario de su minúsculo apartamento -He renunciado a una vida con muchas más comodidades. Pero el amor, es el amor… Y ya llevo cuatro años aquí, quien lo diría… La vida me ha costado muchísimo. Grandes esfuerzos, por cada cosa que tengo he pagado un precio muy alto. También por las cosas que ya no poseo. Altísimo ciertamente. Aunque todos pagamos un precio. Si es lo que yo digo -disertaba lentamente, se hacía complicado seguir su extraña diatriba, su interlocutor la interrumpía constantemente porque no terminaba sus frases con suficiente presteza -Esto, esto es el purgatorio. -¿El purgatorio? –el interlocutor no comprendía, estaba acostumbrado a su hablar pausado; sus titubeos, balbuceos; pero, a menudo, se perdía - ¿El purgatorio es España? Las enormes carcajadas de la mejicana resonaron con intensidad, sus risotadas eran tan contagiosas que el interlocutor no pudo evitar reírse aun sin comprender lo hilarante de aquello. -España, ¡qué bueno! -¿No es España? Es que al decir “esto”… -¡España dices! No. Me refería a la vida. ¡La vida es un purgatorio! Eres tan gracioso…
-Mírame. He sabido renunciar a lo material para tener… esto –explicó pausadamente, al tiempo que miraba a su alrededor apuntando con su cabeza hacia el mobiliario de su minúsculo apartamento -He renunciado a una vida con muchas más comodidades. Pero el amor, es el amor… Y ya llevo cuatro años aquí, quien lo diría… La vida me ha costado muchísimo. Grandes esfuerzos, por cada cosa que tengo he pagado un precio muy alto. También por las cosas que ya no poseo. Altísimo ciertamente. Aunque todos pagamos un precio. Si es lo que yo digo -disertaba lentamente, se hacía complicado seguir su extraña diatriba, su interlocutor la interrumpía constantemente porque no terminaba sus frases con suficiente presteza -Esto, esto es el purgatorio. -¿El purgatorio? –el interlocutor no comprendía, estaba acostumbrado a su hablar pausado; sus titubeos, balbuceos; pero, a menudo, se perdía - ¿El purgatorio es España? Las enormes carcajadas de la mejicana resonaron con intensidad, sus risotadas eran tan contagiosas que el interlocutor no pudo evitar reírse aun sin comprender lo hilarante de aquello. -España, ¡qué bueno! -¿No es España? Es que al decir “esto”… -¡España dices! No. Me refería a la vida. ¡La vida es un purgatorio! Eres tan gracioso…
Relato 570 . 185 palabras
LUCÍA ROJAS VEGA
COLONIA-. ALEMANIA
LUCÍA ROJAS VEGA
COLONIA-. ALEMANIA
LA TELEVISIÓN
A Rubén le quemaban los ojos cuando quiso incorporarse. Iba a apagar el televisor, imponer su voluntad, enseñarle por fin quién mandaba en su casa, cuando algo le detuvo: justo antes de ver cómo un tipo en la pantalla balbucía un desorden de palabras que no entendió, de ver cómo pedía perdón a su familia–patético, se dijo Rubén- sólo unos segundos antes de que el hombre se llevara temblando el cañon de un arma a la boca, entre los gritos de confusión y terror que ya se escuchaban en el plató. Y no obstante, cuando Rubén, preso de esas imágenes, condenado también por ellas, vio cómo el fogonazo destrozaba la cara del hombre, supo entonces que era demasiado tarde. No es justo, pensó Rubén, dejándose caer llorando en el sofá. Fue un resto último de lucidez, previo a oír ese clack en su cabeza, (Dios mío, ¿qué está pasando conmigo?) antes de que las luces en su interior se apagaran para siempre. El televisor seguía encendido cuando lo encontraron días después: todavía una única retina de luz en la densa oscuridad de la habitación.
A Rubén le quemaban los ojos cuando quiso incorporarse. Iba a apagar el televisor, imponer su voluntad, enseñarle por fin quién mandaba en su casa, cuando algo le detuvo: justo antes de ver cómo un tipo en la pantalla balbucía un desorden de palabras que no entendió, de ver cómo pedía perdón a su familia–patético, se dijo Rubén- sólo unos segundos antes de que el hombre se llevara temblando el cañon de un arma a la boca, entre los gritos de confusión y terror que ya se escuchaban en el plató. Y no obstante, cuando Rubén, preso de esas imágenes, condenado también por ellas, vio cómo el fogonazo destrozaba la cara del hombre, supo entonces que era demasiado tarde. No es justo, pensó Rubén, dejándose caer llorando en el sofá. Fue un resto último de lucidez, previo a oír ese clack en su cabeza, (Dios mío, ¿qué está pasando conmigo?) antes de que las luces en su interior se apagaran para siempre. El televisor seguía encendido cuando lo encontraron días después: todavía una única retina de luz en la densa oscuridad de la habitación.
Relato 571 . 74 palabras
LUCÍA ROJAS VEGA
COLONIA-. ALEMANIA
LUCÍA ROJAS VEGA
COLONIA-. ALEMANIA
EL PRINCIPITO
El Principito empezó a caminar,las manos en los bolsillos de un abrigo arañado por el tiempo.
Se detuvo en el borde; más allá, el universo se extendía monótono y oscuro; se encogió de hombros, levantó una colilla aplastada del suelo y se la llevó a los labios. Hace frío en la luna, dijo,mientras encendía sin prisa un fósforo, y sonrió como si hubiera dicho la cosa más importante de toda su vida.
El Principito empezó a caminar,las manos en los bolsillos de un abrigo arañado por el tiempo.
Se detuvo en el borde; más allá, el universo se extendía monótono y oscuro; se encogió de hombros, levantó una colilla aplastada del suelo y se la llevó a los labios. Hace frío en la luna, dijo,mientras encendía sin prisa un fósforo, y sonrió como si hubiera dicho la cosa más importante de toda su vida.
Relato 572 . 200 palabras
PILAR CABALLERO GARCÍA.
TOLEDO - ESPAÑA.
PILAR CABALLERO GARCÍA.
TOLEDO - ESPAÑA.
FECHA DE CADUCIDAD
Ya todo lleva fecha de caducidad. Hasta los huevos lucen el famoso "consumir preferentemente antes del…" que tanto nos agobia. Pero las gallinas no ponen huevos pensando en la fecha exacta en la que dejarán de ser comestibles. Esos simpáticos dígitos son obra del hombre, obsesionado por delimitar el tiempo, por marcar principios y finales. En los alimentos, medicinas, electrodomésticos. Incluso en la amistad, el amor o la propia vida. Laura contempló tristemente el viejo ramo de margaritas. Estaban mustias, con sus caritas redondas hacia abajo, como pidiendo disculpas. También tenían fecha de caducidad, como el amor de quien se las regaló. Un amor que ahora era como un yogurt pasado, cuyo bífidus activo había dejado de ser algo estupendo para convertirse en un veneno mortal. Y no tuvo más remedio que hacer lo típico que se hace en estos casos: coger el ramo con mucho cuidado y tirarlo a la basura. Cuando salió al porche se estremeció. Hacía frío. Aún no había amanecido. Todo parecía de color gris: dormido, muerto. Pero entonces levantó la mirada hacia el cielo y vio que estaba despejado y azul. Allí esperó hasta que el sol surgió del horizonte, alzándose perenne un día más.
Ya todo lleva fecha de caducidad. Hasta los huevos lucen el famoso "consumir preferentemente antes del…" que tanto nos agobia. Pero las gallinas no ponen huevos pensando en la fecha exacta en la que dejarán de ser comestibles. Esos simpáticos dígitos son obra del hombre, obsesionado por delimitar el tiempo, por marcar principios y finales. En los alimentos, medicinas, electrodomésticos. Incluso en la amistad, el amor o la propia vida. Laura contempló tristemente el viejo ramo de margaritas. Estaban mustias, con sus caritas redondas hacia abajo, como pidiendo disculpas. También tenían fecha de caducidad, como el amor de quien se las regaló. Un amor que ahora era como un yogurt pasado, cuyo bífidus activo había dejado de ser algo estupendo para convertirse en un veneno mortal. Y no tuvo más remedio que hacer lo típico que se hace en estos casos: coger el ramo con mucho cuidado y tirarlo a la basura. Cuando salió al porche se estremeció. Hacía frío. Aún no había amanecido. Todo parecía de color gris: dormido, muerto. Pero entonces levantó la mirada hacia el cielo y vio que estaba despejado y azul. Allí esperó hasta que el sol surgió del horizonte, alzándose perenne un día más.
Relato 573 . 154 palabras
JOSE ANTONIO BROCH RAJADO
VILA-REAL(CASTELLÓN) - ESPAÑA
JOSE ANTONIO BROCH RAJADO
VILA-REAL(CASTELLÓN) - ESPAÑA
EDAD
Nunca le habían gustado los lavavajillas, ella prefería hacerlo como le había enseñado su madre y como lo había hecho toda la vida. El grifo abierto, sólo un poco, el estropajo se deslizada por el plato de aquella vajilla que solo se utilizaba en ocasiones especiales. Eran muchos años. Alguna muesca, las pequeñas rayas dejadas por los lavados y esos dorados que ya no eran tan vivos como cuando se la regalaron. El jabón, el agua tibia y la superficie suave de la loza dejaban sobre la palma arrugada de su mano una sensación agradable y conocida. Sus huellas dactilares desgastadas por los muchos espartos sin piedad y sus dedos que ya no presionaban como antes dejaron escapar el plato sin querer. Aun sabiendo lo que iba a suceder se asustó. Los mil pedazos que solo unos segundos antes habían sido un plato quedaron repartido por todo el suelo de la cocina. Ella lloró.
Nunca le habían gustado los lavavajillas, ella prefería hacerlo como le había enseñado su madre y como lo había hecho toda la vida. El grifo abierto, sólo un poco, el estropajo se deslizada por el plato de aquella vajilla que solo se utilizaba en ocasiones especiales. Eran muchos años. Alguna muesca, las pequeñas rayas dejadas por los lavados y esos dorados que ya no eran tan vivos como cuando se la regalaron. El jabón, el agua tibia y la superficie suave de la loza dejaban sobre la palma arrugada de su mano una sensación agradable y conocida. Sus huellas dactilares desgastadas por los muchos espartos sin piedad y sus dedos que ya no presionaban como antes dejaron escapar el plato sin querer. Aun sabiendo lo que iba a suceder se asustó. Los mil pedazos que solo unos segundos antes habían sido un plato quedaron repartido por todo el suelo de la cocina. Ella lloró.
Relato 574 . 149 palabras
INMA NOGUERA MARÍN
MURCIA – ESPAÑA
INMA NOGUERA MARÍN
MURCIA – ESPAÑA
ROJO LIMPIO
Como en una montaña rusa, su lengua desplazaba la gominola desde el cielo del paladar a los incisivos, en un viaje tan repetitivo que tensaba y llegaba a desfigurar los músculos de su cara, para segundos después, con un soplo inhumano, fresa dulce y silbido, salir despedidos entre los labios como un cohete, hasta aterrizar en el cristal traslúcido que protegía su alcoba .Ritual amoroso que durante tres años le convirtió en el culpable de aquellas manchas rojas sobre la almohada. Pasados los años, él regenta un kiosco de golosinas frente a la tintorería que administra ella. Cuando coinciden en el café se lamentan juntos, él por no haber sido el prestigioso letrado que acechaba su padre; ella por amansarse a la sentencia que dictara su madre y ser una limpiadora de manchas permanente. Si se miran despacio ríen a gritos mientras un sabor agridulce les inunda la boca.
Como en una montaña rusa, su lengua desplazaba la gominola desde el cielo del paladar a los incisivos, en un viaje tan repetitivo que tensaba y llegaba a desfigurar los músculos de su cara, para segundos después, con un soplo inhumano, fresa dulce y silbido, salir despedidos entre los labios como un cohete, hasta aterrizar en el cristal traslúcido que protegía su alcoba .Ritual amoroso que durante tres años le convirtió en el culpable de aquellas manchas rojas sobre la almohada. Pasados los años, él regenta un kiosco de golosinas frente a la tintorería que administra ella. Cuando coinciden en el café se lamentan juntos, él por no haber sido el prestigioso letrado que acechaba su padre; ella por amansarse a la sentencia que dictara su madre y ser una limpiadora de manchas permanente. Si se miran despacio ríen a gritos mientras un sabor agridulce les inunda la boca.
Relato 575 . 145 palabras
INMA NOGUERA MARÍN
MURCIA – ESPAÑA
LOS SUEÑOS DE MI ABUELO
INMA NOGUERA MARÍN
MURCIA – ESPAÑA
Entre tanta mediocridad, sólo el vetusto legajo que atesoraba bajo el colchón le amnesiaba su huelga de ser hombre. Se definía como un tipo corriente, con una vida convencional, una mujer parecida a todas y unos hijos semejantes a la mayoría. Me contaron también que, cada noche cuando su mundo dormía, acurrucado de penumbra y zureo como un pichón, prendía su frustración y proyectaba la cacería contra sus fantasmas; así, poseído por la danza de la pluma sobre el papel añadía trazos al conjuro de su pasantía para erigirse dios. Sólo entonces se sentía invulnerable y decidía, una vez más, eternizar el final de su libro. Más tarde he sabido que publicó otras obras, pero aquella, a día de hoy, continúa inacabada. Ahora, ya un jurista jubilado, rememora con las palomas los secretos de la justicia, planta tulipanes y, a veces, se olvida de comer.
Relato 576 . 182 palabras
INMA NOGUERA MARÍN
MURCIA – ESPAÑA
IMPOSIBLE Y SECRETO INSTANTE DE CORDURA
INMA NOGUERA MARÍN
MURCIA – ESPAÑA
Maquillada a ciegas y encorvada a ras de suelo llueve su tristeza por esquinas cubiertas de orina y derrota. Deambula sus recuerdos en un carrito de madera carcomido de fracasos. Una foto familiar, el abrigo de una difunta, media botella de vino, un gato hambriento y algunas colillas la acompañan. Decidida a un día diferente, esta mañana ha desperezado los cartones antes del amanecer. Ahora con el cabello recogido, el abrigo que disfraza su extrema delgadez, y las manos agrietadas de intemperie, se ve empujada hasta la avenida que la lanzara al vacío hace casi una década. Luego desorientada busca un buzón desesperadamente, sin embargo su atención queda prendida al movimiento de un farol que debió fundirse con la última tormenta, y a ese vaivén se abandona con la carta abrasándole en los dedos. Cada año se felicita por escrito por dos grandes razones, no le han robado el abrigo y el gato maúlla aún.__¡¡Tienes suerte condenada!!__. La marquesa abre los ojos, ha vuelto a soñar con la libertad desde el banco que mece su jamás tras los muros del psiquiátrico.
Relato 577 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 578 . 40 palabras
PAULA FERNÁNDEZ LLADÓ
SANT CUGAT DEL VALLÈS (BARCELONA) - ESPAÑA
DUDAR PARA SIEMPRE
PAULA FERNÁNDEZ LLADÓ
SANT CUGAT DEL VALLÈS (BARCELONA) - ESPAÑA
No se pudo inscribir al curso que le iba a enseñar las técnicas de la escritura del micro-relato, así que sólo pudo escribir tal suceso en pocas líneas y dudar para siempre de la corrección de su breve cuento.
Relato 579 . 177 palabras
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ LÓPEZ
YAIZA (LANZAROTE) - ESPAÑA
EL ESPEJO
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ LÓPEZ
YAIZA (LANZAROTE) - ESPAÑA
¿Cómo te llamas? Casandra es mi nombre. Por amor exigí conocer todos los futuros y mi deseo fue concedido. Por amor nadie me creyó. Mi ciudad fue conquistada. Mi pueblo masacrado. Mi padre asesinado. Mi madre desterrada. Y ninguno me creyó. Cuando les anunciaba su destino. Ellos me acusaban de loca y perturbada. Pero entonces, no lo estaba. Tú tampoco me creerás. Si te cuento que morirás dos veces y no volverás ¿Tú tampoco me creerás? Le dije que si, para más tarde morir atravesado por la espada de un amigo y decapitado por mi esposa. ¡Pero como creerla si era evidente! ¿Has dicho vidente? …. He dicho que las cartas buscan tu suerte y tu destino. Pero… por cero noventa céntimos el minuto, podías decirme los números de la lotería ¿Verdad? ¿Tú podrías? Es evidente pero tú tampoco me creerás 4, 8, 15, 16, 23, 42 ¿Verdad? Por codicia exigí conocer los números de la primitiva y mi deseo fue concedido. Pero por idiota no pregunté el día que tocarían. ¡¡¡Mujer!!! ¿Qué hace el hacha junto a la bañera? ¡Qué! ¡Pero como creerla si era evidente! ¿Has dicho vidente? He dicho que las palabras buscan su destino
Relato 580 . 199 palabras
HERMINIA DIONIS PIQUERO
ARRIOLA (ÁLAVA) – ESPAÑA
SIN ALIENTO
HERMINIA DIONIS PIQUERO
ARRIOLA (ÁLAVA) – ESPAÑA
Fuiste una mujer que conseguía robarme el aliento. Tu presencia vaciaba mi garganta de aire, de ahí que deseara hacerte mi esposa. Me respondiste con un suspiro que entendí favorable; aunque insististe en que formalizara la petición con tus padres. Yo, ahogado por esa mirada sofocante, me presenté en tu casa una mañana sin brisa. No les conocía, por eso me impresionaron los crujidos de los pasos de tu madre acercándose. Se abrió la puerta y seguí la enorme figura que abarcaba la anchura del pasillo. Sus brazos rebotaban en las paredes y del frotamiento se producían unas chispas que, debido a la falta de oxígeno, por fortuna se apagaban. Mi pulso sufría un ataque de asma, mis bronquios apenas se inflaban para sostenerme en pie. Tu padre esperaba sentado. Era inmenso y desproporcionado y le acariciabas la cabeza en un gesto que provocaba más terror que compasión. Intenté decir algo pero eché a correr. Ya en la calle y libre de la asfixia pensé en ti, llegando a la conclusión de que no debías ser tan especial como creí en un principio. Eso de que me falte el aire en tu compañía, tan solo es cosa de familia...
Relato 581 . 199 palabras
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ LANCHA.
TOLEDO – ESPAÑA.
LA DUQUESA PÚRPURA
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ LANCHA.
TOLEDO – ESPAÑA.
Aquel día despertó, aunque al siguiente ya no lo haría. Del móvil irrumpió el duque de Earl con su homónima canción. "Duke, duke, duke of Earl". La calidad del sonido era suficiente para haber evocado Chicago, unos guantes blancos hechizando con las teclas de un piano, cuatro coristas, el resto de la banda, al duque de capa y sombrero flotando sobre la alfombra roja que lo conduciría al centro del escenario. "Nothing can stop the duke of Earl". Se infartarían doscientos corazones y el suyo. "Duke, duke, duke of Earl".
No podía ser, sin embargo. En aquel cuarto difícilmente se retenía cualquier encanto. Incluso la gracia física del cuerpo semidesnudo de aquella joven se perdía en sus ojos, que recién abiertos y acuosos renegaban de la luz y de su rostro. No quería mirarse. "No", gritó acelerada. Aquella mañana no. Tampoco en tantas otras como precedieron al desenlace de una línea sujeta al escrito de una fuente que se volvió externa. Se sentía utilizada. Y cómplice. Sobre el mediodía hizo añicos un marco y la foto que contenía. Levantó la persiana. Un rayo firme, un pensamiento: "¿Por qué desaparecer en vida?" Aquel día despertó. Al siguiente no lo necesitaría.
Relato 582 . 197 palabras
EVA CASTRO OUTEIRIÑO
A CORUÑA - ESPAÑA
MI ÚLTIMO TREN
EVA CASTRO OUTEIRIÑO
A CORUÑA - ESPAÑA
Subí al tren en el último instante, en cuestión de segundos se cerraron las puertas y empezó a arrastrarse lentamente por las vías. Cuando al fin adquirió velocidad yo ya me encontraba cómodamente sentada con el bolso pegado al costado. Tras más de media hora de trayecto llegó un túnel, con él la oscuridad y en medio de ésta, en un insólito sigilo, sentí que unos labios acariciaban los míos en el beso más increíble, duró apenas unos segundos, pero para mí paró el tiempo, mi corazón se aceleró incontrolable a la vez que se me erizaba la piel… Volví en mí con la llegada de la luz al final del túnel y por más que miré a uno y otro lado tratando de reconocer al dueño de esos labios fue en vano. El resto del viaje lo pasé turbada. Cuando llegamos a mi parada bajé con tristeza. Ya en el andén me giré justo a tiempo de ver a través de los cristales mis ojos reflejados en sus profundos ojos negros. Supe en el acto que era él a quien buscaba y las lágrimas invadieron mis ojos a la vez que susurraba: “se escapó mi tren”.
Relato 583 . 130 palabras
ENRIQUE DÍAZ PASCUAL
BARCELONA – ESPAÑA
NO FUE SÓLO UN ANHELO
ENRIQUE DÍAZ PASCUAL
BARCELONA – ESPAÑA
Anunciaron el fin del mundo. Tres días más y todo habría acabado. Tres días. Fui a la oficina buscando a Paco, mi jefe, su mujer me había telefoneado; entre lágrimas me pidió que lo encontrase. Estaba allí, trabajando. “¿Y si se equivocan?, es una oportunidad única para promocionarse”, me dijo. Me marché de allí y entre en un bar ausente de gente donde me serví una copa de coñac. Dos días. Llamaron a la puerta, no era un anhelo, era ella. Nos abrazamos hasta que los ecos de la soledad y el miedo se disiparon por completo. Último día. Mientras contemplábamos oscurecerse el cielo, la mujer de Paco, mi jefe, me miró y sus ojos me dijeron: “gracias”. El último día de mi vida, fue el más feliz de todos.
Relato 584 . 192 palabras
TANIA SCAGLIONE CROSETTI
ROSARIO - ARGENTINA
OH LUISA
TANIA SCAGLIONE CROSETTI
ROSARIO - ARGENTINA
Había una vez un bebé. Y nada. Había una vez un bebé y nada, Luisa. El bebé no quería nada. Estaba acostado y no quería sentarse. Acostado miraba el bebé. O no miraba. No pensaba, eso es seguro. El bebé satisfecho. Ni comer ni mover ni querer. Nada. Tú no habías aparecido, Luisa. Solo era yo bebé y nada. Ni tu piel ni tu carne. Sin Luisa. Mi recuerdo más lejano es ese. Lo recuerdo desde afuera, por eso de las almas que tardan en llegar al cuerpo. La mía habrá tardado unas semanas, porque me vi desde afuera y pensé: Hay un bebé. Y nada, pensé. Después, se me metió el alma para complicarme la nada y desde entonces quiero. Quiero. A ti, Luisa. Nada quiero y todo busco. Desde entonces quiero, Luisa. Luisa mi todo, mi alimento mi religión mi espera mi fuego, Luisa mi dama mi obsesión. Luisa, comerte quise. Contra el espejo morderte y tu imagen comerme y tus cachetes. Por eso Luisa mi Luisa. Luisa. Luisa, que comerte tuve, Luisa. Masticarte blandita y el cuello morderte y tu sangre beberme, Luisa, mi Luisa. Perdón. Luisa. Luisa. Luisa.
Relato 585 . 191 palabras
JORGE M. MATAS IGLESIAS
TOLEDO - ESPAÑA
LA LLAVE DE CRISTAL
JORGE M. MATAS IGLESIAS
TOLEDO - ESPAÑA
El padre se dirige a la habitación de sus hijos para darles el beso de buenas noches. Su hija aún se mueve inquieta en la cama,
Tres puntitos suspensivos jugaban al corre que te pillo. Uno perseguía al otro y el tercero perseguía a uno. Corrían a través de las páginas en blanco , nada les podía detener, saltaban de pagina en pagina, desde la última hasta la primera. Paginas pares, impares, pares, impares, pares, impares, pares, hojas de incertidumbre, duda, espera, un libro vacio. Pero no! alto! Una mole de letras cortaba su paso, la cola era enorme y no parecía moverse, " Dejen pasar!!" pero nadie se movía, y ahí se quedaron, esperando, esperando, esperando ...
La puerta estaba frente a él. Dudó un instante; luego, la abrió. Un lago con calma de espejo se extendía unos metros más abajo. Sin pensarlo, se arrojó al agua. Hizo mal, no sabía nadar. Unos días más tarde los rescatistas lo hallaron con la boca y los pulmones llenos de arena.
Él se perdió en la mirada de ella, y ella hizo lo propio en la de él; ahora, ambos deambulan confundidos sin poder encontrarse.
Di un paso en falso al borde del precipicio y comencé a caer. Lo bueno era que sólo se trataba de una pesadilla; lo malo, que a pesar de haberme despertado continuaba cayendo.
Tras la propuesta indecente de la serpiente -ese individuo terrestre de lengua bífida e inquieta- Eva pensó en la advertencia que le hiciera Dios y con un índice samaritano realizó el gesto de negación correspondiente. La manzana cayó del árbol haciéndose pedazos contra el suelo. La serpiente posó sus ojos fijos en los de Eva, admiró su fuerza interior, su coraje y entereza, y profirió un tormentoso eructo en el momento en que los huesos de la primera y última mujer se hacían trizas dentro de su longo cuerpo de mandinga constrictor. Nadie parió con dolor, pues nadie parió. Todos fuimos inmortales porque no nacimos nunca
Orinó la nenita sobre la tumba de su mamá, agachadita y con las manitos aferradas a los antebrazos robustos del padre. Un cielo impasible se alzaba sobre el cementerio. En una botella cortada le sirvieron agua a la muerta. Recordaron tiempos felices, comieron arroz con ella, pelaron unas frutas, lloraron, se contaron cuentos y rieron hasta el amanecer. Tomados de las manos se hundieron en la multitud de los que abandonaban el cementerio. De alguna manera parecía un desfile. Entre ellos caminaba Adriana, desconcertada y con la mirada perdida, la que no-pertenece-a-ningún-lado, la que una vez tuvo un amor lleno de ilusión y promesas. Hasta que un día su prometido se sumergió en el mar y nunca más regresó. No hay tumba para los desaparecidos. No hay consuelo. El mar es su mausoleo.
Verano, otoño, invierno… no fueron mas que tristes recuerdos hoy hechos polvo por el tiempo. Imagino el cielo amplio y azul, donde el sonido seco y frió acaricia mi rostro. Miro a los árboles, a las hojas que cuelgan y caen para siempre en el olvido. Me pregunto por que caen o son olvidadas. Al contemplar el silencio que me rodea, pienso de que estará compuesto el mañana, que sucederá con las hojas viejas y débiles que hoy vuelan. Por un instantes, casi inexistente, pienso que estoy volando. Pero el tiempo es muy real, poco amable y envidioso. Miro el reloj y me acuerdo de mis responsabilidades, de aquellas promesas impuestas por otros que nos condenan a seguir viviendo una vida monocroma. Camino solo, feliz, triste y emocionado por aquellas cosas que están por venir, o por las otras que fueron borradas de mi memoria en una noche de abril. Llego a la hora exacta. Miro rostros desconocidos u olvidados, no estoy seguro. Abro el ataúd, solo y frió, y me pongo a pensar: ¿de que estará compuesto el mañana?
Cloe la levantó y allí la esperaba el alacrán. Debajo de la losa, agazapado. Era el último obstáculo para hacerse con el botín que descansaba en la oscuridad del escondrijo desde hacía tres lustros. Su padre, a sabiendas de que le quedaba poco de vida, le había dibujado con precisión el plano donde se encontraba la bolsa con los diamantes. Su último trabajo, el que le condenó a la cadena perpetúa. A pesar de los interrogatorios por parte de la policía, nunca confesó su paradero. Era el seguro de vida para su única hija y había invertido mucho tiempo y dinero en preparar el golpe. Él no lo disfrutaría ya que, un par de meses antes, le diagnosticaron un cáncer de pulmón que arrasaba sus células de forma inmisericorde. El arácnido se puso a la defensiva pero ella lo partió de un golpe con la pala de acero. El animal se retorció por un segundo pero pronto quedó inmóvil. Abrió el paquete y minúsculas estrellas brillaron a la luz de su linterna. - Muchas gracias papá – musitó sonriendo y mirando al cielo índigo de la noche.
Hoy el sol apareció igual que ayer, y ayer igual que siempre. No logro pensar qué escribir, no hay nada que posea el merito suficiente para ser presentado en estas palabras. Nada ocurre en este triste mundo. Hace dos días explotó una bomba a tres cuadras de mi casa. Veinte personas fueron encontradas vivas dentro de los escombros. Hoy, en un día simple e insensato, fueron enterradas diecinueve de ellas. Hoy hubo un accidente de tránsito, una tormenta acabo con Nueva Orleáns, dos mil personas murieron en Angola. Hoy nació mi hija verónica, hoy murió mi padre. Hoy encontré viejas fotografías en un álbum lleno de polvo y melancolía. Divisé a mis amigos en un instante inmóvil hace mas de 40 años. Me reconcilie con mi joven esposa, con David y Andrés, y con un hombre que tenia mi nombre. Hoy salio en la prensa que un niño genio descubrió de qué está compuesto el universo; para mañana se espera la respuesta de si Dios existe. Hoy compre un gato. Todavía no tiene nombre. Hoy yo aguardo aquí, sentado y mudo, mirando por la ventana, esperando que escribir.
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 598 .
No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 3a). los relatos se presentarán por correo electrónico como documento adjunto . Envía relato en el cuerpo del correo y 3b). en el texto del correo deberá facilitarse la siguiente información: Título, nombre y apellidos, ciudad y país, tfno. de contacto
lato 600 . 146 palabras
“No tengas piedad –pensaba el mono, cuando caminaba a cuatro patas-, golpea fuerte, vencerás. Tú golpea sobre la crin del enemigo. Golpea sin piedad “–se insistía-, “que tu enemigo, ese ser alto y adusto de cabello terroso artificialmente rebozado, si pudiera, jamás la tendría contigo”. Al cabo del tiempo, el mono se levantó sobre sus dos patas imitando a su congénere y continuó golpeando a su antiguo enemigo que, dolorido y humillado, ya caminaba ahora también sobre sus dos patas como lo hacía el propio mono tiempo atrás. Este mono tan listo aprendió muchas más cosas, tantas que cuando llegaron de lejos otros seres que se alzaban sobre sus dos pies solamente, como él mismo, les espetó: “Pueden tratar con nosotros lo que haga falta. Ya ven, ellos han involucionado y caminan a cuatro patas. Nosotros podemos ya, en cambio, incluso sentarnos a negociar. Ustedes deciden”.
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