Relato 701 . 146 palabras
JORGE LUIS SAGRERA NIEVAS.
SAN PEDRO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA.
JORGE LUIS SAGRERA NIEVAS.
SAN PEDRO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA.
HACERSE HUMO
Desaparecer
El joven estaba viviendo una situación peligrosa. Una crisis.
Corrió a encerrarse en el baño. En el botiquín encontró la caja de fósforos.
Los otros golpeaban la puerta con violencia. En poco tiempo conseguirían echarla abajo.
El joven encendió un fósforo y lo acercó a sus ropas: iba a hacerse humo.
Versión 2
Hacerse humo
Tal vez sea mejor que no se quede en casa, había dicho la madre. El padre no. Tiene que afrontar la situación: volverse creativo. Ganó el padre: ellos salieron a cenar y el muchacho quedó solo.
Los hombres ubicaron la casa, forzaron la puerta y entraron.
El muchacho corrió a encerrarse en el baño. En el botiquín encontró la caja de fósforos.
Los otros golpeaban la puerta con violencia. En poco tiempo conseguirían echarla abajo.
El muchacho encendió un fósforo y lo acercó a sus ropas: iba a hacerse humo.
Desaparecer
El joven estaba viviendo una situación peligrosa. Una crisis.
Corrió a encerrarse en el baño. En el botiquín encontró la caja de fósforos.
Los otros golpeaban la puerta con violencia. En poco tiempo conseguirían echarla abajo.
El joven encendió un fósforo y lo acercó a sus ropas: iba a hacerse humo.
Versión 2
Hacerse humo
Tal vez sea mejor que no se quede en casa, había dicho la madre. El padre no. Tiene que afrontar la situación: volverse creativo. Ganó el padre: ellos salieron a cenar y el muchacho quedó solo.
Los hombres ubicaron la casa, forzaron la puerta y entraron.
El muchacho corrió a encerrarse en el baño. En el botiquín encontró la caja de fósforos.
Los otros golpeaban la puerta con violencia. En poco tiempo conseguirían echarla abajo.
El muchacho encendió un fósforo y lo acercó a sus ropas: iba a hacerse humo.
Relato 702 . 127 palabras
JONATHAN MORALES HERMOSO
CUENCA - ESPAÑA
7 A.M. SUENA EL DESPERTADOR
7 a.m. Descenso en ascensor. Sube al coche. Ruido de motor de auto en el parking cubierto. Brrrr. Radio, celular, cigarro, tos, miradas autosatisfactorias en el retrovisor central. Parking subterráneo. Ascensor, arreglo de corbata ante el espejo del cubículo mecánico. Diez pasos hasta su asiento de trabajo. Ocho horas de llamadas telefónicas. Diez pasos al ascensor. Ruido de motor. Brrrr. Radio, celular, cigarro, tos, miradas de autosatisfacción. Parking privado. “Sólo clientes”. Ascensor privado. “Sólo clientes”. Puerta mecánica privada. “Sólo clientes”. “Sólo clientes”. Atención: “Sólo
clientes”. Descenso en ascensor. Ruido de motor. Brrrr. Radio, celular, cigarro, tos, tos. Parking cubierto. Ascensor familiar. Llave en cerradura. Sillón, televisión, celular, cigarro, tos, tos, tos. Zzzzz.
7 a.m. Suena el despertador. 7 a.m. Suena el despertador. 7 a.m. Suena el despertador.
7 a.m. Descenso en ascensor. Sube al coche. Ruido de motor de auto en el parking cubierto. Brrrr. Radio, celular, cigarro, tos, miradas autosatisfactorias en el retrovisor central. Parking subterráneo. Ascensor, arreglo de corbata ante el espejo del cubículo mecánico. Diez pasos hasta su asiento de trabajo. Ocho horas de llamadas telefónicas. Diez pasos al ascensor. Ruido de motor. Brrrr. Radio, celular, cigarro, tos, miradas de autosatisfacción. Parking privado. “Sólo clientes”. Ascensor privado. “Sólo clientes”. Puerta mecánica privada. “Sólo clientes”. “Sólo clientes”. Atención: “Sólo
clientes”. Descenso en ascensor. Ruido de motor. Brrrr. Radio, celular, cigarro, tos, tos. Parking cubierto. Ascensor familiar. Llave en cerradura. Sillón, televisión, celular, cigarro, tos, tos, tos. Zzzzz.
7 a.m. Suena el despertador. 7 a.m. Suena el despertador. 7 a.m. Suena el despertador.
Relato 703 . 53 palabras
JONATHAN MORALES HERMOSO
CUENCA - ESPAÑA
ALGÚN RELATOÉrase una vez un alguien llamado Alguien. Y, entonces, ocurrió un Algo, que alguien interpretó como algo y, sin darle mayor importancia, Alguien comenzó a andar a algún lugar, el Lugar, amplio, colorido, desconocido, exótico, intrigante; el lugar donde Alguien vivía, en Algún, el lugar de los Algos.
O algo así me contaron.
O algo así me contaron.
Relato 704 . 82 palabras
JONATHAN MORALES HERMOSO
CUENCA - ESPAÑA
LA DOCTRINA DE REGINASu dieta es rica en vitaminas y proteínas. La cafeína indispensable, al menos tres raciones diarias. Para lucidez en el trabajo la cocaína es su mejor arma. Tras toda la semana de estrés las anfetas le animan a descargar adrenalina. El descanso con heroína, los condones con Carolina. La teína le limpia de toxinas. Una chocolatina al día para acabar la colección “mininas en celo”. Un Couldina para el tremendo dolor de cabeza y el porrito de después: marihuana, nicotina y alquitrán.
Relato 705 . 170 palabras
DEMETRIO GONZÁLEZ CORDERO
MADRID - ESPAÑA
MERMELADA DE FRAMBUESACuando Andrés se despertó aquella mañana de sábado, exactamente a las ocho y media, escuchó la voz inconfundible, cálida siempre y cariñosa, de su madre: “Ahí te dejo, hijo, en la mesa de la cocina, el zumo y la tostada con mantequilla y frambuesa. Pórtate bien, niño. Yo ya me voy. No sé a donde me voy a ir, pero ya me voy”.
Cinco segundos más tarde, oyó claramente el golpe de la puerta al cerrarse.
Andrés se levantó y acudió a la cocina. Dubitativo, sí, pero ilusionado, contento. En la mesa de la cocina no había ni zumo, ni tostada con mermelada de frambuesa. Sonrió.
Andrés tiene 72 años ya. Su madre murió hace hoy catorce años. Andrés sonrió de nuevo. No estaba triste. Preparó tranquilamente su desayuno. La tostada con mantequilla y frambuesa, por supuesto, no podía faltar.
Mientras desayunaba se dijo: “No, no se me ha ido la cabeza”. Y después sentenció: “Feliz serás si tienes una madre que te acompaña, aunque haya muerto hace catorce años”.
Cinco segundos más tarde, oyó claramente el golpe de la puerta al cerrarse.
Andrés se levantó y acudió a la cocina. Dubitativo, sí, pero ilusionado, contento. En la mesa de la cocina no había ni zumo, ni tostada con mermelada de frambuesa. Sonrió.
Andrés tiene 72 años ya. Su madre murió hace hoy catorce años. Andrés sonrió de nuevo. No estaba triste. Preparó tranquilamente su desayuno. La tostada con mantequilla y frambuesa, por supuesto, no podía faltar.
Mientras desayunaba se dijo: “No, no se me ha ido la cabeza”. Y después sentenció: “Feliz serás si tienes una madre que te acompaña, aunque haya muerto hace catorce años”.
Relato 706 . 115 palabras
YOLANDA SÁENZ DE TEJADA VÁZQUEZ
NO VEOAquel chico se estaba rompiendo las uñas de golpear el vacío. No podía ver nada, alguien le había cerrado la puerta y sus padres seguro que lo castigarían…
Él le dijo a Carlos que no quería montarse en la moto, pero su amigo le había insistido. Era tarde, más de las once seguro. Tenía que abrir al puerta pero todo estaba oscuro. Arañaba y empujaba con todas sus fuerzas. Sentía unas inmensas ganas de orinar y necesitaba salir, le estaba faltando el aire…
Al secarse el sudor, sintió que el dolor abofeteó su cara. Sería del golpe. No llevaba casco.
Aquel chico, al despertar, se dio cuenta de que no estaba muerto pero si enterrado…
Él le dijo a Carlos que no quería montarse en la moto, pero su amigo le había insistido. Era tarde, más de las once seguro. Tenía que abrir al puerta pero todo estaba oscuro. Arañaba y empujaba con todas sus fuerzas. Sentía unas inmensas ganas de orinar y necesitaba salir, le estaba faltando el aire…
Al secarse el sudor, sintió que el dolor abofeteó su cara. Sería del golpe. No llevaba casco.
Aquel chico, al despertar, se dio cuenta de que no estaba muerto pero si enterrado…
Relato 707 . 140 palabras
YOLANDA SÁENZ DE TEJADA VÁZQUEZ
YOLANDA SÁENZ DE TEJADA VÁZQUEZ
AFGANISTÁN
Pero a esas niñas no sólo les espera la cárcel de tela. En la negación de su vida y de su libertad que practican los hombres afganos sobre ellas, se incluye el derecho a venderlas a otros hombres cuando apenas han cumplido catorce años…Rosa Díez
Dicen que el cianuro no sabe a nada. Que su beso letal morderá mi cerebro y se beberá —sin dulzura— mi pequeño corazón.
Dicen que su melodía es igual con los niños y con los adultos: vómitos (la sangre agolpada en mi garganta) y falta de aire (hace mucho tiempo que ya no respiro).
Dicen que lloraré después de beberlo y que romperá mi frágil piel estallándome en ampollas.
Dicen las mujeres que llevan burka que no pueden reír; que toda la fuerza se les va en respirar.
Yo no quiero vivir muriendo así.
Pero a esas niñas no sólo les espera la cárcel de tela. En la negación de su vida y de su libertad que practican los hombres afganos sobre ellas, se incluye el derecho a venderlas a otros hombres cuando apenas han cumplido catorce años…Rosa Díez
Dicen que el cianuro no sabe a nada. Que su beso letal morderá mi cerebro y se beberá —sin dulzura— mi pequeño corazón.
Dicen que su melodía es igual con los niños y con los adultos: vómitos (la sangre agolpada en mi garganta) y falta de aire (hace mucho tiempo que ya no respiro).
Dicen que lloraré después de beberlo y que romperá mi frágil piel estallándome en ampollas.
Dicen las mujeres que llevan burka que no pueden reír; que toda la fuerza se les va en respirar.
Yo no quiero vivir muriendo así.
Relato 708 . 192 palabras
YOLANDA SÁENZ DE TEJADA VÁZQUEZ
YOLANDA SÁENZ DE TEJADA VÁZQUEZ
ESTORNUDOS
Me ocurre muy a menudo; cada vez que estornudo en lugar de escupir esa desagradable saliva, inundo todo de besos...
No puedo salir a la calle cuando hace frío, ni cuando hay demasiada luz. Cualquier cambio en mis sensores olfativos me producen un gran estornudo y claro, miles y miles de besos salen disparados de mis labios instalándose en todos los sitios (incluidas las personas) que están cerca de mí…
He pedido consejo al panadero de mi barrio. Él utiliza mucho amor en su profesión y me ha dicho (no sé porqué) que cuando tenga que estornudar que me vaya a su panadería, que él se encargará de guardar todos los besos en un saco para aprovechar la sustancia dopamínica que liberan.
No es mala idea, he pensado que si fabricáramos pan con esa hormona, la gente sería más amable y a lo mejor podríamos llegar a crear una factoría de aprovechamiento de energía besual. Aunque yo pienso que el panadero me hace trampa, porque cuando yo estornudo él se pone muy cerquita mía y creo que me roba algunos besos, sobre todo los que se le quedan pegados a la boca...
Me ocurre muy a menudo; cada vez que estornudo en lugar de escupir esa desagradable saliva, inundo todo de besos...
No puedo salir a la calle cuando hace frío, ni cuando hay demasiada luz. Cualquier cambio en mis sensores olfativos me producen un gran estornudo y claro, miles y miles de besos salen disparados de mis labios instalándose en todos los sitios (incluidas las personas) que están cerca de mí…
He pedido consejo al panadero de mi barrio. Él utiliza mucho amor en su profesión y me ha dicho (no sé porqué) que cuando tenga que estornudar que me vaya a su panadería, que él se encargará de guardar todos los besos en un saco para aprovechar la sustancia dopamínica que liberan.
No es mala idea, he pensado que si fabricáramos pan con esa hormona, la gente sería más amable y a lo mejor podríamos llegar a crear una factoría de aprovechamiento de energía besual. Aunque yo pienso que el panadero me hace trampa, porque cuando yo estornudo él se pone muy cerquita mía y creo que me roba algunos besos, sobre todo los que se le quedan pegados a la boca...
Relato 709 . 175 palabras
JULIÁN ROYUELA CASAMAYOR
GUADALAJARA - ESPAÑA
JULIÁN ROYUELA CASAMAYOR
GUADALAJARA - ESPAÑA
NO ES BUENA ÉPOCA PARA LA SIEGA
Y llegó la Muerte una vez más para comprobar si aquel terreno le seguía siendo vedado por capricho de la naturaleza y de nuevo se retiró cabizbaja y derrotada.
Humillada levanto la vista y allí los encontró, realizaban sus tareas habituales pero sin el temor reverencial que desde siglos se le presumía. Ellos la ignoraron por completo y ese hecho se le clavó en las entrañas como un puñal al rojo vivo.
Envainó su afilada guadaña para utilizarla en algún lugar donde su poder no hubiera sido menoscabado y pasó de largo sin echar la vista atrás.
Desde el otro lado y pese a no ser el más longevo de todos los inmortales, el hombre de pelo ensortijado se permitió mirar directamente a las cuencas vacías de aquella figura oscura que periódicamente les visitaba y que poco después desaparecía sin pronunciar jamás ni el más leve sonido. Un cambio apenas perceptible se reflejaba en su vetusto rostro.
Podría haber sido un simple efecto óptico pero hubiera jurado que esta vez la vio derramar una lágrima.
Y llegó la Muerte una vez más para comprobar si aquel terreno le seguía siendo vedado por capricho de la naturaleza y de nuevo se retiró cabizbaja y derrotada.
Humillada levanto la vista y allí los encontró, realizaban sus tareas habituales pero sin el temor reverencial que desde siglos se le presumía. Ellos la ignoraron por completo y ese hecho se le clavó en las entrañas como un puñal al rojo vivo.
Envainó su afilada guadaña para utilizarla en algún lugar donde su poder no hubiera sido menoscabado y pasó de largo sin echar la vista atrás.
Desde el otro lado y pese a no ser el más longevo de todos los inmortales, el hombre de pelo ensortijado se permitió mirar directamente a las cuencas vacías de aquella figura oscura que periódicamente les visitaba y que poco después desaparecía sin pronunciar jamás ni el más leve sonido. Un cambio apenas perceptible se reflejaba en su vetusto rostro.
Podría haber sido un simple efecto óptico pero hubiera jurado que esta vez la vio derramar una lágrima.
Relato 710 . 199 palabras
MILAGROS CARRASCO SANZ
OLÍAS DEL REY (TOLEDO) - ESPAÑA.
MILAGROS CARRASCO SANZ
OLÍAS DEL REY (TOLEDO) - ESPAÑA.
TRAYECTO
Por fin en casa. Y lo peor aún no había llegado: cruzar el patio cargada con las botellas de leche y el papel higiénico. Baja del coche, abre la puerta de atrás para coger la compra. ¡Por favor, que no se rompa la tira adhesiva que hace de asa para coger la leche!, si no tendrá que llevarla como si fuera un fardo, y eso ya es el colmo.
Coge la leche con la izquierda, se coloca la cartera en bandolera para ir más cómoda, el papel higiénico en la derecha, cierra la puerta del coche, “venga, sólo deben de ser treinta o cuarenta metros, como mucho”. Ya tiene hecho el cálculo, ¡lo ha recorrido tantas veces!
Emprende el camino, despacio por el peso pero con premura, para llegar cuanto antes. ¿Cuántos pasos habrá desde el portal 8 hasta el suyo? Calcula unos veinte. Comienza a contar, uno, dos, tres… Pues no, hay más de veinte. ¡Joder, lo que cuesta llegar! Al final había treinta y cinco.
Ya está en el portal. Mete la llave en la cerradura y…
Todo esto lo hubiera hecho hace tres años sin darle importancia. Ahora sólo puede imaginarlo, desde su silla de ruedas.
Por fin en casa. Y lo peor aún no había llegado: cruzar el patio cargada con las botellas de leche y el papel higiénico. Baja del coche, abre la puerta de atrás para coger la compra. ¡Por favor, que no se rompa la tira adhesiva que hace de asa para coger la leche!, si no tendrá que llevarla como si fuera un fardo, y eso ya es el colmo.
Coge la leche con la izquierda, se coloca la cartera en bandolera para ir más cómoda, el papel higiénico en la derecha, cierra la puerta del coche, “venga, sólo deben de ser treinta o cuarenta metros, como mucho”. Ya tiene hecho el cálculo, ¡lo ha recorrido tantas veces!
Emprende el camino, despacio por el peso pero con premura, para llegar cuanto antes. ¿Cuántos pasos habrá desde el portal 8 hasta el suyo? Calcula unos veinte. Comienza a contar, uno, dos, tres… Pues no, hay más de veinte. ¡Joder, lo que cuesta llegar! Al final había treinta y cinco.
Ya está en el portal. Mete la llave en la cerradura y…
Todo esto lo hubiera hecho hace tres años sin darle importancia. Ahora sólo puede imaginarlo, desde su silla de ruedas.
Relato 711 . 198 palabras
YAEL SZAJNHOLC BONDNAR
MONTEVIDEO - URUGUAY
YAEL SZAJNHOLC BONDNAR
MONTEVIDEO - URUGUAY
EL FIN
La gata subió a la azotea de la casa reciclada. En el techo lindero habían tres perros policías. Alicia oyó un maullido agudo, se asustó; estaba sentada frente a al chimenea mirando la pared ennegrecida por la humedad. Se paró, llegó a la escalera, subió el primer escalón, se asomó; vio que Diego estaba bajando, el bolso le precedía.
–Me voy; cuando…cuando…no sé…no sé
–esta bien –le dice Alicia sollozando. Los ojos hinchados ya no la dejaban ver casi nada.
–Después vemos que hacemos con las cosas y la casa y…
–¡Sí, sí, claro, ya estas pensando en eso! ¿no? –grita desaforada
Diego termina de bajar la escalera; llega hasta la puerta, la abre y se va.
Cerró suave y seco. La llave que estaba puesta en la cerradura quedo meciéndose de un lado al otro como diciendo no.
Alicia sube la escalera; ve como de la pared del costado cae una gota de agua; toca la gota, luego toca la pared; no estaba húmeda; estaba empapada.
“no se como vamos a vender esta casa de mierda con tanta humedad” piensa.
Sale a la azotea, cerca de la medianera ve a la gata, estaba descuartizada.
La gata subió a la azotea de la casa reciclada. En el techo lindero habían tres perros policías. Alicia oyó un maullido agudo, se asustó; estaba sentada frente a al chimenea mirando la pared ennegrecida por la humedad. Se paró, llegó a la escalera, subió el primer escalón, se asomó; vio que Diego estaba bajando, el bolso le precedía.
–Me voy; cuando…cuando…no sé…no sé
–esta bien –le dice Alicia sollozando. Los ojos hinchados ya no la dejaban ver casi nada.
–Después vemos que hacemos con las cosas y la casa y…
–¡Sí, sí, claro, ya estas pensando en eso! ¿no? –grita desaforada
Diego termina de bajar la escalera; llega hasta la puerta, la abre y se va.
Cerró suave y seco. La llave que estaba puesta en la cerradura quedo meciéndose de un lado al otro como diciendo no.
Alicia sube la escalera; ve como de la pared del costado cae una gota de agua; toca la gota, luego toca la pared; no estaba húmeda; estaba empapada.
“no se como vamos a vender esta casa de mierda con tanta humedad” piensa.
Sale a la azotea, cerca de la medianera ve a la gata, estaba descuartizada.
Relato 712 . 179 palabras
YAEL SZAJNHOLC BONDNAR
MONTEVIDEO - URUGUAY
YAEL SZAJNHOLC BONDNAR
MONTEVIDEO - URUGUAY
FOCO
La tarde en la pequeña ciudad oriental. En el barrio del norte mucha gente por las veredas y aún más autos por las calles.
En una esquina el semáforo en rojo; frente a él una casa antigua. Detrás de la rajada puerta, el living sin nadie.
La mesa de madera marrón con dos sillas junto a la pared cerca del cuarto.
El calor en el cuarto pequeño y oscuro. En el sofá, la señora con gotas de sudor; las gotas redondas casi perfectas en la sien con arrugas.
Por la ventana el viento cerca de su pelo con canas. Las manos con puntos marrones y redondeados sobre el vestido. Los ojos vidriosos debajo de las sienes con arrugas.
Los pies en el piso, huesudos y flacos; con callos ensangrentados. La sangre casi marrón en el suelo; el hedor a podrido en el cuarto.
El cuadro de girasoles amarillos en la pared cerca de la ventana, en la ventana el sol casi naranja, redondo y perfecto como las gotas de sudor de la señora en el cuarto pequeño y oscuro.
La tarde en la pequeña ciudad oriental. En el barrio del norte mucha gente por las veredas y aún más autos por las calles.
En una esquina el semáforo en rojo; frente a él una casa antigua. Detrás de la rajada puerta, el living sin nadie.
La mesa de madera marrón con dos sillas junto a la pared cerca del cuarto.
El calor en el cuarto pequeño y oscuro. En el sofá, la señora con gotas de sudor; las gotas redondas casi perfectas en la sien con arrugas.
Por la ventana el viento cerca de su pelo con canas. Las manos con puntos marrones y redondeados sobre el vestido. Los ojos vidriosos debajo de las sienes con arrugas.
Los pies en el piso, huesudos y flacos; con callos ensangrentados. La sangre casi marrón en el suelo; el hedor a podrido en el cuarto.
El cuadro de girasoles amarillos en la pared cerca de la ventana, en la ventana el sol casi naranja, redondo y perfecto como las gotas de sudor de la señora en el cuarto pequeño y oscuro.
Relato 713 . 153 palabras
CARLOS ALBERTO LÁZARO CARRASCO.
ROSARIO (SANTA FE) - ARGENTINA.
CARLOS ALBERTO LÁZARO CARRASCO.
ROSARIO (SANTA FE) - ARGENTINA.
EL SEMBRADOR
Sin tierra pero convencido que debía sembrar aré por años sobre las dunas. Sin embargo todavía tengo techo, ropa limpia y comida. ¿Quién me habrá proveído?
Batallé distraído largo tiempo. Un día –no puedo ya precisar el tiempo pero fue al final de una jornada– comprendí que remover las arenas del desierto era una tarea propia de los vientos. Cuan imprevista y profunda es la vida. En medio de esos menesteres y aún arrojando semillas, nunca fui un sembrador. Hasta donde alcanzo a comprender mi deseo siempre fue observar el movimiento de las dunas. A veces pienso que si hubiera tenido tierras sería otro hombre. Tal vez un hombre de fortuna. Hoy no sé muy bien qué es un sembrador. La poesía se mezcla en mi cabeza demasiado peligrosamente con la realidad. Lo que sí parece, querámoslo o no, es que llevamos sobre los hombros todo el peso de lo que se cosechó.
Sin tierra pero convencido que debía sembrar aré por años sobre las dunas. Sin embargo todavía tengo techo, ropa limpia y comida. ¿Quién me habrá proveído?
Batallé distraído largo tiempo. Un día –no puedo ya precisar el tiempo pero fue al final de una jornada– comprendí que remover las arenas del desierto era una tarea propia de los vientos. Cuan imprevista y profunda es la vida. En medio de esos menesteres y aún arrojando semillas, nunca fui un sembrador. Hasta donde alcanzo a comprender mi deseo siempre fue observar el movimiento de las dunas. A veces pienso que si hubiera tenido tierras sería otro hombre. Tal vez un hombre de fortuna. Hoy no sé muy bien qué es un sembrador. La poesía se mezcla en mi cabeza demasiado peligrosamente con la realidad. Lo que sí parece, querámoslo o no, es que llevamos sobre los hombros todo el peso de lo que se cosechó.
Relato 714 . 196 palabras
LUISVENEGAS CARRASCO
LA CRUZ (QUINTA REGION) - CHILE
LUISVENEGAS CARRASCO
LA CRUZ (QUINTA REGION) - CHILE
REALIDAD
Al caminar por la ciudad se dio cuenta que nunca la había visto tan bella, el río y los árboles que se mecían por el viento demostraban que todo era bello, hasta el pasto recién cortado y con ese olor tan característico, si era todo bello.
Mas bello era porqué estaría junto a la persona que el había soñado, con aquella que siempre pensó y estuvo en su mente, sus lentes gruesos y su barba y su pelo mojado poro la llovizna le daba un cierto aire de enamorado, el abrigo largo y sus botas gruesas.
Era esa mujer el ideal para el, ya que siempre quiso una mujer que tuviera su carácter, con un pelo corto, y no importaba que fuera bonita por fuera, sino que pensara y que se pudiera hablar de todo con ella y hasta discutir.
Miro el borde del río y vio venir a su amada, el pelo suelto y mojado, la llovizna los mojaba a los dos, y al verse y reconocerse después de años, las lagrimas salieron casi por gusto, se miraron y se tocaron, los labios se juntaron, las miradas decían que nunca estarían solos ellos, siempre juntos.
Al caminar por la ciudad se dio cuenta que nunca la había visto tan bella, el río y los árboles que se mecían por el viento demostraban que todo era bello, hasta el pasto recién cortado y con ese olor tan característico, si era todo bello.
Mas bello era porqué estaría junto a la persona que el había soñado, con aquella que siempre pensó y estuvo en su mente, sus lentes gruesos y su barba y su pelo mojado poro la llovizna le daba un cierto aire de enamorado, el abrigo largo y sus botas gruesas.
Era esa mujer el ideal para el, ya que siempre quiso una mujer que tuviera su carácter, con un pelo corto, y no importaba que fuera bonita por fuera, sino que pensara y que se pudiera hablar de todo con ella y hasta discutir.
Miro el borde del río y vio venir a su amada, el pelo suelto y mojado, la llovizna los mojaba a los dos, y al verse y reconocerse después de años, las lagrimas salieron casi por gusto, se miraron y se tocaron, los labios se juntaron, las miradas decían que nunca estarían solos ellos, siempre juntos.
Relato 715 . 196 palabras
ESTÍBALIZ ARANZABE BASTERRECHEA
BILBAO - ESPAÑA
ESTÍBALIZ ARANZABE BASTERRECHEA
BILBAO - ESPAÑA
A PESAR DE TU FRÁGIL MEMORIA
Te quiero con toda mi alma. Nunca me resultó sencillo mostrar mis sentimientos, nunca fue cosa de hombres, pero no es por mi cobardía por lo que estoy aquí tecleando lo que siento en silencio mientras tú duermes. Te dejaré mis sentimientos aquí escritos para que puedas leerlos cada día y así, tu frágil memoria, no echará nunca de menos un “te quiero”.
Siempre me enseñaron que existen pocos y breves momentos de felicidad en la vida, pero en mi caso, la felicidad no ha sido ni poca ni breve. El año que viene cumpliremos 50 años juntos y puedo contar con los dedos de una mano los momentos en los que no he sido feliz a tu lado.
Incluso hoy, con tu frágil memoria sigo siendo feliz. Los días que no recuerdas mi nombre, para no asustarme, te miro a los ojos y siento que aún brillan y entonces, respiro profundamente y te beso, y superando mi cobardía te digo “te quiero”, y me sonríes, y una vez más, me haces feliz. Solo dejaré de ser feliz cuando tu mirada se apague y ya no recuerdes que me quieres, y yo no sepa hacerte recordar.
Te quiero con toda mi alma. Nunca me resultó sencillo mostrar mis sentimientos, nunca fue cosa de hombres, pero no es por mi cobardía por lo que estoy aquí tecleando lo que siento en silencio mientras tú duermes. Te dejaré mis sentimientos aquí escritos para que puedas leerlos cada día y así, tu frágil memoria, no echará nunca de menos un “te quiero”.
Siempre me enseñaron que existen pocos y breves momentos de felicidad en la vida, pero en mi caso, la felicidad no ha sido ni poca ni breve. El año que viene cumpliremos 50 años juntos y puedo contar con los dedos de una mano los momentos en los que no he sido feliz a tu lado.
Incluso hoy, con tu frágil memoria sigo siendo feliz. Los días que no recuerdas mi nombre, para no asustarme, te miro a los ojos y siento que aún brillan y entonces, respiro profundamente y te beso, y superando mi cobardía te digo “te quiero”, y me sonríes, y una vez más, me haces feliz. Solo dejaré de ser feliz cuando tu mirada se apague y ya no recuerdes que me quieres, y yo no sepa hacerte recordar.
Relato 716 . 161 palabras
TRINIDAD ENTRENA RODRÍGUEZ
BARCELONA - ESPAÑA
TRINIDAD ENTRENA RODRÍGUEZ
BARCELONA - ESPAÑA
EL COMEDOR DE JARDINES
En el jardín hay algo, algo extraño. Y esa cosa se come mi jardín. ¿Y para que quiere comerse mi jardín? Yo veo esa cosa, forma parte de mi jardín, nació allí y allí morirá. He llamado a mis vecinos y les he preguntado si les pasa algo a su jardín, me miran desconfiados, encuentran raro que algo quiera comerse un jardín. Seguro que piensan que me he vuelto loca. Esa cosa se come el jardín despacio, pero a medida que crece es más metódica y eficaz. A mí me hubiera gustado que fuese un jardín normal. Regarlo de vez en cuando y cortar algunas hojas de los arbustos. Y ahora parece que el mismo se autodestruya enarbolando su independencia de mí, su creador. Ahora sé que solo tengo un camino, sentarme frente al amplio ventanal y mirar como esa cosa destruye mi jardín, y en su lugar construye ciudades, armas y bombas. Y hasta la dejaré que me llame Dios.
En el jardín hay algo, algo extraño. Y esa cosa se come mi jardín. ¿Y para que quiere comerse mi jardín? Yo veo esa cosa, forma parte de mi jardín, nació allí y allí morirá. He llamado a mis vecinos y les he preguntado si les pasa algo a su jardín, me miran desconfiados, encuentran raro que algo quiera comerse un jardín. Seguro que piensan que me he vuelto loca. Esa cosa se come el jardín despacio, pero a medida que crece es más metódica y eficaz. A mí me hubiera gustado que fuese un jardín normal. Regarlo de vez en cuando y cortar algunas hojas de los arbustos. Y ahora parece que el mismo se autodestruya enarbolando su independencia de mí, su creador. Ahora sé que solo tengo un camino, sentarme frente al amplio ventanal y mirar como esa cosa destruye mi jardín, y en su lugar construye ciudades, armas y bombas. Y hasta la dejaré que me llame Dios.
Relato 717 . 163 palabras
JOSÉ ANTONIO MADRID INGLÉS
CARTAGENA (MURCIA) - ESPAÑA
JOSÉ ANTONIO MADRID INGLÉS
CARTAGENA (MURCIA) - ESPAÑA
POLVO ERES
Tenía la funesta superstición de pensar en la muerte, un goteo de agua hirviendo en su conciencia, cada día, y no sabía cómo salir de esa obsesión intolerable. Le daba pavor no el hecho putrefacto en sí, sino la incomprensión angustiosa de disgregarse en la nada absoluta. Y así paseaba su existencia, con intervalos de amargor existencial.
Una mañana llamaron a su puerta, unos tipos trajeados le hablaron de la donación de órganos. Hostil al principio, remiso después, ensartó mil excusas para dejarlos con la palabra en la boca, el formulismo tópico: "Sí, ya lo pensaré".
Lo pensó. Con menos valentía que deducción supuso que era el mejor remedio para ganar la partida a la siniestra compañía, al menos en parte.
Dos córneas, un páncreas y un corazón. Cuando se lo extrajeron todo de la UCI nadie barruntó su terror periódico al final de su vida. Sólo que había dado o ayudado a otras.
El miedo es libre. Su vida pervivió sin él.
Tenía la funesta superstición de pensar en la muerte, un goteo de agua hirviendo en su conciencia, cada día, y no sabía cómo salir de esa obsesión intolerable. Le daba pavor no el hecho putrefacto en sí, sino la incomprensión angustiosa de disgregarse en la nada absoluta. Y así paseaba su existencia, con intervalos de amargor existencial.
Una mañana llamaron a su puerta, unos tipos trajeados le hablaron de la donación de órganos. Hostil al principio, remiso después, ensartó mil excusas para dejarlos con la palabra en la boca, el formulismo tópico: "Sí, ya lo pensaré".
Lo pensó. Con menos valentía que deducción supuso que era el mejor remedio para ganar la partida a la siniestra compañía, al menos en parte.
Dos córneas, un páncreas y un corazón. Cuando se lo extrajeron todo de la UCI nadie barruntó su terror periódico al final de su vida. Sólo que había dado o ayudado a otras.
El miedo es libre. Su vida pervivió sin él.
Relato 718 . 146 palabras
JOSÉ ANTONIO MADRID INGLÉS
CARTAGENA (MURCIA) - ESPAÑA
JOSÉ ANTONIO MADRID INGLÉS
CARTAGENA (MURCIA) - ESPAÑA
OQUEDAD HABITADA
Tenía esquirlas de cansancio en los ojos cuando salió del local, el alcohol narcotizando como veneno transparente y una grieta en el corazón: ella le había dicho no, lo pensó dos veces al salir, la cazadora aún revuelta por el viento de la despedida. Infectado de melancolía creciente, deambuló por calles sin nombres hacia ninguna parte: boqueaba como pez agónico, ni siquiera la intemperie de la noche disipaba la niebla que ofuscaba su interior. Entonces lo sintió de veras: no la percepción de soledad y pérdida sino el barrunto obstinado de que alguien lo perseguía.
pretó el paso, dobló una calle, cruzó tres semáforos, desanduvo parte de lo andado, todo con tal de dar esquinazo a la presencia intuida, fantasma en su mente. Así estuvo la noche entera hasta que cayó fulminado por el agotamiento, la droga legal y acaso el dolor.
Era su propia sombra.
Tenía esquirlas de cansancio en los ojos cuando salió del local, el alcohol narcotizando como veneno transparente y una grieta en el corazón: ella le había dicho no, lo pensó dos veces al salir, la cazadora aún revuelta por el viento de la despedida. Infectado de melancolía creciente, deambuló por calles sin nombres hacia ninguna parte: boqueaba como pez agónico, ni siquiera la intemperie de la noche disipaba la niebla que ofuscaba su interior. Entonces lo sintió de veras: no la percepción de soledad y pérdida sino el barrunto obstinado de que alguien lo perseguía.
pretó el paso, dobló una calle, cruzó tres semáforos, desanduvo parte de lo andado, todo con tal de dar esquinazo a la presencia intuida, fantasma en su mente. Así estuvo la noche entera hasta que cayó fulminado por el agotamiento, la droga legal y acaso el dolor.
Era su propia sombra.
Relato 719 . 192 palabras
JACOBO DIB CRUZ
ARLINGTON, (VIRGINIA)- ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA.
JACOBO DIB CRUZ
ARLINGTON, (VIRGINIA)- ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA.
MAGIA
Sintió el aire en su cara, observó la ciudad y saltó. Percibió el pasar de las horas, los meses y años en donde esperó paciente por el momento preciso, se vió a si mismo envuelto en aquel mar de lejanos recuerdos.
Podía ver en el viento todos sus sueños perdidos, su propia imaginación lanzada a la victoria, el baile al cual perteneció pero nunca fue invitado. Su propia razón inalcanzable durmiendo en los laureles de un pasado mejor.
El cemento se acercaba placentero, se lleva y se va sin destino este cuento traicionero. Aún sumergido en la mágica idea del renacer su pensamiento buscaba un nuevo amanecer.
Al fondo del precipicio esperaban los autores, debatiendo como siempre en busca de definir los colores. Uno a uno reconoció como parte de aquel todo que él mismo no pidió, venimos solos y nos vamos solos pensó, su final definido es un mal bien sabido.
Finalmente despertó, de aquel sueño visionado, de este mundo arraigado y buscando la razón. Aún vistiendo el sentido y unido al andar, se paró como todos los días y a su vida se lanzó a caminar.
Como magia, y sonrió.
Sintió el aire en su cara, observó la ciudad y saltó. Percibió el pasar de las horas, los meses y años en donde esperó paciente por el momento preciso, se vió a si mismo envuelto en aquel mar de lejanos recuerdos.
Podía ver en el viento todos sus sueños perdidos, su propia imaginación lanzada a la victoria, el baile al cual perteneció pero nunca fue invitado. Su propia razón inalcanzable durmiendo en los laureles de un pasado mejor.
El cemento se acercaba placentero, se lleva y se va sin destino este cuento traicionero. Aún sumergido en la mágica idea del renacer su pensamiento buscaba un nuevo amanecer.
Al fondo del precipicio esperaban los autores, debatiendo como siempre en busca de definir los colores. Uno a uno reconoció como parte de aquel todo que él mismo no pidió, venimos solos y nos vamos solos pensó, su final definido es un mal bien sabido.
Finalmente despertó, de aquel sueño visionado, de este mundo arraigado y buscando la razón. Aún vistiendo el sentido y unido al andar, se paró como todos los días y a su vida se lanzó a caminar.
Como magia, y sonrió.
Relato 720 . 175 palabras
MARIA CASTILLO
ESPAÑA – CÓRDOBA
MARIA CASTILLO
ESPAÑA – CÓRDOBA
UNA LECCIÓN MAGISTRAL
Todos los días, Manolo, jubilado desde hace tiempo, se sentaba en el mismo banco del parque a ver pasar las horas y echar de comer a las palomas el pan duro sobrante. A esa misma hora, una niña sacaba de paseo a diario a su perro Silbo. Ese día, Manolo decidió satisfacer su curiosidad...
- Niña, ¡ven acá-pacá! Le dijo el anciano
La pequeña, un poco desconcertada, se acercó al vejestorio.
- ¿por qué estás siempre sonriendo?
- Porque soy joven y reboso energía
- Entonces, ¿cuando seas como yo ya no te quedarán sonrisas?
- ¡NO! (exclamó rotundamente) - cuando sea mayor como usted, estaré tan cerca de la muerte que sonreiré con más ahínco si cabe porque habré pasado montones de años rebosando energía.
El abuelo se alejó, a ritmo de bastón, pensando en la lección que le acababa de dar esa chiquilla sin darse cuenta. Y se dijo para sí mismo… - Al menos, ella podrá recordar este momento cuando los años pasen. Yo no lo tuve... pero hoy, me voy sonriendo.
Todos los días, Manolo, jubilado desde hace tiempo, se sentaba en el mismo banco del parque a ver pasar las horas y echar de comer a las palomas el pan duro sobrante. A esa misma hora, una niña sacaba de paseo a diario a su perro Silbo. Ese día, Manolo decidió satisfacer su curiosidad...
- Niña, ¡ven acá-pacá! Le dijo el anciano
La pequeña, un poco desconcertada, se acercó al vejestorio.
- ¿por qué estás siempre sonriendo?
- Porque soy joven y reboso energía
- Entonces, ¿cuando seas como yo ya no te quedarán sonrisas?
- ¡NO! (exclamó rotundamente) - cuando sea mayor como usted, estaré tan cerca de la muerte que sonreiré con más ahínco si cabe porque habré pasado montones de años rebosando energía.
El abuelo se alejó, a ritmo de bastón, pensando en la lección que le acababa de dar esa chiquilla sin darse cuenta. Y se dijo para sí mismo… - Al menos, ella podrá recordar este momento cuando los años pasen. Yo no lo tuve... pero hoy, me voy sonriendo.
Relato 721 . 123 palabras
MARIA CASTILLO
ESPAÑA – CÓRDOBA
MARIA CASTILLO
ESPAÑA – CÓRDOBA
PLASMANDO SENTIMIENTOS
Alejandro, artista de renombre, se encontraba inmerso en un proyecto que iba a dar un vuelco a toda su carrera de pintor. Para ello, escogió a su musa preferida, Natalia, bella y de tez pálida. Estuvieron semanas y semanas de largas sesiones. La temática de su obra era el sufrimiento. Por más que intentaba herirla con comentarios impropios y crueles hacia su persona, ella seguía mostrando esa tibieza de alegría en su mirada… cada vez se encontraba más desesperado.
Un buen día, en una de sus interminables sesiones, Natalia se mantuvo en silencio hasta que al final le dijo unas palabras cargadas de amor a Alex…
Por qué te empeñas en sacar de mí, lo que encontrarías mirándote ahora mismo en el espejo.
Alejandro, artista de renombre, se encontraba inmerso en un proyecto que iba a dar un vuelco a toda su carrera de pintor. Para ello, escogió a su musa preferida, Natalia, bella y de tez pálida. Estuvieron semanas y semanas de largas sesiones. La temática de su obra era el sufrimiento. Por más que intentaba herirla con comentarios impropios y crueles hacia su persona, ella seguía mostrando esa tibieza de alegría en su mirada… cada vez se encontraba más desesperado.
Un buen día, en una de sus interminables sesiones, Natalia se mantuvo en silencio hasta que al final le dijo unas palabras cargadas de amor a Alex…
Por qué te empeñas en sacar de mí, lo que encontrarías mirándote ahora mismo en el espejo.
Relato 722 . 196 palabras
CARLOS FLOREZ FERNANDEZ
TOLEDO – ESPAÑA
CARLOS FLOREZ FERNANDEZ
TOLEDO – ESPAÑA
MALAS NIEBLAS
La niebla se arremolina, me envuelve, me succiona.
Es una niebla fría, áspera, gris incoloro. No de algodón si no de lija usada y embotada.
Se posa ante mis ojos, persistente, como si fuera un muro gris impenetrable. Se estanca en mis orejas como millares de palabras que no dijeran nada diciendo sucias nadas.
Me penetra la boca y la nariz con sabor de acidez, babosa putrefacta.
Junto las manos. Las golpeo. No las siento. Silencio.
Quizás no estoy aquí. La niebla me ha borrado.
Ha entrado en mis cerebros, mis músculos, mis sexos. Se adueño de mis nervios, mis deseos, mis sueños, mis recuerdos.
De pronto llora un niño. Lejos. ¿O dentro?
Extiendo un dedo, chiquitito, sucio de mocos y de babas, pero aun mío. Lo acerco hasta el botón de mando y apago sus verdades insensatas:
Sus crímenes, sus crisis, sus sucesos.
Pienso: Mango a distancia.
Un pájaro se posa en la ventana, afuera brilla el sol. Un niño llama lejos, otro sonríe aquí dentro.
Aun estamos. Puedo sentir las manos de vosotros en las mías, escuchar sueños en las olas-ondas, latir mil corazones en mis pechos. Nada más… Nada menos.
Hola buen día.
La niebla se arremolina, me envuelve, me succiona.
Es una niebla fría, áspera, gris incoloro. No de algodón si no de lija usada y embotada.
Se posa ante mis ojos, persistente, como si fuera un muro gris impenetrable. Se estanca en mis orejas como millares de palabras que no dijeran nada diciendo sucias nadas.
Me penetra la boca y la nariz con sabor de acidez, babosa putrefacta.
Junto las manos. Las golpeo. No las siento. Silencio.
Quizás no estoy aquí. La niebla me ha borrado.
Ha entrado en mis cerebros, mis músculos, mis sexos. Se adueño de mis nervios, mis deseos, mis sueños, mis recuerdos.
De pronto llora un niño. Lejos. ¿O dentro?
Extiendo un dedo, chiquitito, sucio de mocos y de babas, pero aun mío. Lo acerco hasta el botón de mando y apago sus verdades insensatas:
Sus crímenes, sus crisis, sus sucesos.
Pienso: Mango a distancia.
Un pájaro se posa en la ventana, afuera brilla el sol. Un niño llama lejos, otro sonríe aquí dentro.
Aun estamos. Puedo sentir las manos de vosotros en las mías, escuchar sueños en las olas-ondas, latir mil corazones en mis pechos. Nada más… Nada menos.
Hola buen día.
Relato 723 . 199 palabras
CRISTINA GRANDE CARPIO.
TARRAGONA – ESPAÑA
CRISTINA GRANDE CARPIO.
TARRAGONA – ESPAÑA
PURGATORIO
-Mírame. He sabido renunciar a lo material para tener… esto –explicó pausadamente, mientras miraba a su alrededor apuntando con su cabeza hacia el mobiliario de su minúsculo apartamento -He renunciado a una vida con muchas más comodidades. Pero el amor, es el amor… Y ya llevo cuatro años aquí, quién lo diría… La vida me ha costado muchísimo. Grandes esfuerzos, por cada cosa que tengo he pagado un precio muy alto. También por las cosas que ya no poseo. Altísimo ciertamente. Aunque todos pagamos un precio. Si es lo que yo digo -disertaba lentamente, se hacía complicado seguir su extraña diatriba, su interlocutor la interrumpía constantemente porque no terminaba sus frases con suficiente presteza -Esto, esto es el purgatorio.
-¿El purgatorio? –el interlocutor no comprendía, estaba acostumbrado a su hablar pausado; sus titubeos, balbuceos; pero, a menudo, se perdía - ¿El purgatorio es España?
Las enormes carcajadas de la mejicana resonaron con intensidad, sus risotadas eran tan contagiosas que el interlocutor no pudo evitar reírse aun sin comprender lo hilarante de aquello.
-España, ¡qué bueno!
-¿No es España? Es que al decir “esto”…
-¡España dices! No. Me refería a la vida. ¡La vida es un purgatorio! Eres tan gracioso…
-Mírame. He sabido renunciar a lo material para tener… esto –explicó pausadamente, mientras miraba a su alrededor apuntando con su cabeza hacia el mobiliario de su minúsculo apartamento -He renunciado a una vida con muchas más comodidades. Pero el amor, es el amor… Y ya llevo cuatro años aquí, quién lo diría… La vida me ha costado muchísimo. Grandes esfuerzos, por cada cosa que tengo he pagado un precio muy alto. También por las cosas que ya no poseo. Altísimo ciertamente. Aunque todos pagamos un precio. Si es lo que yo digo -disertaba lentamente, se hacía complicado seguir su extraña diatriba, su interlocutor la interrumpía constantemente porque no terminaba sus frases con suficiente presteza -Esto, esto es el purgatorio.
-¿El purgatorio? –el interlocutor no comprendía, estaba acostumbrado a su hablar pausado; sus titubeos, balbuceos; pero, a menudo, se perdía - ¿El purgatorio es España?
Las enormes carcajadas de la mejicana resonaron con intensidad, sus risotadas eran tan contagiosas que el interlocutor no pudo evitar reírse aun sin comprender lo hilarante de aquello.
-España, ¡qué bueno!
-¿No es España? Es que al decir “esto”…
-¡España dices! No. Me refería a la vida. ¡La vida es un purgatorio! Eres tan gracioso…
Relato 724 . 158 palabras
JOSE ARÍSTIDES LÓPEZ DE RODAS CAMPOS
ALBACETE – ESPAÑA
JOSE ARÍSTIDES LÓPEZ DE RODAS CAMPOS
ALBACETE – ESPAÑA
MADRE CORAJE
Tras condenar a un hombre por servir alcohol a menores, me quito la toga y salgo a la calle. Entro en un bar cutre donde no es probable encontrar a un letrado; quiero estar solo y olvidarme por un rato de la Audiencia. A mi izquierda, una mujer observa su café humeante y espía con disimulo al camarero. La miro de reojo. Es guapa. Muy guapa. Y su perfume alivia el tufo espeso de este antro. La veo morder con gracia una gominola; me pregunto qué hará aquí una mujer con clase. De pronto, se vuelve hacia mí, y yo, cortado, miro al suelo. Pero ella rescata mi mirada y, sonriendo, me dice:
― ¿Conoce usted al dueño de este bar?
No lo conozco, pero sin saber por qué, contesto:
―Soy yo.
Como un cohete, su bolso impacta en mi nariz.
―Esto es por mi hijo ―sentencia―. Por la tajada que trajo anoche. Sólo tiene 15 años, ¿sabe?
Tras condenar a un hombre por servir alcohol a menores, me quito la toga y salgo a la calle. Entro en un bar cutre donde no es probable encontrar a un letrado; quiero estar solo y olvidarme por un rato de la Audiencia. A mi izquierda, una mujer observa su café humeante y espía con disimulo al camarero. La miro de reojo. Es guapa. Muy guapa. Y su perfume alivia el tufo espeso de este antro. La veo morder con gracia una gominola; me pregunto qué hará aquí una mujer con clase. De pronto, se vuelve hacia mí, y yo, cortado, miro al suelo. Pero ella rescata mi mirada y, sonriendo, me dice:
― ¿Conoce usted al dueño de este bar?
No lo conozco, pero sin saber por qué, contesto:
―Soy yo.
Como un cohete, su bolso impacta en mi nariz.
―Esto es por mi hijo ―sentencia―. Por la tajada que trajo anoche. Sólo tiene 15 años, ¿sabe?
Relato 725 . 200 palabras
JOSE ARÍSTIDES LÓPEZ DE RODAS CAMPOS
ALBACETE – ESPAÑA
JOSE ARÍSTIDES LÓPEZ DE RODAS CAMPOS
ALBACETE – ESPAÑA
PROPÓSITO DE ENMIENDA
Anoche, mientras conducía en busca de un hotel, me propuse cortar con los celos. Había reñido con Silvia. Nada nuevo, raro es el día que no tenemos una bronca. Ella es guapa, y a mí se me llevan los demonios cada vez que habla con un tío. Tengo celos hasta de Carlos, mi mejor amigo. Precisamente, había sido por él la riña de anoche. Y total, por una tontería. Le habían publicado un poema en un periódico local, y Silvia, al leerlo, entornó los ojos y dijo: “¡Que hombre tan sensible!”
Pobre Silvia, qué berrinche le di. No paraba de llorar. Pero, de pronto, se calmó y dijo: “No aguanto más esta tensión. Por favor, vete.” No tuve alternativa, su decisión era firme; tuve que marcharme.
No he pegado ojo en toda la noche. Pero, ahora, mientras regreso a casa con un ramo de rosas, sé que me va a perdonar.
Ya estoy llegando; veo la puerta de casa. Silvia estará desayunando, sola. Estoy impaciente; voy a darle una alegría...
¿No es ese el coche de Carlos? ¿No son Carlos y Silvia, los que salen por la puerta? Tranquilo, has decidido cambiar... Seguro que es una tontería. Siempre lo es.
Anoche, mientras conducía en busca de un hotel, me propuse cortar con los celos. Había reñido con Silvia. Nada nuevo, raro es el día que no tenemos una bronca. Ella es guapa, y a mí se me llevan los demonios cada vez que habla con un tío. Tengo celos hasta de Carlos, mi mejor amigo. Precisamente, había sido por él la riña de anoche. Y total, por una tontería. Le habían publicado un poema en un periódico local, y Silvia, al leerlo, entornó los ojos y dijo: “¡Que hombre tan sensible!”
Pobre Silvia, qué berrinche le di. No paraba de llorar. Pero, de pronto, se calmó y dijo: “No aguanto más esta tensión. Por favor, vete.” No tuve alternativa, su decisión era firme; tuve que marcharme.
No he pegado ojo en toda la noche. Pero, ahora, mientras regreso a casa con un ramo de rosas, sé que me va a perdonar.
Ya estoy llegando; veo la puerta de casa. Silvia estará desayunando, sola. Estoy impaciente; voy a darle una alegría...
¿No es ese el coche de Carlos? ¿No son Carlos y Silvia, los que salen por la puerta? Tranquilo, has decidido cambiar... Seguro que es una tontería. Siempre lo es.
Relato 726 . 200 palabras
JOSE ARÍSTIDES LÓPEZ DE RODAS CAMPOS
ALBACETE – ESPAÑA
JOSE ARÍSTIDES LÓPEZ DE RODAS CAMPOS
ALBACETE – ESPAÑA
EL DONANTE
“¿Dónde estoy? ¡Joder...! ¡Qué descarga! ¡Aaaaaah...! ¡Otra vez! ¿Qué pasa? ¡Me están friendo vivo! Oigo un rumor de voces, y un pitido cada vez más débil... ¡Dios... otro chispazo! ¡Cómo escuece! ¿Qué dicen las voces? ¿Hora de la muerte 10:30?... ¡Claro! ¡Qué estúpido! Estoy en Urgencias. He debido sufrir otro síncope y aún sigo grogui. Por eso sólo veo brumas. ¿Así que son las 10:30 y algún infeliz ha palmado?... Bueno, cosas que pasan. ¡Qué susto! Casi me dejo llevar por el pánico. Nada..., ya no oigo ese pitido, ni siento esas molestas descargas. Un momento... ¿Descargas? ¿Hora de la muerte? ¡Dios mío, hablaban de mí! ¡Intentaban reanimarme...! Volved, matasanos. ¡¡Aún estoy vivo!!
Eh, ¿dónde me meten ahora? Parece un cajón lleno de líquido. ¿Qué olor tan fuerte? Parece... ¡Oh, no...! ¡Van a conservarme en formol! Ahora recuerdo que doné mi cuerpo a la ciencia.”
El hombre despierta temblando. Mueve, impaciente, los dedos y comprueba, con infinito alivio, que no le atenaza la parálisis. Más tranquilo, se incorpora para encender la luz y su rostro golpea contra un techo firme. Grita aterrorizado.
―Tranquilo, enseguida lo sacamos. Ha sufrido un síncope. Se ha ido la luz mientras le hacíamos una resonancia.
“¿Dónde estoy? ¡Joder...! ¡Qué descarga! ¡Aaaaaah...! ¡Otra vez! ¿Qué pasa? ¡Me están friendo vivo! Oigo un rumor de voces, y un pitido cada vez más débil... ¡Dios... otro chispazo! ¡Cómo escuece! ¿Qué dicen las voces? ¿Hora de la muerte 10:30?... ¡Claro! ¡Qué estúpido! Estoy en Urgencias. He debido sufrir otro síncope y aún sigo grogui. Por eso sólo veo brumas. ¿Así que son las 10:30 y algún infeliz ha palmado?... Bueno, cosas que pasan. ¡Qué susto! Casi me dejo llevar por el pánico. Nada..., ya no oigo ese pitido, ni siento esas molestas descargas. Un momento... ¿Descargas? ¿Hora de la muerte? ¡Dios mío, hablaban de mí! ¡Intentaban reanimarme...! Volved, matasanos. ¡¡Aún estoy vivo!!
Eh, ¿dónde me meten ahora? Parece un cajón lleno de líquido. ¿Qué olor tan fuerte? Parece... ¡Oh, no...! ¡Van a conservarme en formol! Ahora recuerdo que doné mi cuerpo a la ciencia.”
El hombre despierta temblando. Mueve, impaciente, los dedos y comprueba, con infinito alivio, que no le atenaza la parálisis. Más tranquilo, se incorpora para encender la luz y su rostro golpea contra un techo firme. Grita aterrorizado.
―Tranquilo, enseguida lo sacamos. Ha sufrido un síncope. Se ha ido la luz mientras le hacíamos una resonancia.
Relato 727 . 112 palabras
NELSON PINZÓN ROJAS
JAMUNDÍ – VALLE DEL CAUCA – COLOMBIA
NELSON PINZÓN ROJAS
JAMUNDÍ – VALLE DEL CAUCA – COLOMBIA
RANITA
Un cazador se sentó junto a una fuente para almorzar. Oyó una voz. Vio una ranita. La levantó y la estaba observando cuando ésta le dijo:
“Caballero. Yo soy una princesa hindú encantada por un despiadado mago. Llévame contigo, deposítame en tu cama, dame un beso y se romperá el hechizo.”
No muy convencido, nuestro hombre la echó al bolsillo, entró a su casa, se fue directamente a su habitación, puso la ranita encima de su cama, le dio el beso y.... como la ranita no tenía ropa, pues la princesa lucía hermosa y desnuda.
En ese momento entró su esposa y ... sí lo pueden creer? No le creyó la historia.
Un cazador se sentó junto a una fuente para almorzar. Oyó una voz. Vio una ranita. La levantó y la estaba observando cuando ésta le dijo:
“Caballero. Yo soy una princesa hindú encantada por un despiadado mago. Llévame contigo, deposítame en tu cama, dame un beso y se romperá el hechizo.”
No muy convencido, nuestro hombre la echó al bolsillo, entró a su casa, se fue directamente a su habitación, puso la ranita encima de su cama, le dio el beso y.... como la ranita no tenía ropa, pues la princesa lucía hermosa y desnuda.
En ese momento entró su esposa y ... sí lo pueden creer? No le creyó la historia.
Relato 728 . palabras
NELSON PINZÓN ROJAS
JAMUNDÍ – VALLE DEL CAUCA – COLOMBIA
NELSON PINZÓN ROJAS
JAMUNDÍ – VALLE DEL CAUCA – COLOMBIA
FIDELIDAD
Los Farallones de Cali (Colombia) hacen parte del ramal occidental de la Cordillera de los Andes. Es una hermosa y agreste región con flora y fauna diversas.
Una particularidad de la zona es que, frecuentemente, se cubre de neblina y ésta es muy espesa. Es imposible ver algo a un metro de distancia.
En una oportunidad, estando de paseo en una finca cercana, salí a recoger moras a la una de la tarde.- Media hora después, la neblina cubrió totalmente la colina donde me encontraba. Cometí el error de asustarme y empecé a caminar buscando una salida.
Eran ya las cinco y media. Empecé a recordar las historias de personas perdidas en esas latitudes, cuyos cadáveres habían encontrado luego víctimas de Hipotermia.
De pronto alcance a ver a Balú, el Pastor Belga de la finca. Me volvió el alma al cuerpo. Balú me batía la cola y me invitaba a tomar un sendero descendente. Yo estaba convencido de que había estado bajando y ahora me correspondía subir. Balú se sentó como quien dice: “Cuál es el guía. Usted o yo?”
Bueno. Le concedí la razón a regañadientes y empezamos a bajar. Una hora después llegamos a la casa.
Los Farallones de Cali (Colombia) hacen parte del ramal occidental de la Cordillera de los Andes. Es una hermosa y agreste región con flora y fauna diversas.
Una particularidad de la zona es que, frecuentemente, se cubre de neblina y ésta es muy espesa. Es imposible ver algo a un metro de distancia.
En una oportunidad, estando de paseo en una finca cercana, salí a recoger moras a la una de la tarde.- Media hora después, la neblina cubrió totalmente la colina donde me encontraba. Cometí el error de asustarme y empecé a caminar buscando una salida.
Eran ya las cinco y media. Empecé a recordar las historias de personas perdidas en esas latitudes, cuyos cadáveres habían encontrado luego víctimas de Hipotermia.
De pronto alcance a ver a Balú, el Pastor Belga de la finca. Me volvió el alma al cuerpo. Balú me batía la cola y me invitaba a tomar un sendero descendente. Yo estaba convencido de que había estado bajando y ahora me correspondía subir. Balú se sentó como quien dice: “Cuál es el guía. Usted o yo?”
Bueno. Le concedí la razón a regañadientes y empezamos a bajar. Una hora después llegamos a la casa.
Relato 729 . 186 palabras
NELSON PINZÓN ROJAS
JAMUNDÍ – VALLE DEL CAUCA – COLOMBIA
NELSON PINZÓN ROJAS
JAMUNDÍ – VALLE DEL CAUCA – COLOMBIA
BLACKY
Viajaba en mi camioneta por una solitaria carretera en zona semiselvática. Delante mío vi un perro Pastor Alemán que cojeaba. Me preocupé por su salud.
Abrí la puerta y me acerqué al animal para ver que le sucedía. El me eludió y, de un salto, se metió al vehículo, sentándose en el cojín, como si estuviera en su propiedad.
Seguimos camino hasta mi destino. Ahí lo hice chequear por un Veterinario. No era nada grave. En un restaurante pedí mi desayuno y un buen plato para mi nuevo amigo.
Trabajé la plaza y seguí mi correría. Ya no iba solo. Durante tres días me acompañó. Comía conmigo y dormía a mis pies.
El domingo regresé a mi casa. La familia recibió muy bien a Blacky. Subí a mi alcoba a descansar un rato. El perro, como siempre, se echó en el piso, al pie de mi cama. Cuando llegó mi esposa a hacerme algunos cariños, el perro gruñó y trató de morderla.
“Ajá! Conque te lo encontraste en el camino? Sí, cómo no. A otro perro con ese hueso. Este lo tenías donde tu amante. Confiésalo!
Viajaba en mi camioneta por una solitaria carretera en zona semiselvática. Delante mío vi un perro Pastor Alemán que cojeaba. Me preocupé por su salud.
Abrí la puerta y me acerqué al animal para ver que le sucedía. El me eludió y, de un salto, se metió al vehículo, sentándose en el cojín, como si estuviera en su propiedad.
Seguimos camino hasta mi destino. Ahí lo hice chequear por un Veterinario. No era nada grave. En un restaurante pedí mi desayuno y un buen plato para mi nuevo amigo.
Trabajé la plaza y seguí mi correría. Ya no iba solo. Durante tres días me acompañó. Comía conmigo y dormía a mis pies.
El domingo regresé a mi casa. La familia recibió muy bien a Blacky. Subí a mi alcoba a descansar un rato. El perro, como siempre, se echó en el piso, al pie de mi cama. Cuando llegó mi esposa a hacerme algunos cariños, el perro gruñó y trató de morderla.
“Ajá! Conque te lo encontraste en el camino? Sí, cómo no. A otro perro con ese hueso. Este lo tenías donde tu amante. Confiésalo!
Relato 730 . 190 palabras
LAURA PÉREZ MILLÁN.
CÓRDOBA – ESPAÑA
LAURA PÉREZ MILLÁN.
CÓRDOBA – ESPAÑA
LA MUJER DE MI VIDA.
Ella es la dueña de los ojos más azules de este mundo. El día que alcé la vista y me encontré con esas dos estrellas y su calida sonrisa supe que era la mujer de mi vida.
Yo no me dí cuenta de lo que le pasaba, porque su imaginación siempre fue infinita, no me di cuenta de que iba poco a poco perdiéndose en su mente, no me di cuenta de que iba guardando en el baúl de su memoria todos los recuerdos, para no sacarlos más.
Ahora la miro, ya no me dice nada, sus palabras están enjauladas, pero su mirada me regala la vida otra vez con un susurro, como si de un secreto entre ella y yo se tratara.
Mi madre me regaló el nacer y le robó el color al cielo para ponerlo en mis ojos.
Ella ya no recuerda nada, tiene una enfermedad que la consume, pero yo no olvido todo lo que me ha querido, todo lo que me ha dado. No olvido que es la mujer de mi vida y la querré en esta vida y en todas las que me dieran.
Ella es la dueña de los ojos más azules de este mundo. El día que alcé la vista y me encontré con esas dos estrellas y su calida sonrisa supe que era la mujer de mi vida.
Yo no me dí cuenta de lo que le pasaba, porque su imaginación siempre fue infinita, no me di cuenta de que iba poco a poco perdiéndose en su mente, no me di cuenta de que iba guardando en el baúl de su memoria todos los recuerdos, para no sacarlos más.
Ahora la miro, ya no me dice nada, sus palabras están enjauladas, pero su mirada me regala la vida otra vez con un susurro, como si de un secreto entre ella y yo se tratara.
Mi madre me regaló el nacer y le robó el color al cielo para ponerlo en mis ojos.
Ella ya no recuerda nada, tiene una enfermedad que la consume, pero yo no olvido todo lo que me ha querido, todo lo que me ha dado. No olvido que es la mujer de mi vida y la querré en esta vida y en todas las que me dieran.
Relato 731 . 200 palabras
CLAUDIO ARAYA VILLALONGA
ILLAPEL - CHILE
CLAUDIO ARAYA VILLALONGA
ILLAPEL - CHILE
DESORIENTADO
Palpó minuciosamente cada cuerpo, intentando descubrir signos de vida. Nada. Sí algo que le impresionó de veras: se repetía en todos una triste expresión de abandono, como si un segundo antes del desastre hubiesen perdido toda esperanza. Se sentó en la vereda sin nadie que le prestara atención y observó a los hombres que vinieron; los vio tomar los cuerpos e introducirlos en aquellas siniestras bolsas negras. Pasaba el tiempo y, totalmente desorientado sufrió un fuerte mareo y náuseas a las que se agregó ahora, un amargo sabor de boca. Recordó que sólo unos minutos antes –disfrutando un bello atardecer desde el malecón- tras un esfuerzo increíble, había logrado eludir al vehículo que se vino encima corriendo a 180 por la Costanera… arrastrando aquel ruido espantoso que felizmente le alertara. Luego… todo se hizo confuso.
Trató de averiguar con alguien lo sucedido pero, talvez porque le veían bien, sólo con la apariencia de un curioso más en la escena, nadie le tomaba en cuenta. Se quedó allí, con la cabeza entre las manos y tardó todavía un buen par de minutos más en asumir que también él -al igual que los ocupantes del vehículo- se encontraba total e irremediablemente muerto.
Palpó minuciosamente cada cuerpo, intentando descubrir signos de vida. Nada. Sí algo que le impresionó de veras: se repetía en todos una triste expresión de abandono, como si un segundo antes del desastre hubiesen perdido toda esperanza. Se sentó en la vereda sin nadie que le prestara atención y observó a los hombres que vinieron; los vio tomar los cuerpos e introducirlos en aquellas siniestras bolsas negras. Pasaba el tiempo y, totalmente desorientado sufrió un fuerte mareo y náuseas a las que se agregó ahora, un amargo sabor de boca. Recordó que sólo unos minutos antes –disfrutando un bello atardecer desde el malecón- tras un esfuerzo increíble, había logrado eludir al vehículo que se vino encima corriendo a 180 por la Costanera… arrastrando aquel ruido espantoso que felizmente le alertara. Luego… todo se hizo confuso.
Trató de averiguar con alguien lo sucedido pero, talvez porque le veían bien, sólo con la apariencia de un curioso más en la escena, nadie le tomaba en cuenta. Se quedó allí, con la cabeza entre las manos y tardó todavía un buen par de minutos más en asumir que también él -al igual que los ocupantes del vehículo- se encontraba total e irremediablemente muerto.
Relato 732 . 200 palabras
JAVIER MOLINA PALOMINO
TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID) – ESPAÑA
JAVIER MOLINA PALOMINO
TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID) – ESPAÑA
EL ANIVERSARIO
Las puertas del vagón se abren y una marabunta de personas arrastra a Ignacio al interior. El aire no funciona, el calor es agobiante y las caras de sueño evidencian la pesadez del ambiente. El tren inicia la marcha. Ignacio no ha encontrado asiento y mantiene el equilibrio a duras penas. Tiene las manos ocupadas y sus reflejos no responden como antaño. Una mujer le ofrece su asiento, pero él declina con dignidad. Sólo son dos estaciones y prefiere viajar de pie, como lo ha hecho tantos años… Tantos, que no recuerda cuantos. Se baja en la estación de destino. Espera en pie, en el andén, a que la gente le permita avanzar sin obstáculos hacia el último banco.
Y allí está ella, leyendo una novela romántica, que tanto le gustan.
- Disculpe, ¿tiene hora?.- Pregunta él.
Y ella, que ha salido una hora antes de la casa que ambos comparten desde hace cincuenta años, contesta:
- Si se da prisa, llegará a tiempo al trabajo.
- Hoy no… Igual que entonces, ¿recuerdas?
Ignacio le da un beso y le coloca una rosa en el ojal. Y juntos, dirigen sus pasos achacosos para hacer de su aniversario un día especial.
Las puertas del vagón se abren y una marabunta de personas arrastra a Ignacio al interior. El aire no funciona, el calor es agobiante y las caras de sueño evidencian la pesadez del ambiente. El tren inicia la marcha. Ignacio no ha encontrado asiento y mantiene el equilibrio a duras penas. Tiene las manos ocupadas y sus reflejos no responden como antaño. Una mujer le ofrece su asiento, pero él declina con dignidad. Sólo son dos estaciones y prefiere viajar de pie, como lo ha hecho tantos años… Tantos, que no recuerda cuantos. Se baja en la estación de destino. Espera en pie, en el andén, a que la gente le permita avanzar sin obstáculos hacia el último banco.
Y allí está ella, leyendo una novela romántica, que tanto le gustan.
- Disculpe, ¿tiene hora?.- Pregunta él.
Y ella, que ha salido una hora antes de la casa que ambos comparten desde hace cincuenta años, contesta:
- Si se da prisa, llegará a tiempo al trabajo.
- Hoy no… Igual que entonces, ¿recuerdas?
Ignacio le da un beso y le coloca una rosa en el ojal. Y juntos, dirigen sus pasos achacosos para hacer de su aniversario un día especial.
Relato 733 . 145 palabras
JAVIER MOLINA PALOMINO
TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID) – ESPAÑA
JAVIER MOLINA PALOMINO
TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID) – ESPAÑA
CAMPOS DE BATALLAS
Lo primero que me sorprendió fue la determinación de ir contra su oponente. Bramó con saña para enaltecer la moral de los suyos, mientras con el brazo intentaba no perder terreno. Golpeó a su adversario a la altura de la rodilla, haciendo resucitar las expectativas de una victoria que creía perdida. Al ver que hincaba la rodilla se revolvió con el pie en alto hasta impactar en pleno rostro. Esquirlas de hueso saltaron al aire perlado de sudor y sangre. Con su enemigo en el suelo, aprovechó para apuñalarlo hasta tres veces con una navaja que llevaba escondida bajo el pantalón. Cristalizaba así el odio entre las dos ciudades, pero tenía la seguridad de que nadie engrosaría aquel día las huestes de los vencidos. Supe que habría una nueva oportunidad en la siguiente contienda.
Entonces ya no tuve dudas y señalé el punto de penalti.
Lo primero que me sorprendió fue la determinación de ir contra su oponente. Bramó con saña para enaltecer la moral de los suyos, mientras con el brazo intentaba no perder terreno. Golpeó a su adversario a la altura de la rodilla, haciendo resucitar las expectativas de una victoria que creía perdida. Al ver que hincaba la rodilla se revolvió con el pie en alto hasta impactar en pleno rostro. Esquirlas de hueso saltaron al aire perlado de sudor y sangre. Con su enemigo en el suelo, aprovechó para apuñalarlo hasta tres veces con una navaja que llevaba escondida bajo el pantalón. Cristalizaba así el odio entre las dos ciudades, pero tenía la seguridad de que nadie engrosaría aquel día las huestes de los vencidos. Supe que habría una nueva oportunidad en la siguiente contienda.
Entonces ya no tuve dudas y señalé el punto de penalti.
Relato 734 . 136 palabras
JAVIER MOLINA PALOMINO
TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID) – ESPAÑA
JAVIER MOLINA PALOMINO
TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID) – ESPAÑA
EL HOMBRE QUE SOÑABA
El preso se sentía tan solo en su celda que durante las noches soñaba que era un hombre libre. Se imaginaba saltando por la ventana, cruzando a nado el foso que rodeaba la prisión y esquivando el acoso de los perros guardianes. Y después, se veía rodeado por sus amigos celebrando una fiesta por haber alcanzado la libertad. Pero a la mañana siguiente despertaba de su sueño, sumido en la tristeza de verse otra vez encerrado entre las paredes de su celda.
Y así pasaba las noches, con ese vano consuelo de ser libre sólo en su imaginación.
Él no creía en los milagros. Así que no supo qué pensar la mañana que despertó entre rejas con sus ropas empapadas, con un mordisco en la pierna y con algún que otro confeti enredado en su pelo.
El preso se sentía tan solo en su celda que durante las noches soñaba que era un hombre libre. Se imaginaba saltando por la ventana, cruzando a nado el foso que rodeaba la prisión y esquivando el acoso de los perros guardianes. Y después, se veía rodeado por sus amigos celebrando una fiesta por haber alcanzado la libertad. Pero a la mañana siguiente despertaba de su sueño, sumido en la tristeza de verse otra vez encerrado entre las paredes de su celda.
Y así pasaba las noches, con ese vano consuelo de ser libre sólo en su imaginación.
Él no creía en los milagros. Así que no supo qué pensar la mañana que despertó entre rejas con sus ropas empapadas, con un mordisco en la pierna y con algún que otro confeti enredado en su pelo.
Relato 735 . 200 palabras
BLANCA AURISTONDO VILCHES.
SANTIAGO - CHILE.
BLANCA AURISTONDO VILCHES.
SANTIAGO - CHILE.
EL ESPEJO
Me levanto. Voy al baño. Veo el espejo. Me miro en él. Me asusto, luego entro en pánico: me percibo sin rostro. Una sensación de locura fantasmal se apodera bruscamente de mis manos. El vidrio refleja el resto de mi cabeza, cual halo de un contorno, ni brillante ni opaco, haciendo un marco siniestro a la nada de mi cara. Mis manos se levantan con ansiedad para verificar lo que me repito vez tras vez: ¡Mis ojos!, ¡mis narices!, ¡mi boca!, ¡mis mejillas! Mis dedos reptan milímetro a milímetro a través de la sabana infinita de mi desesperación. Parecería que el espejo estuviera engañándome. Lo miro sin cesar, como si pudiera darme alguna respuesta que calmara la agitación que siento cerca de la garganta, cual pequeño puñal que viene desgarradoramente desde un costado. Las yemas de mis dedos exploran de una manea que simulan la curiosidad de los científicos de microscopio devolviéndome siempre el mensaje de la inexistencia de detalles que ayuden a alejar la frialdad húmeda de mi cuerpo. De repente un grito de angustia me despierta. Tirada a un lado está la sábana, el piso allende la cama se ve mojado, voy al baño: el espejo está roto.
Me levanto. Voy al baño. Veo el espejo. Me miro en él. Me asusto, luego entro en pánico: me percibo sin rostro. Una sensación de locura fantasmal se apodera bruscamente de mis manos. El vidrio refleja el resto de mi cabeza, cual halo de un contorno, ni brillante ni opaco, haciendo un marco siniestro a la nada de mi cara. Mis manos se levantan con ansiedad para verificar lo que me repito vez tras vez: ¡Mis ojos!, ¡mis narices!, ¡mi boca!, ¡mis mejillas! Mis dedos reptan milímetro a milímetro a través de la sabana infinita de mi desesperación. Parecería que el espejo estuviera engañándome. Lo miro sin cesar, como si pudiera darme alguna respuesta que calmara la agitación que siento cerca de la garganta, cual pequeño puñal que viene desgarradoramente desde un costado. Las yemas de mis dedos exploran de una manea que simulan la curiosidad de los científicos de microscopio devolviéndome siempre el mensaje de la inexistencia de detalles que ayuden a alejar la frialdad húmeda de mi cuerpo. De repente un grito de angustia me despierta. Tirada a un lado está la sábana, el piso allende la cama se ve mojado, voy al baño: el espejo está roto.
Relato 736 . 73 palabras
JOSÉ ÁNGEL GUZMÁN PÉREZ
BARCELONA-ESPAÑA
JOSÉ ÁNGEL GUZMÁN PÉREZ
BARCELONA-ESPAÑA
UN AÑO, UN SIGLO
Corría el año 1999 y lo hacía con tal ímpetu que, a las 24 horas del 31 de diciembre, moría irremediablemente. En su fatal carrera, 1999, arrastró hacia un funesto desenlace a todo un siglo, el vigésimo de esta era. Nadie lloró por aquellos 365 días ni por esos 100 años que se entregaron hasta morir, porque todos estaban felices celebrando, simultáneamente, el nacimiento de otro año y el de un nuevo siglo.
Corría el año 1999 y lo hacía con tal ímpetu que, a las 24 horas del 31 de diciembre, moría irremediablemente. En su fatal carrera, 1999, arrastró hacia un funesto desenlace a todo un siglo, el vigésimo de esta era. Nadie lloró por aquellos 365 días ni por esos 100 años que se entregaron hasta morir, porque todos estaban felices celebrando, simultáneamente, el nacimiento de otro año y el de un nuevo siglo.
Relato 737 . 151 palabras
JOSÉ ÁNGEL GUZMÁN PÉREZ
BARCELONA-ESPAÑA
JOSÉ ÁNGEL GUZMÁN PÉREZ
BARCELONA-ESPAÑA
AB INITIO
La primera decisión ejecutada, obrando como demiurgo, fue la de alumbrar lo inexistente: creó lo que pudo ser nombrado entonces, lo que puede se llamado ahora y lo que podrá ser bautizado en el futuro. Concibió los astros y, lanzándolos al infinito, separó la luz de las tinieblas. Apartó el agua y la tierra. Todo lo sembró con plantas y lo pobló con animales. Se miró en las aguas dulces y su reflejo se materializó en dos nuevos seres: mujer y hombre. Sintiéndose satisfecho con lo engendrado, descansó al séptimo día. Despertó después de un sueño de seis mil años y, aterrado ante lo que veía, tomó una decisión extrema. Lo último que quiso hacer, profundamente decepcionado, fue regresar todo a su estado primigenio, pero ya no pudo: se había vaciado de todo contenido. No lo sabía, pero se había metamorfoseado, desde el séptimo día y para siempre, en la nada
La primera decisión ejecutada, obrando como demiurgo, fue la de alumbrar lo inexistente: creó lo que pudo ser nombrado entonces, lo que puede se llamado ahora y lo que podrá ser bautizado en el futuro. Concibió los astros y, lanzándolos al infinito, separó la luz de las tinieblas. Apartó el agua y la tierra. Todo lo sembró con plantas y lo pobló con animales. Se miró en las aguas dulces y su reflejo se materializó en dos nuevos seres: mujer y hombre. Sintiéndose satisfecho con lo engendrado, descansó al séptimo día. Despertó después de un sueño de seis mil años y, aterrado ante lo que veía, tomó una decisión extrema. Lo último que quiso hacer, profundamente decepcionado, fue regresar todo a su estado primigenio, pero ya no pudo: se había vaciado de todo contenido. No lo sabía, pero se había metamorfoseado, desde el séptimo día y para siempre, en la nada
Relato 738 . 151 palabras
LUIS MIGUEL MARTÍNEZ SÁNCHEZ
MADRID – ESPAÑA
LUIS MIGUEL MARTÍNEZ SÁNCHEZ
MADRID – ESPAÑA
CAFÉ
Su rostro de nácar se contrajo un poco cuando él empezó a levantarse del sillón que tenía enfrente.
“Espera. Termínate el café”.
Él la contempló unos segundos con los brazos en jarras, reteniendo el aire: los ojos rasgados, inaccesibles; las manos, talladas una sobre otra; las piernas recogidas discretamente hacia atrás; los diminutos pies enfundados en gamuza roja.
Dejando la mano izquierda sobre su cintura, el hombre cogió la tacita de porcelana y se bebió de un trago el café que quedaba.
Sin preocuparse en alisar las arrugas de su traje y arreglar el nudo de la corbata, dio media vuelta y salió por la puerta del salón.
Ella retocó con la punta de los dedos las puntas del cabello. Colocó la tacita de porcelana, ya vacía y solitaria, sobre el plato donde debía estar.
Su primera decisión como madre soltera había sido cumplir el orden estricto de los pequeños detalles.
Su rostro de nácar se contrajo un poco cuando él empezó a levantarse del sillón que tenía enfrente.
“Espera. Termínate el café”.
Él la contempló unos segundos con los brazos en jarras, reteniendo el aire: los ojos rasgados, inaccesibles; las manos, talladas una sobre otra; las piernas recogidas discretamente hacia atrás; los diminutos pies enfundados en gamuza roja.
Dejando la mano izquierda sobre su cintura, el hombre cogió la tacita de porcelana y se bebió de un trago el café que quedaba.
Sin preocuparse en alisar las arrugas de su traje y arreglar el nudo de la corbata, dio media vuelta y salió por la puerta del salón.
Ella retocó con la punta de los dedos las puntas del cabello. Colocó la tacita de porcelana, ya vacía y solitaria, sobre el plato donde debía estar.
Su primera decisión como madre soltera había sido cumplir el orden estricto de los pequeños detalles.
Relato 739 . 200 palabras
LUCÍA RODRÍGUEZ MOURAZOS
LA CORUÑA – ESPAÑA
LUCÍA RODRÍGUEZ MOURAZOS
LA CORUÑA – ESPAÑA
MI DIARIO
Esa mañana acompañé a mi hermana al hospital a hacerse unas pruebas. La enfermera me advirtió de que tardarían toda la mañana. No tenía nada que hacer ni podía moverme de allí, así que bajé a la pequeña tienda de la entrada a echar un vistazo. La decisión se centraba entre la escasa veintena de libros disponibles. Uno de ellos me cautivó por no tener reseña alguna en la contraportada, del otro lado el título: “Mi diario”. Lo pagué y volvía a la sala de espera. Intrigado, abrí el libro y me senté plácidamente a leer. Tras las primeras páginas lo cerré y volví a examinarlo, parecía más un cuaderno que un libro. Nada, solo esas dos palabras. Seguí leyendo y en un par de horas estaba acabado. Atónito lo cerre, lo dejé en el banco y fui a beber agua. Era mi vida, mi pasado. Cuando volví la señora que antes ocupaba el asiento contiguo leía mi libro. Me senté frente a ella y la observé. No levantó la mirada hasta que lo acabó, entonces me preguntó: “¿De donde ha sacado tantos detalles de mi vida? ¿Cómo diablos ha podido acceder a mis recuerdos?” Indignada, sin respuestas, se marchó.
Esa mañana acompañé a mi hermana al hospital a hacerse unas pruebas. La enfermera me advirtió de que tardarían toda la mañana. No tenía nada que hacer ni podía moverme de allí, así que bajé a la pequeña tienda de la entrada a echar un vistazo. La decisión se centraba entre la escasa veintena de libros disponibles. Uno de ellos me cautivó por no tener reseña alguna en la contraportada, del otro lado el título: “Mi diario”. Lo pagué y volvía a la sala de espera. Intrigado, abrí el libro y me senté plácidamente a leer. Tras las primeras páginas lo cerré y volví a examinarlo, parecía más un cuaderno que un libro. Nada, solo esas dos palabras. Seguí leyendo y en un par de horas estaba acabado. Atónito lo cerre, lo dejé en el banco y fui a beber agua. Era mi vida, mi pasado. Cuando volví la señora que antes ocupaba el asiento contiguo leía mi libro. Me senté frente a ella y la observé. No levantó la mirada hasta que lo acabó, entonces me preguntó: “¿De donde ha sacado tantos detalles de mi vida? ¿Cómo diablos ha podido acceder a mis recuerdos?” Indignada, sin respuestas, se marchó.
Relato 740 . 161 palabras
GUSTAVO VÁSQUEZ OBANDO
MEDELLÍN - COLOMBIA
GUSTAVO VÁSQUEZ OBANDO
MEDELLÍN - COLOMBIA
TELEPATÍA
Cuando abrió los ojos, una cucaracha diminuta deambulaba por el piso. Deseó que se detuviera y el insecto se paró. “Una coincidencia”, se dijo, y entornó los párpados. Al abrirlos, el bicho continuaba allí. Pidió internamente que reanudara su desplazamiento, esta vez en sentido contrario, hasta determinada línea del embaldosado, y nuevamente cerró los ojos. Cuando miró, el insecto se había trasladado hasta allí y estaba quieto, como esperando sus órdenes. Esta vez quiso que cruzara la barrera impuesta y nuevamente se acogió a la oscuridad. Al hacerse la luz, el animalito se movía de manera errática lejos de su mecedora, acompañado de otra cucaracha.
-¿De qué te ríes? –preguntó la recién llegada a su congénere.
-De que puedo, solamente con desearlo, hacer que el viejo de la silla cierre o abra los ojos a mi talante. Observa.
En ese instante el hombre retornó a la ceguera de su siesta, convencido de que podía encauzar telepáticamente el albedrío de las cucarachas.
Cuando abrió los ojos, una cucaracha diminuta deambulaba por el piso. Deseó que se detuviera y el insecto se paró. “Una coincidencia”, se dijo, y entornó los párpados. Al abrirlos, el bicho continuaba allí. Pidió internamente que reanudara su desplazamiento, esta vez en sentido contrario, hasta determinada línea del embaldosado, y nuevamente cerró los ojos. Cuando miró, el insecto se había trasladado hasta allí y estaba quieto, como esperando sus órdenes. Esta vez quiso que cruzara la barrera impuesta y nuevamente se acogió a la oscuridad. Al hacerse la luz, el animalito se movía de manera errática lejos de su mecedora, acompañado de otra cucaracha.
-¿De qué te ríes? –preguntó la recién llegada a su congénere.
-De que puedo, solamente con desearlo, hacer que el viejo de la silla cierre o abra los ojos a mi talante. Observa.
En ese instante el hombre retornó a la ceguera de su siesta, convencido de que podía encauzar telepáticamente el albedrío de las cucarachas.
Relato 741 . 197 palabras
MARIA CONSUELO ÁLVAREZ
BUENOS AIRES - ARGENTINA
MARIA CONSUELO ÁLVAREZ
BUENOS AIRES - ARGENTINA
UN MILAGRO
El padecimiento es insoportable... Dios ayúdame – implora Ana.-
Si tuviera fuerzas para poder levantarse, huiría.
Tiene ganas de gritar, pero el pecho se le cierra, le falta el aire y no puede respirar bien. En el brazo, siente agujas que le penetran y ese martirio no cesa, cada vez es más intenso.
Algo le obstaculiza la boca, entonces gira la cabeza, tratando de liberarse.
Lucha por serenarse un momento y no lo consigue. El sufrimiento es demasiado.
Para colmo, el olor del ambiente es fuerte y desagradable, lo cual le provoca náuseas.
Un calambre en una pierna le hace moverse, buscando zafarse, pero no lo logra.
La cama en la cual está tendida, es tan dura, que le lastima la espalda y las nalgas.
- Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea...-
Quiere rezar, pero su mente sólo tiene presente el desmesurado dolor.
Un malestar distinto, más agudo, la sacude.
Un miedo desconocido la envuelve y la transforma una fuerza extraña.
El llanto que por fin llega, le obliga a abrir los ojos y sosegada puede observar a su alrededor.
Una sala muy blanca, un Dios, unas manos buenas, un milagro: Ya su hija nació.
El padecimiento es insoportable... Dios ayúdame – implora Ana.-
Si tuviera fuerzas para poder levantarse, huiría.
Tiene ganas de gritar, pero el pecho se le cierra, le falta el aire y no puede respirar bien. En el brazo, siente agujas que le penetran y ese martirio no cesa, cada vez es más intenso.
Algo le obstaculiza la boca, entonces gira la cabeza, tratando de liberarse.
Lucha por serenarse un momento y no lo consigue. El sufrimiento es demasiado.
Para colmo, el olor del ambiente es fuerte y desagradable, lo cual le provoca náuseas.
Un calambre en una pierna le hace moverse, buscando zafarse, pero no lo logra.
La cama en la cual está tendida, es tan dura, que le lastima la espalda y las nalgas.
- Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea...-
Quiere rezar, pero su mente sólo tiene presente el desmesurado dolor.
Un malestar distinto, más agudo, la sacude.
Un miedo desconocido la envuelve y la transforma una fuerza extraña.
El llanto que por fin llega, le obliga a abrir los ojos y sosegada puede observar a su alrededor.
Una sala muy blanca, un Dios, unas manos buenas, un milagro: Ya su hija nació.
Relato 742 . 56 palabras
IGNACIO RAVENTÓS CARDÚS
BARCELONA - ESPAÑA
IGNACIO RAVENTÓS CARDÚS
BARCELONA - ESPAÑA
HABLAR CON LOS HIJOS
Ayer noche conseguí hablar con mi hijo por fin. Poco pudimos decirnos porque un francotirador alemán de la Segunda Guerra Mundial lo abatió de un certero disparo en la cabeza y la partida se acabó. Antes de apagar la videoconsola, le dejé un mensaje de voz grabado en su perfil de jugador deseándole las buenas noches.
Ayer noche conseguí hablar con mi hijo por fin. Poco pudimos decirnos porque un francotirador alemán de la Segunda Guerra Mundial lo abatió de un certero disparo en la cabeza y la partida se acabó. Antes de apagar la videoconsola, le dejé un mensaje de voz grabado en su perfil de jugador deseándole las buenas noches.
Relato 743 . 166 palabras
MARIA CONSUELO ÁLVAREZ
BUENOS AIRES - ARGENTINA
MARIA CONSUELO ÁLVAREZ
BUENOS AIRES - ARGENTINA
CLANDESTINA
Ana entra justo en el momento que su madre, dispone las tostadas sobre el plato.
Como siempre luego del beso, la frase cotidiana para que no olvide lavar las manos, antes de merendar
Mientras saborea el rico té, hace un comentario tras otro y la madre le escucha con atención. Luego Ana recoge el pesado y aburrido libro de Geografía, se acomoda en el sillón y finge leer.
En realidad estudia a su madre, que en el trajinar, no repara en la mirada fija de su hija.
Hace tiempo que viene soportando una lucha interna. Desea ferviente hacerle mil preguntas, pero sabe que esto le causará mucho daño. Siempre respetó su silencio, las respuestas esquivas, la negativa a revelarle la identidad de su padre.
La necesidad de conocer su historia y poder compartirla, la angustia y la enferma.
Trató de encontrar información. Sonsacó a familiares y amigos, pero nadie pudo contestar. Todos ignoraban hasta el más mínimo detalle, de esa relación fugaz que le dio vida.
Ana entra justo en el momento que su madre, dispone las tostadas sobre el plato.
Como siempre luego del beso, la frase cotidiana para que no olvide lavar las manos, antes de merendar
Mientras saborea el rico té, hace un comentario tras otro y la madre le escucha con atención. Luego Ana recoge el pesado y aburrido libro de Geografía, se acomoda en el sillón y finge leer.
En realidad estudia a su madre, que en el trajinar, no repara en la mirada fija de su hija.
Hace tiempo que viene soportando una lucha interna. Desea ferviente hacerle mil preguntas, pero sabe que esto le causará mucho daño. Siempre respetó su silencio, las respuestas esquivas, la negativa a revelarle la identidad de su padre.
La necesidad de conocer su historia y poder compartirla, la angustia y la enferma.
Trató de encontrar información. Sonsacó a familiares y amigos, pero nadie pudo contestar. Todos ignoraban hasta el más mínimo detalle, de esa relación fugaz que le dio vida.
Relato 744 . 143 palabras
ADRIAN BENITEZ BARRERAS
NEW YORK - ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
ADRIAN BENITEZ BARRERAS
NEW YORK - ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
LA PRESENCIA
El pie rozaba, lamía lentamente la esquina de la cama, la oscuridad afuera casi moría y entre sombras el cuerpo de Isabella expulsaba la claridad que quería desenterrar su belleza. De pronto su sueño corrió, huyó de su rostro.
Sintió un extraño roce, una inexplicable presencia, algo se desplazaba por su pierna lenta y pesadamente, se sabia sola en toda la casa, por eso el miedo que se acurrucaba a su lado no le permitía atreverse a descubrir que era aquello que la auscultaba.
Lo que escalaba de sur a norte su anatomía cobraba fuerza, esta vez su cuerpo tembló como una hoja que la brisa mece en otoño, desesperada miró hacia atrás y una mueca de pavor se materializó golpeando las paredes del cuarto.
El miedo ya era un ser enorme que inundaba la estancia cuando se apagó con el último aliento.
El pie rozaba, lamía lentamente la esquina de la cama, la oscuridad afuera casi moría y entre sombras el cuerpo de Isabella expulsaba la claridad que quería desenterrar su belleza. De pronto su sueño corrió, huyó de su rostro.
Sintió un extraño roce, una inexplicable presencia, algo se desplazaba por su pierna lenta y pesadamente, se sabia sola en toda la casa, por eso el miedo que se acurrucaba a su lado no le permitía atreverse a descubrir que era aquello que la auscultaba.
Lo que escalaba de sur a norte su anatomía cobraba fuerza, esta vez su cuerpo tembló como una hoja que la brisa mece en otoño, desesperada miró hacia atrás y una mueca de pavor se materializó golpeando las paredes del cuarto.
El miedo ya era un ser enorme que inundaba la estancia cuando se apagó con el último aliento.
Relato 745 . 177 palabras
JUAN CARLOS TINAJERO MARTÍNEZ
MOTA DEL CUERVO (CUENCA) - ESPAÑA
JUAN CARLOS TINAJERO MARTÍNEZ
MOTA DEL CUERVO (CUENCA) - ESPAÑA
VINO DULCE
Levantó la copa hasta la altura de sus ojos. El brillo de la plata de la copa acentuaba el color dorado del vino y el movimiento hacía destellar los reflejos ambarinos y anaranjados. Antes de beberlo detuvo la copa un instante bajo su nariz extrayendo los intensos aromas tostados con notas de miel que, al inspirar con más fuerza, llegaron hasta su cerebro donde comenzaron a transformarse. Tomó un pequeño sorbo aspirando aire al mismo tiempo, lo que le permitió empapar su boca de aquel dulce sabor a dátiles que, cerrando los ojos, le hizo abandonarse a la imagen que se había creado en su cabeza. Le resultaba sencillo recordar los recorridos por nariz y boca de los vinos que cataba. Dejó la copa sobre el paño blanco, descendió lentamente hasta hincar la rodilla derecha en el suelo inclinando la cabeza hacia delante en señal de reverencia. Se levantó lentamente, abrió los ojos y dijo: “Éste es el sacrificio de nuestra fe”. Todos los demás contestaron al unísono: “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”.
Levantó la copa hasta la altura de sus ojos. El brillo de la plata de la copa acentuaba el color dorado del vino y el movimiento hacía destellar los reflejos ambarinos y anaranjados. Antes de beberlo detuvo la copa un instante bajo su nariz extrayendo los intensos aromas tostados con notas de miel que, al inspirar con más fuerza, llegaron hasta su cerebro donde comenzaron a transformarse. Tomó un pequeño sorbo aspirando aire al mismo tiempo, lo que le permitió empapar su boca de aquel dulce sabor a dátiles que, cerrando los ojos, le hizo abandonarse a la imagen que se había creado en su cabeza. Le resultaba sencillo recordar los recorridos por nariz y boca de los vinos que cataba. Dejó la copa sobre el paño blanco, descendió lentamente hasta hincar la rodilla derecha en el suelo inclinando la cabeza hacia delante en señal de reverencia. Se levantó lentamente, abrió los ojos y dijo: “Éste es el sacrificio de nuestra fe”. Todos los demás contestaron al unísono: “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”.
Relato 746 . 145 palabras
JUAN CARLOS TINAJERO MARTÍNEZ
MOTA DEL CUERVO (CUENCA) - ESPAÑA
JUAN CARLOS TINAJERO MARTÍNEZ
MOTA DEL CUERVO (CUENCA) - ESPAÑA
AMOR TAN GRANDE
Lo intentamos pero no funcionó. Pensamos erróneamente que nuestra relación fructificaría a las primeras de cambio. Lejos de rendirnos, lo volvimos a intentar y cosechamos un nuevo fracaso. No fue el último. Nadie dijo que fuese fácil y asumimos que no lo sería. Nadie nos garantizó el éxito. Persistimos. La insistencia se convirtió en un querer y no poder. El abatimiento y la ilusión se alternaban; a momentos de euforia le seguían momentos de resignación. Con el tiempo la angustia y la ansiedad se apoderaron de nosotros. Pero yo no podía renunciar a un amor tan grande.
De repente, casi inesperado, el anhelado golpe de suerte llegó.
Hoy, al oírte llorar, un escalofrío ha recorrido mi cuerpo. Al mirarte, las lágrimas han brotado de mis ojos. Tras nueve meses de angustiosa e ilusionada espera estás junto a mí. Y todo ha merecido la pena, Amor.
Lo intentamos pero no funcionó. Pensamos erróneamente que nuestra relación fructificaría a las primeras de cambio. Lejos de rendirnos, lo volvimos a intentar y cosechamos un nuevo fracaso. No fue el último. Nadie dijo que fuese fácil y asumimos que no lo sería. Nadie nos garantizó el éxito. Persistimos. La insistencia se convirtió en un querer y no poder. El abatimiento y la ilusión se alternaban; a momentos de euforia le seguían momentos de resignación. Con el tiempo la angustia y la ansiedad se apoderaron de nosotros. Pero yo no podía renunciar a un amor tan grande.
De repente, casi inesperado, el anhelado golpe de suerte llegó.
Hoy, al oírte llorar, un escalofrío ha recorrido mi cuerpo. Al mirarte, las lágrimas han brotado de mis ojos. Tras nueve meses de angustiosa e ilusionada espera estás junto a mí. Y todo ha merecido la pena, Amor.
Relato 747 . 192 palabras
SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA
BUENOS AIRES – ARGENTINA
SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA
BUENOS AIRES – ARGENTINA
DESCARTABLE
…y entonces entra a su cuarto y encuentra una mujer en su cama. Ella lo saluda y él se pregunta qué hace una mujer ahí, acostada. Se plantea cuán poca importancia le ha de estar dando a sus relaciones, que olvidó por completo a la persona con quién seguramente acaba de pasar algo. Éste es su cuarto y esa es su cama, y en su cama reposa una mujer desnuda… o tal vez desnuda, ya que la cubre su frazada de pelusa azul; y él la mira como sugiriéndole que baje la frazada para comprobar que realmente no tiene ropa porque entonces debe haber pasado algo entre ellos: es inaudito pensar que estuvo con una mujer desnuda en su cama sin haber tenido sexo y del bueno… aunque en realidad no puede determinar si ya estuvo con ella o si iría a estar con ella. Pero lo verdaderamente intolerable es que no lo recuerde, que ni siquiera recuerde quién es esa mujer, ni cuándo entró con ella a esta casa que ahora descubre que no es la suya y que éste no es su cuarto y que él, ni siquiera es él…
…y entonces entra a su cuarto y encuentra una mujer en su cama. Ella lo saluda y él se pregunta qué hace una mujer ahí, acostada. Se plantea cuán poca importancia le ha de estar dando a sus relaciones, que olvidó por completo a la persona con quién seguramente acaba de pasar algo. Éste es su cuarto y esa es su cama, y en su cama reposa una mujer desnuda… o tal vez desnuda, ya que la cubre su frazada de pelusa azul; y él la mira como sugiriéndole que baje la frazada para comprobar que realmente no tiene ropa porque entonces debe haber pasado algo entre ellos: es inaudito pensar que estuvo con una mujer desnuda en su cama sin haber tenido sexo y del bueno… aunque en realidad no puede determinar si ya estuvo con ella o si iría a estar con ella. Pero lo verdaderamente intolerable es que no lo recuerde, que ni siquiera recuerde quién es esa mujer, ni cuándo entró con ella a esta casa que ahora descubre que no es la suya y que éste no es su cuarto y que él, ni siquiera es él…
Relato 748 . 144 palabras
SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA
BUENOS AIRES – ARGENTINA
SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA
BUENOS AIRES – ARGENTINA
PREJUICIO FINAL
Hakuna Matata
Nada de lo que puede lastimarte, se te enfrenta a simple vista. Un veneno, una araña, las más ínfima de las cepas bacterianas, o el tercer aviso de ejecución de la hipoteca de tu departamento. Nada de esto puede tocarse; ni los banqueros, ni los gobiernos, ni los infiernos. No podés saber de antemano si la crema está agria o la carne rancia. Te despedirá un telegrama. Te quemará el cortocircuito de una lámpara. Nunca sabrás de dónde salió la bala o quién empuñó el cuchillo que se clavará en tu espalda.
Por eso, quedate tranquilo, podés jugar sin miedo, podés comer sin asco, entrá y salí de donde quieras, cuando quieras y cómo quieras; porque no es posible que la fatalidad se te acerque, ni un milímetro de más, ni una fracción de segundo antes, del instante sagrado de tu muerte.
Hakuna Matata
Nada de lo que puede lastimarte, se te enfrenta a simple vista. Un veneno, una araña, las más ínfima de las cepas bacterianas, o el tercer aviso de ejecución de la hipoteca de tu departamento. Nada de esto puede tocarse; ni los banqueros, ni los gobiernos, ni los infiernos. No podés saber de antemano si la crema está agria o la carne rancia. Te despedirá un telegrama. Te quemará el cortocircuito de una lámpara. Nunca sabrás de dónde salió la bala o quién empuñó el cuchillo que se clavará en tu espalda.
Por eso, quedate tranquilo, podés jugar sin miedo, podés comer sin asco, entrá y salí de donde quieras, cuando quieras y cómo quieras; porque no es posible que la fatalidad se te acerque, ni un milímetro de más, ni una fracción de segundo antes, del instante sagrado de tu muerte.
Relato 749 . 133 palabras
SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA
BUENOS AIRES – ARGENTINA
SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA
BUENOS AIRES – ARGENTINA
UNA MANO LAVA LA OTRA
alegoría del trabajo en grupo o de la masturbación; usted elige.
Cuando te extirpan un dedo, gritas y pataleas un poco. Sin embargo, nuestro acostumbramiento conformista, termina por ignorar esta ausencia, en especial si se trataba del meñique.
Te pueden extirpar el anular, y lo único que extrañarás será la confirmación dorada de tu matrimonio. O te pueden extirpar el índice y sólo perderás la posibilidad de señalar.
Lo único que realmente se sufre en esta sucesión de extirpaciones, es una disminución gradual de fuerza: las ollas te pesan, los martillos se te caen y las personas desconfían de tus saludos cordiales.
Así, nos dejamos desdedar, mientras nos quede al menos el dedo mayor. Será entonces cuando perdamos definitivamente la capacidad prensil, pero la mano aún servirá para rascarnos con seguridad el culo.
alegoría del trabajo en grupo o de la masturbación; usted elige.
Cuando te extirpan un dedo, gritas y pataleas un poco. Sin embargo, nuestro acostumbramiento conformista, termina por ignorar esta ausencia, en especial si se trataba del meñique.
Te pueden extirpar el anular, y lo único que extrañarás será la confirmación dorada de tu matrimonio. O te pueden extirpar el índice y sólo perderás la posibilidad de señalar.
Lo único que realmente se sufre en esta sucesión de extirpaciones, es una disminución gradual de fuerza: las ollas te pesan, los martillos se te caen y las personas desconfían de tus saludos cordiales.
Así, nos dejamos desdedar, mientras nos quede al menos el dedo mayor. Será entonces cuando perdamos definitivamente la capacidad prensil, pero la mano aún servirá para rascarnos con seguridad el culo.
Relato 750 . 199 palabras
MARIELA SUSANA COSTAL GARRIDO
SOLYMAR - URUGUAY
MARIELA SUSANA COSTAL GARRIDO
SOLYMAR - URUGUAY
ORTOGRAFÍAS
Luego de corregir trabajos de tercer año de Secundaria, donde las faltas de ortografía plagaban el papel, se me ocurrió reflexionar sobre este tema en clase. En algunos casos, las palabras aparecían escritas correctamente dos renglones más abajo, lo que denotaba cierta distracción.
Sugerí entonces, prestar atención, leer más y acudir al diccionario porque esto iba a repercutir en toda la formación.
Un alumno respondió:
- Yo me voy a ir del país, así que lo que quiero es solamente aprobar el año.
- ¿Tu pensás dejar las faltas aquí y no llevarlas en la maleta? Entiendo.
A continuación otro comentó: “tengo computadora y ella las señala”.
Lo cual es cierto parcialmente, porque hay palabras que tienen múltiples significados y aparecen subrayadas, aunque estén bien.
A lo que agregó, que él quería ser arquitecto y que las letras le importaban poco, olvidando que tendría que redactar un presupuesto, exponer en un congreso o tal vez escribir un artículo sobre una investigación.
En mi alegato sostuve que leer poco empobrece el pensamiento, el lenguaje y el panorama cultural de la persona.
Esta fue la respuesta:
-¿Por qué? Si yo no leo y lo que llevo escribido lo he escribido bien.
Luego de corregir trabajos de tercer año de Secundaria, donde las faltas de ortografía plagaban el papel, se me ocurrió reflexionar sobre este tema en clase. En algunos casos, las palabras aparecían escritas correctamente dos renglones más abajo, lo que denotaba cierta distracción.
Sugerí entonces, prestar atención, leer más y acudir al diccionario porque esto iba a repercutir en toda la formación.
Un alumno respondió:
- Yo me voy a ir del país, así que lo que quiero es solamente aprobar el año.
- ¿Tu pensás dejar las faltas aquí y no llevarlas en la maleta? Entiendo.
A continuación otro comentó: “tengo computadora y ella las señala”.
Lo cual es cierto parcialmente, porque hay palabras que tienen múltiples significados y aparecen subrayadas, aunque estén bien.
A lo que agregó, que él quería ser arquitecto y que las letras le importaban poco, olvidando que tendría que redactar un presupuesto, exponer en un congreso o tal vez escribir un artículo sobre una investigación.
En mi alegato sostuve que leer poco empobrece el pensamiento, el lenguaje y el panorama cultural de la persona.
Esta fue la respuesta:
-¿Por qué? Si yo no leo y lo que llevo escribido lo he escribido bien.
Relato 751 . 194 palabras
ALFREDO MACIAS MACIAS
HUELVA – ESPAÑA
ALFREDO MACIAS MACIAS
HUELVA – ESPAÑA
RITA LÓPEZ
Cuantas veces Rita López se quedó dormida leyendo la Divina Comedia de Dante, pero ahora esta aquí en el tanatorio, velando a su única hija, muerta en accidente de automóvil… Son tantas las lágrimas que ha derramado, que se ha quedado dormida junto al ataúd y ha tenido un extraño sueño, acaba de leer el Canto Primero del Paraíso y ha visto a Beatriz, la amada de Dante, que la guiado al Paraíso al encuentro de su hija… Sin embargo, Rita López, nunca hubiera pensado que en el Paraíso se escuchara música de jazz, espirituales negros, montaña perecedera, soledad dormida, mea culpa, mea culpa, swing, música en cuatro tiempos, orquestas de Harlem, en su sueño suena la música de jazz mientras pasea por el Paraíso de Dante, aleluya, aleluya, voluta de humo de los sueños, mágica marea del delirio, salada claridad, sufrimiento de una raza atormentada y dolorida, Rita despierta entrevelada y vé el ataúd de su hija y no sabe dónde ir, que partido tomar, está sola en el mundo, huele a incienso y espliego, a marisma y sal atlántica, música de jazz, Divina Comedia, et in excelsis Deo, ¡ Rita, Rita López…¡
Cuantas veces Rita López se quedó dormida leyendo la Divina Comedia de Dante, pero ahora esta aquí en el tanatorio, velando a su única hija, muerta en accidente de automóvil… Son tantas las lágrimas que ha derramado, que se ha quedado dormida junto al ataúd y ha tenido un extraño sueño, acaba de leer el Canto Primero del Paraíso y ha visto a Beatriz, la amada de Dante, que la guiado al Paraíso al encuentro de su hija… Sin embargo, Rita López, nunca hubiera pensado que en el Paraíso se escuchara música de jazz, espirituales negros, montaña perecedera, soledad dormida, mea culpa, mea culpa, swing, música en cuatro tiempos, orquestas de Harlem, en su sueño suena la música de jazz mientras pasea por el Paraíso de Dante, aleluya, aleluya, voluta de humo de los sueños, mágica marea del delirio, salada claridad, sufrimiento de una raza atormentada y dolorida, Rita despierta entrevelada y vé el ataúd de su hija y no sabe dónde ir, que partido tomar, está sola en el mundo, huele a incienso y espliego, a marisma y sal atlántica, música de jazz, Divina Comedia, et in excelsis Deo, ¡ Rita, Rita López…¡
Relato 752 . 187 palabras
JUAN CARLOS GARRIDO DEL POZO
PARACUELLOS DE JARAMA (MADRID) - ESPAÑA
JUAN CARLOS GARRIDO DEL POZO
PARACUELLOS DE JARAMA (MADRID) - ESPAÑA
SIMBIOSIS
– ¿Se puede saber qué hace usted aquí?
El hombre, reducido a un ovillo inverosímil en el diminuto maletero del utilitario de mi esposa, comenzó a estirase y a desentumecer articulaciones.
– No se enfade, por favor.
Por un instante, me había sentido dominado por los celos, pero enseguida comprendí que el hombrecillo, escuálido y demacrado, no era un rival en ese aspecto.
– ¿Qué demonios pinta en el maletero?
– Me desahuciaron hace tres meses, y no tengo adónde ir.
– Haga el favor de salir de ahí.
– ¿Qué más le da? Nunca usan el maletero y me sustento de los gusanitos y gominolas que dejan caer los niños ¿No ha notado lo limpia que está ahora la moqueta?
El hombre se antojaba digno de lástima, mas no me dejo enternecer con facilidad. Sacó algo de debajo de la camisa.
– Mire –añadió mostrando una diminuta bomba de bicicleta– además mantengo hinchada la rueda de repuesto.
–Venga, métase; pero no haga ruido, que mi mujer es bastante miedosa.
– ¿Su coche no dispondrá de un maletero algo más grande? El lumbago me está matando.
Lo siento: ya tengo a una familia realquilada.
– ¿Se puede saber qué hace usted aquí?
El hombre, reducido a un ovillo inverosímil en el diminuto maletero del utilitario de mi esposa, comenzó a estirase y a desentumecer articulaciones.
– No se enfade, por favor.
Por un instante, me había sentido dominado por los celos, pero enseguida comprendí que el hombrecillo, escuálido y demacrado, no era un rival en ese aspecto.
– ¿Qué demonios pinta en el maletero?
– Me desahuciaron hace tres meses, y no tengo adónde ir.
– Haga el favor de salir de ahí.
– ¿Qué más le da? Nunca usan el maletero y me sustento de los gusanitos y gominolas que dejan caer los niños ¿No ha notado lo limpia que está ahora la moqueta?
El hombre se antojaba digno de lástima, mas no me dejo enternecer con facilidad. Sacó algo de debajo de la camisa.
– Mire –añadió mostrando una diminuta bomba de bicicleta– además mantengo hinchada la rueda de repuesto.
–Venga, métase; pero no haga ruido, que mi mujer es bastante miedosa.
– ¿Su coche no dispondrá de un maletero algo más grande? El lumbago me está matando.
Lo siento: ya tengo a una familia realquilada.
Relato 753 . 199 palabras
ANTONIO RODRIGUEZ HERNANDEZ
MURCIA – ESPAÑA
ANTONIO RODRIGUEZ HERNANDEZ
MURCIA – ESPAÑA
EN EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS…
En el principio de los tiempos, cierto día el hombre, mirando curioso a su alrededor se asombró ante todo aquello que él consideraba su reino. Había sometido todo su entorno bajo su puño, dominándolo. Él, el menos dotado físicamente, había domesticado animales y plantas, abierto caminos, surcado aguas, cambiado el curso de ríos e incluso se había otorgado el derecho a decidir sobre la vida y hacienda de sus semejantes. Se sintió por todo ello grande, enorme, poderoso y su orgullo le hizo sentirse muy por encima de todo y de todos.
Pero una noche, en la lenta vigilia de su soledad, contemplando atónito el universo que sus ojos veían y su mente no alcanzaba a entender, se maravilló ante la inmensidad que contemplaba y, frente a tan sublime grandeza, se asustó… sintiéndose pequeño, solo, insignificante, apenas una diminuta mota de polvo sin historia.
Aquella misma noche, y para no sentirse solo, creó a Dios a su imagen y semejanza.
Al amanecer, ya más sereno, solemnemente lo nombró su aliado, su excusa y su cómplice contra los demás hombres.
Esta historia muy bien pudo haber sucedido de esta manera aunque a mí, la que me contaron, es bien distinta…
En el principio de los tiempos, cierto día el hombre, mirando curioso a su alrededor se asombró ante todo aquello que él consideraba su reino. Había sometido todo su entorno bajo su puño, dominándolo. Él, el menos dotado físicamente, había domesticado animales y plantas, abierto caminos, surcado aguas, cambiado el curso de ríos e incluso se había otorgado el derecho a decidir sobre la vida y hacienda de sus semejantes. Se sintió por todo ello grande, enorme, poderoso y su orgullo le hizo sentirse muy por encima de todo y de todos.
Pero una noche, en la lenta vigilia de su soledad, contemplando atónito el universo que sus ojos veían y su mente no alcanzaba a entender, se maravilló ante la inmensidad que contemplaba y, frente a tan sublime grandeza, se asustó… sintiéndose pequeño, solo, insignificante, apenas una diminuta mota de polvo sin historia.
Aquella misma noche, y para no sentirse solo, creó a Dios a su imagen y semejanza.
Al amanecer, ya más sereno, solemnemente lo nombró su aliado, su excusa y su cómplice contra los demás hombres.
Esta historia muy bien pudo haber sucedido de esta manera aunque a mí, la que me contaron, es bien distinta…
Relato 754 . 83 palabras
JUAN CARLOS GARRIDO DEL POZO
PARACUELLOS DE JARAMA (MADRID) - ESPAÑA
JUAN CARLOS GARRIDO DEL POZO
PARACUELLOS DE JARAMA (MADRID) - ESPAÑA
PRECARIEDAD LABORAL
Le preguntó cómo le iba su nuevo trabajo de creador, pues no parecía muy satisfecho. Le respondió que la retribución era pobre, el horario malo y sólo se descansaba un día de cada siete. Además, una vez que se acababa, si te he visto no me acuerdo. Entonces, su camarada se ofreció a realizar algún pequeño sabotaje para que tuviesen que seguir contando con él. Le pareció estupendo, únicamente le pidió a su amigo Lucifer que no se le fuese mucho la mano.
Le preguntó cómo le iba su nuevo trabajo de creador, pues no parecía muy satisfecho. Le respondió que la retribución era pobre, el horario malo y sólo se descansaba un día de cada siete. Además, una vez que se acababa, si te he visto no me acuerdo. Entonces, su camarada se ofreció a realizar algún pequeño sabotaje para que tuviesen que seguir contando con él. Le pareció estupendo, únicamente le pidió a su amigo Lucifer que no se le fuese mucho la mano.
Relato 755 . 195 palabras
OSCAR AYLLÓN CORRAL
DURANGO (BIZKAIA) – ESPAÑA
OSCAR AYLLÓN CORRAL
DURANGO (BIZKAIA) – ESPAÑA
MI PRIMERA VEZ
Levanta, flexiona, estira, respira, levanta, flexiona. Otro codazo. La verdad es que cada día participa más gente. Respira, respira. Me tropiezo. Respira. Ya he vuelto a perder la referencia. Levanta, flexiona, ahí está, km 10 ¡mierda! 4:40 el último Km. Estira, respira. Otra vez el dolor del muslo. Levanta, flexiona, estira. Así, controlando el dolor. Respira, levanta. Km 20. Hora y media. Ese era Alberto. Flexiona, respira. Hoy llego antes que él seguro. Esto va bien. Acelera. Levanta, flexiona. Mantén el ritmo. Empieza a hacer calor. No pasa nada. Respira, respira, respira. Km 34. No puedo más, me paro. Respira, respira. Hoy tampoco le gano a Alberto. Relaja. Anda. Anda. Un poco más. Km 35. Agua. Más agua. Menudo calor. Respira. Levanta, flexiona, estira. Estoy empapado. Ya falta menos. Km 37. Vuelve el dolor del muslo. Respira, levanta, flexiona. Bajo el ritmo. 5:10 y subiendo. Km 39. Alberto también se ha parado. Le animo. Km 40. Sonrío. Más agua. No noto el calor. Estira, respira. No me duele el muslo. Aplausos. Levanta, flexiona. Mucha gente. Km 42. La meta. Respira, respira, respira. Llega Alberto. Vuelvo a sonreír. 42 Km y 195 palabras. Mi primer maratón.
Levanta, flexiona, estira, respira, levanta, flexiona. Otro codazo. La verdad es que cada día participa más gente. Respira, respira. Me tropiezo. Respira. Ya he vuelto a perder la referencia. Levanta, flexiona, ahí está, km 10 ¡mierda! 4:40 el último Km. Estira, respira. Otra vez el dolor del muslo. Levanta, flexiona, estira. Así, controlando el dolor. Respira, levanta. Km 20. Hora y media. Ese era Alberto. Flexiona, respira. Hoy llego antes que él seguro. Esto va bien. Acelera. Levanta, flexiona. Mantén el ritmo. Empieza a hacer calor. No pasa nada. Respira, respira, respira. Km 34. No puedo más, me paro. Respira, respira. Hoy tampoco le gano a Alberto. Relaja. Anda. Anda. Un poco más. Km 35. Agua. Más agua. Menudo calor. Respira. Levanta, flexiona, estira. Estoy empapado. Ya falta menos. Km 37. Vuelve el dolor del muslo. Respira, levanta, flexiona. Bajo el ritmo. 5:10 y subiendo. Km 39. Alberto también se ha parado. Le animo. Km 40. Sonrío. Más agua. No noto el calor. Estira, respira. No me duele el muslo. Aplausos. Levanta, flexiona. Mucha gente. Km 42. La meta. Respira, respira, respira. Llega Alberto. Vuelvo a sonreír. 42 Km y 195 palabras. Mi primer maratón.
Relato 756 . 117 palabras
JOSÉ Mª RODRÍGUEZ MATARREDONA
ARANJUEZ (MADRID) – ESPAÑA
JOSÉ Mª RODRÍGUEZ MATARREDONA
ARANJUEZ (MADRID) – ESPAÑA
¿ERA VERDAD?
El centro comercial había quedado en penumbra ... una noche más; era el momento de demostrar si era un hombre o un cagado de miedo. Él, que ha sido vigilante jurado nocturno en los sitios más inhóspitos, que era famoso en la zona porque aceptaba vigilar sitios que nadie quería, que una vez se enfrentó a dos hombre con navajas y los redujo,..., no podía ser que ahora sintiese ese frío extraño por algo que recordaba vagamente que pasó la semana pasada pero que seguro que era una alucinación suya, se acercó poco a poco a la hamburguesería que incluye una zona con bolas de plástico para los niños y allí estaban otra vez los maniquíes jugando
El centro comercial había quedado en penumbra ... una noche más; era el momento de demostrar si era un hombre o un cagado de miedo. Él, que ha sido vigilante jurado nocturno en los sitios más inhóspitos, que era famoso en la zona porque aceptaba vigilar sitios que nadie quería, que una vez se enfrentó a dos hombre con navajas y los redujo,..., no podía ser que ahora sintiese ese frío extraño por algo que recordaba vagamente que pasó la semana pasada pero que seguro que era una alucinación suya, se acercó poco a poco a la hamburguesería que incluye una zona con bolas de plástico para los niños y allí estaban otra vez los maniquíes jugando
Relato 757 . 76 palabras
JOSÉ Mª RODRÍGUEZ MATARREDONA
ARANJUEZ (MADRID) – ESPAÑA
JOSÉ Mª RODRÍGUEZ MATARREDONA
ARANJUEZ (MADRID) – ESPAÑA
MORALEJA
A la hora en que cada mochuelo descansa en su olivo, cuando el gallo aún no había cantado, el elefante entró en la charrería y el dueño al verlo soltó sapos y culebras con muy malas pulgas. Soltó un ratón para asustar al elefante, pues sabía que se llevaban como el perro y el gato. El ratón, que era muy zorro, consiguió conducir al elefante hacia la salida, cual perro pastor con su rebaño de ovejas
A la hora en que cada mochuelo descansa en su olivo, cuando el gallo aún no había cantado, el elefante entró en la charrería y el dueño al verlo soltó sapos y culebras con muy malas pulgas. Soltó un ratón para asustar al elefante, pues sabía que se llevaban como el perro y el gato. El ratón, que era muy zorro, consiguió conducir al elefante hacia la salida, cual perro pastor con su rebaño de ovejas
Relato 758 . 178 palabras
MARIA ADELAIDE CASTELLI
VILASSAR DE MAR (BARCELONA) – ESPAÑA
MARIA ADELAIDE CASTELLI
VILASSAR DE MAR (BARCELONA) – ESPAÑA
EL BLUES DEL BOXEADOR
El ritual de mi rabia rugiendo en el ring entre cuerdas, mi propio sudor derramado por cuerpo, cara, y los golpes, rápidos, duros, directos. Un corazón radical que no se rompe y arrastra recuerdos de gloriosas derrotas. El ruido del público, mi destrozo, mi izquierda. Nunca he tenido enemigo. Ni mito. Le meto mi pulcro jab a la cara del contrincante de turno sin otra meta que paz en mis desayunos.
Mi mujer se pasea con bolsos, pendientes y un culo que me provoca inquietud, por calles que desconozco, bajo un cielo locuaz, entre idiotez y piropos. Aprieto los puños y no quiero tirarla por el balcón.
Mis manos son libros abiertos de vendas blancas, desorientada violencia, impasible terror y amor técnico. Mis músculos desaprendieron el descanso y sueñan luchando. Mis órganos, bien escondidos, no son para el adversario.
Y de noche, en la cama, que tiene esa misma forma de cuadrilátero mudo, indiferente, acolchado, siento el combate seguir y esperarme en la esquina.
La guardia levantada y la mirada recta, avanzo en el vacío absoluto y cruzo la vida y la lona con la tristeza del púgil, el que mejor sabe de todos que la victoria no existe.
El ritual de mi rabia rugiendo en el ring entre cuerdas, mi propio sudor derramado por cuerpo, cara, y los golpes, rápidos, duros, directos. Un corazón radical que no se rompe y arrastra recuerdos de gloriosas derrotas. El ruido del público, mi destrozo, mi izquierda. Nunca he tenido enemigo. Ni mito. Le meto mi pulcro jab a la cara del contrincante de turno sin otra meta que paz en mis desayunos.
Mi mujer se pasea con bolsos, pendientes y un culo que me provoca inquietud, por calles que desconozco, bajo un cielo locuaz, entre idiotez y piropos. Aprieto los puños y no quiero tirarla por el balcón.
Mis manos son libros abiertos de vendas blancas, desorientada violencia, impasible terror y amor técnico. Mis músculos desaprendieron el descanso y sueñan luchando. Mis órganos, bien escondidos, no son para el adversario.
Y de noche, en la cama, que tiene esa misma forma de cuadrilátero mudo, indiferente, acolchado, siento el combate seguir y esperarme en la esquina.
La guardia levantada y la mirada recta, avanzo en el vacío absoluto y cruzo la vida y la lona con la tristeza del púgil, el que mejor sabe de todos que la victoria no existe.
Relato 759 . No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 760 . 197 palabras
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ-BOBADA MORALES
DAIMIEL (CIUDAD REAL) – ESPAÑA
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ-BOBADA MORALES
DAIMIEL (CIUDAD REAL) – ESPAÑA
UN EFÍMERO ESTALLIDO
El transcurrir de dos vidas tropezó el día en que comenzaron sus estudios de medicina en la Complutense. Pablo, joven reservado y prudente, no podía disimular su nerviosismo por la presencia de la hermosa mancebuela de su lado. El primer miércoles de septiembre, la temida clase de Anatomía iba a comenzar, el profesor Sotos, propuso como toma de contacto, un trabajo en grupo sobre la “Célula”. -Me llamo Yolanda, y me gustaría hacer contigo el trabajo. Lo único que Pablo, abrumado por la contundente presentación, atinó a decir fue ofrecer su casa para la tarea. Ya en su habitación, Yolanda dijo, mientras acercaba sus labios a los de Pablo -¿por qué me has elegido para el trabajo? el sudor recorría su frente y manos, Yolanda sabía como llevar la situación, le quitó la camiseta mientras besaba su delgado cuerpo en aras de tranquilizarle. –Soy virgen, balbuceó estupefacto mientras ella le acercaba sus caderas, fundiéndose ambos en un asincrónico movimiento, -No tan deprisa, solo espera a que llegue. Pronto, con los ojos cerrados y un suspiro, Pablo dio por terminada la faena, Yolanda le correspondió con un perpetuo beso mientras acariciaba con sus manos la espalda del muchacho.
El transcurrir de dos vidas tropezó el día en que comenzaron sus estudios de medicina en la Complutense. Pablo, joven reservado y prudente, no podía disimular su nerviosismo por la presencia de la hermosa mancebuela de su lado. El primer miércoles de septiembre, la temida clase de Anatomía iba a comenzar, el profesor Sotos, propuso como toma de contacto, un trabajo en grupo sobre la “Célula”. -Me llamo Yolanda, y me gustaría hacer contigo el trabajo. Lo único que Pablo, abrumado por la contundente presentación, atinó a decir fue ofrecer su casa para la tarea. Ya en su habitación, Yolanda dijo, mientras acercaba sus labios a los de Pablo -¿por qué me has elegido para el trabajo? el sudor recorría su frente y manos, Yolanda sabía como llevar la situación, le quitó la camiseta mientras besaba su delgado cuerpo en aras de tranquilizarle. –Soy virgen, balbuceó estupefacto mientras ella le acercaba sus caderas, fundiéndose ambos en un asincrónico movimiento, -No tan deprisa, solo espera a que llegue. Pronto, con los ojos cerrados y un suspiro, Pablo dio por terminada la faena, Yolanda le correspondió con un perpetuo beso mientras acariciaba con sus manos la espalda del muchacho.
Relato 761 . 195 palabras
CRISTINA GRANDE CARPIO
TARRAGONA – ESPAÑA
CRISTINA GRANDE CARPIO
TARRAGONA – ESPAÑA
LA ADORABA
Salía de la ducha con una toalla anudada a la parte de atrás de mi cabeza mientras me secaba profusamente con otra de mayor tamaño. Admiré mi desnudez en el espejo brevemente, a continuación la rutina diaria, la crema hidratante y el habitual masaje de mi cuerpo con mis propias manos. Ya no poseía algunas virtudes físicas, mi figura se había ido deteriorando paulatinamente. El tiempo pasa para todos, por qué no iba a hacerlo para mí. Concienzudamente extendía la crema por cada centímetro de mi cuerpo con la calma inhóspita que me proporcionaba el baño de mi apartamento. El momento zen del que disfrutaba fue súbitamente interrumpido por la intrusión en el lavabo de mi marido, quién si no. Se acercó a mí por detrás y me rascó cariñosamente el hombro, justo en la parte de la espalda a la que yo no lograba acceder con las manos. Le pregunté intrigada: “-¿Qué tengo?”. Y él me contestó con el tono más sensual que nadie pueda imaginar: “-No sé qué tienes, pero tienes”. Con la alegría pintada en el rostro y sin poderlo evitar, pensé felizmente: “- Es increíble. Veinte años juntos y todavía tengo”.
Salía de la ducha con una toalla anudada a la parte de atrás de mi cabeza mientras me secaba profusamente con otra de mayor tamaño. Admiré mi desnudez en el espejo brevemente, a continuación la rutina diaria, la crema hidratante y el habitual masaje de mi cuerpo con mis propias manos. Ya no poseía algunas virtudes físicas, mi figura se había ido deteriorando paulatinamente. El tiempo pasa para todos, por qué no iba a hacerlo para mí. Concienzudamente extendía la crema por cada centímetro de mi cuerpo con la calma inhóspita que me proporcionaba el baño de mi apartamento. El momento zen del que disfrutaba fue súbitamente interrumpido por la intrusión en el lavabo de mi marido, quién si no. Se acercó a mí por detrás y me rascó cariñosamente el hombro, justo en la parte de la espalda a la que yo no lograba acceder con las manos. Le pregunté intrigada: “-¿Qué tengo?”. Y él me contestó con el tono más sensual que nadie pueda imaginar: “-No sé qué tienes, pero tienes”. Con la alegría pintada en el rostro y sin poderlo evitar, pensé felizmente: “- Es increíble. Veinte años juntos y todavía tengo”.
Relato 762 . 185 palabras
VENANCIO AHIJADO
VENANCIO AHIJADO
LA FAVORITA DEL CALIFA
¡Oh! bella expresión de amor. Que es gratamente correspondido en el corazón de los dos. ¡Sí! Así era ella, ¡bella!, como un tulipán.
La favorita del califa… -
Fue tomada del tumulto, arrebatada de las callejas, de entre camellos, que hacen las veredas de la seda. Encantando se quedaría el califa.
En palacio, en sus estancias, bien lavada y aseada, su cabello pelirrojo, bien rizado, ¡decoroso!.
A una palmada, las muchachas tan enamoradas. A bailar prestan, ante su señor. El califa en su palacio de cúpulas púrpuras como sus púrpuros turbantes, que le ocultan el rostro y así sus labios a las bellísimas mujeres. Ante los timbales y campanillas de la danza, en noche de luna y magnífica noche. Preparada y hermosa, más que ninguna otra, esta ella, con su pelirrojo pelo.
Que oscuridad para ambos -
Nuestro califa quedó tan encantado y prendado de ella, que mandola llamar. Después, a eso de la media noche, volvieronse a ver. Y allí dijeronse su amor. Sería su favorita en muchas noches. Pero esa, es otra historia, que os contaré otro día, u noche…
¡Quién sabe! -
Relato 763 . 195 palabras
PILAR NAYA VÁZQUEZ
A CORUÑA - ESPAÑA
PILAR NAYA VÁZQUEZ
A CORUÑA - ESPAÑA
MIS QUERIDOS ANIMALES
En mi paseo vespertino por el puerto cautivó mi atención el afanoso trabajo de una gata; en el solícito traslado de cinco crías, lógicamente de forma individual pues lo realiza con su boca sujetando el cuello del gatito. Dejándose querer saben que su madre siempre hace lo correcto. Así les fue situando en un lugar más alto. Cuando estaba llevándose al quinto, se resbaló en el último momento. El pequeño torpemente calló sobre una roca situada poco más abajo antes de darse de bruces contra el suelo.
Mamá gata estudiaba la estrategia a seguir cuando de repente entra en acción, un perro. Pasaba por allí y raudo actuó antes de que a mí me diese tiempo siquiera a pensar. Situó su hocico al lado de la roca, de forma que el gatito tuviese un punto de apoyo para sus patas traseras sirviéndole, además de no espetarse contra el suelo, para controlar la situación dándole un pequeño impulso que hizo subir al pequeñín, tan sorprendido como contento.
Así fue como mamá gata recogió feliz a su hijo. Bonito despliegue de amor y alegría que, haciendo lo correcto además llenaron de felicidad una tarde de mi vida.
En mi paseo vespertino por el puerto cautivó mi atención el afanoso trabajo de una gata; en el solícito traslado de cinco crías, lógicamente de forma individual pues lo realiza con su boca sujetando el cuello del gatito. Dejándose querer saben que su madre siempre hace lo correcto. Así les fue situando en un lugar más alto. Cuando estaba llevándose al quinto, se resbaló en el último momento. El pequeño torpemente calló sobre una roca situada poco más abajo antes de darse de bruces contra el suelo.
Mamá gata estudiaba la estrategia a seguir cuando de repente entra en acción, un perro. Pasaba por allí y raudo actuó antes de que a mí me diese tiempo siquiera a pensar. Situó su hocico al lado de la roca, de forma que el gatito tuviese un punto de apoyo para sus patas traseras sirviéndole, además de no espetarse contra el suelo, para controlar la situación dándole un pequeño impulso que hizo subir al pequeñín, tan sorprendido como contento.
Así fue como mamá gata recogió feliz a su hijo. Bonito despliegue de amor y alegría que, haciendo lo correcto además llenaron de felicidad una tarde de mi vida.
Relato 764 . 138 palabras
SUSANA LÓPEZ GÁLVEZ
MADRID - ESPAÑA
SUSANA LÓPEZ GÁLVEZ
MADRID - ESPAÑA
DARÍOVIENE
¿Daríoviene?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
No sabe si Darío va a venir y yo tengo que buscar mis patines, que están en el desván que tiene tanto polvo y trastos de mi abuelo, que murió y yo le vi muerto, y mi madre no está, se ha ido a tomar un café con María, que tarda horas aunque dice que son cinco minutos.
¿DARÍOVIENE?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
¿Tontomentirosodaríoviene?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
¿Perdonadaríoviene?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
Sabe menos que mi madre
Llaman a la puerta seguro que es Darío.
-“Hola Darío, espera un momento”.
Para que lo sepas DARÍOHAVENIO
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
Mama dice que internet lo sabe todo, ¡mentira!,
¡No sabía que Darío iba venir!
-“Darío, no tengo los patines. ¿Jugamos a otra cosa?”
¿Daríoviene?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
No sabe si Darío va a venir y yo tengo que buscar mis patines, que están en el desván que tiene tanto polvo y trastos de mi abuelo, que murió y yo le vi muerto, y mi madre no está, se ha ido a tomar un café con María, que tarda horas aunque dice que son cinco minutos.
¿DARÍOVIENE?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
¿Tontomentirosodaríoviene?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
¿Perdonadaríoviene?
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
Sabe menos que mi madre
Llaman a la puerta seguro que es Darío.
-“Hola Darío, espera un momento”.
Para que lo sepas DARÍOHAVENIO
Su búsqueda, no obtuvo ningún documento
Mama dice que internet lo sabe todo, ¡mentira!,
¡No sabía que Darío iba venir!
-“Darío, no tengo los patines. ¿Jugamos a otra cosa?”
Relato 765 . 189 palabras
SUSANA LÓPEZ GÁLVEZ
MADRID - ESPAÑA
SUSANA LÓPEZ GÁLVEZ
MADRID - ESPAÑA
GOLES Y UNA COLLEJA
Son seis en total. Casi meten un gol, por descuido del portero de la manga corta. Menuda bronca le han echado sus compañeros. Y menuda colleja se ha llevado. Se escapa un delantero mangas largas, el portero de las mangas cortas está hurgando en su mochila, sus compañeros le gritan, chuta fuerte el contrario, el guardameta saca unas galletas de chocolate y cuando el balón rebasa la portería, y gritan gol, intenta atraparla tirándose al suelo en un espectacular salto tardío.
Aplaudo y espero con mi bocadillo, sentado en el banco, que haya bajas para poder jugar. Si me dejan. De nuevo un gol, el equipo de la manga corta afectado por el resultado se ha venido abajo, su portero sin embargo no ha soltado las galletas. Se abraza el equipo contrario, se pelean los perdedores. El portero de las mangas cortas ha recibido una patada, un tirón de orejas y tres empujones, se va llorando y lleno de chocolate.
Me miran, viene uno. Llevo mi camiseta de supermán de manga corta. Recojo mi mochila del suelo muy despacio, meto el bocadillo y echo a correr. Por los pelos.
Son seis en total. Casi meten un gol, por descuido del portero de la manga corta. Menuda bronca le han echado sus compañeros. Y menuda colleja se ha llevado. Se escapa un delantero mangas largas, el portero de las mangas cortas está hurgando en su mochila, sus compañeros le gritan, chuta fuerte el contrario, el guardameta saca unas galletas de chocolate y cuando el balón rebasa la portería, y gritan gol, intenta atraparla tirándose al suelo en un espectacular salto tardío.
Aplaudo y espero con mi bocadillo, sentado en el banco, que haya bajas para poder jugar. Si me dejan. De nuevo un gol, el equipo de la manga corta afectado por el resultado se ha venido abajo, su portero sin embargo no ha soltado las galletas. Se abraza el equipo contrario, se pelean los perdedores. El portero de las mangas cortas ha recibido una patada, un tirón de orejas y tres empujones, se va llorando y lleno de chocolate.
Me miran, viene uno. Llevo mi camiseta de supermán de manga corta. Recojo mi mochila del suelo muy despacio, meto el bocadillo y echo a correr. Por los pelos.
Relato 766 . 191 palabras
SUSANA LÓPEZ GÁLVEZ
MADRID - ESPAÑA
SUSANA LÓPEZ GÁLVEZ
MADRID - ESPAÑA
MI HERMANA
Mi madre dice que tiene una niña en la tripa. Y que es mi hermana.
Mi padre corre, mi madre le grita, mi tía me lleva con mis primos al burguer. Mi amigo Darío dice que cuando te lleva tu tía al burguer es que viene tu hermana.
Ha nacido. Me llevan a verla. Es pequeñísima, calva y definitivamente se parece a mi abuelo. No me mira, no habla, no ríe. No puede andar. Es fea y llora. Esta hermana no me gusta. A mi madre sí, y a mi padre, y a mis abuelos.
Ya está en casa, que también es suya según mi abuelo. Llora y mi madre le canta. Se hace caca y mi madre sonríe. Vomita y mi madre le da besos. Yo dejo un dinosaurio en medio del pasillo y me echan una bronca…, no quiero el pescado y mi padre grita, me hago pis y mi madre se enfada.
Viene mi primo a jugar conmigo. Mira a mi hermana y se ríe, dice que es fea, que es calva y llorona. Le doy una patada y le empujo. “No te metas con mi hermana pequeña”
Mi madre dice que tiene una niña en la tripa. Y que es mi hermana.
Mi padre corre, mi madre le grita, mi tía me lleva con mis primos al burguer. Mi amigo Darío dice que cuando te lleva tu tía al burguer es que viene tu hermana.
Ha nacido. Me llevan a verla. Es pequeñísima, calva y definitivamente se parece a mi abuelo. No me mira, no habla, no ríe. No puede andar. Es fea y llora. Esta hermana no me gusta. A mi madre sí, y a mi padre, y a mis abuelos.
Ya está en casa, que también es suya según mi abuelo. Llora y mi madre le canta. Se hace caca y mi madre sonríe. Vomita y mi madre le da besos. Yo dejo un dinosaurio en medio del pasillo y me echan una bronca…, no quiero el pescado y mi padre grita, me hago pis y mi madre se enfada.
Viene mi primo a jugar conmigo. Mira a mi hermana y se ríe, dice que es fea, que es calva y llorona. Le doy una patada y le empujo. “No te metas con mi hermana pequeña”
Relato 767 . 195 palabras
SANTIAGO BLAS GILABERT
MARÍA DE HUERVA (ZARAGOZA) ESPAÑA
SANTIAGO BLAS GILABERT
MARÍA DE HUERVA (ZARAGOZA) ESPAÑA
EL PUNTILLOSO
-¿Habéis imaginado alguna vez qué pasaría si se secara el Mediterráneo?
-Hombre, eso no puede ser. Un mar es tan grande, contiene tanta agua, que resulta imposible que se vacíe.
-No creas, ya está sucediendo con el mar Aral. Basta con que la evaporación supere el aporte de los ríos, nada más.
-Olvidáis las precipitaciones. También llueve en el mar – apunta un tercero, famoso por truncar cualquier conversación.
-¡Qué puntilloso eres! Sólo charlamos un rato. Por dónde iba… Veamos: un gran terremoto, un movimiento de placas colosal une las costas española y marroquí del estrecho, encerrando al Mediterráneo. Luego se evapora el agua. Toda. Naturalmente hablo de un proceso de años. Y al final: ¡adiós Mediterráneo!
-Es terrible ¿Qué pasará con la gente marinera? ¿Para qué servirán infraestructuras tan costosas como los puertos modernos? Los rompeolas serán meros escombros.
-Volvéis a olvidar algo –dice otra vez el puntilloso, mientras los otros se giran con expresión aburrida-. El Canal de Suez.
“Ese conducto comunica el Mare Nostrum con el resto de mares y océanos del planeta. Y no creo que toda esa agua se vaya a evaporar para servirnos de conversación”.
Y lo hizo otra vez.
-¿Habéis imaginado alguna vez qué pasaría si se secara el Mediterráneo?
-Hombre, eso no puede ser. Un mar es tan grande, contiene tanta agua, que resulta imposible que se vacíe.
-No creas, ya está sucediendo con el mar Aral. Basta con que la evaporación supere el aporte de los ríos, nada más.
-Olvidáis las precipitaciones. También llueve en el mar – apunta un tercero, famoso por truncar cualquier conversación.
-¡Qué puntilloso eres! Sólo charlamos un rato. Por dónde iba… Veamos: un gran terremoto, un movimiento de placas colosal une las costas española y marroquí del estrecho, encerrando al Mediterráneo. Luego se evapora el agua. Toda. Naturalmente hablo de un proceso de años. Y al final: ¡adiós Mediterráneo!
-Es terrible ¿Qué pasará con la gente marinera? ¿Para qué servirán infraestructuras tan costosas como los puertos modernos? Los rompeolas serán meros escombros.
-Volvéis a olvidar algo –dice otra vez el puntilloso, mientras los otros se giran con expresión aburrida-. El Canal de Suez.
“Ese conducto comunica el Mare Nostrum con el resto de mares y océanos del planeta. Y no creo que toda esa agua se vaya a evaporar para servirnos de conversación”.
Y lo hizo otra vez.
Relato 768 . 199 palabras
JUAN LUIS ETXEBERRIA AJONA
DONOSTIA - ESPAÑA
JUAN LUIS ETXEBERRIA AJONA
DONOSTIA - ESPAÑA
EN EL BORDE MISMO DE LA PLAYA
En el borde mismo de la playa, mirando al horizonte, las botellas formaban en una hilera irregular, menguando hasta desaparecer en el comienzo del abismo, la entrada al cielo cristiano.
La serie de envases constituían unas boyas sin amarre zarandeadas por las olas. Como los sentimientos transcritos en su interior. Mensajes reiterativos, emocionales. Preguntas sin respuesta, lanzadas al aire, al agua.
Con el brazo dolorido se sentó sobre la arena mojada. Escuchando la brisa y la bruma, desdichado y cabizbajo. Tan cerca de la orilla que no sabía si lloraba salitre o se empapaba las mejillas de agua dulce. Haciendo de los segundos minutos para ver cómo se hacía horas. Tristes todas.
Con la noche ya grisácea, fue a levantarse cuando en el horizonte vio un brillo. Era una botella que volvía a la salida en una suerte de desdichada fortuna, de un infeliz cambio de marea de la que parecía no poder sacar la cabeza.
Y tras una vino otra, y tras ella otra más. Idénticas a las enviadas. ¿Idénticas? No, un lazo las cerraba. Abriendo la primera pudo leer la respuesta a su duda original: “Sí, claro que te quiero, pero hasta ahora no he podido decírtelo”.
En el borde mismo de la playa, mirando al horizonte, las botellas formaban en una hilera irregular, menguando hasta desaparecer en el comienzo del abismo, la entrada al cielo cristiano.
La serie de envases constituían unas boyas sin amarre zarandeadas por las olas. Como los sentimientos transcritos en su interior. Mensajes reiterativos, emocionales. Preguntas sin respuesta, lanzadas al aire, al agua.
Con el brazo dolorido se sentó sobre la arena mojada. Escuchando la brisa y la bruma, desdichado y cabizbajo. Tan cerca de la orilla que no sabía si lloraba salitre o se empapaba las mejillas de agua dulce. Haciendo de los segundos minutos para ver cómo se hacía horas. Tristes todas.
Con la noche ya grisácea, fue a levantarse cuando en el horizonte vio un brillo. Era una botella que volvía a la salida en una suerte de desdichada fortuna, de un infeliz cambio de marea de la que parecía no poder sacar la cabeza.
Y tras una vino otra, y tras ella otra más. Idénticas a las enviadas. ¿Idénticas? No, un lazo las cerraba. Abriendo la primera pudo leer la respuesta a su duda original: “Sí, claro que te quiero, pero hasta ahora no he podido decírtelo”.
Relato 769 . 200 palabras
JAVIER MARZO FERRER
XÁTIVA (VALENCIA) – ESPAÑA
JAVIER MARZO FERRER
XÁTIVA (VALENCIA) – ESPAÑA
ENTRE MIS DEDOS
La noche muere bañada en lágrimas, desperezándose por un cielo estampado de inquietudes, y entre mis dedos, como el agua, se desliza el último hálito de tu recuerdo, caduco de besos, infierno de esperas. La brisa, de un mar sonámbulo de sueños perdidos, crea remolinos a mis pies con tus recuerdos. Me dejo llevar en volandas de mis desvaríos, queriendo abrir mis brazos y saltar a su seno, que me espera hambriento, como lo fue tu vientre, trampolín de mis deseos. Teje la espuma la colcha donde mi rostro se refleja, espejo de nadas acometidas, de miedos acompasados por palabras mudas. Cierro los ojos, avanzo un paso en el portal de mi destino, donde tal vez me esperes, llevada por el viento, que juega con mis cabellos, hilando esperanzas rotas.
Así te veo, cuando tus cenizas desaparecen, y tu piel toca la mía, por única y última vez. Mis dedos, manchados, te dicen adiós, mis labios, lamen el polvo gris grabado en mis manos. Mis ojos, dejan vagar una solitaria e indecente lágrima, que cae dócilmente, hasta estrellarse contra los guijarros del acantilado, expandiéndose cual volcán.
Bajo mis pies, tal vez, el vacío quiera hacerse eco de mi suerte rota.
La noche muere bañada en lágrimas, desperezándose por un cielo estampado de inquietudes, y entre mis dedos, como el agua, se desliza el último hálito de tu recuerdo, caduco de besos, infierno de esperas. La brisa, de un mar sonámbulo de sueños perdidos, crea remolinos a mis pies con tus recuerdos. Me dejo llevar en volandas de mis desvaríos, queriendo abrir mis brazos y saltar a su seno, que me espera hambriento, como lo fue tu vientre, trampolín de mis deseos. Teje la espuma la colcha donde mi rostro se refleja, espejo de nadas acometidas, de miedos acompasados por palabras mudas. Cierro los ojos, avanzo un paso en el portal de mi destino, donde tal vez me esperes, llevada por el viento, que juega con mis cabellos, hilando esperanzas rotas.
Así te veo, cuando tus cenizas desaparecen, y tu piel toca la mía, por única y última vez. Mis dedos, manchados, te dicen adiós, mis labios, lamen el polvo gris grabado en mis manos. Mis ojos, dejan vagar una solitaria e indecente lágrima, que cae dócilmente, hasta estrellarse contra los guijarros del acantilado, expandiéndose cual volcán.
Bajo mis pies, tal vez, el vacío quiera hacerse eco de mi suerte rota.
Relato 770 . 199 palabras
JAVIER MARZO FERRER
XÁTIVA (VALENCIA) – ESPAÑA
JAVIER MARZO FERRER
XÁTIVA (VALENCIA) – ESPAÑA
GÉNESIS
Nací en el seno de una familia ultraconservadora. Desde mi niñez, no recuerdo ningún momento feliz, sólo el beso amargo del desamparo, el seguimiento de las normas establecidas por esa insana estafa, llamada iglesia. Hoy escucho de nuevo la campana, pasos de las sandalias sobre la piedra lisa del claustro dirigiéndose hacia el refectorio. Me levanto sumiso y muevo un pie detrás de otro, al levantar la mirada veo que me alejo en otra dirección menos opaca, una luz se distingue a través de las cataratas de mis ojos. Un canónigo pasa a mi lado y tropieza con mi mano, donde sostengo el libro sagrado, veo mis dedos débiles, y las hojas abiertas en el suelo. La puerta del claustro, me llama desde el extremo del pasillo. Despacio, alcanzo el pomo de metal, arranco el alzacuellos que me aprisiona y abro la puerta de mi presidio. El sol daña mis ojos, pero sonrío, sin mirar atrás empiezo a caminar por una calle que se me antoja extraña. Hoy, aún cuando los años pesan sobre mis hombros, quiero ser yo, nacer de nuevo, convertirme en un nihilista de credos, y aprender a pensar por mi mismo. El mundo me espera.
Nací en el seno de una familia ultraconservadora. Desde mi niñez, no recuerdo ningún momento feliz, sólo el beso amargo del desamparo, el seguimiento de las normas establecidas por esa insana estafa, llamada iglesia. Hoy escucho de nuevo la campana, pasos de las sandalias sobre la piedra lisa del claustro dirigiéndose hacia el refectorio. Me levanto sumiso y muevo un pie detrás de otro, al levantar la mirada veo que me alejo en otra dirección menos opaca, una luz se distingue a través de las cataratas de mis ojos. Un canónigo pasa a mi lado y tropieza con mi mano, donde sostengo el libro sagrado, veo mis dedos débiles, y las hojas abiertas en el suelo. La puerta del claustro, me llama desde el extremo del pasillo. Despacio, alcanzo el pomo de metal, arranco el alzacuellos que me aprisiona y abro la puerta de mi presidio. El sol daña mis ojos, pero sonrío, sin mirar atrás empiezo a caminar por una calle que se me antoja extraña. Hoy, aún cuando los años pesan sobre mis hombros, quiero ser yo, nacer de nuevo, convertirme en un nihilista de credos, y aprender a pensar por mi mismo. El mundo me espera.
Relato 771 . 200 palabras
JAVIER MARZO FERRER
XÁTIVA (VALENCIA) – ESPAÑA
JAVIER MARZO FERRER
XÁTIVA (VALENCIA) – ESPAÑA
ADIÓS.
Siempre quisiste ser enterrada aquí, en tu huerto, donde cultivaste con amor, todas las plantas que recogiste de tus viajes. Recuerdo el olor a limón que desprendía la casa, con la gran planta de melisa presidiendo el ventanal de la terraza. Cada año, cuando parecía morir, volvía a renacer, y yo, no entendía ese milagro. No ví jamás un mínimo de amor en tus palabras hacia mí, siempre dándole tu cariño a tus plantas. Sentada a su lado les susurrabas, les ponías música mientras tus labios se curvaban en una sonrisa, en la que jamás me ví reflejada.
El anuncio de tu accidente llegó, de manos de tu abogado, en esta ocasión, más tarde que nunca. Siendo sincera, no me asusté, ni pude sentir miedo por ti. Siempre fuiste una persona fuerte, nunca me necesitaste para nada. Ahora ya ves, la infección que te produjo el hueso al romperse degeneró con el problema de azúcar en tu sangre, el cual desconocías.
Y aquí estoy, tras cruzar medio mundo, frente una caja que se hunde en el suelo sin poder al menos, haberte dicho adiós. Siempre quise compartir un abrazo contigo, sentirte mía, poder decirte, sin miedo, que te quiero, Madre.
Siempre quisiste ser enterrada aquí, en tu huerto, donde cultivaste con amor, todas las plantas que recogiste de tus viajes. Recuerdo el olor a limón que desprendía la casa, con la gran planta de melisa presidiendo el ventanal de la terraza. Cada año, cuando parecía morir, volvía a renacer, y yo, no entendía ese milagro. No ví jamás un mínimo de amor en tus palabras hacia mí, siempre dándole tu cariño a tus plantas. Sentada a su lado les susurrabas, les ponías música mientras tus labios se curvaban en una sonrisa, en la que jamás me ví reflejada.
El anuncio de tu accidente llegó, de manos de tu abogado, en esta ocasión, más tarde que nunca. Siendo sincera, no me asusté, ni pude sentir miedo por ti. Siempre fuiste una persona fuerte, nunca me necesitaste para nada. Ahora ya ves, la infección que te produjo el hueso al romperse degeneró con el problema de azúcar en tu sangre, el cual desconocías.
Y aquí estoy, tras cruzar medio mundo, frente una caja que se hunde en el suelo sin poder al menos, haberte dicho adiós. Siempre quise compartir un abrazo contigo, sentirte mía, poder decirte, sin miedo, que te quiero, Madre.
Relato 772 . 193 palabras
CARLOS MARRA SUAREZ
TRENTO – ITALIA
CARLOS MARRA SUAREZ
TRENTO – ITALIA
EL ORIGEN DEL MUNDO Y LOS ALIENADOS
Hubo en los orígenes del mundo, dos divinidades, Cosmos, (emperador sempiterno de las constelaciones), y Átropo (la parca poseedora de las tijeras).
Ambas divinidades disputábanse el todo.
El Cosmos, solo contaba con la ayuda de algún anillo que Saturno, cortésmente, le había cedido; en contrario, Átropo, se apoyaba en las artimañas deleznables de Cloto y Laquesis, sus hermanas, hijas de Érebo, engendradas en la Noche; cuando, repentinamente interrumpe una traza inmatérica, a la que Cosmos y Átropo, en forma unánime, denominaron "demencia".
Las divinidades ordenaron a Zeus, que envíe la traza inmatérica, a algún lugar hasta que la guerra por el todo terminase. Zeus obedeció, y envió a "demencia", a vagar eternamente por la mente de los alienados.
Y en tanto "demencia" vagaba por la fatigada psiquis de los idos, Cosmos, derrotó sin atenuantes a Átropo, al ponerla de espaldas, hasta el conteo de tres, que realizó el señor William Bu, (árbitro de la contienda, por indisposición de Zeus, que en realidad, no estaba indispuesto, sino que estaba fornicando con Maya, hija de Atlante, que le dió a Hermes; y a posteriori atendió a Leto, con la que engendró a Apolo y Ártemis).
Hubo en los orígenes del mundo, dos divinidades, Cosmos, (emperador sempiterno de las constelaciones), y Átropo (la parca poseedora de las tijeras).
Ambas divinidades disputábanse el todo.
El Cosmos, solo contaba con la ayuda de algún anillo que Saturno, cortésmente, le había cedido; en contrario, Átropo, se apoyaba en las artimañas deleznables de Cloto y Laquesis, sus hermanas, hijas de Érebo, engendradas en la Noche; cuando, repentinamente interrumpe una traza inmatérica, a la que Cosmos y Átropo, en forma unánime, denominaron "demencia".
Las divinidades ordenaron a Zeus, que envíe la traza inmatérica, a algún lugar hasta que la guerra por el todo terminase. Zeus obedeció, y envió a "demencia", a vagar eternamente por la mente de los alienados.
Y en tanto "demencia" vagaba por la fatigada psiquis de los idos, Cosmos, derrotó sin atenuantes a Átropo, al ponerla de espaldas, hasta el conteo de tres, que realizó el señor William Bu, (árbitro de la contienda, por indisposición de Zeus, que en realidad, no estaba indispuesto, sino que estaba fornicando con Maya, hija de Atlante, que le dió a Hermes; y a posteriori atendió a Leto, con la que engendró a Apolo y Ártemis).
Relato 774 . 185 palabras
FERNANDO MOLERO CAMPOS
CÓRDOBA - ESPAÑA
FERNANDO MOLERO CAMPOS
CÓRDOBA - ESPAÑA
EL PUZZLE
En los primeros días al niño se le aparecía el padre muerto en sus pesadillas. Lloraba y se retorcía por las noches en la cama como un animalillo abandonado, buscando protección bajo la coraza de las sábanas. Yo andaba como loca por la casa, esperando noticias, pendiente del teléfono, queriendo hacer algo por él. Pero las demandas de los secuestradores eran inadmisibles. ¿Acaso estaba en mi mano su salvación?
Con el transcurrir de los meses el chiquillo mejoró y yo me fui acostumbrando a la nueva situación, a vivir sin marido. Verlo feliz me consolaba. Sin duda, el tiempo es el mejor cauterizador de las heridas del alma. Ambos aguardábamos cada nuevo envío con una renovada ilusión.
- ¡Baja, Paquito, que ha llegado un paquete de tu padre! –grité para que me oyera desde el cuarto donde jugaba con su puzzle.
El niño corrió raudo escaleras abajo, me arrebató el paquete de las manos y destrozó el envoltorio. Lo abrió, miró en su interior y exclamó entusiasmado:
- ¡Anda, mamá, mira, qué bien, un dedo! Ya sólo me faltan dos para tener la mano completa.
En los primeros días al niño se le aparecía el padre muerto en sus pesadillas. Lloraba y se retorcía por las noches en la cama como un animalillo abandonado, buscando protección bajo la coraza de las sábanas. Yo andaba como loca por la casa, esperando noticias, pendiente del teléfono, queriendo hacer algo por él. Pero las demandas de los secuestradores eran inadmisibles. ¿Acaso estaba en mi mano su salvación?
Con el transcurrir de los meses el chiquillo mejoró y yo me fui acostumbrando a la nueva situación, a vivir sin marido. Verlo feliz me consolaba. Sin duda, el tiempo es el mejor cauterizador de las heridas del alma. Ambos aguardábamos cada nuevo envío con una renovada ilusión.
- ¡Baja, Paquito, que ha llegado un paquete de tu padre! –grité para que me oyera desde el cuarto donde jugaba con su puzzle.
El niño corrió raudo escaleras abajo, me arrebató el paquete de las manos y destrozó el envoltorio. Lo abrió, miró en su interior y exclamó entusiasmado:
- ¡Anda, mamá, mira, qué bien, un dedo! Ya sólo me faltan dos para tener la mano completa.
Relato 775 . 135 palabras
FERNANDO MOLERO CAMPOS
CÓRDOBA - ESPAÑA
FERNANDO MOLERO CAMPOS
CÓRDOBA - ESPAÑA
EL ÚLTIMO TANGO
El juez le hizo subir al estrado. Su cara de marmota en celo daba grima. Parecía no comprender por qué estaba allí. Cuando la abogada le preguntó por los motivos de sus actos, se derrumbó. Entre sollozos se declaró inocente, alegando:
- Es que me miraba con aquellos ojillos pícaros y no pude resistirme. Pero la culpa no es mía, se lo aseguro; la culpa es de Marlon Brando. Yo no tenía mantequilla, sólo mermelada…
Indignado, el juez lo mandó a prisión sin fianza. Los de la protectora de animales quedaron gratamente satisfechos con la sentencia.
Sudaba. El canto del gallo lo despertó. Todo había sido un mal sueño, una horrible pesadilla. En la cama, su gallina, con el culo de fresa, picoteaba las pelusas de la manta. Sobre la almohada había puesto un huevo.
El juez le hizo subir al estrado. Su cara de marmota en celo daba grima. Parecía no comprender por qué estaba allí. Cuando la abogada le preguntó por los motivos de sus actos, se derrumbó. Entre sollozos se declaró inocente, alegando:
- Es que me miraba con aquellos ojillos pícaros y no pude resistirme. Pero la culpa no es mía, se lo aseguro; la culpa es de Marlon Brando. Yo no tenía mantequilla, sólo mermelada…
Indignado, el juez lo mandó a prisión sin fianza. Los de la protectora de animales quedaron gratamente satisfechos con la sentencia.
Sudaba. El canto del gallo lo despertó. Todo había sido un mal sueño, una horrible pesadilla. En la cama, su gallina, con el culo de fresa, picoteaba las pelusas de la manta. Sobre la almohada había puesto un huevo.
Relato 776 . 146 palabras
FERNANDO MOLERO CAMPOS
CÓRDOBA - ESPAÑA
FERNANDO MOLERO CAMPOS
CÓRDOBA - ESPAÑA
LUNA DE MIEL
Una candelaria de truenos, relámpagos y lluvia unida a la furia desatada de un Eolo con el ánimo turbio aguó la luna de miel de los recién casados. Leo y Javier, que saboreaban el dulce momento en aquel crucero por el Caribe, vivieron la terrible tormenta con ese punto de locura, gozo y miedo que da enfrentarse al riesgo y la aventura. Olas de hasta diez metros de altura azotaban el barco y lo zarandeaban como una cáscara de nuez arrastrada por la pendiente de una calle tras un chaparrón vespertino. Cuando la tempestad amainó y los pulmones del viento quedaron vacíos, el matrimonio, que había permanecido abrazado todo el rato, decidió salir a cubierta para respirar un poco de aire fresco. Fue entonces cuando los miembros del equipo de rescate vislumbraron sus cuerpos flotando en el agua, coronados de algas y mordisqueados por los peces.
Una candelaria de truenos, relámpagos y lluvia unida a la furia desatada de un Eolo con el ánimo turbio aguó la luna de miel de los recién casados. Leo y Javier, que saboreaban el dulce momento en aquel crucero por el Caribe, vivieron la terrible tormenta con ese punto de locura, gozo y miedo que da enfrentarse al riesgo y la aventura. Olas de hasta diez metros de altura azotaban el barco y lo zarandeaban como una cáscara de nuez arrastrada por la pendiente de una calle tras un chaparrón vespertino. Cuando la tempestad amainó y los pulmones del viento quedaron vacíos, el matrimonio, que había permanecido abrazado todo el rato, decidió salir a cubierta para respirar un poco de aire fresco. Fue entonces cuando los miembros del equipo de rescate vislumbraron sus cuerpos flotando en el agua, coronados de algas y mordisqueados por los peces.
Relato 777 . 197 palabras
ANDRÉS PORTILLO GONZÁLEZ
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
ANDRÉS PORTILLO GONZÁLEZ
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
GORRIONES
A veces, algún gorrión caía del nido y se reventaba contra la acera. Entonces no había nada que hacer y Ginesito, dejaba que los gatos se repartieran la vianda. Otras veces, los pajaritos batían sus alas y caían despacio, como hojas secas. Daban saltos inútiles para remontar el vuelo, desesperados. Ginesito los cogía fácilmente con las manos y los acariciaba la nuca para que se calmaran.
Por aquel entonces yo quería ser princesa y Ginesito me regaló un gorrión. Sonreí y me besó en la mejilla. Un día cualquiera dejamos de ser niños. Surgieron las miradas prendidas, las tardes inflamadas. Caricias en los portales. Nos juramos amor eterno... Y los errores: el sexo sin seso, la niña inoportuna y una boda gris, triste, y precipitada.
Así, arribaron los años tormentosos. A Ginesito se le nubló la mirada. Las manos ariscas. Las palabras ásperas. Llegaron las noches frenéticas, los amaneceres con resaca. Y fui cayendo del nido.
La bronca.
Los reproches.
Los insultos.
La humillación.
El maltrato.
Y comencé a batir las alas. Di saltos para remontar el vuelo. Inútiles. Desesperados. Una noche cualquiera reventé contra la acera y Ginesito, dejó que los gatos se repartieran la vianda.
A veces, algún gorrión caía del nido y se reventaba contra la acera. Entonces no había nada que hacer y Ginesito, dejaba que los gatos se repartieran la vianda. Otras veces, los pajaritos batían sus alas y caían despacio, como hojas secas. Daban saltos inútiles para remontar el vuelo, desesperados. Ginesito los cogía fácilmente con las manos y los acariciaba la nuca para que se calmaran.
Por aquel entonces yo quería ser princesa y Ginesito me regaló un gorrión. Sonreí y me besó en la mejilla. Un día cualquiera dejamos de ser niños. Surgieron las miradas prendidas, las tardes inflamadas. Caricias en los portales. Nos juramos amor eterno... Y los errores: el sexo sin seso, la niña inoportuna y una boda gris, triste, y precipitada.
Así, arribaron los años tormentosos. A Ginesito se le nubló la mirada. Las manos ariscas. Las palabras ásperas. Llegaron las noches frenéticas, los amaneceres con resaca. Y fui cayendo del nido.
La bronca.
Los reproches.
Los insultos.
La humillación.
El maltrato.
Y comencé a batir las alas. Di saltos para remontar el vuelo. Inútiles. Desesperados. Una noche cualquiera reventé contra la acera y Ginesito, dejó que los gatos se repartieran la vianda.
Relato 778 . 157 palabras
ANDRÉS PORTILLO GONZÁLEZ
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
ANDRÉS PORTILLO GONZÁLEZ
GETAFE (MADRID) - ESPAÑA
HUMO
Una mujer se asomó a un balcón de la Rue d’Orchampt, cerca de Montmartre. Encendió un cigarrillo y soltó una bocanada de humo. El humo se transformó en una gaviota de color ceniza que voló en busca del cielo de Paris. Yo me enamoré de esa mujer porque fumaba como Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”, y si hubiera sido un hombre intrépido, se lo habría confesado en ese mismo instante. Pero soy tan cobarde que seguí caminando por la Rue d’Orchampt dejando mi corazón prendido en uno de sus balcones.
Hace un mes que regresé de Francia. Desde entonces recorro las calles de Madrid en busca de una mujer que me recuerde a ella. Nada, es inútil. Sin embargo, hoy, al llegar a mi apartamento, he abierto la ventana del dormitorio y ha entrado una gaviota gris. Se ha posado a los pies de mi cama y mi corazón se ha desbocado... Llaman a la puerta.
Una mujer se asomó a un balcón de la Rue d’Orchampt, cerca de Montmartre. Encendió un cigarrillo y soltó una bocanada de humo. El humo se transformó en una gaviota de color ceniza que voló en busca del cielo de Paris. Yo me enamoré de esa mujer porque fumaba como Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes”, y si hubiera sido un hombre intrépido, se lo habría confesado en ese mismo instante. Pero soy tan cobarde que seguí caminando por la Rue d’Orchampt dejando mi corazón prendido en uno de sus balcones.
Hace un mes que regresé de Francia. Desde entonces recorro las calles de Madrid en busca de una mujer que me recuerde a ella. Nada, es inútil. Sin embargo, hoy, al llegar a mi apartamento, he abierto la ventana del dormitorio y ha entrado una gaviota gris. Se ha posado a los pies de mi cama y mi corazón se ha desbocado... Llaman a la puerta.
Relato 779 . No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 780 . 150 palabras
MÓNICA ALEJANDRA CARRIZO
PALAFRUGELL (GERONA) - ESPAÑA
MÓNICA ALEJANDRA CARRIZO
PALAFRUGELL (GERONA) - ESPAÑA
LA ISLA
Como siempre, está magnifica en invierno. Ayer, mientras desayunaba en la plaza, entró una mujer pidiendo permiso para poner un anuncio en el cristal. Era la foto de un chico desaparecido, me enteré por la camarera, que salió enseguida a ver de quien se trataba. Pensé que esta situación en verano, hubiese pasado inadvertida en la cafetería.
Con tanto tiempo libre, he reanudado mis caminatas. Esta mañana he salido a andar durante dos horas, fue un placer recorrer los senderos de tierra roja entre los pinos. Subí por las piedras, hasta los acantilados y me quedé sentada al borde del más alto, respiré el aire marino y alcé mi cara al sol. El ratito de gloria cotidiana. Al levantarme para regresar a casa, me asomé al risco. Lo vi, allá abajo: los ojos abiertos, tendido boca arriba sobre las rocas.
Ahora cae la noche. Han quitado la foto del cristal.
Como siempre, está magnifica en invierno. Ayer, mientras desayunaba en la plaza, entró una mujer pidiendo permiso para poner un anuncio en el cristal. Era la foto de un chico desaparecido, me enteré por la camarera, que salió enseguida a ver de quien se trataba. Pensé que esta situación en verano, hubiese pasado inadvertida en la cafetería.
Con tanto tiempo libre, he reanudado mis caminatas. Esta mañana he salido a andar durante dos horas, fue un placer recorrer los senderos de tierra roja entre los pinos. Subí por las piedras, hasta los acantilados y me quedé sentada al borde del más alto, respiré el aire marino y alcé mi cara al sol. El ratito de gloria cotidiana. Al levantarme para regresar a casa, me asomé al risco. Lo vi, allá abajo: los ojos abiertos, tendido boca arriba sobre las rocas.
Ahora cae la noche. Han quitado la foto del cristal.
Relato 781 . 119 palabras
MÓNICA ALEJANDRA CARRIZO
PALAFRUGELL (GERONA) - ESPAÑA
MÓNICA ALEJANDRA CARRIZO
PALAFRUGELL (GERONA) - ESPAÑA
COMPATIBILIDAD
Mi profesor de karate es bizco. Al iniciar las clases, cuando me daba alguna indicación, era un tanto incómodo para mí, porque en realidad, él mientras hablaba, miraba a la persona que estaba a mi lado. Con el tiempo he aprendido a responder a su ojo diestro.
El otro día he conocido a su mujer. Es coja. Al verlos juntos, supe que ella nunca recibirá de él una frase romántica, mientras la mira fijamente a los ojos. Y él jamás podrá recordarla corriendo a su encuentro en una playa desierta.
Cuando ella intente herirlo, le dirá que él no la ve con buenos ojos. Cuando él se enfade, le dirá que sabe muy bien de que pie cojea ella.
Mi profesor de karate es bizco. Al iniciar las clases, cuando me daba alguna indicación, era un tanto incómodo para mí, porque en realidad, él mientras hablaba, miraba a la persona que estaba a mi lado. Con el tiempo he aprendido a responder a su ojo diestro.
El otro día he conocido a su mujer. Es coja. Al verlos juntos, supe que ella nunca recibirá de él una frase romántica, mientras la mira fijamente a los ojos. Y él jamás podrá recordarla corriendo a su encuentro en una playa desierta.
Cuando ella intente herirlo, le dirá que él no la ve con buenos ojos. Cuando él se enfade, le dirá que sabe muy bien de que pie cojea ella.
Relato 782 . 134 palabras
MÓNICA ALEJANDRA CARRIZO
PALAFRUGELL (GERONA) - ESPAÑA
FRUSTRACIÓNMÓNICA ALEJANDRA CARRIZO
PALAFRUGELL (GERONA) - ESPAÑA
La chica lee en la parada del autobús esta mañana de otoño. El aire fresco eriza la piel de sus piernas debajo del uniforme escolar. Se envuelve el cuello con la bufanda y sigue pendiente del libro. Un chistido interrumpe por segundos el silencio de la calle vacía: "chss, niña mira". Un hombrecillo patético da vueltas a su alrededor, mirando agitado a un lado y otro, mientras mantiene abierta su chaqueta, con vistas a un miembro erguido asomando desde la cremallera. La chica lee. "Chss, mira niña". Finalmente ella levanta la mirada y ve la escena. Mira el miembro, y luego al degenerado a la cara. Con el desprecio y la crueldad propios de una adolescente, señalando la cremallera, le dice "Para eso me interrumpes?" Y sigue leyendo. Él va menguando mientras se aleja.
Relato 783 . 49 palabras
ANA CORBACHO CORRAL
SEVILLA - ESPAÑA
EL POZO SIN FONDOANA CORBACHO CORRAL
SEVILLA - ESPAÑA
Oscureció, amaneció y volvió a oscurecer. Todo parecía una broma pesada. Estaba en un mundo del que jamás escaparía, nunca jamás. Oscureció, amaneció y volvió a oscurecer y todo se llenó de ese llanto que empapa las despedidas. Una jeringuilla y una cuchara oxidada lo acompañarían hasta el final.
Relato 784 . 157 palabras
JOSÉ GÚZMAN BYRNE
SEVILLA - ESPAÑA
DISPARO.JOSÉ GÚZMAN BYRNE
SEVILLA - ESPAÑA
En cuclillas, aquel hombre curtido en mil batallas se disponía a lanzar una y otra vez ráfagas contra los que a su criterio eran inocentes, pero que sufrían su frialdad por mal del estricto desempeño de su tarea. Era incapaz de cerrar los ojos al disparar pero, en esa ocasión fue distinto, una dulce mirada se interpuso en su visión y logró paralizar por un instante su disparo. Aquellos ojos cansados lograron devolver a su corazón el sentimiento más triste que recordaba, quizá la primera vez que disparó en medio de una batalla. Entonces y ahora, ante él se fijaron los ojos de una pequeña, ajena a cualquier estúpido enfrentamiento y sonriente aun cuando por encima de su cabeza se cruzaban los más viles disparos. La inocencia robada, la orfandad indeseada y el sufrimiento desmesurado desaparecían en el rostro de aquella niña de ojos celestes... un disparo, el silencio, la foto perfecta de un corresponsal de guerra.
Relato 785 . palabras
SANTIAGO HERNÁNDEZ CALVO-FERNÁNDEZ
CIUDAD REAL – ESPAÑA
DESEOSANTIAGO HERNÁNDEZ CALVO-FERNÁNDEZ
CIUDAD REAL – ESPAÑA
Quise alcanzar la rosa que mejor olía y destacaba sobre el resto que había en el rosal. Fui a por ella con cuidado de no lastimarla, era flor delicada para tratar con cuidado. Había de sacarla tal como estaba dentro del matorral.
Cuando había hundido el antebrazo ya había conseguido acariciarla y sentir su perfume natural no sin antes haberme pinchado. Por no soportar el dolor, saqué la mano dolorida y ensangrentada pero me armé de valor e introduje la otra izquierda, más torpe por definición, aún viendo el lamentable estado en que había quedado la primera. Esa vez ni siquiera llegué a rozarte, saqué la mano en peor estado que su hermana simétrica.
Al poner las dos juntas, las observé toda lastimadas… aunque olían a ella. Entonces miré la flor con los ojos de deseo inalcanzable y, lleno de dolor, me marcho marcado y con cicatrices que tardarán en borrarse de mis manos y mi corazón.
¿Qué he hecho mal? Es la única pregunta que me ronda por la cabeza mientras veo y me cuentan que otros hombres consiguieron tenerla entre sus manos… aunque dudo que te pudieran disfrutar tanto como yo te habría disfrutado.
Cuando había hundido el antebrazo ya había conseguido acariciarla y sentir su perfume natural no sin antes haberme pinchado. Por no soportar el dolor, saqué la mano dolorida y ensangrentada pero me armé de valor e introduje la otra izquierda, más torpe por definición, aún viendo el lamentable estado en que había quedado la primera. Esa vez ni siquiera llegué a rozarte, saqué la mano en peor estado que su hermana simétrica.
Al poner las dos juntas, las observé toda lastimadas… aunque olían a ella. Entonces miré la flor con los ojos de deseo inalcanzable y, lleno de dolor, me marcho marcado y con cicatrices que tardarán en borrarse de mis manos y mi corazón.
¿Qué he hecho mal? Es la única pregunta que me ronda por la cabeza mientras veo y me cuentan que otros hombres consiguieron tenerla entre sus manos… aunque dudo que te pudieran disfrutar tanto como yo te habría disfrutado.
Relato 786 . 200 palabras
SANTIAGO HERNÁNDEZ CALVO-FERNÁNDEZ
CIUDAD REAL – ESPAÑA
CUESTIÓN DE ACTITUDSANTIAGO HERNÁNDEZ CALVO-FERNÁNDEZ
CIUDAD REAL – ESPAÑA
“Vamos a quedarnos con estos panolis, Ana”
La banda terminó de tocar y recogía cuando Marcos se puso delante del micrófono. Estaba apagado pero había captado la atención de los que se agolpaban en primera fila y del tipo que regentaba el bar. Entonces alzó la voz y dijo que escucharían algo inaudito.
Guiñando un ojo a Ana mientras ladeaba la cabeza hacia la batería fue suficiente para que, seria y convencida, ésta se sentara a la batería y empuñara las baquetas con soltura. Marcos subió el volumen de la guitarra y miraba al público mientras rasgaba incansablemente RE. Todos quedaron embobados expectantes mirando la escena y el dueño del bar abrió otra cerveza.
¡Así no! – exclamó Ana sin tan siquiera haber dado un golpe. ¡Sabrás tú lo que hay que hacer! – respondió malhumorado Marcos. ¡Esto va a sonar a culo, así yo no hago nada! – y toda airada se marchó del bar.
Marcos la seguía haciendo aspavientos. El público aplaudía y pedía que no se fueran. Antes de que ambos abandonaran el local, entusiasmado, el dueño les propuso ir a tocar al día siguiente.
Eso nunca ocurrió porque ni Ana ni Marcos habían cogido en su vida un instrumento.
La banda terminó de tocar y recogía cuando Marcos se puso delante del micrófono. Estaba apagado pero había captado la atención de los que se agolpaban en primera fila y del tipo que regentaba el bar. Entonces alzó la voz y dijo que escucharían algo inaudito.
Guiñando un ojo a Ana mientras ladeaba la cabeza hacia la batería fue suficiente para que, seria y convencida, ésta se sentara a la batería y empuñara las baquetas con soltura. Marcos subió el volumen de la guitarra y miraba al público mientras rasgaba incansablemente RE. Todos quedaron embobados expectantes mirando la escena y el dueño del bar abrió otra cerveza.
¡Así no! – exclamó Ana sin tan siquiera haber dado un golpe. ¡Sabrás tú lo que hay que hacer! – respondió malhumorado Marcos. ¡Esto va a sonar a culo, así yo no hago nada! – y toda airada se marchó del bar.
Marcos la seguía haciendo aspavientos. El público aplaudía y pedía que no se fueran. Antes de que ambos abandonaran el local, entusiasmado, el dueño les propuso ir a tocar al día siguiente.
Eso nunca ocurrió porque ni Ana ni Marcos habían cogido en su vida un instrumento.
Relato 787 . 130 palabras
NURIA SUAY FABREGAT.
VALENCIA - ESPAÑA.
UN CIGARRO EN LA BOCANURIA SUAY FABREGAT.
VALENCIA - ESPAÑA.
Un cigarro en la boca, los charcos dentro de las botas y no importa, está desnuda en la buhardilla al lado del piano, desperezándose entre la ropa de la cama. Cómo no voy a tener el recuerdo de la ausencia si la ausencia es el recuerdo de lo nunca tenido. Y así te peinas con los garabatos de mis papeles, te vistes con las letras que se resbalan de mis pasos, te alimentas de la lluvia y hasta de mi cigarro, y cómo no la puerta del baúl, allí te encontraré también, encima del tejado, allí entre los gatos, cuándo note que vuelvo a latir cuando sienta el calor de la sangre y de la noche abierta, allí, con las pieles plateadas como los pescados y la luna de faro.
Relato 788 . 197 palabras
SANTIAGO HERNÁNDEZ CALVO-FERNÁNDEZ
CIUDAD REAL – ESPAÑA
TODOS LOS DÍAS IGUAL SANTIAGO HERNÁNDEZ CALVO-FERNÁNDEZ
CIUDAD REAL – ESPAÑA
Cabría pensar que a Lucía Moldón le cundía el tiempo cuando se sentaba a descansar en el sillón de su casa.
No era Lucía una persona a la que le gustara remolonear demasiado en la cama. Todo lo contrario. Era escuchar el despertador del vecino y ya no conseguía conciliar el sueño. De hecho, empleaba ese rato en empezar a organizar mentalmente las cosas que tenía que hacer. Si bien es cierto que cuando acababa volvía a quedarse dormida, en el momento que su propio despertador sonara, ella saltaba de la cama decidida a llevar a cabo todas las haciendas de su casa.
Desayunar, ordenar la habitación, abrir las ventanas y comprobar que no faltaba nada en el frigorífico eran todo uno. No había desorden en el devenir de los acontecimientos que primero hacía Lucía por las mañanas.
Se las apañaba bien para que a media mañana ya hubiera acabado y se pudiera sentar en su sillón. A esa hora pasaba el sol a través de un enorme árbol centenario e iluminaba y calentaba el salón. Entonces ella abría un libro y se enfrascaba en la lectura hasta que el hambre la sacara de su fantasía literaria.
No era Lucía una persona a la que le gustara remolonear demasiado en la cama. Todo lo contrario. Era escuchar el despertador del vecino y ya no conseguía conciliar el sueño. De hecho, empleaba ese rato en empezar a organizar mentalmente las cosas que tenía que hacer. Si bien es cierto que cuando acababa volvía a quedarse dormida, en el momento que su propio despertador sonara, ella saltaba de la cama decidida a llevar a cabo todas las haciendas de su casa.
Desayunar, ordenar la habitación, abrir las ventanas y comprobar que no faltaba nada en el frigorífico eran todo uno. No había desorden en el devenir de los acontecimientos que primero hacía Lucía por las mañanas.
Se las apañaba bien para que a media mañana ya hubiera acabado y se pudiera sentar en su sillón. A esa hora pasaba el sol a través de un enorme árbol centenario e iluminaba y calentaba el salón. Entonces ella abría un libro y se enfrascaba en la lectura hasta que el hambre la sacara de su fantasía literaria.
Relato 789 . 191 palabras
ALBERTO FERRERO ORTE
HUESCA - ESPAÑA
EL GUARDARROPASALBERTO FERRERO ORTE
HUESCA - ESPAÑA
El 12 de Noviembre fue el día en el que se inventó el guardarropas:
Un hombre de bigote y vestimenta elegantes quiere dejarle su pesado abrigo al portero del teatro porque seguramente le moleste durante la función. El portero acepta el encargo y una jugosa propina.
El hombre distinguido se vuelve con una duda en el semblante. ¿Qué ocurriría si otro hombre le diera su abrigo?, y después otro, y después otro, ¿cómo podría diferenciarlos? El portero responde con orgullo que su abuelo, pastor de montaña, sabía el nombre de sus doscientas ovejas, y la memoria es algo que se hereda.
Doscientas ovejas, ¿con lana o sin lana? pregunta el caballero, sus amigos se ríen. El portero comienza a indignarse ante el sarcasmo del rico. Caballero, no haga bromas con el tema, usted mismo puede abrigarse gracias al ganado, su abrigo es de lana, ¿verdad?
No se equivoca, joven, es cierto que las cosas se heredan, tiene usted un espíritu de pastor.
El joven portero termina de indignarse y acaba arrancando un botón del abrigo del caballero. Así, señor, cuando usted me retorne este botón seré capaz de reconocer su abrigo.
Un hombre de bigote y vestimenta elegantes quiere dejarle su pesado abrigo al portero del teatro porque seguramente le moleste durante la función. El portero acepta el encargo y una jugosa propina.
El hombre distinguido se vuelve con una duda en el semblante. ¿Qué ocurriría si otro hombre le diera su abrigo?, y después otro, y después otro, ¿cómo podría diferenciarlos? El portero responde con orgullo que su abuelo, pastor de montaña, sabía el nombre de sus doscientas ovejas, y la memoria es algo que se hereda.
Doscientas ovejas, ¿con lana o sin lana? pregunta el caballero, sus amigos se ríen. El portero comienza a indignarse ante el sarcasmo del rico. Caballero, no haga bromas con el tema, usted mismo puede abrigarse gracias al ganado, su abrigo es de lana, ¿verdad?
No se equivoca, joven, es cierto que las cosas se heredan, tiene usted un espíritu de pastor.
El joven portero termina de indignarse y acaba arrancando un botón del abrigo del caballero. Así, señor, cuando usted me retorne este botón seré capaz de reconocer su abrigo.
Relato 790 . 189 palabras
ALBERTO FERRERO ORTE
HUESCA - ESPAÑA
EL INCRÉDULOALBERTO FERRERO ORTE
HUESCA - ESPAÑA
Mi amigo aseguraba que los matorrales que ruedan por el desierto tienen vida. Según él, cogen la energía que necesitan de la tierra, mediante sus raíces aéreas, y se dejan orientar por el viento para desplazarse. Yo soy un incrédulo. Necesito comprobar las cosas.
Así, me dirigí al desierto y me tumbe boca arriba, a la espera de que se levantara el viento. Con paciencia, localicé a lo lejos una planta que se acercaba rodando hacia mí. Contuve la respiración, emití una sonrisa, como si fueran a hacerme una foto. Entonces, ocurrió, la planta pasó sobre mi vientre y se marchó velozmente. Yo esperaba algo, pero la planta no me hizo nada, comprobé mi vientre y estaba intacto. Qué desilusión.
Pero al intentar levantarme noté que no podía moverme, mi espalda estaba anclada en el suelo. Giré mi torso una y otra vez pero no conseguí zafarme de mi atadura. La planta me había convertido en planta, ahora yo estaba enraizado, plantado.
Llamé por el móvil a mi amigo explicándole lo sucedido. Él, por supuesto, no me creyó, me dijo que las plantas no hablan por teléfono y colgó.
Así, me dirigí al desierto y me tumbe boca arriba, a la espera de que se levantara el viento. Con paciencia, localicé a lo lejos una planta que se acercaba rodando hacia mí. Contuve la respiración, emití una sonrisa, como si fueran a hacerme una foto. Entonces, ocurrió, la planta pasó sobre mi vientre y se marchó velozmente. Yo esperaba algo, pero la planta no me hizo nada, comprobé mi vientre y estaba intacto. Qué desilusión.
Pero al intentar levantarme noté que no podía moverme, mi espalda estaba anclada en el suelo. Giré mi torso una y otra vez pero no conseguí zafarme de mi atadura. La planta me había convertido en planta, ahora yo estaba enraizado, plantado.
Llamé por el móvil a mi amigo explicándole lo sucedido. Él, por supuesto, no me creyó, me dijo que las plantas no hablan por teléfono y colgó.
Relato 791 . 193 palabras
ISABEL MARTINEZ ROMERO
BURGUILLOS (TOLEDO) - ESPAÑA
AQUEL DÍAISABEL MARTINEZ ROMERO
BURGUILLOS (TOLEDO) - ESPAÑA
Aquel día en el aeropuerto comprendí todo lo que había sucedido, y vi claramente lo que me impedía, en aquel tipo de situaciones, seguir adelante y reaccionar, pero ya no tenía miedo, lo había superado, gracias a mí mismo, a mi fuerza de voluntad, a mi tesón, a aprender a pedir ayuda, a gritar, a mantener la calma, a reaccionar a tiempo, a estudiar la situación, a contener mi rabia, a ser rápido, a mi templanza, a mi sangre fría, y a un millar de cosas que aún hoy no alcanzaba a comprender; allí estaba, lejos del ruido ensordecedor, de las bombas, y de aquellas minas antipersona, que me causaban tanto terror... sí, era el miedo, pero el miedo de no volver a ver a mi familia, a mis amigos, a mi tierra, a mi vida. Allí estaba; me colocaron en la camilla, y en cuestión de segundos, o eso creía yo, ya estaba en el avión, de vuelta a casa, aunque con una parte menos de mi cuerpo, pero a casa. Miré hacia fuera y dije adiós. Cuando se cerró aquel portón, comprendí que jamás me volvería a alejar de mi familia.
Relato 792 . 174 palabras
ISABEL MARTINEZ ROMERO
BURGUILLOS (TOLEDO) – ESPAÑA
EL REGALOISABEL MARTINEZ ROMERO
BURGUILLOS (TOLEDO) – ESPAÑA
Desde mi ventana, no alcanzaba a ver el final del camino, pero seguía albergando la esperanza de que aquel día, el día de mi cumpleaños, mi tío aparecería con uno de aquellos regalos que me gustaban tanto; siempre eran especiales, como él.
De pronto, sonó el telefono y saltó el fax. No quise mirar, hasta que acabara, intuía algo, algo malo, si... Estimados familiares del señor Martuá:
Sentimos comunicarle, de este modo, el fallecimiento del señor Daniel Martuá, pero no teníamos ninguna otra forma de comunicarnos con ustedes.
El señor Martuá falleció a causa de un virus, contraido en su zona de trabajo, en los laboratorios de aislamiento; en consecuencia, su cuerpo ha sido incinerado, sus cenizas y todos sus efectos personales los podrán recoger en nuestras dependencias.
Le transmito mis condolencias.
Departamento de Investigacion E.C.
No podía creerlo... no podía llorar...De pronto, llamaron a la puerta, abrí y era un mensajero con una caja de madera enorme para Silvia Goyán en el día de su cumpleaños... si era el regalo que tanto esperaba.
De pronto, sonó el telefono y saltó el fax. No quise mirar, hasta que acabara, intuía algo, algo malo, si... Estimados familiares del señor Martuá:
Sentimos comunicarle, de este modo, el fallecimiento del señor Daniel Martuá, pero no teníamos ninguna otra forma de comunicarnos con ustedes.
El señor Martuá falleció a causa de un virus, contraido en su zona de trabajo, en los laboratorios de aislamiento; en consecuencia, su cuerpo ha sido incinerado, sus cenizas y todos sus efectos personales los podrán recoger en nuestras dependencias.
Le transmito mis condolencias.
Departamento de Investigacion E.C.
No podía creerlo... no podía llorar...De pronto, llamaron a la puerta, abrí y era un mensajero con una caja de madera enorme para Silvia Goyán en el día de su cumpleaños... si era el regalo que tanto esperaba.
Relato 793 . 185 palabras
TEODORO FREJTMAN SCHVARTZMAN
MONTEVIDEO - URUGUAY
MIRANDO EL ALMANAQUETEODORO FREJTMAN SCHVARTZMAN
MONTEVIDEO - URUGUAY
Te esperaba. Mirando el almanaque, contando los días. Sabiendo que el calendario se viste de rojo por vos, por tu color, dejando el rutinario e implacable negro para los restantes días de febrero. Y ya estás aquí. Tiñéndolo todo de música y tablado, de danza y de misterio, de luces y de ritmo.
Carnaval. Momo vive en tu sátira inconfundible. Eres bacanal, saturnal o como quieras. Eres tamboril en la piel del afro y vértigo en mis huesos y en mi carne, personaje de lo noctámbulo. Antifaz desprejuiciado, papel picado, comparsa y desenfreno.
Carnaval. En tus noches trepa el son a toda el alma y recorre las calles de la gente, el grito en los suburbios, la magia en los disfraces. Eres el muro derribado, el ánimo crecido, el canto continuado.
Carnaval. Aquí está tu espejo. Renaciente. Florecido. En mi ventana licenciosa, con acordes de regreso. Es febrero y has llegado en cada paso empapado en brillantina y en matracas.
Carnaval. No te vayas. Quédate entre mis dedos. Que este marzo no te quite de mi almohada.
Porque te he soñado tanto, mirando el almanaque.
Carnaval. Momo vive en tu sátira inconfundible. Eres bacanal, saturnal o como quieras. Eres tamboril en la piel del afro y vértigo en mis huesos y en mi carne, personaje de lo noctámbulo. Antifaz desprejuiciado, papel picado, comparsa y desenfreno.
Carnaval. En tus noches trepa el son a toda el alma y recorre las calles de la gente, el grito en los suburbios, la magia en los disfraces. Eres el muro derribado, el ánimo crecido, el canto continuado.
Carnaval. Aquí está tu espejo. Renaciente. Florecido. En mi ventana licenciosa, con acordes de regreso. Es febrero y has llegado en cada paso empapado en brillantina y en matracas.
Carnaval. No te vayas. Quédate entre mis dedos. Que este marzo no te quite de mi almohada.
Porque te he soñado tanto, mirando el almanaque.
Relato 794 . 192 palabras
SATURNINO VALLE FERNÁNDEZ
BARCELONA- ESPAÑA
ENCADENADOSSATURNINO VALLE FERNÁNDEZ
BARCELONA- ESPAÑA
(Un hecho real)
En la torre de la catedral sonaban las diez de la noche. Me senté en el extremo de un banco, en la plaza Real, donde dormía un joven que no pasaba de los 25 años...A su alrededor se veían restos de un polvo blanco, cocaína...
El ruido despertó al muchacho de su modorra. De repente se fijó en mí, mostró un violento sobresalto y gritó: ¡Profe!.
Con voz entrecortada por la emoción, me dijo: Profesor, soy Arturo, su ex –alumno, ¿No se acuerda de mí?...
-Cuéntame y dime que ha sido de tu vida.
Creo que hacía tiempo que no lloraba, porque la droga seca los párpados y ahoga los sentimientos...
-Trabajé de ingeniero mecánico en la SEAT; pero un día, me asocié con un grupo de amigos que robaron mi voluntad y vinieron las drogas... Vivía para la droga, trabajaba para la droga, soñaba con la droga...Tuve que dejar la empresa...Más de una vez tuve que robar para comer.
-Me da pena tu situación, Arturo, le dije.
Logré que lo ingresaran en un centro de desintoxicación. Lentamente se va recuperando y está muy satisfecho de volver a vivir.
En la torre de la catedral sonaban las diez de la noche. Me senté en el extremo de un banco, en la plaza Real, donde dormía un joven que no pasaba de los 25 años...A su alrededor se veían restos de un polvo blanco, cocaína...
El ruido despertó al muchacho de su modorra. De repente se fijó en mí, mostró un violento sobresalto y gritó: ¡Profe!.
Con voz entrecortada por la emoción, me dijo: Profesor, soy Arturo, su ex –alumno, ¿No se acuerda de mí?...
-Cuéntame y dime que ha sido de tu vida.
Creo que hacía tiempo que no lloraba, porque la droga seca los párpados y ahoga los sentimientos...
-Trabajé de ingeniero mecánico en la SEAT; pero un día, me asocié con un grupo de amigos que robaron mi voluntad y vinieron las drogas... Vivía para la droga, trabajaba para la droga, soñaba con la droga...Tuve que dejar la empresa...Más de una vez tuve que robar para comer.
-Me da pena tu situación, Arturo, le dije.
Logré que lo ingresaran en un centro de desintoxicación. Lentamente se va recuperando y está muy satisfecho de volver a vivir.
Relato 795 . 172 palabras
FRANCISCO GALEOTE AYLLÓN
BARBERÀ DEL VALLÈS (BARCELONA) - ESPAÑA.
EL CHAPUZÓNFRANCISCO GALEOTE AYLLÓN
BARBERÀ DEL VALLÈS (BARCELONA) - ESPAÑA.
Ella ni tan siquiera intentaba pescar; hablaba de asuntos insustanciales mientras yo la devoraba con el pensamiento. ¿No se daba cuenta que yo hacía caso omiso de sus palabras?. ¿No entendía que era incapaz de reprimir el deseo que sentía hacia ella?. Contemplarla me conducía a un asfixiante deseo que me acuciaba, pues la respiración me desobedecía y un profundo dolor hacía brotar lágrimas de rabia desde lo más profundo de mi ser por no poder complacer a mis sentidos colmando ese deseo: el de explorar, el de superar el mayor obstáculo, el de alcanzar el último y más inaccesible rincón...
Cualquier deseo que yo hubiera experimentado o podido imaginar hasta entonces no era sino un débil susurro comparado con aquel estruendoso y voraz sentimiento. Entonces me lancé al agua, fría como el granito en la madrugada, la cual, como un milagro, calmó la fiebre que en mi interior ardía como un espeso y agridulce licor. De nuevo volví a su lado entre los chirriantes y desiguales guijarros que bordeaban el río.
Cualquier deseo que yo hubiera experimentado o podido imaginar hasta entonces no era sino un débil susurro comparado con aquel estruendoso y voraz sentimiento. Entonces me lancé al agua, fría como el granito en la madrugada, la cual, como un milagro, calmó la fiebre que en mi interior ardía como un espeso y agridulce licor. De nuevo volví a su lado entre los chirriantes y desiguales guijarros que bordeaban el río.
Relato 796 . 199 palabras
Mª ISABEL RUÍZ ARRIAZA
OCAÑA (TOLEDO) - ESPAÑA
NI SE COMPRA NI SE VENDEMª ISABEL RUÍZ ARRIAZA
OCAÑA (TOLEDO) - ESPAÑA
Un gran avariento, muy rico, solo pensaba en contar su dinero. Un día entre los billetes se encontró un papel doblado, y aunque se enfureció, pues él solo quería billetes, la curiosidad le pudo y empezó a leerlo.
Querido esposo, quiero que sepas que me siento muy afortunada por tenerte, por ser buen padre, trabajador y cariñoso, has sabido mantener el mismo enamoramiento de jóvenes, pero maduro y profundo.
Tenemos dos hijos, que reflejan en su conducta y formación, tus cualidades, y esto completa mi felicidad, me siento protegida, plena, viva. No te preocupes porque tu trabajo sea humilde, y también la aportación económica, no envidio a la persona más rica, pues ni por todo el oro del mundo vendería esa felicidad.
Aquella noche el avaro no pudo dormir. ¿Se sentía él pleno, feliz? No: todo a su alrededor era frío, soñaba cada noche con esa mujer bondadosa y con tanto potencial para amar.
¡No vendería por todo el oro del mundo esa felicidad! Decía….
¡Para qué quería su dinero si no podía comprar ese amor!
No lo pensó más. Regaló todo su oro y se fue en busca de esa felicidad que no se podía comprar con dinero.
Querido esposo, quiero que sepas que me siento muy afortunada por tenerte, por ser buen padre, trabajador y cariñoso, has sabido mantener el mismo enamoramiento de jóvenes, pero maduro y profundo.
Tenemos dos hijos, que reflejan en su conducta y formación, tus cualidades, y esto completa mi felicidad, me siento protegida, plena, viva. No te preocupes porque tu trabajo sea humilde, y también la aportación económica, no envidio a la persona más rica, pues ni por todo el oro del mundo vendería esa felicidad.
Aquella noche el avaro no pudo dormir. ¿Se sentía él pleno, feliz? No: todo a su alrededor era frío, soñaba cada noche con esa mujer bondadosa y con tanto potencial para amar.
¡No vendería por todo el oro del mundo esa felicidad! Decía….
¡Para qué quería su dinero si no podía comprar ese amor!
No lo pensó más. Regaló todo su oro y se fue en busca de esa felicidad que no se podía comprar con dinero.
Relato 797 . 200 palabras
IGNACIO BERMEJO SANZ
OCAÑA (TOLEDO) - ESPAÑA
SALOMIGNACIO BERMEJO SANZ
OCAÑA (TOLEDO) - ESPAÑA
Era el tiempo antes del verbo. Los hombres buscaban la caza y por las tardes se sentaban en las puertas de su caverna a encender la lumbre y entender la vida. Bastaba con alzar la nariz para saber qué había tras las sombras. De la colina bajaba el aroma tibio de las ubres de las cabras y en las solanas bullía un río de miel. Las jóvenes doncellas de pechos de mirra cogían higos para mezclar con el vino. Las jóvenes doncellas, de paladar dulcísimo, traían los cabellos enredados entre los lirios y los aloes. Las zorras, en sus lechos, soñaban con las palomas y el invierno y el desierto no eran ni presagios en la tarde. Pero en lo profundo de la gruta anidaba desde el principio del mundo la serpiente que engulle las semillas. La tierra abrió su boca y se extinguió la caricia de la madre. Hubo grandes señales crepusculares y el hombre de la puerta de la caverna se puso una marca en su corazón. Desde entonces el humo del tormento asciende para siempre jamás. Hasta que apunte el día y huyan las sombras. Esto fue antes del verbo y aún no había caído la noche.
Relato 798 . 155 palabras
MARÍA DOLORES CONEJO SÁNCHEZ
OCAÑA (TOLEDO) - ESPAÑA
GIBRALTAR ESPAÑOLMARÍA DOLORES CONEJO SÁNCHEZ
OCAÑA (TOLEDO) - ESPAÑA
España tiene un pedrusco que los ingleses dicen que es suyo. Como nos cabreen ze lo vamos a meter por el codo.
Zi zeñor, Vds. Han visto, qué jeta tiene el inglés, que dicen que ez zuyo, y no hay naque hacer.
Mire Señor Mister, digale a zu ingleses, que aprendan geografía, que aquí no se dice (ye verigüe), aquí se dice (con el garrotín con el garrotán), como nos cabreemos, ozu os vay a enterar.
Y entre canción y canción, no hay na que hablar, el pedrusco es nuestro y la pesca también, y al que no le guste, ¿ya sabe lo que tie que ase? Que España es de los españoles, y pedrusco también.
Estos no se van ni con agua caliente, y yo les diré porqué. El jamón de pata negra. Callos con garbanzos, langostinos de Sanlúcar y manzanilla de Jerez. Azí es imposible que estos gorrones ze vayan de una vez
Zi zeñor, Vds. Han visto, qué jeta tiene el inglés, que dicen que ez zuyo, y no hay naque hacer.
Mire Señor Mister, digale a zu ingleses, que aprendan geografía, que aquí no se dice (ye verigüe), aquí se dice (con el garrotín con el garrotán), como nos cabreemos, ozu os vay a enterar.
Y entre canción y canción, no hay na que hablar, el pedrusco es nuestro y la pesca también, y al que no le guste, ¿ya sabe lo que tie que ase? Que España es de los españoles, y pedrusco también.
Estos no se van ni con agua caliente, y yo les diré porqué. El jamón de pata negra. Callos con garbanzos, langostinos de Sanlúcar y manzanilla de Jerez. Azí es imposible que estos gorrones ze vayan de una vez
Relato 799 . No admitido a concurso por incumplimiento de las bases. 2a). máximo 200 palabras.
Relato 800 . 198 palabras
VIKI GONZÁLEZ GOMEZ
MURCIA – ESPAÑA
NOCTURNO VIKI GONZÁLEZ GOMEZ
MURCIA – ESPAÑA
EXTERIOR
París, la ciudad de su sueño, llovía lenta, casi con desgana. Amelie, sobre sus tacones altos, confunde sobre el rostro desmaquillado las últimas lágrimas con la primera lluvia del otoño. En Gare d'Austerlitz tomará un tren cualquiera. Esta vez no; esta vez no volverá...
NOCTURNO
París, la ciudad su sueño, amanecía lenta, casi con desgana. Él, mezclado entre el humo de diez cigarrillos mal apagados y el acre olor del güisqui barato, no acierta a leer más de tres líneas de un libro que Julio Cortázar le firmara, un lejano invierno, en el club de jazz. Esta vez sí; esta vez sí apretará el gatillo...
INTERIOR
Sobre las sábanas arrugadas una cuartilla color de melocotón con temblorosas califgrafías que querían ser para Amelie:
“Mi boca desesperantemente seca, repite palabras de ceniza. Ya habrás deshecho la maleta; estoy convencido de que entre tus cosas habrás hallado el beso que no te di pero que tú sospechaste; lo dejé envuelto muy cerca de tu corazón. Sé que no me odias. Sé que yo te quiero. Hasta siempre.”
Desde el rincón oscuro de la alcoba el viejo saxofón nunca olvidado entona un blues con su voz ronca.
París, la ciudad de su sueño, llovía lenta, casi con desgana. Amelie, sobre sus tacones altos, confunde sobre el rostro desmaquillado las últimas lágrimas con la primera lluvia del otoño. En Gare d'Austerlitz tomará un tren cualquiera. Esta vez no; esta vez no volverá...
NOCTURNO
París, la ciudad su sueño, amanecía lenta, casi con desgana. Él, mezclado entre el humo de diez cigarrillos mal apagados y el acre olor del güisqui barato, no acierta a leer más de tres líneas de un libro que Julio Cortázar le firmara, un lejano invierno, en el club de jazz. Esta vez sí; esta vez sí apretará el gatillo...
INTERIOR
Sobre las sábanas arrugadas una cuartilla color de melocotón con temblorosas califgrafías que querían ser para Amelie:
“Mi boca desesperantemente seca, repite palabras de ceniza. Ya habrás deshecho la maleta; estoy convencido de que entre tus cosas habrás hallado el beso que no te di pero que tú sospechaste; lo dejé envuelto muy cerca de tu corazón. Sé que no me odias. Sé que yo te quiero. Hasta siempre.”
Desde el rincón oscuro de la alcoba el viejo saxofón nunca olvidado entona un blues con su voz ronca.
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